Rigor estaba disfrutando de una tarde tranquila con Dariel, rodeado de la calidez del sol y el aroma dulce del pastel recién horneado. Mientras saboreaba un trozo, su sonrisa era contagiosa. "¿Sabes? A veces, estos pequeños momentos son los que más importan", comentó, mirando a Dariel con aprecio. Ella sonrió de vuelta, sintiendo la misma paz y felicidad en ese instante compartido. Era un respiro en medio de sus aventuras, un recordatorio de que la vida también podía ser sencilla y dulce.
Rigor, a pesar de su carácter fuerte y confiado, encontraba difícil hablar de ciertos temas con Spajit. Últimamente, le dolía el trasero de manera persistente, pero prefería mantenerlo en silencio. Cada vez que el dolor le incomodaba, fruncía el ceño y trataba de disimularlo. No era que no confiara en su esposa, pero simplemente le resultaba incómodo hablar de algo tan... personal. Además, no quería preocuparla innecesariamente por algo que probablemente era pasajero. Así que, con su típica actitud reservada, decidía soportar en silencio, mientras continuaba sus días como si nada estuviera mal.
Rigor llevaba un peso en silencio, uno que no compartía con nadie, ni siquiera con Dariel. Aunque el dolor físico en su trasero era molesto, lo que realmente lo mantenía callado era la situación detrás de todo: le vendía su cuerpo a Spajit, su ex pareja. En su mente, se justificaba diciendo que lo hacía por dinero, una excusa que lo hacía sentir menos culpable, aunque en el fondo sabía que no era solo eso. Había una mezcla de sentimientos complejos, de nostalgia y necesidad, que lo ataban a esa dinámica con Spajit.
Era una de las pocas veces que podía decir que sus motivaciones eran puramente económicas, pero la verdad era más complicada de lo que quería admitir. Por eso, prefería mantener el asunto en secreto, cargando con la incomodidad tanto física como emocional, y evitando cualquier conversación que pudiera revelar más de lo que estaba dispuesto a compartir.
Dariel, con su naturaleza observadora, no tardó en darse cuenta de que algo andaba mal con Rigor. Aunque él intentaba disimularlo, no podía evitar moverse con cierta incomodidad cuando intentaba sentarse, y había ocasiones en las que prefería mantenerse de pie sin explicaciones. Al principio, pensó que tal vez era por las intensas batallas que habían enfrentado, pero a medida que el comportamiento de Rigor se volvía más notorio, empezó a sospechar que había algo más detrás de todo eso.
Dariel no lo presionaba, pero la preocupación comenzó a crecer dentro de ella. Sabía que Rigor no era del tipo que fácilmente compartía sus problemas personales, especialmente si se trataba de algo que lo hacía sentir vulnerable. Sin embargo, estaba decidida a abordarlo en el momento adecuado, esperando que su esposo confiara en ella lo suficiente para abrirse y explicarle lo que estaba sucediendo.
Una mañana, sin decir palabra alguna, Rigor salió de la casa con una expresión seria y distante, algo completamente inusual. Dariel, intrigada y preocupada, decidió seguirlo en silencio. Sabía que algo estaba mal, y su instinto le decía que ese era el momento adecuado para descubrir qué estaba ocurriendo con su esposo. Manteniéndose a una distancia prudente, lo vio caminar por las calles, alejándose del hogar y adentrándose en una zona de la ciudad que no frecuentaba habitualmente.
Mientras lo seguía, su corazón latía más rápido, la incertidumbre la invadía, pero su determinación de saber la verdad la mantenía firme. Rigor parecía estar perdido en sus pensamientos, sin percatarse de que Dariel lo seguía de cerca. Finalmente, llegó a un lugar discreto y apagado, una especie de apartamento antiguo. Dariel se quedó detrás de una esquina, observando cómo Rigor tocaba la puerta y entraba, su mente llena de preguntas: ¿qué hacía ahí?, ¿qué le estaba ocultando?
Decidida a no quedarse con la duda, Dariel esperó unos minutos antes de acercarse a la puerta, su corazón latiendo más fuerte que nunca, lista para descubrir lo que Rigor había estado ocultando.
Dariel contuvo la respiración al escuchar la voz de Spajit detrás de la puerta. Se sintió congelada por un instante, la revelación de que Rigor estaba en ese lugar con su ex pareja la golpeó como un balde de agua fría. Spajit, con una sonrisa arrogante, lo recibió con un tono familiar, como si no hubiera pasado tiempo desde su última interacción.
"Ya te habías tardado, Rigor", dijo Spajit, mirándolo con complicidad. "Pensé que no vendrías esta vez".
Rigor, con una expresión que oscilaba entre la incomodidad y la resignación, respondió con un murmullo apenas audible. "Sabía que tenía que hacerlo".
Dariel se sintió herida al escuchar esas palabras. No podía creer lo que estaba oyendo. El dolor en su pecho se mezcló con una rabia creciente, y su mente corría a mil por hora, tratando de comprender la situación. ¿Por qué Rigor estaba aquí? ¿Qué tipo de trato tenían?
Decidió que no podía quedarse ahí sin hacer nada. Con un impulso de valentía, se acercó a la puerta y, sin pensarlo dos veces, la empujó con fuerza. Al entrar, encontró a Rigor y Spajit mirándola con sorpresa. "¿Qué está pasando aquí, Rigor?", preguntó Dariel, su voz firme a pesar de su confusión.
Rigor se puso tenso, y el ambiente se volvió pesado con la tensión de la confrontación.
Dariel observó a Rigor, y su mirada le reveló más de lo que él pretendía ocultar. No había en él la mirada del traidor, sino una mezcla de resignación, incomodidad y un atisbo de vergüenza. Su corazón se apretó al darse cuenta de que la situación era más complicada de lo que había imaginado.
Spajit, con una expresión arrogante y una sonrisa que le irritaba, se mantuvo al margen, claramente satisfecha con el desenlace de su encuentro. "Vine a pagarte el dinero restante, Rigor", dijo con despreocupación, como si fuera lo más normal del mundo. "Lo siento por la tardanza; solo necesitaba un poco más de tiempo".
La revelación la golpeó. Dariel entendió que Rigor no estaba aquí por una traición emocional, sino porque había estado en una dinámica que lo mantenía atado a Spajit, una relación complicada que incluía su cuerpo como una moneda de cambio.
"¿Es esto lo que has estado haciendo, Rigor?", preguntó Dariel, su voz temblando entre la decepción y el dolor. "¿Te has vendido a ella?"
Rigor bajó la mirada, incapaz de sostener su mirada. "No es lo que piensas, Dariel. Lo hice porque... necesitaba el dinero", murmuró, luchando por encontrar las palabras adecuadas.
Spajit intervino, con un tono burlón. "Vamos, Dariel, no seas tan dura. Rigor está simplemente aprovechando una oportunidad. No todos tienen la suerte de recibir dinero fácil".
La tensión en la habitación era palpable, y Dariel sentía que la traición se entrelazaba con la confusión. No sabía si estaba más decepcionada por Rigor o por Spajit, pero una cosa era clara: necesitaba respuestas y la verdad detrás de esta situación.
Rigor, a pesar de su postura defensiva, se sentía profundamente decepcionado consigo mismo. Las ojeras que marcaban su rostro y el cansancio que se reflejaba en su mirada eran testigos de una carga emocional que ya no podía soportar. Se sentía atrapado entre su necesidad económica y las decisiones que lo habían llevado a ese punto.
Spajit, disfrutando del momento, tomó la iniciativa de desabrochar la camisa de Rigor con un gesto despreocupado. "Mira esto, Dariel", dijo mientras revelaba la piel de Rigor, exponiendo las marcas y las palabras obscenas que había escrito sobre él. "Esto es lo que él me permite. No se trata solo de dinero, es un juego que hemos estado jugando".
