Punto de vista: Leonardo Leonez
17 de noviembre de 1804
Todavía era de noche y la oscuridad envolvía la hacienda, el sol aún no había salido, pero había mucha actividad al frente de la hacienda.
Estaba de pie frente a la ventana apreciando el frenético caos afuera con antorchas encendidas, los trabajadores subían el equipaje al carruaje mientras unos pocos guardias de mi padre con sus uniformes negros cuidaban de cerca.
Además, mi padre había solicitado una escolta militar, por lo que pude apreciar a un contingente de trece hombres a caballo, se alineaban junto al camino de entrada a la hacienda con sus uniformes azules y blancos con detalles rojos.
Toc, toc
"adelante" respondí sin girarme cuando llamaron a la puerta.
Entonces escuche la voz de María detrás de mí.
"Leonardo, todo está listo para partir, su familia lo espera en la sala", dijo con voz suave.
Me giré hacía María finalmente, ella tenía en sus manos mi saco negro lista para ayudarme a vestirme.
"Gracias María, ¿Sabes algo de Ana?" le pregunté sonando casual.
María bajó la mirad, como siempre hacía cuando no quería hablar de algo.
"Ana... Sofía me dijo que ella se fue con su madre al mercado, Leonardo", respondió aun evitando mi mirada.
Solté un suspiro sintiendo una punzada de decepción, después de aquella noche bajo el árbol ella me empezó a evitar, los siguientes dos días ella ni siquiera vino a la hacienda, regreso al tercer día pero ella fue muy meticulosa para no toparse conmigo a solas, o ni siquiera hablo cuando estábamos todos juntos.
El cuarto día decidí emboscarla esperándola cuando ella se fuera a casa junto a Sofía, pero cuando ella me vio solo dijo "olvide algo" antes de caminar más rápido casi corriendo, dejándome solo con Sofía a quien acompañe a su casa, después de eso decidí no presionar más y mejor alejarme un tiempo, aun así, no quería rendirme por lo que le pedí a Elena que hablara con ella y le pidiera que nos acompañara a nuestro viaje como lo harían María y Mateo.
Elena me dijo que Ana solo mencionó un "lo pensare" pero no parecía convencida.
Saliendo de mis pensamientos, miré a María que sostenía mi saco y me miraba con preocupación, decidí ignorar a Ana de momento tengo y concentrarme en mi viaje a la capital del virreino.
"Está bien" dije con decisión "ayúdame a vestirme, por favor"
María obedientemente se acercó a mí, me ayudó a ponerme mi saco antes de ponerme una bufanda alrededor de mi cuello, aunque no nevaba aún era invierno y el clima afuera era frío.
"Vamos" dije una vez que María termino.
Saliendo de mi habitación descendí las escaleras hacia la entrada de la hacienda donde ya esperaban mi familia, rápidamente abracé y me despedí de mis hermanos menores, Sofia y de mi madre, con mi madre decidimos que era mejor si se quedaba en la hacienda con Gabriel y Lucia, por lo que en este viaje solo seriamos mi padre, Elena, Mateo, María y yo.
Una vez terminadas las despedidas mi padre, Elena y María subieron al carruaje, mientras Mato y yo montamos a caballo, habíamos acordado que Mateo y yo iríamos a caballo detrás del carruaje junto a los guardias, para este viaje llevaba mi espada a mi izquierda y una pistola de chispa a mi derecha en mi cinturón.
Entonces el carruaje empezó a avanzar saliendo de la hacienda, en un punto la caballería virreinal se posiciono al frente liderando el camino, en total teníamos treinta guardias, doce de los guardias de mi padre equipados con espadas y una pistola y trece soldados del virreino equipados con espadas y mosquetes de chispa, sin incluir a Mateo y a mí que íbamos armados, sin duda nadie se atrevería a atacarnos en el camino.
Nos dirigimos primero al norte, a la ciudad de Guadalajara de ahí tomaríamos el camino Real que nos llevaría directo a la ciudad de México, el camino pasaba por dos villas y una ciudad.
