Emile y Seis caminaron por los túneles laberínticos y arenosos, formados por el viento en los cañones de Aszod durante millones de años, que tanto como ellos eran testigos del fin de una era; estaban totalmente enfocados en seguir adelante, sin intercambiar palabra, con las armas en alerta. No hubo tiempo de honrar debidamente la muerte de su líder, ni siquiera a los bravos soldados que cayeron, luchando por cada centímetro de suelo dentro de aquella formación, pero lo que se sí podían hacer era continuar con la tarea encomendada sin dudar un instante, así cumpliendo a todos. Ya a los pocos metros que se habían adentrado, habían llegado los primeros enemigos, chirriando arriba de sus cabezas, revoloteando ruidosamente con sus alas quitinosas y ojos amarillos, descendiendo como un enjambre de abejas para acabar con ellos, y devorarlos hasta los huesos:
- Bichos, cuidado – dijo Emile
Los drones dispararon sus pistolas de plasma, decenas de tiros lloviendo desde aquella primera área clara, saliendo de múltiples agujeros, ahora también desde el medio y abajo en la pared rocosa; los escudos de los spartan estaban recargados, por lo que resistieron al tiempo que contraatacaban. Retrocedieron y se cubrieron en la entrada de la cavidad, sin dejar de disparar; mientras Seis los acribillaba con su DMR, Emile molía a escopetazos a los que se acercaban demasiado, aunque las municiones ya se estaban agotando, imposibilitando mantener tal táctica por mucho más tiempo. En un momento, cuando Emile volvió a disparar, un disparo de plasma cargado apagó su escudo e hirió su hombro por la parte de arriba, haciendo la carne bajo la armadura humear junto al traje que lo cubría, cuyo tejido aislante ardiente le escoció como el infierno, haciéndolo gruñir de dolor.
Seis derribó al atacante con un tiro de su magnum a la cabeza, tras lo que su compañero volvió al combate, ayudándole a dar de baja a los restantes.
- Despejado…
Pronto este se tragó sus palabras cuando una segunda oleada llegó, con varios volando, pero la mayoría reptando por las paredes, confiados en sus números, varias decenas, unos pasando sobre otros como una colonia de hormigas llegando como una marea indetenible, como si ya supieran:
- ¡Vienen más, Seis! – añadió.
Ellos dispararon lo que les quedaba de munición, pero sabían que no sería suficiente, así que se prepararon para lo peor, lo cual pasaría dentro de unos pocos segundos; estando a metros de alcanzarlos, los dos se cubrieron, desenvainando sus cuchillos, y fue cuando pasó lo imposible. Seis vio cómo un objeto indistinto caía, estallando en el aire, con una onda expansiva esférica que lo hizo agacharse; la esfera azul palpitó rápido, flujos de luz aparecieron en su interior conectados con su núcleo negro, y esta se contrajo, implosionando el lugar, succionando a todos los drones.
Los miembros restantes de Noble solamente sintieron un temblor breve acompañado de destellos brillantes, el cual tras desaparecer dejo un espacio vacío esférico. Al volver a mirar, se quedaron pasmados, sin entender lo que había ocurrido; al no detectar nada con sus VISR, salieron de la cobertura y saltaron al hueco, trepando luego del otro lado. Entonces Emile acotó, mirando atrás:
- ¡¿Qué fue todo eso?!
- No lo sé, pero…
Un skirmisher saltó desde abajo hacia el lado opuesto del pasadizo natural donde estaban ahora, rugiendo con rabia, al ver que los bichos no habían hecho su trabajo con esos dos; Emile recargó su arma:
- Debemos movernos, ahora.