Dariel se sintió abrumada por la humillación de la escena. Las palabras que adornaban el cuerpo de Rigor eran un recordatorio cruel de su vínculo con Spajit, y cada una de ellas parecía gritar un secreto que no había querido escuchar. El corazón de Dariel se hundió mientras contemplaba la situación.
"Rigor, ¿es esto lo que realmente quieres?", preguntó, la voz temblorosa entre la ira y el dolor. "¿Te has dejado llevar hasta el punto de que ella pueda hacer esto?"
Rigor, con la cabeza baja, apenas podía responder. "No... no es así", murmulló, luchando por encontrar su voz en medio de la vergüenza. "Nunca quise que esto sucediera, pero me sentí atrapado".
Spajit, al ver la tensión entre ellos, sonrió con satisfacción. "Oh, pero ya es demasiado tarde para eso, ¿no crees? Estás aquí, y esto es lo que has elegido, Rigor".
Dariel sintió que la rabia se apoderaba de ella, pero también comprendió que Rigor estaba lidiando con sus propias batallas internas. Necesitaba que él hablara, que se abriera sobre lo que había estado sucediendo, si es que aún había una oportunidad de sanar su relación.
Spajit, con una sonrisa triunfante, metió el dinero en el bolsillo del pantalón de Rigor, como si fuera un acto de caridad que él debería agradecer. "Ahí tienes, todo lo que te debía", dijo con desdén, su mirada fija en Dariel, disfrutando de su incomodidad.
El corazón de Dariel latía con furia al ver esa escena. La mezcla de humillación y decepción fue demasiado, y en un arranque de ira, le lanzó un golpe a Spajit. El puñetazo impactó en el rostro de la ex pareja de Rigor, quien se quedó boquiabierta, sorprendida por la reacción inesperada.
Rigor se quedó paralizado por un instante, atónito ante la repentina violencia. "¡Dariel, no!", gritó, pero el sonido salió más como un llamado desesperado que como una orden. No podía creer lo que había sucedido; no esperaba que Dariel reaccionara así.
Spajit, recuperándose rápidamente de la sorpresa, se llevó una mano a la mejilla, su expresión se tornó en furia. "¿Qué te pasa, chica? ¿Crees que puedes golpearme sin consecuencias?", dijo con desdén, enfocándose en Dariel.
Dariel, aún con el fuego de la ira en su interior, miró a Rigor. "¿Así es como quieres vivir, Rigor? ¿De esta manera? ¿Permitiendo que ella te trate así?" Sus palabras eran directas y llenas de emoción, reflejando su deseo de que él se diera cuenta de lo que estaba en juego.
Rigor, confundido y con una mezcla de culpa y tristeza, finalmente se dio cuenta de la gravedad de la situación. "No quería que esto pasara", dijo, su voz temblando. "No quería que tú estuvieras aquí para ver esto".
Dariel sintió una punzada de tristeza, pero su determinación no flaqueó. "Tienes que elegir, Rigor. Este no es el camino. Tienes que decirme la verdad, y tienes que poner un alto a esto". La tensión en el aire se volvió palpable, y todos sabían que algo tenía que cambiar en ese instante.
Rigor, sintiendo el peso de la situación, miró a Dariel con los ojos llenos de angustia y determinación. Sus manos temblaban visiblemente mientras trataba de reunir el valor necesario para hablar. "Dariel", comenzó, su voz apenas un susurro, "quiero quedarme a tu lado. No quiero esto. No quiero a Spajit... ni a esta vida".
Las palabras de Rigor fueron un rayo de esperanza en medio de la tensión. Dariel lo miró, su corazón latiendo más rápido. "¿De verdad lo dices, Rigor? ¿Realmente quieres dejar todo esto atrás?", preguntó, la emoción reflejada en su voz.
Él asintió lentamente, su mirada fija en ella. "Me he sentido atrapado, como si no tuviera opción. Pero estar aquí contigo... eso es lo que realmente quiero. Me he equivocado, y sé que te he decepcionado, pero no puedo seguir así". Su voz temblaba, pero había una sinceridad en sus palabras que Dariel no pudo ignorar.
Spajit, al escuchar la conversación, frunció el ceño, claramente molesta por la decisión de Rigor. "¿Así que esto es lo que decides? ¿Dejarlo todo por una ilusión?", dijo con sarcasmo, pero Rigor no se dejó influenciar.
"Esto no es una ilusión", replicó, volviéndose hacia ella con firmeza. "Es mi elección. Quiero ser el hombre que mereces, Dariel. Lo que he hecho me ha llevado a este punto, y estoy listo para cambiar".
Dariel sintió que una ola de alivio la envolvía. "Entonces, ¿qué haremos ahora?", preguntó, sintiendo la vulnerabilidad en su voz. "Necesitamos hablar de esto, y de cómo podemos avanzar juntos".
Rigor asintió, y por primera vez en mucho tiempo, se sintió un poco más ligero. "Te prometo que lo haré. Quiero dejar esto atrás, Spajit y todo lo demás. Solo tú y yo".
La decisión de Rigor resonó en el aire, marcando un nuevo comienzo.
Cuando Spajit, llena de furia, lanzó su mano hacia Dariel intentando golpearla, Dariel reaccionó rápidamente, esquivando el ataque con agilidad. Sin perder un segundo, se giró y empujó a Spajit con un golpe decidido, enviándola hacia atrás.
Rigor observó la escena, su corazón latiendo con fuerza al ver a Dariel enfrentarse a Spajit. El gesto de ella le dio un renovado sentido de ánimo y esperanza. "¡Eso es, Dariel! No dejes que te intimide", dijo, su voz resonando con apoyo.
Spajit, sorprendida y furiosa por la reacción de Dariel, se recuperó rápidamente del golpe. "¿Te crees más fuerte porque lograste esquivarme? ¡Esto no ha terminado!", gritó mientras se levantaba, lista para contraatacar.
Pero Dariel, con la adrenalina corriendo por sus venas y el apoyo de Rigor fortaleciéndola, se mantuvo firme. "No voy a dejar que me acoses más, Spajit. Esto se acaba aquí y ahora", declaró, su voz llena de determinación.
Rigor se puso a su lado, uniendo fuerzas. "No tienes poder sobre nosotros. Ya no te necesitamos", afirmó, mirando a Spajit con una mezcla de desafío y firmeza.
Spajit entrecerró los ojos, evaluando la situación. Era evidente que la dinámica había cambiado; Rigor estaba dispuesto a defender a Dariel, y eso la frustraba. "¿Así que ambos están juntos en esto? Veremos cuánto tiempo dura", dijo con desdén, dispuesta a seguir luchando.
Dariel y Rigor se prepararon para el siguiente movimiento, listos para enfrentar lo que Spajit pudiera lanzarles, unidos en su decisión de dejar atrás el pasado y enfrentar el futuro juntos.
Spajit, furiosa por el desafío de Dariel, lanzó un golpe contundente que impactó en el rostro de ella, enviándola a volar y estrellándose contra varios edificios cercanos. El sonido del impacto resonó en el aire, y el corazón de Rigor se detuvo un momento al ver cómo su esposa caía.
Sin darle tiempo a reaccionar, Spajit se volvió hacia Rigor, atrapándolo del cuello con una mano y levantándolo del suelo. "¿Y tú creías que podías escapar tan fácilmente?", dijo con una sonrisa cruel, mientras sacaba un cuchillo de su cinturón. La hoja brillaba ominosamente bajo la luz del sol.
Rigor, sintiéndose atrapado y vulnerable, intentó luchar contra su agarre, pero era demasiado fuerte. Spajit presionó la hoja contra su pecho, y la punzante sensación de miedo y resignación lo invadió. "Voy a marcarte con su nombre, para que siempre recuerdes quién te ha reclamado", dijo, su voz llena de desprecio.
