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Manteniendo sus ojos en Rhys, Beatriz se quitó el vestido, exponiendo su piel desnuda a ellos. Solo le quedaban las bragas puestas.
Ambos hombres exhalan simultáneamente. Beatriz debería odiar la oleada de poder que le daba la oleada de lujuria, pero no lo hacía. Se sentía correcto.
Damián se movió debajo de ella, apretando su muslo con la mano. Ella podía sentirlo endurecerse debajo de ella.
—Toca tus tetas —ordenó.
—Desliza tus manos sobre ellas y luego tira de tus pezones. Sí, así. Mierda.
Beatriz vio a Rhys respirando con dificultad. Podía ver la protuberancia en su pantalón haciéndose dolorosamente dura.
Ella se mordió los labios e inclinó la cabeza hacia atrás mientras pellizcaba su pezón entre sus dedos.
—Es hermosa, ¿verdad, hermano?
Rhys se lamió los labios, ella podía ver su autocontrol desvaneciéndose,
—Sí.
Beatriz reprimió un leve gemido cuando la mano de Damián agarró su muslo y lo apretó con firmeza.