- Estoy de acuerdo…
Este le dio un tiro al pecho, derribándolo al instante; corrieron y saltaron a la segunda cavidad del otro lado, donde dos más les esperaban con cuchilla de plasma en mano para asesinarlos de un golpe; los spartan se defendieron, evitando ser apuñalados, a lo que otros dispararon contra ellos. Seis lanzó a uno de ellos contra los atacantes, mientras Cuatro se revolvía con el otro, intentando devolverle el favor, tardando en acertar el golpe, pero, tras un intercambio de golpes y patadas, logrando teñir el estanque que estaban pisando con su sangre. Los ocho murmillones t'vaoan, de naranja armadura, dispararon sus rifles de plasma contra ellos una vez más, y usando a los caídos como escudo, los dos supersoldados devolvieron el fuego con pistolas de plasma, a lo que estos saltaron con propulsores y corrieron por las paredes para esquivar:
- ¡¿Qué cara…
Los skirmishers dispararon desde arriba, cayendo con momento sobre los spartan, derribándolos y sacando sus dagas de plasma para rematarlos. Seis tomó a uno por los hombros y se cubrió con él, recibiendo la primera puñalada, pateando al segundo mientras Emile le rajaba las tripas a otro con su propia hoja, clavando su cuchillo en la pantorrilla de otro más y llenando de plasma su pecho. Los otros cuatro se alejaron y volvieron a disparar, dañando más los escudos de sus adversarios, quienes se miraron por una fracción de segundo antes de separarse; ambos lo notaban, estos kig-yar no eran simple carne de cañón, sino asesinos específicamente con sus nombres en una lista. Ahora no tenían la menor duda de que el covenant no estaba simplemente acechando a los incautos que buscaban reagruparse en el astillero, ni que solamente los esperaba a ellos, sino que el enemigo sabía muy bien lo que estaban llevando hacia la Autumn, y no podían permitir que salieran de allí.
Los murmillones no esperaron a los spartan, corrieron por las dos grutas de una bifurcación al frente; Seis claramente vio que era una trampa, así que dijo:
- Debemos mantenernos juntos.
Emile asintió, y primero miró a la ruta izquierda, para luego ver la derecha; ahora que nadie más los apoyaba, él era, técnicamente, el líder del Equipo, así que se tomó unos largos segundos para pensarlo, tomando en cuenta una emboscada, y la dificultad del terreno o su nivel de exposición:
- Iremos por la derecha.
De ese modo, tomaron el pasadizo más amplio de los dos, saliendo del estanque y dispuestos a enfrentar a los oponentes del otro lado, pero justo a punto de salir, un repentino soplo de viento levantó polvo, dificultando su visión. Se taparon por puro reflejo, pero cuando la corriente cesó, pudieron percatarse de que a su alrededor el suelo estaba totalmente sembrado de explosivos; no serían minas, pues no explotaron al contacto, sino posiblemente algo peor, bombas remotas:
- ¡Maldita sea, corre Seis, corre!
Pero desde atrás y desde delante de ellos, las detonaciones de plasma comenzaron, convirtiendo el ambiente en un completo horno, sobrecargando sus escudos en el proceso. Se pusieron espalda con espalda, y se prepararon firmes para el impacto, ya que tiempo no había de decir nada más. En el instante que cerraron los ojos, sin embargo, no hubo más que silencio, y al abrirlos, Emile vio que frente a su rostro había una especie de membrana traslúcida hecha de luz. Ni el ni Seis sabían como explicarlo, tocándolo, sintiendo su maleabilidad:
- Bien, es claro que algo más pasa aquí – dijo Seis.
La membrana se disolvió de inmediato, y al mirar arriba, visor de calavera avistó una sombra moviéndose, ocultándose de la vista tras la cima de la pared del túnel:
- ¡Ey, alto! – gritó Emile.
Este se puso en marcha para buscar a la presencia misteriosa, seguido por Seis. Antes de llegar al final del túnel, oyeron los graznidos de confusión de los t'vaoan, y al llegar solamente encontraron sus cuerpos; parecían haber sufrido daños que combinaban proyectiles sólidos con quemaduras de alta temperatura, además de un notorio impacto explosivo. Ellos, no queriendo ser los siguientes, y más a la defensiva que antes, decidieron salir de allí al no ver a nadie más con vida en el lugar:
- Hay que moverse – dijo Seis.
De inmediato, una transmisión los devolvió a la realidad de su misión:
- ¡Spartan, por aquí!
Era una llamada de auxilio, proveniente de un grupo de soldados enfrentando a fuerzas hostiles, que habían estado disputándose parte del propio astillero desde hacía mínimo unas 6 horas, según podía deducirse del nivel de destrucción a lo lejos y el puente colapsado, cosa que sirvió de poco.
Una nueva voz llegó a sus comunicadores:
- Aquí el capitán Jacob Keyes del Pillar of Autumn. Los estamos siguiendo, Noble, y hemos iniciado la secuencia de despegue. Vayan al dique seco, plataforma 6. Estaré allí para recibir el paquete.
- Allá vamos señor – dijo Emile, pausó un momento y añadió – Vamos a tener compañía.
- Eso espero, soldado, porque no podemos abortar.
Noble Cuatro colgó y le dijo a Seis:
- Vamos al dique seco. Prioridad 1.
