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Chapter 13 - ova 10: Villanos vs héroes

Línea de tiempo 40, Universo 22, Planeta Tierra 33:

Ángela y Antonio aterrizan en la ciudad del norte de España. La gente grita mientras las ilusiones de Ángela se apoderan de la ciudad, haciendo que los ciudadanos vean monstruos inexistentes. Antonio, sin decir palabra, levanta su mano y el fuego comienza a consumir edificios, mientras el suelo tiembla bajo su control elemental.

Ángela, mirando a su alrededor, sonríe con satisfacción, "Todo está funcionando como lo planeamos."

Antonio, observando las llamas, asiente, "Ya nada nos detendrá."

Al día siguiente, se encuentran en Ecuador. En Guayaquil, Antonio convoca un terremoto que destruye las calles, mientras Ángela se oculta en las sombras, manipulando las mentes de los policías y soldados que intentan intervenir.

Ángela, con una mirada fría, "Ellos piensan que pueden pararnos. Son solo piezas en nuestro tablero."

Antonio, con voz grave, "No hay nadie que pueda detenernos ahora."

Cada ciudad que visitan cae rápidamente. Los héroes locales se reúnen para enfrentarlos, pero Ángela y Antonio destruyen cualquier resistencia con facilidad, sin prisas, controlando la situación desde las sombras y el caos.

Antonio, al observar cómo se desmorona la ciudad, dice tranquilamente, "Esto es solo el principio."

Ángela, con una sonrisa de satisfacción, concluye, "Pronto, el mundo entero será nuestro."

Las semanas pasan, y la ciudad sigue siendo un campo de batalla. La policía, agotada y diezmada por los continuos enfrentamientos, se ve incapaz de contener a los villanos. Los héroes locales intentan un último esfuerzo, pero las ilusiones de Ángela y los desastres naturales provocados por Antonio siguen dejando huella. Cada intento de resistencia es rápidamente aplastado.

Una tarde, luego de una intensa confrontación con un batallón policial, Antonio se detiene en medio de la destrucción, respirando con frustración. Mira las ruinas que lo rodean y luego dirige su mirada a Ángela, que está observando con una sonrisa sádica.

Antonio: suspira profundamente "Renuncio. Me da mucho asco trabajar contigo. Aunque seamos amigos o lo que sea, ya no quiero seguir en esto."

Ángela, sin mostrar sorpresa, se cruza de brazos y lo mira fijamente. "¿Eso es todo? ¿Estás cansado de jugar con el caos?"

Antonio, evitando su mirada, da un paso atrás. "No sé qué estamos haciendo aquí ya. Todo esto… no me llena como antes. Estaba contigo porque pensaba que teníamos un objetivo, pero ya no sé qué demonios estamos buscando."

Ángela lo observa por un momento, su expresión se vuelve fría. "Entonces, si no tienes el estómago para esto, ¿por qué no te vas? Ya no necesito a alguien como tú."

Antonio da media vuelta, dispuesto a marcharse, pero no lo hace antes de lanzar una última mirada. "Quizás me iré. O tal vez no. A veces, la gente cambia."

Ángela lo ve alejarse, una leve sonrisa asoma en su rostro, casi como si hubiera anticipado ese momento. "No eres el primero que intenta escapar… Pero no será tan fácil."

Ángela, con una velocidad sorprendente, se lanza hacia Antonio antes de que pueda dar un solo paso. Con una fuerza brutal, lo agarra del cuello con su mano, levantándolo ligeramente del suelo.

Antonio, sorprendido por la rapidez y fuerza de su amigo, intenta luchar por liberarse, pero la presión es insoportable. Ángela lo mira fijamente, sus ojos fríos, sin mostrar piedad.

Ángela, con voz baja y venenosa: "¿Creías que podías simplemente irte así, Antonio? No eres tan libre como crees."

Con un giro rápido, la lanza hacia la pared más cercana. El impacto es tan fuerte que el concreto se resquebraja, y la estructura misma de la pared se ve al borde de colapsar bajo la fuerza del golpe. Antonio cae al suelo, tambaleándose, con la espalda dolorida y el aire completamente fuera de sus pulmones.

Antonio, aún atónito, intenta levantarse, pero la mirada de Ángela lo atraviesa como una daga. "No te equivoques, Antonio. Nadie se va tan fácilmente."

Ella se agacha frente a él, mirando sus ojos con desprecio. "Vas a arrepentirte de esto. No te permitiré huir. No hasta que yo diga que es suficiente."

