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Chapter 2 - ova 1 parte 2: el atormento del más fuerte.

Dentro de lo que cabe a los cinco años fue abusado en la anterior ova, no refleje los sucesos aquí, les mostraré más a fondo esos problemas que tenía.

La Oscuridad que Consumía a Víctor

Víctor regresó a casa, su cuerpo tembloroso y su mente en un torbellino. La oscuridad del callejón aún lo envolvía, y el dolor físico palidecía ante la tormenta emocional que lo asaltaba.

Al entrar en su habitación, Víctor cerró la puerta con cuidado. La luz de la lámpara parpadeó, arrojando sombras inquietantes por toda la habitación. Se dejó caer en la cama, sintiendo cómo la realidad se desmoronaba a su alrededor.

Los recuerdos del abuso lo atormentaban. La señora y el señor, sus palabras crueles, la sensación de impotencia. ¿Por qué él? ¿Por qué había sido elegido para este destino oscuro?

La depresión se apoderó de él como una marea negra. Se sentía atrapado en un abismo sin fondo, incapaz de encontrar una salida. Las lágrimas brotaban sin control, y su corazón latía con una mezcla de rabia y desesperación.

Los trastornos de estrés postraumático también se manifestaron. Las pesadillas lo asaltaban cada noche. Revivía el momento en que la señora lo sujetaba con fuerza, mientras el señor se acercaba con mirada fría. El sonido de sus propias súplicas resonaba en su mente.

Víctor se volvió retraído. Evitaba a su familia, temeroso de que descubrieran su secreto. La ansiedad lo acompañaba a todas partes, como una sombra persistente.

En su mente, la profecía seguía resonando: "El sacrificio necesario para salvarnos a todos". ¿Qué significaba eso? ¿Qué oscuros secretos guardaba su destino?

Víctor se aferró a sus propios métodos de supervivencia. Cerró los ojos y se prometió a sí mismo que encontraría respuestas. Buscaría la verdad, incluso si eso significaba enfrentarse nuevamente a la oscuridad.

La Lucha de Víctor en los Campos de Cultivo

Víctor despertó, el olor a tierra fresca impregnando el aire. La granja de su familia se extendía frente a él, con hileras de cultivos y árboles frutales. Aunque su mente seguía atormentada por el abuso, el trabajo en la tierra le proporcionaba un refugio.

El sol se alzaba sobre los campos, pintando el cielo de tonos dorados. Víctor se enfundó en su ropa de trabajo, sintiendo la textura rugosa del algodón contra su piel. Cogió la azada y se dirigió hacia las hileras de maíz.

El contacto con la tierra era terapéutico. Cada golpe de la azada parecía liberar parte de su dolor. Las raíces del maíz se aferraban al suelo, igual que él se aferraba a la esperanza.

Los pájaros cantaban en los árboles cercanos, y Víctor se permitió sonreír. Aquí, en medio de la naturaleza, podía olvidar por un momento la oscuridad que lo acechaba.

Pero incluso en este ambiente apacible, los fantasmas del pasado lo perseguían. Las noches eran las peores. Las pesadillas lo arrastraban de vuelta al callejón, y el sudor empapaba sus sábanas.

Víctor se esforzaba por mantenerse fuerte. Ayudaba a su familia en la granja, plantando semillas de esperanza en la tierra fértil. Quizás, algún día, encontraría respuestas y sanaría las heridas que lo consumían.

La Luz de una Nueva Mañana

El sol se filtró a través de las persianas de la habitación de Víctor. La luz dorada pintó patrones en el suelo de madera. Víctor despertó, su mente aún atrapada entre los recuerdos oscuros y la esperanza.

Se levantó con cuidado, sintiendo la rigidez en sus músculos por el trabajo en la granja. El aroma del desayuno se filtraba desde la cocina. Su madre estaba allí, preparando tortillas frescas y café.

Víctor se sentó a la mesa, su mirada perdida en el vapor ascendente de la taza. Las palabras de la señora y el señor seguían resonando en su cabeza. ¿Era él realmente el elegido para un sacrificio?

Su madre le sonrió, ajena a la tormenta interna de su hijo. "¿Cómo dormiste, Víctor?" preguntó.

Él asintió, incapaz de encontrar las palabras adecuadas. La granja era su refugio, pero también su prisión. Cada surco en la tierra parecía una cicatriz.

El día avanzó. Víctor continuó trabajando en los campos, el sol calentando su piel. Las aves revoloteaban, y el viento susurraba secretos en las hojas de los árboles.

Pero la depresión seguía allí, como una sombra al acecho. Las imágenes del callejón se superponían con el verde de los cultivos. Los trastornos de estrés postraumático lo atacaban en momentos inesperados.

