Han pasado ya 5 años desde que mi hermano se fue y todo por un tonto pay de queso, me siento un poco culpable, le dije cosas desagradables ese día, mi ira me controlo y deje escapar palabras fuertes, en serio lo siento. Todo ha sido un caos, nunca me imaginé que algo así pasara, fue muy inesperado, tan solo basto un día para que la vida de todos cambiara.
Monstruos, un montón de ellos aparecieron de la nada asesinando a las personas del pueblo y demás, es un caos total, incluso las ciudades están en evacuación constante, esas cosas están invadiendo día tras día pueblos y refugios. Afortunadamente Amelia la chica que después de la desaparición de mi hermano se acercó más a nosotros, tras morir toda su familia la Sra. Sofía decidió hacerse cargo de ella y es por eso que está con nosotros. En fin, como iba diciendo, Amelia, la Sra. Sofía y yo nos refugiamos en la choza donde solía convivir con mi hermano.
Ahora mismo tengo 15 años y como dije hace mucho tiempo, ahora soy más alto que la Sra. Sofía incluso puedo alcanzar cosas que ella no y eso me hace sentir poderosos, no, es broma.
—Astaro, puedes pasarme la sal que está arriba del refrigerador, es que no alcanzo —Sofía habló—.
Le bajé la sal y se la di, cabe decir que arreglamos muy bien la choza, aunque a decir verdad no había mucho que arreglar, solo tapamos un agujero que estaba en el suelo, las bestias usualmente atacaban de noche, aunque siempre hay una que otra suelta por el día, siempre me quedo velando en las noches, protegerlas es mi responsabilidad, le conté a la Sra. Sofía sobre mis habilidades a los 13 años, ella reacciono muy sorprendida, pero menciono que ya sospechaba que no era un chico normal.
—Hermano ¿Crees que lo estoy haciendo bien? —me habló Amelia, quien me enseño un lindo dibujo sobre la luna y las estrellas—.
Amelia contaba con 13 años de edad, es menor que yo por dos años, el hecho por el que me llama hermano es porque le pedí que así lo hiciera, después de todo siempre quise un hermano menor, pasaron las horas y por fin la noche cayo, Amelia y la Sra. Sofía se fueron a dormir con todas las luces de la choza apagadas.
—Subiré al techo de la choza —le dije a Sofía—.
—Está bien, pero, ten mucho cuidado —me abrazo—.
—Estaré bien, soy muy fuerte —alardee—.
—Sí, sí, si lo que diga el macho alfa.
Después de esa pequeña conversación subí al techo de la Choza, con forme iba creciendo me iba dando cuenta que me faltaban cosas por descubrir, el año pasado tuve una comezón muy fuerte en los ojos, pero al cabo de unos minutos la comezón desapareció, luego ese mismo día en la noche, descubrí que podía ver en la oscuridad, era como si en realidad fuera de día.
Miraba el horizonte, observe a uno de los monstruos que habían salido de la nada. Media aproximadamente 2 metros, sus pies y manos eran largos y grandes, mientras que su cabeza era muy pequeña, en su cara solo tenía un ojo y una pequeña boca, suele tener dos colores, uno blanco y uno negro. Pero estos en particular no me preocupaban, eran muy fáciles de derrotar.
Seguí mirando y pude ver al segundo monstruo, era prácticamente un lobo gigante, medía 2 metros de ancho y 4 de largo, sus ojos eran de color rojo sangre, además su pelaje era de color negro, estos me suelen causar un poco de problemas, pero también no son la gran cosa. Por último, mire más allá del último monstruo, este es el verdadero problema, es una serpiente roja escarlata gigante, medía 2 metros de alto y sorprendentemente 20 metros de largo, sus ojos eran de color amarillo, estos son los verdaderos enemigos a vencer, afortunadamente no suelen frecuentar esta zona, es un alivio para nosotros.
Mientras vigilaba la zona, un destello de luz se veía a lo lejos, mire más detenidamente, era un incendio, el pueblo se estaba incendiando, me fui de la choza cerciorándome que no hubiera ninguna luz encendida que pudiera llamar la atención de los monstruos. Me pare en la copa de un árbol mientras observaba el incendio propagarse, en mi mente pasaba la pregunta ¿cómo ocurrió? ¿quién fue el causante? bueno sea lo que sea no hay problema, después de todo el pueblo ya había sido evacuado hace mucho tiempo.
—Buenas noches, precioso —una voz femenina habló a mis espaldas—.
Una mujer que aparentaba tener 30 años estaba parada en la copa del árbol trasero de donde me encontraba, estaba vestida con una blusa de manga corta color negro, arriba de esta tenía un chaleco que le llegaba arriba del ombligo, también de color negro, en la parte inferior tenía un pantalón estilo militar negro, por último, tenía unas botas del mismo color de todo su conjunto. El viento soplaba fuertemente, su largo cabello negro se movía hacia la misma dirección del viento, me miraba coquetamente con sus ojos marrones, me sentía literalmente analizado de pies a cabeza.