Antonio, respirando con dificultad, la mira por un momento antes de responder con una mirada desafiante. "Ya veremos quién se arrepiente primero, Ángela."

Ángela lo suelta con una expresión de furia contenida, pero aún sin bajar la guardia. "Lo averiguarás muy pronto."

Antonio se levanta con esfuerzo, sintiendo el dolor en su espalda y cuello por el brutal golpe. Sus manos temblorosas se apoyan en la pared mientras intenta recuperar el aliento. La rabia burbujea dentro de él, y aunque su cuerpo le grita que se detenga, su mente solo piensa en una cosa: huir de Ángela, pero también en cómo vengarse de ella por lo que acaba de hacerle.

Sin mirar atrás, da un paso hacia la salida, su mirada fija en el horizonte. Cada músculo de su cuerpo le duele, pero el odio que siente hacia Ángela lo impulsa a seguir adelante. No puede soportar más sus manipulaciones, ni la forma en que le mostró su verdadero poder.

Mientras se aleja, en lo profundo de su mente, un plan se va formando. Las palabras de Ángela aún retumban en su cabeza, y la ira no cesa. "No te permitiré huir," le había dicho. Esas palabras se clavan en su mente como cuchillos.

Antonio, entre dientes: "Te voy a hacer pagar por esto, Ángela. Nadie me trata de esa manera... Nadie."

A medida que se aleja de la ciudad, la oscuridad de su mente se va volviendo más palpable. Antonio no solo quiere irse de su vida, sino también destruirla. La idea de matarla comienza a tomar forma, alimentada por la furia que lo consume. Ya no le importa ser el villano, ni las consecuencias de lo que hará.

Pero, por ahora, se marcha, ocultando sus verdaderas intenciones bajo una fachada de calma.

Yin, Undy, Berserker y se encontraban reunidos en una de las aulas de su escuela de héroes. La discusión estaba en su punto más álgido, cada uno defendiendo su opinión sobre cómo deberían organizar la bienvenida para Peggy, la nueva chica que se unía al grupo.

Yin, con su mirada determinada, cruzó los brazos.

"Creo que lo mejor sería un evento sencillo, sin mucho alboroto. No quiero que se sienta abrumada con tantas expectativas. Algo discreto, con un toque personal."

Undy, la semi-diosa, con su naturaleza imponente y parte animal visible en su aspecto, frunció el ceño.

"No estoy de acuerdo. ¡Debemos mostrarle cuán increíble es este lugar! Peggy tiene que saber que ahora pertenece a un equipo de poderosos héroes. Un evento grandioso sería perfecto."

Berserker, el chico de actitud impulsiva y fuerte, se inclinó hacia adelante, mirando a Undy con una chispa de emoción.

"¡Exactamente! ¡Nada de bienvenidas aburridas! ¡Queremos algo épico, algo que se grabe en su memoria! Algo como una competencia o una batalla amistosa, donde le mostremos lo que tenemos."

La discusión parecía no tener fin, hasta que la puerta del aula se abrió de golpe. Todos se giraron hacia la entrada, y allí estaba Peggy, la nueva chica. A primera vista, parecía una presencia tranquila, pero sus ojos mostraban una determinación que no pasaba desapercibida.

Peggy, con una sonrisa suave, observó a todos los presentes.

"Veo que están ocupados. ¿Me interrumpo?"

Yin, sin poder ocultar una sonrisa, se levantó rápidamente.

"No, para nada. Estábamos discutiendo sobre la bienvenida que te daremos."

Undy se acercó, su tono un tanto más entusiasta.

"¡Nos alegra mucho que estés aquí! Queríamos asegurarnos de que tu llegada fuera increíble. ¡Un evento impresionante sería perfecto, ¿no?"

Berserker saltó de su asiento, la emoción claramente visible.

"¡Sí! ¡Queremos mostrarte lo que somos capaces de hacer! ¿Qué opinas de una pequeña competencia?"

Peggy, sin perder la calma, miró a todos con una ligera sonrisa.

"Lo aprecio, pero lo único que necesito es saber si puedo confiar en ustedes. Ya sea con una gran fiesta o un simple desafío, no me importa. Estoy aquí para trabajar con ustedes, y si todos tenemos el mismo objetivo, no necesito nada más."

Los demás, sorprendidos por su serenidad, intercambiaron miradas. Yin asintió con aprobación, Undy sonrió, Berserker mostró una sonrisa de satisfacción y se relajó, feliz de que Peggy ya entendiera lo que realmente importaba.