Víctor se aferró a la rutina. Plantó semillas, cuidó de los animales y se sumergió en el trabajo. Quizás, en la tierra, encontraría respuestas.

La Lucha Interna de Víctor en los Campos

El sol ardía sobre los campos de maíz. Víctor, sudoroso y agotado, continuaba su labor. Pero algo cambió. Su corazón comenzó a latir con violencia, y el aire se volvió denso.

El estrés lo envolvió como una serpiente venenosa. Las imágenes del callejón regresaron con fuerza: la señora, el señor, sus palabras crueles. Víctor dejó caer la azada, sus manos temblando.

Los sonidos de la granja se desvanecieron. El viento se convirtió en un aullido en sus oídos. El mundo se estrechó hasta que solo quedó él y su tormento.

Se arrodilló en la tierra, luchando por respirar. Las lágrimas se mezclaron con el sudor. La depresión y el trastorno de estrés postraumático se fusionaron en una tormenta perfecta.

Su madre corrió hacia él, preocupada. "Víctor, ¿qué sucede?"

Él no pudo responder. Las palabras se atascaron en su garganta. Solo quería escapar de su mente, de la oscuridad que lo consumía.

La granja, que solía ser su refugio, ahora era una prisión. Víctor se aferró al suelo, sintiendo cómo la tierra se mezclaba con su desesperación.

La Máscara de Víctor

Víctor se limpió las lágrimas con el dorso de la mano, tratando de ocultar su tormento. Su madre lo miraba con preocupación, esperando una respuesta.

"Estoy bien, mamá", murmuró Víctor, forzando una sonrisa. Pero sus ojos traicionaban la verdad.

Su madre frunció el ceño, como si intuyera que algo no estaba bien. "¿Seguro?"

Víctor asintió con más convicción de la que sentía. "Solo un poco cansado por el trabajo en los campos. Nada importante."

La mentira se aferró a su garganta, pero era necesaria. No podía preocupar a su madre con la oscuridad que lo consumía.

La granja seguía su rutina, y Víctor continuó plantando semillas de maíz. Pero bajo la fachada de normalidad, su lucha interna persistía.

Cuando el día terminó, empezó la noche a brillar.

La soledad del más fuerte

Víctor se sentó en el borde de su cama, la habitación sumida en penumbra. La granja estaba en silencio, solo interrumpida por el suave murmullo del viento.

"¿Por qué yo?", se preguntó en voz baja. Sus dedos se aferraron al borde de la manta. "¿Por qué fui elegido para este destino oscuro?"

La señora y el señor seguían acechándolo en su mente. Sus palabras crueles resonaban como un eco persistente. "El sacrificio necesario para salvarnos a todos." ¿Qué significaba eso?

Víctor cerró los ojos, tratando de encontrar respuestas. Pero solo encontró más preguntas.

"¿Quién soy realmente?", susurró. "¿Qué secretos guardo en mi interior?"

La depresión lo envolvía como una niebla densa. Las lágrimas se deslizaron por sus mejillas.

"Mamá no debe saber. No puedo preocuparla." Víctor se aferró a la mentira, como si fuera un salvavidas.

Pero la oscuridad seguía allí, esperando en las sombras.

Siguiente historia:

El Enigma de Nine Sharon: Orígenes Oscuros

Nine Sharon nació en una noche de tormenta, en una aldea remota al pie de las montañas. Su madre, una mujer solitaria y misteriosa, lo crió en secreto. Desde temprana edad, Nine Sharon mostró habilidades inusuales: una conexión innata con las energías cósmicas y una aguda percepción de los hilos invisibles que unían a las personas y los destinos.

El Encuentro con el Anciano Sabio

A los diez años, Nine Sharon se encontró con un anciano sabio en el bosque. El anciano, con ojos centelleantes y una barba blanca como la nieve, lo miró con intensidad. "Eres especial, niño", le dijo. "Tus raíces están en las estrellas. Debes buscar respuestas."

Nine Sharon no entendía completamente, pero algo en las palabras del anciano resonó en su interior. ¿Por qué había nacido con estas habilidades? ¿Qué significaba su conexión con las estrellas?

La Llegada a la Academia Militar

A los diecisiete años, Nine Sharon dejó su aldea y se dirigió a la Ciudadela de los Guerreros. Allí, en la Academia Militar, se encontró con jóvenes de diversas procedencias, todos ansiosos por convertirse en guerreros. Los instructores notaron su destreza en el combate y su dominio del ki.