Las palabras de Spajit resonaron en su mente, y mientras sentía el frío metal sobre su piel, Rigor supo que debía actuar. "¡No lo harás!", gritó, usando lo poco de fuerza que le quedaba para intentar liberarse. "¡No te dejaré que me hagas esto!"
Pero Spajit sonrió, disfrutando del poder que tenía en ese momento. Comenzó a trazar la primera letra del nombre de Dariel en su pecho, la presión del cuchillo causándole un dolor punzante. La desesperación se apoderó de Rigor, y con un grito ahogado, sintió que debía encontrar una manera de liberarse.
En ese instante, escuchó un estruendo detrás de él. Dariel, levantándose tras la caída, estaba llena de determinación y furia. "¡Rigor, aguanta!", gritó, mientras se recuperaba y corría hacia ellos, lista para intervenir.
El tiempo parecía detenerse mientras Dariel se lanzaba hacia Spajit, decidida a salvar a su esposo antes de que fuera demasiado tarde. La situación estaba a punto de desatarse en un enfrentamiento que marcaría un nuevo capítulo en su historia.
Dariel, llena de determinación y adrenalina, se lanzó hacia Spajit con la velocidad de un rayo. Con un movimiento preciso, usó su pierna derecha para golpear el suelo con fuerza, enviando ondas de choque que desequilibraron a Spajit. El impacto la hizo tambalear, dándole a Dariel la oportunidad que necesitaba.
Sin dudarlo, Dariel retrocedió rápidamente y, con un impulso enérgico, se abalanzó sobre Rigor. Con sus brazos rodeando su torso, lo tiró hacia un lado, apartándolo del alcance de Spajit justo a tiempo. "¡Vamos, Rigor, despierta! ¡Necesitamos salir de aquí!" exclamó, sintiendo que el tiempo era esencial.
Spajit, furiosa por la interrupción, se recompuso rápidamente y gritó: "¡No se interpongan! ¡Esto no ha terminado!" Su mirada estaba fija en Dariel, llena de rabia, mientras intentaba recuperar su ventaja.
Rigor, aún aturdido, miró a Dariel con gratitud y asombro. "Gracias… no sabía cómo iba a salir de esto", dijo, respirando profundamente mientras se ponía de pie con su ayuda.
"Ahora tenemos que actuar rápido", respondió Dariel, manteniendo la mirada en Spajit. "No puedo dejar que te haga daño otra vez".
Con una determinación renovada, ambos se prepararon para enfrentar a Spajit. Rigor se sentía más fuerte junto a Dariel, sabiendo que no estaba solo en esta lucha. La tensión aumentó en el aire mientras se preparaban para el siguiente movimiento, listos para luchar juntos contra su adversaria.
Rigor intentó levantarse, sintiendo un mareo y un leve abrumamiento debido a la herida en su pecho. Las gotas de sangre, que caían lentamente, mancharon el suelo mientras él trataba de mantenerse en pie. La realidad de su situación le golpeó con fuerza, pero el deseo de proteger a Dariel lo mantenía en movimiento.
Mientras tanto, Dariel no apartaba la vista de Spajit, lista para cualquier movimiento que pudiera hacer. Su corazón latía con fuerza, sintiendo la tensión en el aire. "Rigor, no te esfuerces demasiado", le advirtió, sin dejar de observar a su oponente. "Déjame encargarme de esto".
"Estoy bien", respondió Rigor, aunque el esfuerzo de mantenerse erguido era evidente. La determinación en su voz ocultaba el dolor que sentía, pero sabía que no podía dejar a Dariel sola. "No voy a dejar que te haga daño".
Spajit, viendo la debilidad de Rigor, sonrió con desdén. "Mira cómo se esfuerza por protegerte, pero no puede ni mantenerse en pie. ¿Qué te hace pensar que puedes enfrentarte a mí?", dijo con una risa burlona, su confianza creciendo a medida que se acercaba lentamente.
Dariel, al escuchar las palabras de Spajit, se sintió llena de ira. "¡Cierra la boca!", gritó, preparándose para atacar. "No voy a permitir que lo menosprecies más".
Rigor, a pesar de su estado, encontró una chispa de energía dentro de él. "Dariel, juntos", dijo, su voz más fuerte ahora, como un llamado a la acción. "No importa lo que pase, lucharemos como uno".
Spajit se rió, desestimando su unión. "¿Uno? Esto es un espectáculo patético". Pero en su interior, una punzada de incertidumbre comenzó a crecer, ya que la determinación de la pareja la sorprendió.
Dariel se giró hacia Rigor y, viéndolo tambalear, le ofreció su mano. "¿Listo? Vamos a acabar con esto". Él asintió, y juntos, decidieron enfrentarse a Spajit con todo lo que tenían. El enfrentamiento estaba a punto de desatarse, y la energía entre ellos era palpable.
El dolor atravesó el cuerpo de Rigor como un rayo, y la luz del día pareció desvanecerse a su alrededor. La perforación en su pulmón le robó el aliento, y su corazón latía con fuerza mientras caía de rodillas, luchando por mantener la consciencia. La sangre se escurría entre sus dedos, y cada respiración se convirtió en un esfuerzo monumental.
"¡Rigor!" El grito de Dariel resonó en su mente, una mezcla de amor y terror que lo sacudió. Ella corrió hacia él, su rostro pálido de preocupación mientras se colocaba frente a Spajit, dispuesta a protegerlo a toda costa. Su valentía era palpable, y eso encendió una chispa de esperanza en Rigor, aunque el mundo a su alrededor comenzaba a desvanecerse.
Spajit se reía, una risa fría y cruel que se mezclaba con el sonido de la sangre bombeando en sus oídos. "¿Y qué piensas hacer, querida Dariel? ¿Crees que puedes salvarlo? Este es solo el comienzo de su sufrimiento", dijo con desdén, disfrutando del caos que había creado. Cada palabra era como un cuchillo que desgarraba el corazón de Rigor, quien no quería que su esposa se viera envuelta en esta pesadilla.
Dariel, temblando de furia y determinación, se volvió hacia Rigor, sus ojos llenos de lágrimas. "¡No te rindas! ¡Lucha, por favor!" gritó, la desesperación en su voz resonando en el aire. Las lágrimas comenzaban a caer por sus mejillas, cada una simbolizando la angustia de ver a su amado herido y vulnerable.
Con un esfuerzo titánico, Rigor levantó la vista, su voz apenas un susurro. "Dariel… lo siento. No quise…" Pero antes de que pudiera terminar, Spajit se movió una vez más, avanzando rápidamente hacia ellos. "¡Silencio!" exclamó, levantando el cuchillo con intención de acabar con todo de una vez.
En ese momento, algo despertó dentro de Rigor. Con una fuerza que no sabía que poseía, se puso de pie, ignorando el dolor que lo consumía. "¡No!" gritó, el sonido reverberando en el aire. La pasión por proteger a Dariel llenó su ser, y una energía desconocida empezó a brotar de él. "¡No te permitiré hacerle daño!"
Dariel, sintiendo el cambio en su esposo, lo miró con admiración y esperanza. "¡Juntos, Rigor! ¡No te rindas!" Las palabras de aliento le dieron a Rigor el impulso que necesitaba, y aunque el dolor lo atravesaba, su amor por Dariel lo mantuvo en pie.
Spajit, sorprendida por la repentina determinación de Rigor, vaciló. "¿Qué? ¿Crees que puedes enfrentarte a mí así?" Su confianza comenzó a tambalear, y por un instante, el poder en la sala cambió.