Seis apenas pensó en el misterio que aun lo tenía algo descolocado, pero de todos modos respondió:
- Sí.
Continuaron la marcha, y combatieron a los hostiles, para alivio de los humanos que estaban perdiendo terreno; Emile cargó su pistola de plasma, y tras bajar el escudo del ultra sangheili, lo tumbó de un solo golpe. Los grunts, jackals y skirmishers cargaron contra los spartan, tomando una andanada de granadas que apenas lograron evitar metiéndose en los restos de un tubo de concreto, para luego Seis salir, acabar con un jackal usando el último tiro de la DMR, y robándole su rifle aguijoneador, con el que hizo estallar a 3 unggoy. Fueron avanzando de a poco, evitando tiros a sus golpeados escudos, ya recargados pero débiles por los ataque anteriores, a la vez que una formación de soldados, un escuadrón ranger y un general sangheili salían a enfrentarlos.
Yendo a la vanguardia de los demás soldados, el dúo Noble fue contra el oficial enemigo, que comenzó a dispararles con el cañón combustible de plasma; estos esquivaron, acercándose más y más hasta provocar que el elite sacara su espada, repeliendo las agujas púrpuras y lanzándose a ellos.
Uno de los tripulantes de la Autumn, parte del personal de búsqueda y rescate, fue a su encuentro, casi incapaz de contener el júbilo, y emocionado de al fin conocer a un spartan cara a cara:
- ¡Sierra! – exclamó – lo consiguieron.
- De momento – dijo Emile - ¿Evaluación?
- Tienen las instalaciones cubiertas desde todos ángulos.
El sargento del escuadrón que acababan de ayudar entonces intervino, mientras las torretas shade concentraban el fuego en las cajas de carga que los humanos usaban como cobertura:
- Les daremos fuego de cobertura. Vayan por el flanco, tiene que haber un camino.
- Lo encontraremos – dijo Seis – Manténgalos ocupados.
Así se desviaron hacia la derecha por debajo de la estructura de concreto a la que acababan de entrar, dando un rodeo mientras los soldados devolvían el fuego, avanzando a través de las cajas y toneles cilíndricos de duracero que llegaban hasta la rampa de carga, donde una de las torretas estaba asentada. Dos de los militares lanzaron granadas para atraer la atención de la segunda torreta, que tuvo que desviar su puntería de Noble para lidiar con ellos; esta ventana de oportunidad la aprovecharon para escabullirse por un acueducto abierto que les llevaría directamente a la planta baja de aquel segundo edificio. Fue cuando de improviso apareció un deslizador ghost disparando hacia ellos, acertando y haciendo volar en piezas el cuerpo chamuscado del tripulante, quien los seguía apenas detrás; los spartan abrieron fuego y, con los aguijones y un tiro cargado de pistola de plasma, hicieron estallar el vehículo en llamas azules.
Desde la caseta de guardianía francotiradores kig-yar comenzaron a disparar sus rifles de partículas, haciéndolos continuar su camino mientras Emile reportaba al capitán Keyes sobre su subordinado caído. Cuando les tocaba subir escaleras para acceder al edificio, los tiros les impidieron seguir moviéndose; para rematar el asunto, desde detrás de ellos llegó una unidad enemiga, covenant por sus armaduras, pero de una especie que no reconocieron. Eran humanoides, con una piel rosado-verdosa, cuyos rostros parecían el de una carpa china; les apuntaban con armas tipo fusil que no reconocieron, y el que estaba frente a la formación les hacía una seña de que bajaran las suyas, exclamando algo en un idioma no identificado.
Pero tan pronto como se aprestaron a dispararles, alguien más los atacó desde atrás, derribando a un par de ellos y forzándolos a combatir a los hostiles; ninguno de los spartan identificó señales de los ocultos atacantes, pero no podían detenerse a ver quienes estaban detrás de esto. Los sucesos inexplicables que habían vivido en la última hora tendrían que esperar, y ser reportados al coronel una vez la extracción del paquete fuera completada. Corrieron hasta el interior del lugar, y tropas covenant los enfrentaron de inmediato, grunts, jackals y un soldado elite, a los cuales neutralizaron rápidamente mientras avanzaban por las primeras secciones, cambiando nuevamente sus armas a DMR reposando sobre un arsenal portátil del ejército.
- Spartan, el dique seco está al otro lado de la estructura. Atraviésenla, les daremos apoyo.