Yin, finalmente, dijo:

"Entonces, bienvenido, Peggy. A partir de ahora, somos un equipo, y cada uno tiene algo único para aportar. Así que, sin importar cómo decidamos darte la bienvenida, sé que trabajaremos juntos."

La tensión en el aire se disipó, y con ello, una nueva etapa para el grupo comenzó, con Peggy tomando su lugar al lado de sus nuevos compañeros.

La misión era clara: detener a Ángela antes de que causara más caos. Yin, Undy, Berserker y Peggy estaban reunidos en una zona cercana al último lugar donde se había reportado la presencia de la villana. La destrucción que dejaba a su paso ya era evidente: edificios derrumbados, calles en ruinas y un ambiente cargado de tensión.

Yin, liderando el equipo, evaluaba el plan mientras todos se preparaban.

"Escuchen, Ángela es peligrosa. Sus ilusiones pueden confundirnos y hacernos atacar lo que no es real. Manténganse concentrados. Undy, usa tu sentido animal para detectar su presencia real. Berserker, tú y yo la distraeremos mientras Peggy busca una oportunidad para neutralizarla con sus habilidades."

Undy asintió, su cola se movía con determinación. "Lo entiendo, puedo rastrearla aunque intente ocultarse. No dejaré que nos confunda."

Berserker, con una sonrisa confiada, apretó los puños. "No me importa cuántos trucos tenga esa mujer. Cuando la tenga enfrente, no podrá escapar."

Peggy, más callada, ajustó los guantes de su uniforme y observó a sus compañeros. "Estoy lista. Haré lo necesario para detenerla, pero mantengan sus mentes enfocadas. No duden de lo que ven."

El grupo avanzó con cautela, las calles desiertas resonaban con los ecos de pasos y escombros. Ángela los esperaba, y lo sabían.

De repente, la risa de Ángela resonó desde las sombras. "¿Un grupo de héroes cree que puede detenerme? Qué patético."

La figura de Ángela apareció en medio de la calle, pero inmediatamente se multiplicó en docenas de copias que se esparcieron a su alrededor. Las ilusiones eran tan reales que incluso el aire parecía distorsionarse.

Yin gritó: "¡Es una trampa, manténganse juntos!"

Undy, activando sus instintos, cerró los ojos y se dejó guiar por su olfato. "¡Ahí está! ¡A mi derecha!"

Berserker no perdió tiempo y cargó hacia la dirección indicada, lanzando un golpe devastador que atravesó la ilusión y alcanzó a la verdadera Ángela, quien apenas logró esquivarlo.

"¡No tan rápido!" exclamó Ángela, lanzando una ráfaga de energía que los obligó a retroceder.

Peggy, aprovechando la distracción, usó su habilidad para anular los poderes de Ángela temporalmente. Con un movimiento preciso, lanzó un proyectil que impactó en el suelo a los pies de Ángela, creando un campo que comenzó a interferir con sus ilusiones.

"¡Ahora!" gritó Yin, avanzando con su espada de luz, bloqueando los ataques de Ángela mientras Undy y Berserker la rodeaban.

Ángela, ahora sin sus ilusiones, luchaba para mantener el control. "¡No me subestimen!" gritó, desatando una explosión de energía que hizo temblar el suelo.

Pero Peggy estaba lista. Aprovechó el caos para deslizarse detrás de Ángela y colocar un dispositivo de contención en su brazo. "Esto se acabó."

Ángela intentó liberarse, pero el dispositivo comenzó a absorber su energía, debilitándola rápidamente. Yin, Undy y Berserker se posicionaron a su alrededor, listos para cualquier último intento de resistencia.

Finalmente, Ángela cayó de rodillas, agotada. Yin se acercó y, con firmeza, declaró: "Estás bajo custodia. Tu caos termina aquí."

Peggy miró a sus compañeros con satisfacción. "Buen trabajo, equipo. Lo logramos."

Aunque la misión había sido peligrosa, el equipo demostró que, trabajando juntos, podían enfrentar incluso a los enemigos más poderosos.

De las sombras emergió Antonio, el ex amigo de Ángela, con una mirada decidida y llena de odio. Antes de que el equipo pudiera reaccionar, Antonio cortó con precisión el dispositivo que estaba absorbiendo la energía de Ángela, liberándola del debilitamiento.

Yin, alarmada, gritó: "¡Cuidado! ¡No estamos solos!"