Rigor, aferrándose a esa chispa de esperanza, se preparó para luchar. Su pecho palpitaba con dolor, pero en su corazón sabía que tenía que proteger a Dariel. "No lo harás", dijo con firmeza, sintiendo cómo su amor lo envolvía como una armadura. La batalla estaba lejos de terminar, y ambos sabían que su unión era la clave para vencer a Spajit.
En ese instante, el aire estaba cargado de tensión, y los tres se prepararon para lo inevitable. La lucha por la supervivencia, la lealtad y el amor estaba a punto de desatarse en una explosión de drama y emoción que cambiaría sus vidas para siempre.
Rigor, impulsado por una mezcla de adrenalina y determinación, lanzó un golpe tan rápido que sorprendió incluso a Spajit, quien no tuvo tiempo de reaccionar. El puñetazo impactó con fuerza en su rostro, y la fuerza de la colisión la lanzó hacia atrás, saliendo disparada y estrellándose contra la pared. El sonido del impacto resonó en la habitación como un trueno, y por un momento, todo quedó en silencio.
Sin embargo, el esfuerzo le pasó factura a Rigor. La presión en su pecho aumentó y, al instante, se sintió abrumado. Colocó las manos sobre la mesa para estabilizarse, los músculos temblando de fatiga mientras luchaba por recuperar el aliento. La mezcla de dolor y euforia lo invadió, y sintió que su visión se nublaba, pero la imagen de Dariel a su lado le dio fuerzas.
Dariel lo observó, una mezcla de sorpresa y admiración en su mirada. "¡Increíble, Rigor! ¡Lo hiciste!" gritó, sintiendo que la esperanza resurgía en ella. Sin embargo, sabía que no podían bajar la guardia. Spajit, aunque herida, no se quedaría quieta por mucho tiempo.
Rigor, todavía apoyado en la mesa, trató de sonreír, pero el dolor en su pecho le impidió hacerlo con sinceridad. "No… no he terminado…", respondió con esfuerzo, su voz entrecortada. La energía que había encontrado para lanzar el golpe estaba desapareciendo rápidamente, y necesitaba un momento para recuperar el aliento.
Spajit se sacudió, recobrando el equilibrio después del golpe. Su expresión cambió de sorpresa a furia, y una mueca de odio se dibujó en su rostro. "¿Así que crees que puedes golpearme y salirte con la tuya?" dijo, mientras se levantaba lentamente, sus ojos destilando malicia. "No sabes con quién te estás metiendo".
Dariel se puso en una postura defensiva, lista para proteger a Rigor, que todavía estaba luchando por recuperarse. "No te dejaremos hacerle daño", afirmó, el coraje llenando su voz.
Rigor, con su pecho aún palpitando de dolor, levantó la vista hacia Dariel, sintiéndose abrumado por su apoyo. "Vamos a hacerlo juntos", le dijo, aunque sabía que su resistencia estaba al límite. Se centró en su respiración, tratando de calmarse mientras Spajit se acercaba de nuevo, decidida a vengar el golpe que había recibido.
Spajit, ahora llena de ira, atacó con una velocidad vertiginosa, lanzándose hacia Dariel con el cuchillo en mano. Pero Rigor, aun en su estado debilitado, gritó: "¡No!" y se interpuso entre ellas en un acto de valentía desesperada.
El tiempo pareció ralentizarse mientras el destino de todos pendía de un hilo. ¿Podría Rigor resistir lo suficiente para proteger a Dariel de la furia de Spajit? La batalla se intensificaba, y cada uno de ellos sabía que el final estaba cerca, pero el resultado era incierto. La tensión en el aire era palpable, y el futuro de su amor y su vida dependía de la próxima acción.
El dolor fue inmediato y devastador. Rigor sintió como el cuchillo de Spajit se hundió en su brazo, y un grito ahogado escapó de sus labios. La sensación de frío metal atravesando su carne fue seguida de un ardor intenso, que se intensificó cuando Spajit, con una sonrisa cruel, asestó un golpe directo en la misma herida, rompiendo el hueso con un crujido alarmante.
El impacto fue tan brutal que Rigor no pudo sostenerse; fue como si el mundo se desvaneciera alrededor de él. Sin poder controlar su propio cuerpo, voló a través del aire, cruzando varios edificios en un instante, como un muñeco de trapo lanzado por una tormenta.
Finalmente, su cuerpo chocó contra un edificio en construcción, el sonido del impacto resonando como un trueno en medio de la ciudad. El golpe lo dejó aturdido, y se desplomó contra el suelo, sintiendo cómo la oscuridad comenzaba a envolverlo. La niebla de la pérdida de conciencia se acercaba, pero el eco de la voz de Dariel resonaba en su mente, instándolo a luchar, a no rendirse.
Mientras tanto, Dariel, en estado de shock por la brutalidad del ataque, gritó con desesperación: "¡Rigor!" Sin pensar en las consecuencias, corrió hacia donde había caído su esposo, el terror en su pecho creciendo con cada segundo que pasaba sin respuesta de él. Los recuerdos de su amor, de sus momentos juntos, la impulsaron a seguir adelante, a enfrentar a Spajit sin importar el costo.
Spajit, al ver cómo Rigor había sido despojado de su resistencia, soltó una risa burlona. "¿Pensabas que podrías salvarlo? ¡Mira lo que has hecho!" dijo, disfrutando del dolor que había infligido. Cada palabra era un clavo más en el ataúd de la esperanza de Dariel, pero ella se negó a dejarse vencer.
Con el corazón latiendo con fuerza, Dariel se lanzó hacia Spajit, su ira y dolor convirtiéndose en una armadura que la protegía. "¡No me importa lo que hagas! ¡Te detendré!" gritó, preparando su cuerpo para la confrontación, aunque sabía que la enemiga era peligrosa.
El viento soplaba fuerte en el lugar, y el eco del caos de la batalla se sentía cada vez más cercano. Mientras Rigor yacía herido, su amor y determinación eran la única esperanza de vencer a Spajit. Dariel sabía que la vida de Rigor dependía de su valentía, y con ese pensamiento en mente, se preparó para luchar con todo lo que tenía, sin importar lo que pudiera suceder.
La confrontación estaba lejos de terminar, y ambos sabían que el destino de sus vidas pendía de un hilo en ese oscuro y tumultuoso momento.
El furor de Dariel creció con cada palabra que pronunciaba. "No lo voy a perder", resonó en su mente como un mantra, impulsándola a actuar. En un instante, el aire se llenó de energía, y un aplauso resonó a lo lejos, marcando un cambio en la atmósfera. Sin dudarlo, se teletransportó detrás de Spajit, sus movimientos fluidos y precisos, como un rayo de luz que corta la oscuridad.
"¡Destello divino!" gritó, su puño brillando con una intensidad cegadora. El impacto fue ineludible; su puño se estrelló contra las costillas de Spajit, alcanzando su pulmón derecho. El golpe fue devastador, un sonido sordo llenó el aire mientras Spajit volaba por los aires, empujada con fuerza hacia un edificio cercano.
El choque contra la estructura fue brutal, y el sonido del impacto reverberó en la zona, como si el propio edificio se quejara por la violencia que se desataba en su entorno. Dariel sintió una mezcla de alivio y determinación. La fuerza de su golpe había desestabilizado a Spajit, pero sabía que no podía bajar la guardia.
Sin embargo, la mirada de Spajit no era de derrota. Se levantó con dificultad, sus ojos llenos de rabia y odio, mostrando que no se rendiría tan fácilmente. "¡Eres una tonta si crees que puedes salvarlo!" vociferó, frotándose las costillas mientras un brillo oscuro comenzaba a emanar de ella. "Te haré desear no haber intervenido".