—¿Quién eres tú? —pregunté seriamente—.
—Hola, mi nombre es Guang, es un gusto amorcito —me mando un beso—.
—¿Guang? que nombre tan raro y yo que pensé que mi hermano era el peor escogiendo nombres—pensé—, supongo que eres una militar o me equivoco —dije—.
—No, te equivocas yo soy solo una maestra —contesto sonriente—.
—¡No juegues conmigo! —exclamé exaltado—, ¿Una maestra? No me trates como un niño, que clase de maestra se sube a la copa de los árboles tan fácilmente—la señale—.
—Ow eres una ternura cuando te enfadas —en un pestañeo la tenía en frente de mí—, me encantan los hombres fuertes y agresivos como tú, dime ¿Quieres sentir el verdadero placer? —me lamio la oreja derecha—.
Baje del árbol de un salto, mire hacia arriba para ver si aún la mujer seguía en la copa del árbol, para mi sorpresa esta estaba recostada en el suelo, me incitaba a ir con ella. No podía saber las intenciones de la mujer, así que opté por retirarme, corrí lo más rápido que pude, pero ella me seguía el paso, no dejaba de seguirme.
—Amorcito, no crees que sería mejor acostarnos en una casa deshabitada, sería muy excitante hacer eso —de nueva cuenta su velocidad me dejo perplejo, en un dos por tres la tenía delante de mí—, me gustan mucho los hombres apuestos, pero por alguna extraña razón —freno en seco haciendo que me estrellara contra ella, caímos al suelo después de eso—, tú definitivamente haces que sienta cositas con tan solo verte —se relamió el labio mientras estaba encima mío—.
Busque una forma para quitármela de encima, no soy de los que golpean mujeres, eso no me agrada. Busqué y busqué, pero no encontraba una forma, así que decidí seguirle el juego.
—De acuerdo eh… —olvide su nombre—.
—Guang —dijo acariciando mi pecho—.
—Sí, Guang hagámoslo —dije sonriendo nerviosamente—.
—Como se nota que es tu primera vez —dijo burlonamente—.
De pronto se levantó, me miro y me dijo:
—Quiero concebir un bebé y para eso el padre tiene que ser más fuerte que yo —dijo seriamente—, por eso, demuéstrame que tu semilla merece impregnar esta planta —me señalo la entrepierna—.
—¿Es una broma? —pensé—.
Estábamos en medio del pueblo, de su espalda saco una espada corta, esta era más pequeña a comparación con las que he visto en películas y libros de colorear, mire detenidamente su rostro, no parecía ser de aquí, su rostro parecía ser de otro lado del mundo.
—¿Listo? —me miro—, bueno es tiempo de empezar.
Era muy veloz, así que competir con ella a velocidad no va a funcionar, buscando una estrategia decidí abusar de mis ojos, ella no puede ver como yo veo en la oscuridad, eso sería una gran ventaja a tomar en cuenta, pero decidí que lo mejor sería tomármelo en serio. Aun el pueblo seguía en llamas, y todavía desconocía él porque estaba en llamas, suspiré, y abrí los ojos de golpe. Mi apariencia había cambiado solo un poco, una parte de mi cabello se alzó hacia arriba simulando un cuerno, en algunas partes de mi cuerpo se empezaron a cubrir de negro, y el color de mis ojos se ilumino de color rojo.
Astaro: Forma Demonio de un cuerno
La mujer me miraba detenidamente mientras se relamía el labio, al cabo de unos segundos un silencio se hiso presente, mientras el viento soplaba emitiendo un silbido ambos nos seguíamos mirando. Un estallido de velocidad se escuchó, me lancé lo más veloz que pude para tratar de solo asustarla, pero esta ni siquiera se inmutaba, al contrario, parecía estar muy relajada, de pronto un fuerte dolor de estómago me tomo por sorpresa, mire hacia mi abdomen donde para mi sorpresa, la espada que antes estaba en las manos de la mujer ahora estaba incrustada en mi abdomen, una gran cantidad de sangre salió de mi boca, mientras caía al suelo.
—¿Qué pasa amorcito, te dolió? —me tomo del rostro mientras me encontraba tirado en el suelo—, te vez muy mal, debería matarte ahora mismo para terminar con tu sufrimiento —me recostó boca arriba mientras se subía encima de mí—, es una pena, eres tan guapo que en verdad es una lástima que seas tan débil.
Alzó su espada en el aire dispuesta a clavármela en la cabeza, cuando de pronto escucho una voz masculina que proviene de una rama de árbol.
—Si no quieres que te mate, no te atrevas a moverte, perra…
Ante mi mirada borrosa no distinguía bien de quien se trataba, lo único que pude observar fue que vestía de un conjunto color blanco, sí, todo era color blanco, como el cabello de...