Antonio no perdió tiempo. Juntó sus manos rápidamente, y de su piel comenzó a brotar sangre que tomó forma como un proyectil oscuro. Con una precisión aterradora, lanzó el ataque directo hacia Peggy. El proyectil perforó su brazo, haciéndola retroceder y caer al suelo, sujetándose el brazo herido.

Peggy, con el rostro tenso por el dolor, trató de mantenerse firme mientras apretaba la herida. "Maldita sea… ¿quién es este tipo?"

Berserker, lleno de furia, cargó hacia Antonio. "¡Te arrepentirás de eso!" rugió mientras lanzaba un poderoso golpe.

Antonio lo esquivó con facilidad, su velocidad y reflejos eran impresionantes. Aprovechó el impulso de Berserker para contrarrestarlo, lanzando una patada que lo hizo retroceder varios metros.

Undy, viendo la situación, se posicionó entre Antonio y Peggy, dejando salir un gruñido feroz. Su lado animal estaba completamente activado. "Si quieres lastimar a alguien más, tendrás que pasar sobre mí."

Ángela, aunque todavía debilitada, se levantó con dificultad y sonrió al ver a Antonio. "Tardaste, pero llegaste justo a tiempo."

Antonio no respondió, su mirada se mantenía fija en el equipo de héroes. Su rostro estaba lleno de rabia, pero había una frialdad calculadora en sus movimientos.

Yin, evaluando rápidamente la situación, se dirigió al equipo: "¡Esto se está complicando! Peggy, retrocede y cúrate. Undy, cubre nuestra retaguardia. Berserker y yo detendremos a este lunático."

Antonio, con una sonrisa amarga, levantó las manos cubiertas de sangre. "¿Detenerme? Ni siquiera han comenzado a comprender de lo que soy capaz. Y tú, Ángela... Esto es solo el principio."

Peggy, a pesar del dolor, activó su dispositivo de curación rápida mientras se alejaba unos pasos, dejando que Yin y Berserker enfrentaran a Antonio. El combate estaba lejos de terminar, y con la llegada de este nuevo enemigo, el peligro se había multiplicado.

Peggy se escondió tras un edificio derrumbado, respirando con dificultad mientras activaba su dispositivo para tratar la herida en su brazo. A pesar del dolor, mantenía su enfoque en curarse rápido para volver al combate.

Mientras tanto, Antonio no perdió tiempo. Su cuerpo se movió con una velocidad impresionante, lanzándose directamente hacia Yin. La sangre en su cuerpo comenzó a endurecerse, formando una especie de armadura roja alrededor de sus costillas, estómago y brazos. Con esta protección, lanzó un golpe brutal contra Yin, quien intentó bloquearlo, pero la fuerza de Antonio la hizo retroceder varios pasos.

Berserker, furioso por el ataque a su compañera, cargó hacia Antonio con toda su fuerza. "¡Esto no va a quedar así!" rugió, lanzando un puñetazo directo.

Antonio, con su agilidad, esquivó el ataque con facilidad, moviéndose a un lado. Sin embargo, el impulso de Berserker fue tan fuerte que su golpe terminó impactando a Yin, quien no tuvo tiempo de reaccionar. El impacto resonó, haciendo que Yin cayera al suelo, aturdida.

Undy, viendo la oportunidad, reaccionó rápidamente. Sus garras se alargaron y lanzó un golpe preciso hacia las costillas de Antonio. El impacto fue directo, pero Antonio apenas retrocedió unos pasos.

Con una sonrisa burlona, Antonio levantó su camisa, revelando la formación roja que cubría su cuerpo bajo la piel. "¿Esperaban hacerme daño tan fácilmente? Esta es mi sangre endurecida, más resistente que cualquier armadura que puedan imaginar."

Undy, mostrando los dientes con frustración, gruñó. "Eso no va a detenerme, maldito. Si tu sangre puede endurecerse, la haré ceder a la fuerza."

Antonio, indiferente, observó al equipo con una mezcla de superioridad y desafío. "Ustedes no son rivales para mí ni para Ángela. Pero adelante, sigan intentándolo. Me encanta verlos fracasar."

La batalla continuaba, y aunque los héroes no se rendían, era evidente que Antonio representaba un nivel de peligro al que no estaban acostumbrados.

Antonio y Ángela, sincronizados como si nunca hubieran sido enemigos, se lanzaron juntos al combate, mostrando una coordinación inquietante. Ángela, todavía debilitada pero decidida, cargó contra Berserker y Yin mientras Antonio centraba su atención en Undy, quien ya lo tenía en la mira.