Dariel se preparó, su cuerpo tenso, lista para el siguiente movimiento de su adversaria. La imagen de Rigor herido se mantenía fresca en su mente, y la necesidad de protegerlo le daba fuerzas. A pesar del peligro, su amor por él era más poderoso que el miedo que la invadía.
"¡No te atrevas a acercarte a él!" respondió Dariel, su voz firme y decidida. El aire entre ellas chisporroteaba con la tensión de la inminente confrontación, y Dariel se preparó para lo que vendría, decidida a luchar por su esposo y por su amor. Sabía que la batalla no solo era física, sino también emocional, y estaba dispuesta a luchar hasta el final para asegurarse de que Rigor estuviera a salvo.
La oscuridad y la luz estaban a punto de chocar una vez más, y cada golpe, cada movimiento, definiría no solo sus destinos, sino también el futuro de su relación.
Victor, con su característico aire de confianza y determinación, se posicionó rápidamente detrás de Rigor, observando la escena con una sonrisa que transmitía seguridad. "Déjamelo a mí", pareció decir con su mirada, dejando claro que haría todo lo posible para protegerlo.
Sin esperar a que Dariel pudiera protestar, Victor extendió su mano hacia Rigor, cuya respiración era entrecortada y débil. Con un destello de energía a su alrededor, ambos desaparecieron en un parpadeo, teletransportándose a un hospital alejado, en un país distinto, lejos de la inminente amenaza de Spajit.
La luz del nuevo entorno iluminó el rostro de Rigor, que aún luchaba contra la oscuridad de la inconsciencia. Al llegar, el personal del hospital se movilizó rápidamente, reconociendo la gravedad de las heridas de Rigor. Las luces brillantes y los sonidos del equipo médico creaban un ambiente frenético, pero Victor se aseguró de que Rigor estuviera en manos competentes antes de dar un paso atrás.
Mientras el equipo médico comenzaba a trabajar, Victor sintió un alivio momentáneo al ver que Rigor estaba en un lugar seguro. Pero en su corazón, la preocupación seguía latente. "Debo volver", murmuró para sí mismo, consciente de que la batalla aún no había terminado. Spajit no se detendría tan fácilmente, y Dariel seguía enfrentando el peligro.
En el hospital, los doctores se apresuraron a atender las heridas de Rigor, comenzando por suturar la herida del cuchillo y estabilizando su condición. Victor se quedó un momento en silencio, observando el rostro de su amigo, esperanzado en que lograría salir de esta.
Por otro lado, Dariel, aún en el lugar de la confrontación, sintió la ausencia de Rigor, lo que la llenó de incertidumbre. Sabía que Victor lo había llevado a un lugar seguro, pero la idea de no estar a su lado en ese momento crítico la llenaba de ansiedad. Sin embargo, su determinación no flaqueaba. Con el rostro firme, se preparó para enfrentar a Spajit de nuevo, sin permitir que su miedo se interpusiera en su camino.
"¡Spajit, este no es el final!" gritó Dariel, enfrentándose a la amenaza, decidida a proteger lo que más amaba. Su corazón latía con fuerza, pero su espíritu estaba lleno de una luz que desafiaba la oscuridad que se cernía sobre ellos. Sabía que debía luchar, no solo por Rigor, sino por todos aquellos a quienes quería.
El aire se volvió denso y cargado de energía mientras Dariel, con un gesto decidido y lleno de rabia, invocaba a Sam. Sus brazos estaban rectos y los puños cerrados, su voz resonó con una autoridad que imponía respeto y temor. "Yo te invoco, general y huésped de la humanidad, destructor de vidas, dios del terreno de la adaptabilidad, Sam".
En un instante, una sombra titilante apareció detrás de ella, una figura colosal que parecía absorber la luz a su alrededor. Sam, con una altura imponente de 2.80 metros, emergió de las sombras, sus tentáculos sobresaliendo de su espalda como extremidades vivientes. La textura de su piel era un intrigante contraste de blanco y negro, y su rostro, aunque amenazante, tenía una especie de elegancia oscura. La camisa y el pantalón negro que llevaba parecían fusionarse con la oscuridad misma, haciendo que su presencia fuera aún más intimidante.
Victor, a una distancia prudente, sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral. Era como si una tormenta se desatara a su alrededor, la energía que emanaba de Sam era abrumadora. Reconoció que este ser no era algo que se pudiera tomar a la ligera; la invocación de Dariel significaba que estaba dispuesta a ir al extremo por la protección de Rigor. Sin embargo, también sabía que el rango de la invocación de Sam era peligroso, extendiéndose hasta cinco kilómetros, y con ello venía el riesgo de que la situación se saliera de control.
Mientras observaba, Victor sintió que el poder de Sam no solo era formidable, sino que también poseía un aura de caos que podía amenazar tanto a enemigos como a aliados. Sin embargo, la determinación de Dariel le dio fuerzas. Ella estaba lista para pelear, y aunque el poder de Sam era inmenso, sabía que su conexión con Dariel le otorgaba una ventaja.
"¡Sam, protege a Rigor y destruye a cualquier enemigo que se interponga en nuestro camino!" ordenó Dariel, su voz resonando con la convicción de una líder.
Sam asintió, sus tentáculos extendiéndose y retorciéndose, listos para desatar su furia. El suelo tembló bajo su presencia, y la atmósfera se volvió eléctrica. Los ojos de Sam se encendieron con un brillo feroz, y un profundo rugido salió de su boca, resonando como un trueno en el aire.
"¡Spajit, prepárate para enfrentar lo que has desatado!" gritó Dariel, sintiendo cómo la energía de Sam se mezclaba con la suya, empoderándola y preparándola para la batalla. No había marcha atrás; esta confrontación sería decisiva, y estaba lista para arriesgarlo todo por Rigor.
Victor, sintiendo la urgencia de la situación, sabía que su prioridad debía ser cuidar a Rigor en el hospital. Mirando a Dariel y Sam, decidió que ellos podían manejar a Spajit. Con un último vistazo lleno de determinación hacia su amigo, se dirigió al interior del hospital, asegurándose de que el equipo médico hiciera todo lo posible por salvar a Rigor.
Las luces del hospital iluminaban las salas de emergencia, y el ambiente estaba lleno de actividad frenética. Victor se acercó a la habitación donde Rigor estaba siendo atendido, su corazón latía con ansiedad. Los médicos trabajaban rápidamente, asegurándose de estabilizarlo mientras monitoreaban sus signos vitales.
"¿Cómo está?" preguntó Victor a un médico, su voz grave y tensa.
"Estamos haciendo todo lo posible. Tiene varias heridas graves, pero hemos controlado la hemorragia. Necesitamos que se mantenga estable", respondió el médico, mientras revisaba las máquinas que monitoreaban a Rigor.
Victor se sintió un poco más aliviado al escuchar eso, pero la angustia aún lo acompañaba. Sabía que Rigor era fuerte, pero cada segundo contaba. "Voy a quedarme aquí contigo, amigo", murmuró mientras se sentaba junto a la cama, tomando la mano de Rigor con firmeza.
Mientras tanto, fuera del hospital, la batalla se desataba. Dariel y Sam se enfrentaban a Spajit, quien, después de haber sido desafiada, no se detendría ante nada. Con cada movimiento, el aire vibraba de poder y tensión. Sam, con sus tentáculos retorciéndose y una fuerza inigualable, estaba listo para proteger a Dariel y arrasar con cualquier amenaza.
"¡Vamos, Sam! ¡No le des tregua!" gritó Dariel, lanzándose hacia Spajit, llena de determinación. La ira y el miedo por Rigor le otorgaban una fuerza que nunca había conocido.
Spajit, furiosa, se lanzó hacia Dariel con una velocidad sorprendente, pero Sam se interpuso entre ellas. Con un movimiento fluido, desató una ráfaga de tentáculos que atraparon a Spajit, obligándola a retroceder. "¡No te escaparás esta vez!" la desafió Sam, su voz profunda resonando en el aire.