Más grunts, un mayor y un ultra sangheili salieron a su encuentro, pero tras una reyerta de un par de minutos, los dos spartans acabaron con ambos elites; sin su liderazgo, los grunts comenzaron a huir, haciéndose presa fácil del lobo solitario y su compañero, quien al fin encontró unos cartuchos. Subieron unos escalones y se encontraron con un escuadrón de soldados tratando de reagruparse mientras recibían ataques con cañones combustibles; Al salir de una cámara llena de grunts, llegaron a una nueva sección industrial, donde un par de hunters los enfrentó con apoyo aéreo de un phantom, y skirmisher salieron a su encuentro al ver que toma
- La puerta este, yo te cubro – dijo Emile a Seis.
Este último se hizo cargo de uno de los hunters
Entraron a una nave de fundición, donde kig-yar ruutian les dispararon con aguijoneadores, dirigidos por un ultra que sacó su espada para atacar a Emile; este no esperó y se abalanzó sobre él, fulminándolo en dos disparos de su recargada escopeta. Seis se encargó de despejar el resto del camino, reuniéndose con otro grupo más de soldados, que guarecían una salida directa a la plataforma que llevaría el paquete fuera del planeta.
- Keyes a Noble, ya casi no hay tiempo.
- Recibido señor, estamos cerca.
- ¿Cuál es la situación? - preguntó Emile
El sargento respondió:
- Instalamos un cañón impulsor de masa arriba, si lo perdemos, la Autumn no tendrá fuego de cobertura, nunca saldrá a órbita.
Los spartan se separaron, saliendo Seis por la parte baja a la explanada del astillero, que daba al barranco, mientras Emile se desviaba a la derecha, para tomar escalones que llevaban a una nave industrial en posición superior; no tardó en encontrar resistencia de grunts y jackals, de la cual se deshizo con relativa facilidad antes de llegar a la pieza de artillería indicada:
- Noble a Keyes, llegamos a la plataforma. - Emile reiteró.
- Despéjenme una zona de aterrizaje.
Seis fue bajando por las terrazas naturales que daban al barranco, acabando con la primera manada de brutes que descendía de un phantom, uno por uno; se cubrió de los tiros, entro a una caseta de armas, y tomó munición de un lanzamisiles para destruir la torreta de la nave. Esta voló en pedazos, y el transporte se alejó, dándole espacio para enfrentarse a tiros con un grupo de grunts que entró en frenesí narcótico tras la muerte de sus superiores, haciéndolo cubrirse de cuando en cuando para evadir al ocasional kamikaze con granadas de plasma en las manos:
- Entendido, señor - dijo Cuatro, y habló con Seis - Bien Seis, ha llegado el momento. Yo me ocupo del cañón, tú ve a la plataforma y entrega el paquete.
Él no pudo responder, pues una nueva manada de skrimishers salió a su encuentro, pero a diferencia de aquella otra, estos tenían tácticas mucho más conocidas para él, por lo que fue cuestión de tiempo que acabase con todos, incluyendo al campeón, de dorada armadura:
- Estoy en posición – exclamó Emile – acabaré con todas las naves de descenso que pueda – y agregó - ¡¿Creen que me asustan, alienígenas?!
Seis continuó con su masacre, lanzando granadas a diestro y siniestro a los brutes y grunts con su lanzador desde una piedra en lo alto
- Atención, un banshee.
Seis usó su último misil, y derribó el vehículo sobre unos grunts que estaban tras él, mientras más brutes lo rodeaban para atacarlo:
- ¡Mantenlos a raya hasta que llegue Keyes!
Dos phantoms más llegaron más cerca del cañón MAC, por lo que Seis se apresuró rápidamente tras matar a un grunt ultra, y enfrentó junto a los soldados las tropas de brutes con placas de armadura dorada y jackals, dirigidos por un cacique, que bajaron en manada. Estos dispararon sus armas de agujas de forma indiscriminada, llevándose por delante a la mayoría de los humanos en segundos; Seis se aprestó a enfrentar al cacique, usando su velocidad para esquivar su martillo de gravedad. Emile se dedicó a derribar incluso más banshees y más phantoms, llegando por izquierda, derecha y centro, disparando, por lo que el cañón comenzaba a recibir daño serio, y no sabía hasta cuando aguantaría antes de que la Autumn pudiese despegar segura:
- ¡Acabaré con todos ustedes, desgraciados! – dijo Emile, devolviendo el fuego.