Víctor, un joven apasionado y lleno de cicatrices emocionales, llamó la atención de Nine Sharon. Sus caminos se cruzaron en el campo de entrenamiento, donde compartieron técnicas de lucha y secretos del cosmos. Víctor, con su pasado turbulento, encontró en Nine Sharon un amigo y un misterio por resolver.

Acontecimientos cuando estaban en la academia militar:

Los Hilos Cósmicos

Nine Sharon hablaba de los hilos cósmicos que conectaban a las personas con los dioses y los demonios. "Somos piezas en un juego más grande", susurraba. "Nuestros destinos están entrelazados con fuerzas olvidadas."

Víctor, escéptico pero intrigado, buscaba respuestas junto a Nine Sharon. ¿Por qué habían sido elegidos? ¿Qué papel desempeñaban en el conflicto que se avecinaba?

Escena después de que Victor se encontrará con la anciana en aquel bosque:

Nine Sharon y Víctor: La Perspectiva del Héroe

En una noche lluviosa, en el rincón más oscuro de la Ciudadela de los Guerreros, Nine Sharon y Víctor se encontraron. Las antorchas parpadeaban, y el sonido de la lluvia golpeando las piedras creaba un ambiente íntimo.

Nine Sharon, con su cabello plateado empapado, miró a Víctor con ojos penetrantes. "¿Sabes, Víctor?", comenzó, "siempre veo la perspectiva del héroe en cada situación."

Víctor frunció el ceño. "¿Incluso cuando todo parece perdido?"

Nine Sharon asintió. "Sí. Porque incluso en la oscuridad más profunda, hay una oportunidad para la grandeza. Cada batalla, cada traición, es una página en nuestra epopeya personal. Somos los protagonistas de nuestra historia."

Víctor se apoyó contra la pared húmeda. "Pero a veces, la vida no es una epopeya. Es un callejón sin salida, una lucha sin sentido."

Nine Sharon sonrió. "Eso es lo que los villanos quieren que creamos. Pero nosotros, Víctor, somos los héroes. Nuestros errores, nuestras heridas, son las cicatrices de la valentía. Cada paso que damos, incluso si nos duele, nos acerca al clímax de nuestra narrativa."

Víctor miró sus manos ensangrentadas. "¿Y si no quiero ser un héroe? ¿Y si solo quiero sobrevivir?"

Nine Sharon se inclinó hacia él. "La supervivencia también es heroica, amigo mío. A veces, el simple hecho de levantarte después de caer es un acto de valentía. No subestimes tu papel en esta historia cósmica."

La lluvia seguía cayendo, pero Nine Sharon y Víctor permanecieron allí, dos guerreros con perspectivas opuestas. Uno veía la grandeza, el otro la supervivencia. Pero ambos, de alguna manera, eran héroes en su propio camino.

Es entonces que ellos subieron a lo que sería la azotea.

La lluvia seguía cayendo, empapando sus ropas y creando charcos en la azotea. Nine Sharon y Víctor se enfrentaron, dos almas enredadas en una danza de ambición y destino.

Nine Sharon: (con una sonrisa astuta) Víctor, ¿qué es lo que realmente deseas?

Víctor: (sus ojos oscuros reflejaban tormento) Quiero respuestas. Quiero entender por qué soy el elegido, por qué la oscuridad me persigue.

Nine Sharon: (se acercó) Respuestas... siempre tan noble. Pero, ¿qué harás con ellas? ¿Cambiarán algo?

Víctor: (con vehemencia) Cambiarán mi propósito. No quiero ser un sacrificio. Quiero ser libre.

Nine Sharon: (se rió) La libertad es un lujo para los débiles. Yo quiero poder. Quiero controlar mi destino, moldear el mundo a mi antojo.

Víctor: (frunció el ceño) ¿Y si el poder te corrompe? ¿Si te conviertes en lo que odias?

Nine Sharon: (señaló la ciudad) Mira a tu alrededor, Víctor. El dinero, el poder, son las cadenas que nos liberarán. No puedo permitirme ser débil.

Víctor: (con tristeza) Pero, Nine, ¿no ves? La grandeza no está solo en el poder. Está en la compasión, en la lucha por lo correcto.

Nine Sharon: (se burló) ¿Compasión? Eso no paga las facturas.

Víctor: (con firmeza) No quiero ser un héroe ni un villano. Quiero ser yadaratman. Quiero encontrar la verdad y sanar.

Nine Sharon: (lo miró con lástima) Entonces, Víctor, prepárate para la desilusión. Porque en esta ciudad, la verdad es un bien escaso.

Se separaron, cada uno cargando su propia carga. Uno buscando respuestas, el otro, poder. Pero ambos, de alguna manera, anhelando algo más.