Dariel, sintiendo la conexión con Sam, avanzó junto a él, su puño brillando con energía divina. "¡Este es el final, Spajit! No te permitiré que le hagas daño a Rigor ni a nadie más!"
La batalla comenzó enserio, y el poder de Dariel junto con Sam era abrumador. Mientras tanto, dentro del hospital, Victor observaba cómo la situación se desarrollaba fuera de la vista, confiando en que Dariel y Sam harían todo lo posible por detener a Spajit. Su mente estaba dividida entre la preocupación por Rigor y la feroz determinación de asegurarse de que su familia estuviera a salvo.
Spajit, con una sonrisa oscura y desafiante, activó su poder de 'jackpot', una habilidad que le otorgaba inmortalidad por cinco minutos. La energía oscura la rodeó, transformando su aura en una presencia temible y casi imparable. Mientras los tentáculos de Sam la mantenían a raya, su risa resonó en el aire, llenándolo de un escalofrío ominoso.
"¿Creían que podían derrotarme tan fácilmente?" exclamó, sus ojos brillando con una luz siniestra. "¡Ahora soy invulnerable! ¡No hay nada que puedan hacer para detenerme!"
Dariel, al ver la transformación de Spajit, sintió que su determinación crecía. "¡No importa cuán poderosa te creas, te detendremos!" gritó, mientras su puño resplandecía con energía divina. Sabía que la inmortalidad temporal de Spajit era un desafío, pero también significaba que tenía un tiempo limitado para actuar.
Sam, comprendiendo la gravedad de la situación, extendió sus tentáculos con una fuerza renovada, preparándose para contener a Spajit. "Debemos aprovechar estos cinco minutos. Si la mantenemos ocupada, quizás podamos encontrar una forma de debilitarla antes de que se acabe su poder", dijo, su voz grave y decidida.
Spajit, sintiéndose invencible, lanzó un ataque directo hacia Dariel, sus movimientos eran más feroces y rápidos. Pero Dariel, entrenada y enfocada, esquivó el ataque con agilidad. "¡Sam, ahora!" ordenó, sabiendo que necesitaban combinar sus fuerzas.
Los tentáculos de Sam se lanzaron hacia Spajit, tratando de atraparla una vez más. Pero ella, con su nuevo poder, cortó algunos de ellos con facilidad, sonriendo con malicia. "¿Es eso todo lo que tienen? ¡Vamos, intenten un poco más!"
Dariel no se dejó intimidar. Se concentró, invocando toda su fuerza interna. "¡Destello divino!" gritó, canalizando su energía en un solo puñetazo que brillaba intensamente. Con determinación, se lanzó hacia Spajit, buscando un punto vulnerable a pesar de la inmortalidad temporal.
El impacto fue feroz, y aunque Spajit sonrió ante el ataque, sintió la fuerza detrás del golpe. "¡Esto no ha terminado!" exclamó, recuperando su postura mientras se preparaba para contraatacar.
Victor, desde el hospital, sintió el cambio en el ambiente. La energía de la batalla era palpable, y aunque estaba preocupado por Rigor, sabía que tenía que ayudar a Dariel. Con una mirada decidida, tomó la mano de su amigo y le susurró: "Voy a unirme a la pelea. Necesito que te mantengas fuerte".
Justo cuando estaba a punto de salir, una explosión resonó fuera del hospital. Victor se detuvo, su corazón latiendo con fuerza. "No puedo quedarme aquí", murmuró, antes de teletransportarse hacia el lugar de la batalla, decidido a ayudar a Dariel y Sam a enfrentar a Spajit antes de que su tiempo de invulnerabilidad terminara.
Sam atacó con sus tentáculos, golpeando a Spajit con una fuerza abrumadora, mientras Dariel lanzó un puñetazo lleno de energía divina. Sin embargo, para su sorpresa, Spajit aguantó ambos ataques con una sonrisa desafiante en su rostro. La inmortalidad temporal le daba una confianza renovada, y parecía disfrutar el desafío.
"¡Es todo lo que tienen!?" se burló Spajit, su risa resonando en el aire. "¿Creen que sus golpes me asustarán? ¡Soy inmortal por cinco minutos!"
Sam, sintiendo la frustración de su incapacidad para derribarla, se concentró. "¡No podemos dejar que esto continúe! Dariel, necesitamos hacer algo que la sorprenda", dijo, manteniendo sus tentáculos listos para atacar de nuevo.
Dariel, sin perder tiempo, buscó en su interior un nuevo enfoque. "Si no podemos derribarla con fuerza bruta, tal vez podamos desorientarla", sugirió. "Distráela y yo intentaré un ataque que la incapacite."
Sam asintió, lanzando una serie de ataques rápidos y variados con sus tentáculos para mantener a Spajit en movimiento. Mientras tanto, Dariel se preparó para su próximo movimiento, sabiendo que el tiempo jugaba en su contra.
Spajit, disfrutando de la pelea, comenzó a atacar con más agresividad, lanzando cuchilladas al azar mientras esquivaba los tentáculos de Sam. "¡Esos son buenos intentos, pero no son suficientes!", exclamó, riendo al mismo tiempo.
Dariel vio una oportunidad. "¡Ahora, Sam!" gritó mientras se lanzaba hacia Spajit, levantando sus puños brillantes. Justo cuando Spajit se enfocó en los tentáculos de Sam, Dariel utilizó su velocidad para cerrar la distancia rápidamente.
Con un grito poderoso, lanzó su puñetazo directo al abdomen de Spajit, buscando desestabilizarla. La energía divina brilló intensamente al impactar, y por un momento, la risa de Spajit se detuvo.
"¡Eso es!" dijo Sam, aprovechando el momento y lanzando sus tentáculos para atrapar a Spajit. Ella se tambaleó hacia atrás, sorprendida por el ataque y, por primera vez, sintió que su poder estaba siendo desafiado.
"¡Esto no ha terminado!" gritó Spajit, pero su sonrisa se desvaneció, y la furia comenzó a sustituir a la diversión. La invulnerabilidad que le había dado tanta confianza empezaba a verse amenazada.
Dariel y Sam no se detuvieron. "¡Ahora, ataca de nuevo!" ordenó Dariel, y juntos lanzaron una serie de ataques coordinados, cada golpe contando. Sabían que tenían que actuar rápido antes de que el tiempo de Spajit se agotara y ella pudiera contraatacar con toda su fuerza.
La batalla se intensificó, cada golpe resonando con fuerza, mientras los dos combatientes se mantenían firmes, decididos a acabar con la amenaza que Spajit representaba.
En medio del feroz intercambio de golpes, la ira de Spajit alcanzó un nuevo nivel. Con un grito de rabia, canalizó su energía y lanzó un golpe devastador que impactó simultáneamente a Sam y a Dariel. La fuerza del ataque fue tan intensa que ambos se vieron lanzados a varios metros de distancia.
"¡No pueden detenerme!" exclamó Spajit, su rostro retorcido en una mezcla de enojo y satisfacción. Con un movimiento rápido de sus manos, creó una explosión de energía oscura que desató un poder destructivo a su alrededor. La explosión no solo destruyó los tentáculos de Sam, sino que también arrasó con la invocación de Dariel, haciendo que la forma imponente de Sam se desvaneciera en una nube de energía.
Dariel fue lanzada a través del aire, aterrizando brutalmente en el suelo y rodando por la inercia. Sentía el dolor punzante en su cuerpo, pero la adrenalina la mantenía alerta. Se levantó con esfuerzo, notando que la situación había cambiado drásticamente. Sam, a su vez, se sacudió un poco aturdido, tratando de recuperarse y volver a la pelea.
