Mi nivel jerárquico me daba acceso al sistema informático central del hospital, el cual me permitía consultar los historiales de todos los pacientes; además, por su acceso ilimitado, incluía la conexión al sistema de asistencia audiovisual. Podía ver lo que ocurría en todas las salas del recinto hospitalario. Así que estaba permanentemente informado de lo que sucedía en tiempo real. Conecté el programa de seguimiento digitalizado de expedientes y ordené que me alertara, puntualmente, del tratamiento que recibía el señor Rus.
Activé mi monitor y vi que Alex yacía apaciblemente en la cama, el TE-4G le suministraba las dosis precisas de fármacos que le mantenían sedado y semiinconsciente. Los parámetros de sus constantes vitales se habían estabilizado y se encontraban en los mismos valores que tenían en el informe que entregué a Germán. La medicación estaba dando sus frutos.
Me quedé tranquilo sabiendo que todo estaba bajo control y comencé a pensar cuál sería la reacción de Alex Rus al enterarse de mi situación actual. Germán me había apartado del caso y como director del centro nombró responsable del equipo médico al jefe de planta. Sólo tenía que esperar a que el doctor Robledo se presentase en su habitación para ver lo que pasaba. Apartado del paciente, nunca sabría las causas que le inducía a querer morirse, cuánto daría por tener acceso a la caja azul del ordenador de back-up cerebrales en la que se estaban almacenando sus aleatorios pensamientos....