Ángela, con una sonrisa desafiante, esquivó un golpe de Berserker y contraatacó con una ráfaga de energía oscura que lo obligó a retroceder. Antes de que Yin pudiera aprovechar la distracción, Ángela giró rápidamente y lanzó una patada directa al abdomen de Yin, empujándola hacia atrás con fuerza. "¿Esto es lo mejor que tienen?" gritó con arrogancia.

Berserker, enfurecido, intentó recuperar la ofensiva. "¡Te haré pagar por esto!" Con un salto impresionante, lanzó un golpe directo, pero Ángela lo esquivó con agilidad, contraatacando con una onda de energía que lo golpeó de lleno.

Mientras tanto, Antonio se enfrentaba a Undy, quien lo atacaba con movimientos rápidos y precisos. Las garras de Undy rasgaban el aire, buscando cualquier punto débil en la armadura de sangre endurecida de Antonio.

Undy gruñó mientras lanzaba un ataque directo hacia el pecho de Antonio. "¡No importa qué tan dura sea tu sangre, todos tienen un límite!"

Antonio bloqueó el golpe con su brazo reforzado, aunque retrocedió unos pasos por la fuerza del impacto. "¿Un límite? Lo único que estoy viendo aquí son tus intentos patéticos." Sin dar tiempo a Undy de reaccionar, Antonio lanzó un golpe ascendente, usando su sangre endurecida como un ariete que impactó en el abdomen de Undy, haciéndola tambalearse.

Undy, mostrando sus instintos animales, saltó hacia atrás y, en el mismo movimiento, lanzó una patada giratoria hacia el rostro de Antonio. Esta vez, el impacto fue lo suficientemente fuerte como para hacerlo retroceder varios metros.

Mientras Antonio recuperaba el equilibrio, levantó una ceja y se rió entre dientes. "Eres más rápida de lo que pensé, pero no creas que eso será suficiente."

La pelea se intensificó cuando Yin y Berserker intentaron coordinarse para superar a Ángela, mientras Undy hacía todo lo posible por mantener a Antonio a raya. En el caos del enfrentamiento, cada golpe resonaba en el área, mientras los héroes buscaban desesperadamente una manera de inclinar la balanza a su favor.

Antonio, con una velocidad abrumadora, se lanzó hacia Undy. Antes de que pudiera reaccionar, un golpe directo impactó en su rostro, haciéndola tambalearse hacia atrás. Sin darle tiempo para recuperarse, Antonio alzó un solo dedo, del cual emergió un chorro de sangre presurizada con una fuerza mortal.

El ataque recorrió el lado izquierdo del rostro de Undy, perforando su piel con precisión quirúrgica. La herida se extendió desde su mejilla, atravesó la nariz y llegó hasta su frente, dejando un rastro visible de sangre y carne expuesta.

Undy, con un gruñido de dolor, retrocedió varios pasos mientras apretaba los dientes, intentando mantener el equilibrio. Su rostro mostraba una mezcla de rabia y sufrimiento. "¡Maldito! No me detendrás tan fácil."

Antonio, imperturbable, limpió con desdén la sangre de su dedo. "Eso fue solo un aviso. Si no te apartas, la próxima vez no me detendré en tu rostro."

El aire se tensó mientras Undy, con sus garras listas, intentaba sobreponerse al dolor. La sangre goteaba de su herida, pero su determinación no vacilaba. El enfrentamiento entre ellos estaba lejos de terminar, y la brutalidad de Antonio había elevado el peligro a un nivel completamente nuevo.

Peggy, a pesar del dolor en su brazo herido, salió de su escondite con una explosión de determinación. Utilizando toda su velocidad y fuerza, se lanzó directo hacia Antonio como un proyectil humano. Su golpe aterrizó con precisión en la cabeza de Antonio, haciéndolo tambalear por primera vez en el combate.

Antonio gruñó por el impacto, llevándose una mano a la cabeza. "¡Maldita sea!" murmuró con rabia contenida. Pero en un instante, su cuerpo reaccionó de manera brutal. De su espalda brotaron chorros de sangre presurizada, afilados como cuchillas, que se dirigieron directamente hacia Peggy.

Peggy no tuvo tiempo de esquivar. Los proyectiles perforaron sus dos brazos, ambas piernas y algunas partes de su pecho, arrancándole un grito de dolor mientras caía al suelo con un golpe seco.

Yin, viendo la situación, gritó alarmada: "¡Peggy!"

Peggy, jadeando y sangrando profusamente, intentó moverse, pero las heridas eran profundas. A pesar del dolor, levantó la cabeza y sonrió con desafío. "Aún no... me tienes."