Sin embargo, otros dos phantoms pasaron algo más lejos, dejando a más brutes, que se abalanzaron contra soldados defendiendo una caseta de armas; dentro de poco, los humanos se vieron superados y fueron despedazados por las bestias antes de que Seis pudiera llegar para retribuir a martillazos. Emile, mientras tanto, se regodeó en derribar más banshees, varios phantoms aproximándose, además de un spirit que intentó ir hacia su posición, procedente de una tercera flota covenant que, sin ellos saberlo, había llegado al planeta ese día; era un detalle raro, pero la venganza fue dulce:
- ¡Eso fue por Cat! – gritó.
Los brutes del segundo phantom subieron a la caseta antes de que Seis fuera a darles cara, por lo que continuó con su ataque desenfrenado, ondeando el martillo y disparando con un spiker en su otra mano, saltando sobre uno de los jiralhanae y azotando su cráneo con un golpe descendente.
- Ya tuve suficiente… – suspiró Emile, frustrado - ¡Toma!
Un último phantom cayó poco antes de llegar a la plataforma, en una nube de plasma púrpura y brillante, cuerpos de alienígenas cayendo calcinados y en llamas en el acantilado junto con sus restos chamuscados. Noble Cuatro entonces llamó al crucero:
- Noble a Keyes, pista despejada.
- Voy para allá.
Miró al desolador paisaje, al inmenso campo de batalla en el horizonte, las explosiones, el humo y las tormentas despedazando la atmósfera en medio de los primeros pozos de lava apareciendo en la llanura; con total resignación, miró sus manos, apretadas a los mandos, y habló con Seis:
- Seis, es hora de que te vayas, lleva el paquete a la plataforma. Lárgate de este planeta, yo te cubro.
Vio desde la lejanía, sin descender del cañón, cómo Seis subía a una plataforma por los escalones, mientras un pelican se acercaba; iba a comunicarse, pero, de algún modo, en ese momento, sintió que algo era…diferente, sin saber en verdad cómo explicarlo. Aunque no tenía confirmación visual, ni tampoco detectaba señales enemigas en el HUD, supo que estaba siendo observado, muy de cerca, más de lo que él mismo podía percibir, por lo que musitó con picardía y crispación:
- Ya te ví…
- Repita Noble Cuatro. ¿Qué fue lo que dijo?
Tontamente había dejado el comunicador abierto, por lo que rectificó cuando oyó la voz del capitán:
- Los veo, señor.
- Estoy aterrizando en la plataforma con delta. Listo para tomar posesión del paquete.
El pelican llegó y la rampa se abrió, para que el capitán Keyes se encontrara con Seis, quien al tenerlo en frente hizo un saludo militar y entregó el vitreo cilindro de inmediato; tras un breve intercambio, y cuando el oficial volteaba para reingresar, divisó un crucero de batalla covenant. Este salió de entre las nubes para destruir la nave humana, y además parecía que iba a optar por la opción más destructiva posible; en vez de activar sus proyectores de haz, comenzó a cargar el proyector de plasma principal en su vientre, lo cual se manifestó como una alta lectura térmica:
- Un crucero. Ajusten rumbo hacia el Autumn. Noble Cuatro, necesito que dispare o no saldremos de aquí, ¿me copia?
- Tendrá su ventana señor.
Emile apuntó el MAC directo al punto caliente, mientras pensó en que aquella nave, de hecho, era la misma que había intentado interceptarlos, lanzándoles cápsulas y tres scarabs, el último de los cuales había acabado con Carter. Si había un momento para la venganza, era precisamente este. Los haría pagar por todo lo que habían hecho a Noble, a Reach, a la humanidad, hasta con la última gota de su sangre; pero estando más atento a esa sensación tan rara, que seguía picándole la consciencia por detrás, decidió voltear por un momento mientras esperaba al enemigo para tenerlo en el rango:
- Bien – dijo, poniéndose en pie y sacando su cuchillo – Ya me harté de todo esto… ¡Ven aquí de una vez!
Fue cuando escuchó una explosión tras él; volteó para ver a un pelican caer, pero sintió alivio al darse cuenta que no era donde iban Seis y el paquete. En cambio, este se había apartado a tiempo, y prontamente regresó para recoger al spartan, quien seguía sobre la plataforma en llamas; en un momento cruzaron miradas, asintiendo entonces el uno al otro. Lo último que Emile vería de él sería un marine extendiéndole la mano para que saltara en el vehículo, pues un phantom se posicionó encima de su cabeza, haciendo que abandonara el cañón y levantara su escopeta:
- ¡Conque por la espalda, ¿eh?!