"¡Dariel, ¿estás bien?!" llamó Sam, tratando de levantarse mientras la explosión aún resonaba en el aire. Su mirada se centró en Spajit, que ahora parecía más poderosa y peligrosa que nunca.
Dariel, aunque herida, se mantuvo firme. "¡Sí! Pero tenemos que actuar rápido. No podemos dejar que se recupere de esto", respondió, respirando pesadamente mientras intentaba enfocarse. La energía que había liberado Spajit había debilitado su invocación, y ahora sentía que necesitaban un nuevo plan.
"¡Yo me encargaré de distraerla!" dijo Sam, su determinación volviéndose palpable. "Tú debes encontrar una forma de restaurar tu energía o invocar a algo más poderoso."
Dariel asintió, sabiendo que Sam estaba dispuesto a arriesgarlo todo. "Ten cuidado, Sam. No la subestimes. Ella está furiosa", advirtió.
Con una profunda respiración, Sam se lanzó hacia Spajit, tratando de atraer su atención. "¡Vamos, Spajit! ¡No soy un simple oponente!" gritó, lanzando sus tentáculos nuevamente. Spajit, irritada por la interrupción, se giró hacia él, enfocando toda su furia en el ataque.
Mientras tanto, Dariel comenzó a concentrarse, buscando dentro de sí misma. Sabía que necesitaba canalizar su energía para poder invocar algo que pudiera contrarrestar la inmortalidad temporal de Spajit. "¡Debo hacerlo rápido!" pensó, mientras cerraba los ojos y se centraba en su conexión con el poder divino.
La batalla continuaba, y la tensión aumentaba en el aire. Spajit, al ver a Sam atacarla con renovada furia, no dudó en lanzar su propia serie de ataques, pero Sam se movía con agilidad, intentando esquivarla. La energía oscura y la luz divina chocaban en el campo de batalla, creando un espectáculo de destellos y explosiones.
Dariel sabía que el tiempo se estaba acabando. Tenía que encontrar la fuerza para levantarse y enfrentar a Spajit de una vez por todas.
El momento culminante llegó cuando la invocación de Sam se desvaneció, convirtiéndose en una sombra que desapareció ante la mirada burlona de Spajit. "No duró nada tu invocación", dijo con desdén, cruzando los brazos mientras su sonrisa se ampliaba, como si se regodeara en la victoria inminente.
Dariel, sintiendo que el peso de la desesperación la oprimía, se sintió vulnerable al ver cómo su aliado desaparecía tan rápidamente. Sin embargo, en lugar de rendirse, el fuego dentro de ella se avivó. "¡Esto no ha terminado, Spajit!" gritó, su voz resonando con determinación.
Recuperando el equilibrio, Dariel comenzó a canalizar la energía que aún le quedaba, y aunque Sam ya no estaba presente para ayudarla, sabía que tenía que confiar en su propia fuerza. "Si tengo que luchar sola, lo haré", se dijo a sí misma, enfocando su energía en su puño.
Spajit, viendo que Dariel se preparaba para atacar, se rió. "¿De verdad crees que puedes vencerme sin tu juguete?" Se lanzó hacia Dariel con velocidad, dispuesta a aprovechar la debilidad de su oponente.
Dariel se movió rápidamente, evadiendo el ataque y contraatacando con un golpe que, aunque menos poderoso sin la invocación, aún contenía la fuerza de su determinación. "¡No me subestimes!" gritó, lanzando un puñetazo que conectó con el lado de Spajit, sorprendiéndola momentáneamente.
La pelea se intensificó nuevamente, con Dariel utilizando toda su habilidad y agilidad para esquivar los ataques de Spajit. Sabía que tenía que mantener la presión, no podía permitirse un respiro. Spajit, enfurecida por el ataque, volvió a arremeter, lanzando cuchillos de energía oscura en dirección a Dariel.
Con movimientos fluidos, Dariel comenzó a esquivar y contraatacar, tratando de encontrar la oportunidad perfecta para usar la energía divina que había acumulado. "Si no puedo depender de una invocación, entonces encontraré mi propia forma de ganar", pensó, y comenzó a concentrarse en su poder interno.
Mientras la pelea continuaba, Dariel recordaba las palabras de sus ancestros sobre el verdadero poder que reside en uno mismo. "¡Por cada golpe que recibo, me vuelvo más fuerte!" se repetía, llenándose de valor.
Finalmente, encontró una apertura. Dariel cerró los ojos por un instante, concentrándose y recordando la energía divina que corría a través de ella. Con una explosión de poder, lanzó un ataque directo, creando una onda de energía que envió a Spajit a retroceder.
"¡Ahora, daré todo de mí!" gritó Dariel, sintiendo cómo su energía brillaba intensamente. Sabía que este era su momento. Mientras Spajit trataba de recuperar la compostura, Dariel se lanzó con todo lo que tenía, dispuesta a demostrar que, aunque no tuviera a Sam a su lado, su propia fuerza era más que suficiente para enfrentarse a la adversidad.
Dariel retrocedió unos pasos, respirando con dificultad mientras observaba a Spajit, ambas visiblemente heridas. La tensión en el aire era palpable, y aunque el desgaste físico era evidente, ninguna de las dos estaba dispuesta a ceder.
Spajit, con su característica sonrisa desafiante, se limpiaba la sangre del rostro y se preparaba para continuar el combate. Dariel, por su parte, se mantenía firme, enfocando su energía y evaluando su próximo movimiento.
Desde lo alto de un edificio cercano, Victor llegó al campo de batalla. Su figura se mantenía inmóvil, observando en silencio mientras las dos mujeres se enfrentaban. No hizo ningún movimiento para intervenir, solo observaba, como si estuviera esperando el desenlace o tal vez midiendo el nivel de poder que ambas estaban desplegando.
Victor, con su mirada aguda y su expresión inescrutable, analizaba cada golpe, cada movimiento. Sabía que el combate estaba lejos de terminar, pero también entendía que, por ahora, debía mantenerse al margen. Su enfoque estaba en Rigor, a quien había dejado a salvo en el hospital, pero tampoco podía ignorar lo que estaba sucediendo en el campo de batalla.
Dariel, sintiendo la presencia de Victor, echó un rápido vistazo en su dirección, sabiendo que él estaba allí, pero sin pedir su ayuda. Este era su combate, una prueba de su fortaleza y determinación. Sabía que Victor la observaba, pero no podía permitir que eso la distrajera. Tenía que concentrarse en Spajit, que, a pesar de las heridas, seguía siendo una amenaza peligrosa.
Ambas guerreras se prepararon para lo que podría ser el próximo y definitivo enfrentamiento, mientras Victor continuaba siendo un silencioso espectador, evaluando si su intervención sería necesaria o si Dariel demostraría ser más fuerte de lo que incluso él había anticipado.
Ambas, decididas a darlo todo, cargaron con todo su poder, lanzándose la una contra la otra. En un momento que parecía eterno, sus puños impactaron simultáneamente en el rostro de la otra, y el mundo pareció detenerse.
El golpe resonó con tal fuerza que el aire se volvió denso y el suelo tembló. Una explosión masiva se desencadenó en el punto de impacto, desatando una onda de choque que arrasó con edificios y calles en los alrededores, envolviendo todo en una nube de polvo y escombros. La intensidad del impacto fue tal que incluso Victor, que observaba desde la distancia, sintió la vibración en el edificio en el que se encontraba.
Ambas salieron disparadas en direcciones opuestas, rodando por el suelo y dejando rastros de destrucción a su paso. El dolor era insoportable, y ambas sentían los efectos de la brutal colisión en sus cuerpos agotados y heridos. La ciudad, o lo que quedaba de esa parte de ella, estaba sumida en el caos.
