Estaba anonadado mirando la pantalla que contenía el escáner del cerebro del señor Rus, observaba el sin fin de puntos destellantes de sus pensamientos que el traductor iba recogiendo y guardando en el ordenador central de copias mentales del hospital. ¿Cuánta gente mataría por conocer esta información, por saber los pensamientos y los conocimientos de Alex Rus? Me sentía vigilado por el ingeniero Bren, que esperaba, pacientemente, mi siguiente pregunta.
¿Podríamos forzarle para que activase todas las neuronas de su cerebro y de esta forma hacerle una copia integra? No insista, sólo el azar del subconsciente activa sus neuronas. Ya se lo he dicho, es cómo cuándo comenzamos a dormir, entonces tampoco somos dueños de nuestro cerebro. Él comienza a divagar hasta alcanzar el sueño.
Me di por vencido, la integridad de aquel profesional garantizaba el secreto de los recuerdos de la vida de Alex. A medida que se activaban las neuronas de su cerebro, el TE-4G iba recogiendo lo que en ese momento él estaba pensado y lo guardaba en el ordenador central de back-up cerebrales del hospital. Sólo la computadora sabía a que lugares, el azar, enviaba los pensamientos de Alex Rus....