De este habían descendido un grupo de cinco sangheili celotes, a los cuales reconoció, en retrospectiva; habían sido los mismos en la antena de transmisiones de Visegrad, que luego fueron apareciendo en un par de ocasiones más, antes de…Estos ahora tenían sus espadas activadas, y se disponían a acabar con él mediante su abrumadora superioridad, acercándose llenos de confianza hacia lo que les parecía una presa más fácil:
- ¡Un montón de calamares cobardes, eso es lo que son!
Quien parecía ser su líder hizo un ademán y un rugido de guerra, enviando a uno de sus secuaces a enfrentar primero al spartan; Emile también corrió hacia él, el fuego de la reivindicación ardiendo vivamente en su pecho. Esquivó el primer ataque de la hoja, rugiendo de rabia y amagando a su oponente con el cuchillo antes de dispararle a quemarropa con la escopeta al siguiente instante; este cayó al suelo, ahogándose en su propia sangre púrpura, agitándose antes de morir. Noble Cuatro sonrió por detrás de su casco, asimilando la misma expresión siniestra de la calavera rayada en su visor, sus ojos centelleando chispas por la adrenalina, haciendo una seña con los dedos para que vinieran a él:
- ¡Muy bien! – gritó - ¡¿Quién sigue?!
Ahora sería el propio líder de los celotes quien respondería a su desafío en un combate honorable; o eso haría un tradicionalista, pensó el sangheili. Este caminó tranquilamente, casi como si quisiera pavonearse frente a aquel demonio, quien comenzó a mover los dedos con nerviosismo sobre su arma, finalmente dando un golpeteo con ella sobre su pecho:
- ¡¿A qué esperas?! ¡Estoy listo, ¿y tú?!
Justo cuando cargó contra él, el elite tiró una granada de plasma hacia su cuerpo, pero que cayó sobre su escopeta. Emile maldijo en su interior, pero tiró el arma al aire, cubriéndose ante la explosión; los demás celotes apuntaron sus armas para ahora sí acribillarlo, mientras el líder corría a apuñalarlo para el remate; el spartan esperó, y en el momento, detuvo la mano con la espada, y le clavó el cuchillo al cuello. Pateó el cuerpo a un lado, pero cuando tuvo la vista clara de los tres restantes, estos recibieron cada uno un tiro certero en el cráneo, atravesando como centellas azules antes de desvanecerse; miró alrededor, pero de nuevo no encontró a nadie.
Fue hacia el cañón, confundido, y cuando estaba por sentarse, volteó con cuchillo en mano, casi sufriendo un colapso, comenzando poco a poco a reír fruto por la incredulidad de lo que estaba viendo ante sí, en la parte baja tras la barandilla:
- ¡Mierda! – dijo, golpeando el asiento del MAC - ¡Lo sabía, estoy muerto!
Pero algo de calma volvió a su mente al oír la voz saliendo de esos labios:
- Sierra 239, me estabas buscando. Aquí estoy.
Él respondió en tono de burla a la joven:
- ¿Y tú quien demonios eres, mi ángel de la guarda, o qué…?
- Soy Jae Soon, y vinimos a sacarte de aquí.
- ¿Pero de qué…? Espera, ¿vinimos? ¿Tú y cuántos más, primor?
- Lo sabrás en un momento. Ahora completa tu misión, como debió ser.
De repente Emile despertó en el piso, prontamente levantándose para ver qué había sido todo aquello, hasta que una voz interrumpió su pensamiento. Era Keyes de nuevo:
- Noble Cuatro, ábrame camino con ese impulsor de masa, ¿copiado? El crucero está entrando en rango de disparo.
- Copiado, capitán – dijo jadeando – Es hora de apagar la luz.
- Mándelo al infierno.
Emile cortó comunicación, y se sentó tras el MAC, reactivándolo y cargando los condensadores, que en poco tiempo estuvieron listos para disparar; lo primero que se acercó fueron los phantoms, muchos de ellos, mientras veía, a la distancia, al pelican entrar en uno de los hangares del Autumn. Estos fueron cayendo uno por uno, pero también lograban hacer daño, quemando poco a poco el armazón del arma, mientras un enjambre de banshees llegaba a prestar apoyo a los transportes covenant, a lo cual Emile supo que debía enfocar el fuego para evitar tiros de plasma cargado. Cuando estuvieron destrozados al fondo del abismo, el spartan acabó con los phantom restantes, a tiempo para tener un tiro perfecto sobre el enorme proyector, que estaba al rojo vivo y a segundos de disparar; no se había puesto encima de la otra nave, aunque tendría el mismo efecto a esa distancia:
- ¡Ahora Noble Cuatro, dispare al vientre! – exclamó Keyes.