Victor, observando el desolador escenario, no pudo evitar esbozar una leve sonrisa de admiración y respeto por la fuerza de ambas guerreras. Pero en el fondo, sabía que esta batalla no podía continuar así sin consecuencias irreparables. Aun así, eligió esperar, respetando la voluntad de Dariel de enfrentar a Spajit sola.
Mientras el polvo comenzaba a asentarse, Dariel y Spajit, tambaleándose, se levantaron entre los escombros, la determinación aún ardiente en sus ojos, conscientes de que el combate aún no había terminado.
Los cinco minutos de inmortalidad de Spajit habían pasado, y el dolor comenzó a manifestarse en su cuerpo, debilitando su resistencia. Se tambaleó ligeramente, sintiendo los efectos de los golpes que antes había soportado sin consecuencias. Dariel, notando ese cambio, no perdió tiempo y aprovechó el momento.
Concentró toda su energía, formando una flecha luminosa y brillante en sus manos. Su poder irradiaba con fuerza, vibrando en el aire mientras se enfocaba en la creación de su ataque. La flecha de energía crepitaba, cargada de una intensidad peligrosa, reflejando su determinación por terminar la batalla.
Spajit, sintiendo la inminente amenaza, intentó recomponerse, pero su cuerpo no respondía como antes. Los dolores acumulados y el agotamiento la estaban alcanzando. Dariel, con una mirada decidida y enfocada, levantó el arco invisible que había formado con su poder, apuntando directamente hacia Spajit.
"Esto es por todo lo que me has hecho, y por Rigor," susurró Dariel, mientras la flecha comenzaba a brillar con una luz aún más intensa. Sin dudarlo más, soltó la cuerda de energía, y la flecha salió disparada con una velocidad deslumbrante, rompiendo el aire a su paso, directamente hacia Spajit, que apenas podía moverse.
El destino de la batalla estaba en ese ataque, y ambos lo sabían.
La flecha de energía de Dariel impactó directamente en Spajit, desencadenando una explosión masiva de luz azul. La onda expansiva que siguió fue devastadora, arrasando edificios cercanos como si fueran de papel, mientras un fuego azul se extendía rápidamente por el área. El rugido de la explosión resonaba por toda la ciudad, y el cielo mismo parecía temblar ante la magnitud del ataque.
Escombros volaron por todas partes, y el calor de la explosión quemaba todo a su paso. El fuego azul se levantaba como columnas incandescentes, consumiendo todo lo que tocaba. Las estructuras que quedaban de pie se derrumbaban bajo la presión, y el viento generado por la onda expansiva hacía que el aire mismo pareciera vibrar con energía.
Dariel, exhausta pero aún en pie, observaba desde la distancia, tratando de recuperar el aliento. Sabía que había puesto todo en ese ataque, pero aún no podía estar segura del resultado. La intensa luz de la explosión finalmente comenzó a desvanecerse, y los escombros caían al suelo como una lluvia de destrucción.
Spajit, en medio del caos, estaba cubierta de heridas. Su resistencia se desvanecía, y a pesar de su fuerza, la devastación causada por la flecha había sido demasiado. Dariel, aunque cansada y golpeada, mantuvo la guardia alta, sabiendo que incluso ahora, Spajit podría intentar algo desesperado. Sin embargo, el golpe había dejado claro que la batalla se inclinaba a su favor.
Victor, observando desde lejos, notó cómo la ciudad a su alrededor quedaba devastada por la explosión, pero su preocupación se mantuvo en Rigor y en cómo Dariel había cambiado el curso de la batalla.
Spajit, envuelta en fuego y con su carne visiblemente quemada, se levantó lentamente, con una sonrisa desafiante y el brillo de supervivencia en sus ojos. Había logrado activar su "jackpot" en el último segundo, mitigando parte del daño de la flecha de Dariel, pero no había podido evitar las heridas. A pesar de estar al borde del colapso, Spajit seguía en pie, decidida a continuar la pelea.
Sin embargo, justo cuando estaba a punto de lanzar otro ataque, Victor apareció entre ellas, poniéndose delante de Dariel y Spajit con una calma abrumadora. Su presencia era imponente, y en su rostro había una mezcla de seriedad y control absoluto. Su mirada, profunda y firme, recorrió la escena mientras evaluaba a las dos guerreras.
"Esto termina aquí," dijo Victor con una voz grave pero serena. El aire a su alrededor pareció densificarse con el poder que emanaba de él. No era una petición; era una orden.
Dariel, aún cargada de energía y adrenalina, retrocedió ligeramente, confiando en que Victor intervendría de forma decisiva. Spajit, aunque furiosa y exhausta, sintió el poder de Victor de cerca y supo que cualquier intento de continuar podría ser inútil. A pesar de su inmortalidad temporal, su cuerpo estaba al límite, y enfrentarse a Victor en ese estado podría significar su fin definitivo.
Victor no movió un músculo, pero su sola presencia marcaba el fin de la batalla. La ciudad a su alrededor estaba en ruinas, y tanto Spajit como Dariel lo sabían: cualquier movimiento en falso podría desencadenar un final irreversible.
Spajit, aún con una sonrisa altiva en su rostro, caminaba con rapidez, aparentemente lista para retirarse. Su ego le hacía creer que había escapado una vez más, pero Victor no iba a permitirlo esta vez. Sin decir una palabra, levantó ambas manos y comenzó a formar una esfera espiritual brillante, una masa de energía que vibraba con un poder siniestro.
La esfera creció rápidamente, emanando una atracción irresistible. Antes de que Spajit pudiera reaccionar, su cuerpo comenzó a ser absorbido por la esfera, arrastrando su alma y carne hacia su interior. Spajit intentó resistir, pero el poder de la esfera era implacable. La sonrisa se desvaneció de su rostro cuando se dio cuenta de lo que estaba sucediendo.
Victor, con expresión imperturbable, controló la esfera mientras consumía completamente a Spajit, borrando su existencia en un acto final de poder absoluto. Cuando la esfera completó su tarea, reduciendo a Spajit a nada, Victor, con un gesto de determinación, llevó la esfera hacia su boca.
A pesar de la repulsión que le causaba el sabor de la energía oscura de Spajit, Victor tragó la esfera, asegurándose de que no quedara rastro alguno de ella. El sabor amargo y desagradable dejó una mueca en su rostro por un breve instante, pero el acto fue necesario. Spajit estaba destruida, y con ella, una amenaza menos en el mundo.
Victor respiró profundamente, limpiándose la boca con el dorso de la mano, antes de voltear para mirar a Dariel, asegurándose de que estuviera bien. "Es el fin," murmuró, dejando que el silencio pesado del campo de batalla se asentara tras la brutal conclusión.
Después de consumir la esfera que contenía el alma y poder de Spajit, Victor sintió una energía extraña recorrer su cuerpo. Los poderes de Spajit ahora le pertenecían, pero esa victoria no le traía satisfacción. Al contrario, un profundo vacío lo invadía. A pesar de haber derrotado a una poderosa enemiga y adquirir sus habilidades, el costo emocional fue alto.
Victor, sin decir una palabra, se sentó en silencio. Su postura reflejaba un estado de agotamiento, pero también una profunda tristeza. No había gloria en lo que acababa de hacer, solo un peso más sobre sus hombros. Sus manos temblaban levemente mientras miraba al suelo, sumido en pensamientos oscuros.
No quería compartir lo que había sucedido, ni los nuevos poderes que ahora corrían por sus venas. Era una carga que prefería llevar solo, sin exponer a los demás al conflicto interno que sentía. Todo lo que quedaba era un sentimiento de pérdida, incluso después de la victoria.
El ambiente a su alrededor parecía apagado, y Victor, con la mirada perdida, se dejó llevar por la sensación de que, aunque había vencido, algo en él se había roto un poco más.
Fin.