Antonio se giró lentamente hacia ella, su mirada fría y despectiva. "Eres valiente, pero eso no te salvará. No deberías haber salido de tu escondite."

Mientras tanto, Berserker y Undy, a pesar de sus propios dolores, aprovecharon la distracción para planear un contraataque coordinado. La situación era crítica, y detener a Antonio se estaba convirtiendo en una tarea casi imposible.

Berserker y Undy, sin vacilar, canalizaron todas sus fuerzas en un ataque combinado. Ambos se lanzaron hacia las bolas de energía que Ángela y Antonio habían creado, sincronizando sus golpes con una precisión perfecta.

El impacto de sus ataques contra las esferas de energía fue instantáneo. Una explosión masiva se desató, iluminando el cielo con un destello cegador y desatando una onda expansiva que sacudió todo a su alrededor.

La explosión se extendió casi un kilómetro, arrancando árboles, destruyendo edificios cercanos y levantando una nube de polvo y escombros que oscureció el área. El suelo tembló bajo la fuerza de la detonación, y el ruido ensordecedor resonó como un trueno eterno.

Cuando la nube de polvo comenzó a disiparse, el área se convirtió en un campo de ruinas. Berserker y Undy, aunque exhaustos, lograron mantenerse en pie, jadeando mientras observaban el caos que habían desatado.

Antonio y Ángela, aunque golpeados y tambaleándose, también emergieron de los escombros. Ambos estaban cubiertos de heridas, pero sus miradas estaban llenas de furia.

Ángela se limpió la sangre del rostro y escupió al suelo. "Nada mal, pero aún no es suficiente para detenernos."

Antonio, con una sonrisa torcida y su cuerpo ya regenerando partes dañadas, agregó: "Espero que les quede algo más de energía, porque apenas estamos empezando."

Yin y Peggy, aún recuperándose en la distancia, observaron con preocupación. Sabían que la batalla estaba lejos de terminar, y con la magnitud de poder que se estaba desplegando, la ciudad entera podría quedar devastada.

En medio de la devastación y el caos, un destello de luz pura iluminó el área, disipando la densa nube de polvo. De entre la luz emergió una figura imponente, tomando la forma de un chico de unos 18 años. Su mirada era serena pero firme, y cada paso que daba parecía calmar el suelo mismo.

Jehová, manifestado en su forma terrenal, avanzó hacia el centro del campo de batalla. Su presencia era tan abrumadora que incluso los villanos y héroes quedaron paralizados, incapaces de apartar la vista.

Sin decir una palabra, Jehová alzó su mano derecha y, con una velocidad imposible de seguir, golpeó directamente el pecho de Antonio y Ángela simultáneamente. El impacto fue devastador; ambos villanos fueron lanzados hacia atrás, chocando contra el suelo con tal fuerza que rompieron las rocas debajo de ellos.

Mientras Antonio y Ángela intentaban levantarse, todavía aturdidos por el golpe, Jehová extendió ambas manos hacia ellos. En un instante, un cubo translúcido de 5 dimensiones comenzó a formarse a su alrededor. Sus bordes brillaban con una energía incomprensible, y dentro del cubo, el tiempo y el espacio parecían distorsionarse.

Antonio gritó, golpeando las paredes del cubo con su sangre endurecida. "¡Déjame salir! ¡No puedes encerrarme!"

Ángela, con rabia en los ojos, intentó utilizar toda su energía, pero cada esfuerzo era absorbido por las paredes del cubo. "¡Maldito seas! ¡Esto no termina aquí!"

Jehová, sin perder su calma, observó cómo los villanos eran completamente contenidos. "Sus actos han causado suficiente sufrimiento. Este será su juicio eterno."

Con un gesto final, el cubo se elevó lentamente y desapareció en un plano superior, llevándose a Antonio y Ángela consigo. La calma comenzó a regresar al área, aunque los héroes, aún impactados por lo ocurrido, permanecieron en silencio.

Jehová se giró hacia Yin, Undy, Berserker y Peggy, quienes lo observaban con una mezcla de asombro y respeto. Su voz resonó con una autoridad divina: "El mal siempre encontrará su fin. Pero no olviden, héroes, que su deber es proteger, no destruir."

Sin esperar respuesta, Jehová se desvaneció en un destello de luz, dejando a los héroes solos en medio de las ruinas, con el peso de sus acciones y el resultado de la batalla grabados en sus mentes.

Fin.