Nuestra primera parada seria en la Villa de Santa María de Lagos, allí pasaríamos una noche en alguna posada antes de continuar nuestro camino, después nuestro siguiente parada sería la villa de León donde también pasaríamos una noche en alguna posada, finalmente continuando nuestro viaje por el camino real llegaríamos a la ciudad de Querétaro.
En la ciudad de Querétaro mi padre tenía una casona allí donde pasaríamos la noche, nuevamente repondríamos nuestros suministros para continuar nuestro viaje, ya de Querétaro sería nuestra última parada antes de continuar y llegar a la ciudad de México.
Sería un viaje largo y agotador que nos tardaría entre 8 a 13 días, pero ya preparados todos salimos de la hacienda rumbo a Guadalajara montando a caballo en silencio disfrutaba el paisaje a lo largo del camino.
Después de unas horas llegamos a Guadalajara, pero solo rodeamos la ciudad para llegar al camino real, el camino fue tranquilo y el sol comenzó a salir, la mayoría del viaje íbamos en silencio yo simplemente apreciaba el paisaje, la mayoría de la flora estaba amarilla seca debido al invierno con solo los árboles o algunos arbustos verdes.
De vez en cuando conversaba con Mateo o con los guardias de mi padre, de momento no me he acercado a conversar con los soldados virreinales, pero me gustaría en algún momento del viaje hacerlo.
Después de todo un día de viaje logramos llegar a nuestra primera parada, la villa de Lagos, sin contratiempos logramos llegar lo suficientemente rápido a la villa una hora antes de que el sol se ocultara.
Todos fuimos a buscar una posada, pero Mateo y yo nos acercamos a la plaza frente a la iglesia donde una multitud se reunía al llegar vimos como estaban ahorcaban a varios hombres, parece que eran bandidos que intentaban robar carretas en el camino real, la Villa de Lagos era una importante ciudad comercial que estaba en el paso del camino real, por lo que se tomaban muy enserio la defensa del camino y todos aquellos que pasaran por este.
Después de contemplar el espectáculo en la plaza del pueblo, seguimos y nos encontramos con mi padre que ya habían encontrado una posada, rápidamente nos preparamos para dormir porque teníamos que levantarnos temprano para aprovechar lo máximo los rayos de sol y continuar nuestro camino, al amanecer continuamos nuestro camino.
El resto del camino fue tranquilo y solo en la noche del siguiente día llegamos a la villa de León, esta vez no llegamos antes de que se ocultara el sol, pero aun así llevábamos buen tiempo, nuevamente pasamos la noche en una posada donde dormimos y nos reabastecimos, y antes de que saliera el sol emprendimos nuevamente el viaje.
El siguiente tramo del viaje fue largo, pero finalmente llegamos a la ciudad de Querétaro, esta vez llegamos al segundo día después de haber salido de la villa de León y tuvimos que acampar junto al camino la noche anterior, al llegar a Querétaro fuimos a la casona que tenía mi padre, era una casa grande pero no lujosa.
Emprendimos el viaje nuevamente y esta vez tardamos cuatro días en llegar finalmente a la ciudad de México, llegamos a la cima de una colina y desde allí, la vista que se revelo ante mí fue majestuosa.
La ciudad de México frente a mí era muy diferente a como lo era en mis recuerdos del futuro, La ciudad de México se extendía ante mí, un laberinto de calles empedradas, edificios coloniales y cúpulas de iglesias que parecían tocar el cielo.
Por un momento me quede sin aliento al contemplar la enormidad de la metrópoli, no era más grande que en el futuro, pero sin duda seguía pareciendo que no tenía fin la enorme ciudad, a mi lado solo pude escuchar un "Dios mío" sorprendido de Mateo, era una vista que valía la pena contemplar, pero no teníamos mucho tiempo y todos queríamos llegar para poder descansar finalmente.