El tiro dio al blanco, provocando una onda expansiva dentro del propio crucero y una bola de fuego morado salir del proyector; el navío enemigo perdió poco a poco altitud, ladeándose lejos para prontamente impactar al fondo y quedar inservible, cual espada partida:
- Bien hecho, spartan. Estamos listos para el despegue.
La Pillar of Autumn se soltó de sus soportes laterales, y los propulsores de apoyo se prendieron a toda máquina para impulsar el enorme armatoste gris hacia las estrellas. Viendo esto Emile suspiró aliviado, y comenzó a bajar las escaleras a la vez que el crucero activaba sus amortiguadores inerciales, dejando atrás los propulsores, que cayeron al lejano suelo. Al darse vuelta, se topó con una visión incluso más absurda para él, haciéndolo estallar de risa; tanto rio que su estómago le dolió, apoyándose en una columna para evitar caerse.
Dio un paso al frente, desvió y volvió a posar la mirada un par de veces, pero esos tres spartan en nácar y dorado escoltando a la joven seguían allí. Dos eran como los recordaba, no del todo, aunque esto se debiese a la armadura de patrón desconocido que portaban, y la insignia de infinito que portaban en un lado del peto. Uno de ellos se acercó, pero Emile levantó su escopeta, abrumado por la inverosimilitud de la situación:
Cat habló, pero el spartan no la dejó terminar, negando con la cabeza y apuntando con más énfasis:
- No, no, no, no… ¡Es imposible! ¡Ya basta de trucos!
Carter se dirigió a Jae Soon en ese momento:
- Te dije que no era una buena idea aparecer así.
- Era inevitable. Más tarde o temprano, sería expuesto a la verdad.
Noble Cuatro respondió:
- ¿Verdad? ¡¿Cuál verdad?! ¡Hablen ya!
Pero fueron interrumpidos por una transmisión proveniente del capitán Keyes, quien se estaba comunicando con Emile y el mando de la flota Epsilon Eridani, aun resistiendo en órbita:
- Esta es la Pillar of Autumn. Nos vamos. El paquete está con nosotros.
Emile sabía que no solo ahora el covenant enviaría otras naves a seguirlos, pero que estos a los que tenía al frente podrían significar un peligro incluso más grande, si es que realmente existían. Claramente no eran sus compañeros caídos de Noble, claramente el ángel de la muerte en medio de ellos debía ser un espía enemigo, o incluso insurreccionistas que habían robado tecnología avanzada para extraer inteligencia, tal vez algo mucho peor. Eso, por supuesto, si en verdad lo que veía existía y no eran alucinaciones fruto del estrés postraumático y la culpa:
Tomó su comunicador para avisar:
- ¡Aquí Noble Cuatro a Autumn, creo que he descubierto algo! ¡Un enemigo desconocido tiene conocimiento del paquete, ¿me copian?! ¡Capitán Keyes, ¿me recibe?!
Solo pudo escuchar estática del otro lado, mientras el viento irradiado arrastraba polvo dentro del recinto de concreto en que se encontraban:
- Emile, ya se fueron…
- ¡Tú cállate! – le gritó - ¡Tú no eres Cat, no! ¡Te hicieron un hoyo en la cabeza! ¡Yo lo vi!
- Ya basta, Sierra 239, no somos tus enemigos…
- ¡¿Entonces qué son?!
Emile disparó y vació su cargador sobre ellos; cegado por el delirio, volvió a reír con desgano al ver que no les había hecho un solo rasguño, protegidos por esa misma barrera elástica de energía que lo había cubierto a él hace poco:
- Esto es estúpido…es estúpido…no es real.
La joven y los dos spartan se dieron cuenta que no solo Emile no estaba bien, sino que su reacción había sido peor de lo que imaginaban; Jae Soon había esperado que ver a sus colegas lo tranquilizara, llevándole a pensar por un momento que su hora había llegado, o que era un milagro. Por lo visto lo tomó mucho muy mal, demasiado, al punto de que comenzó a retroceder, quebrado:
- ¿Son fantasmas acaso? ¿Vienen a recriminarme?
Emile cayó sentado, llevándose una mano al visor y la otra dejando la escopeta en el suelo:
- Seis lo consiguió.
