En la penumbra de su habitación, Alejandro se revolvía entre las sábanas, luchando por mantenerse en el borde del sueño y la vigilia. Había estado experimentando con sueños lúcidos, intentando construir una biblioteca mental donde pudiera depositar cada pensamiento como un libro en un estante.
"¿Es realmente posible?" se preguntaba, mientras la imagen de una vasta biblioteca de mármol se desvanecía ante sus ojos cerrados.
Al día siguiente, en su clase de filosofía, el profesor García comenzó a hablar sobre la mente humana. "El consciente, el subconsciente y el inconsciente," explicaba, "son como diferentes niveles de una biblioteca. El consciente es donde tomamos decisiones activas; el subconsciente, donde residen nuestros hábitos y creencias; y el inconsciente, donde se guardan nuestros deseos y miedos más profundos."
Alejandro levantó la vista, su interés despertado. "Profesor, ¿es posible acceder a esos niveles mediante los sueños lúcidos? ¿Podría organizar mi subconsciente como una biblioteca?"
El profesor García sonrió. "Esa es una pregunta interesante, Alejandro. Algunos dicen que los sueños lúcidos son una forma de dialogar con el subconsciente. Tal vez, con práctica y reflexión, puedas aprender a organizar tus pensamientos como libros en estantes. Pero recuerda, la mente es más compleja y caótica que cualquier biblioteca."
Alejandro asintió, su mente bullendo con posibilidades. "Entonces, el inicio de la duda," murmuró para sí mismo, "podría ser también el comienzo de un gran descubrimiento."