Por eso entramos a la ciudad en dirección a la casona que tenía mi padre, al entrar a la ciudad, me sentí ligeramente abrumado por la cantidad de personas y edificios que se alzaban a mi alrededor, la ciudad parecía un laberinto con sus calles empedradas que entrecruzaban en todas direcciones.
Vi edificios coloniales con fachadas de adobe o piedra con ventanas y puertas de madera, también vi varias iglesias y catedrales con altas cúpulas y torres, la ciudad estaba llena de vida y movimiento con personas de todas las edades y condiciones sociales, desde nobles y comerciantes hasta campesinos y mendigos, había de todas las castas en las que se separaban a las personas en las colonias españolas, Peninsulares, criollos, indios, negros y mestizos.
El ruido de la ciudad era ensordecedor, escuché el sonido de carruajes y caballos, el gritar de vendedores ambulantes y el replicar de las campanas en las iglesias, a medida que avanzábamos por las calles de la ciudad pude notar el gran contraste de clases sociales entre ricos peninsulares o criollos, e indios o mestizos pobres, sabía que está será una de las causas del detonante de la guerra de independencia en el futuro.
Conforme avanzábamos por la ciudad y nos adentrábamos vi que la arquitectura y vida cotidiana cambiaba, entramos a una zona de que podía apreciar era de clase alta con casonas grandes y bien cuidadas, antes de detenernos frente a una, del carruaje salió María quien abrió la puerta para que mi padre y Elena pudieran bajar.
Entonces unos sirvientes salieron de la casona para darnos la bienvenida y bajar el equipaje del carruaje, Mateo y yo desmontamos cuando uno de los guardias se acercó a tomar nuestros caballos, la mitad de los guardias desmontaron para seguirnos adentro mientras la otra mitad se llevaban los caballos, el oficial que lideraba a los soldados se acercó a mi padre a decirle algo antes de que todos se retiraran
Con todos agotados por el viaje inmediatamente entramos a descansar, les asignamos dos habitaciones a Mateo y a María para que pudieran descansar antes de que yo me fuera a dormir en mi habitación, llegamos de día, pero el viaje fue tan agotador que con solo tocar la cama quede inconsciente.
No fue sino hasta cuando el sol empezó a ocultarse que María vino a buscarme.
Toc, toc,
"Adelante" dije mientras me despertaba y me sentaba en la cama viendo a María entrar.
"Leonardo, me pidió tu padre que te preparara un baño y que te despertaras para que te prepares" dijo María.
"Prepararme ¿para qué?" respondí aun confundido por acabar de levantarme.
"Don Pedro menciono que quería presentarte a algunas personas"
Supongo que será importante si mi padre no puede esperar a mañana para presentarme a estas personas, después de todo todavía faltaban algunos días para el baile del virrey.
Con eso en mente me puse de pie antes de estirarme y seguir a María al baño que me había preparado, María se fue a buscar mi cambio de ropa en el equipaje mientras yo me bañaba en una tina blanca lujosa.
Una vez terminé de bañarme encontré mi ropa adentro de la habitación de baño, María entro a dejarme mi ropa, pero no estaba preocupado por ser espiado la tina está separada por una cortina de madera.
Ya vestido salí cuando me encontré con Elena caminando en mi dirección.
"Qué bueno que ya estas presentable, las visitas no tardaran en llegar" dijo Elena con una sonrisa.
"¿Sabes quién es?" pregunte al ver su sonrisa.
"Padre no menciono mucho... solo dijo que era una potencial pareja" dijo con una sonrisa burlona.
"¿Para mi o para ti?" solo vi su sonrisa desaparecer cundo dije eso antes de que se diera media vuelta y se alejara caminando.
"Te estamos esperando abajo"
Parece que hice enojar a mi hermana.
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Glosario - Datos
Castas - Las castas de la Nueva España eran un sistema de jerarquía social, económica y política que diferenciaba a los españoles peninsulares de los americanos o africanos.
Ubicaciones
Villa de María de los Lagos -- Actual "Lagos de Moreno, Jalisco"
Villa de León -- Actual "Ciudad de León de los Aldama, Guanajuato"