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Beatriz se tensó y sus ojos se abrieron de par en par con shock. Él le estaba besando…
Movía su boca contra la de ella con fuerza y fiebre. Era un beso enojado. Rhys sostenía firmemente la parte trasera de su cuello y ella apenas podía respirar.
Viendo que no respondía al beso, él tiró de su labio inferior, ella gemió de dolor, y eso le permitió a él deslizar su lengua en su boca.
Beatriz trató de empujarlo, pero él no se inmutó. Se dio cuenta de que su resistencia disminuía lentamente.
Su mente ya no estaba al mando, la sensación había tomado posesión de cada fibra de su ser.
Por alguna enfermiza razón, se encontró respondiendo al beso.
Su boca sabía exactamente como la última vez que la había besado para despedirse. Podía saborear el leve toque de menta en su lengua.
Su cálida lengua recorría la de ella y podía sentir el frío metal de su piercing en el labio, en la esquina de su boca.
Damien... No... No, ella no podía hacerle esto. Era cruel.