Ellos se miraron entre sí, la joven aliviada por un lado de tal noticia, pero por el otro preocupada por haber fallado otra misión, pues la línea temporal no pudo ser mantenida; ahora tendrían otro potencial universo con el cual lidiar, y no había forma de saber cómo se desenvolvería esta vez.
- Cat se acercó prudentemente, y poniéndose a su nivel, le tendió la mano:
- Hiciste un buen trabajo, pero ya se terminó.
- Ven con nosotros - dijo Jae Soon - Tu misión está cumplida. Pero te necesitamos.
- Necesitarme, dice esta - rio él en respuesta - ¿Y creen que los ayudaré?
- Si quieres que lo que hiciste no acabe siendo en vano, sí. No solo por este mundo, sino por todos los demás.
- Así que los demás...
Él se quedó viendo su mano por unos segundos, pero se levantó por su cuenta sin tomarla; les dio la espalda y salió de allí, no sin antes decir:
- Yo…necesito un momento.
Caminó en el exterior, hasta el borde del camino, contemplando el horizonte una última vez; tomó su pistola, y la apuntó a su cabeza. Los demás se alarmaron, con Cat avanzando para detenerlo, siendo paralizada por Jae Soon mientras Carter apuntaba su pistola gauss para desarmarlo. Pasaron minutos de tensión, pero finalmente el gatillo no fue halado.
La tormenta aumentaba, mientras a lo lejos los cruceros covenant vitrificaban la región entera con sus proyectores. El spartan, al final, bajó el arma, y la tiró frente a sí, cayendo sobre los cadáveres alienígenas que había dejado Seis atrás. Volvió con los tres que le esperaban; Carter bajó también su pistola, mientras se acercaba a ellos, pasándoles la mirada encima antes de decir, derrotado:
- Si me necesitan en otro lado, por mí bien. Aquí ya no queda nada.
Jae Soon cerró los ojos asintiendo lentamente, y al abrirlos estos brillaban con una luz amarilla, que se extendió a todo lo que los rodeaba; el spartan no reaccionó, simplemente dejó que pasara lo que tuviera que pasar, mientras, de inmediato, unos destellos los envolvían y todo desaparecía.
…(8 de septiembre de 2592)…
Al siguiente momento los brillos se esfumaron, apareciendo en un cuarto circular relativamente pequeño, de color gris claro, cuya pared era interrumpida por un vidrio polarizado con una puerta en cada flanco; una persona entró a recibirlos, y fue cuando Emile balbuceó, dando un paso atrás:
- No pued… ¿Tú…tú eres Jun?
- Emile, viejo amigo, nos volvemos a encontrar. Bienvenido.
Se percataba de que su anfitrión bizarro ahora no llevaba armadura, sino un uniforme de apariencia naval, algo ceñido, de color nacar y dorado, portando también un pin con forma de infinito en el pecho:
- ¿Qué es este lugar?
- Te encuentras a bordo del supercarguero UNSC Eternity, nuestro cuartel general.
Noble Cuatro notó con perplejidad que, aunque seguía calvo como siempre, el francotirador que conoció ahora tenía líneas de expresión bien marcadas en el rostro y leves arrugas en las manos, además de la piel algo reseca y dos lunares en la cabeza, claros signos de una edad más madura:
- ¿Y por qué estás tan viejo? – preguntó de improviso.
- Bueno – respondió, con algo de diversión - cuatro décadas también pasan factura a personas como nosotros.
- Señor… - dijo Cat a Jun.
Emile se quedó de piedra al escucharla referirse así a su, ahora, algo envejecido compañero. Su colapso nervioso no había realmente recedido, y aun sentía que estaba viviendo una impostura absurda, un sueño, por lo que ahora se sentía incluso más confundido que al principio.
- Hubo un problema; un campo de bloqueo paracrónico nos afectó al llegar a Aszod, y no pudimos traer a nuestro huésped de inmediato como estaba planeado.
- ¿Encontraron el origen?
- Hallamos el emisor – dijo, mostrando un aparato quemado - al principio creímos que era un modelo de Paratronics ordinario, lo cual ya es malo pero...los componentes internos…
Jun miró aquellos circuitos, y lo análogas que se veían algunas de las piezas, volviéndose sombrío su semblante:
- No, eso no puede ser. Pero si es lo que parece, quiere decir que Centrum se involucró por alguna razón.
Emile, más confundido que nunca, solo acertó a decir, interviniendo en aquel diálogo que más bien parecía sacado de un sueño:
- Asumiendo que algo de esto es real – intervino – tienen demasiado qué explicar…