El agotamiento mental pesaba sobre Alejandro como una losa. Cada día, los clones mentales trabajaban incansablemente en la biblioteca, pero él sentía que su mente se desgastaba. "Necesito una cura," pensó. "Algo que restaure mi energía y me permita seguir explorando sin agotarme."
Investigó en libros antiguos, consultó a sus amigos y meditó bajo la luz de la luna. "¿Qué podría ser esa cura?" se preguntaba. "¿Una técnica ancestral? ¿Un elixir secreto?"
En su búsqueda, encontró un manuscrito olvidado en una biblioteca remota. El título era enigmático: "El Suspiro del Sabio". Las páginas estaban llenas de símbolos y fórmulas matemáticas. "Esto podría serlo," pensó Alejandro.
La técnica descrita en el manuscrito era simple pero ardua. Se llamaba "La Respiración del Conocimiento". Consistía en inhalar lentamente mientras se concentraba en un concepto o pregunta, y luego exhalar con la misma lentitud, liberando la respuesta desde lo más profundo de la mente.
Alejandro comenzó su práctica. Cada día, al amanecer, se sentaba en silencio y respiraba. "¿Por qué estamos aquí? ¿Cuál es el sentido de la vida?" preguntaba, inhalando y exhalando. Pero las respuestas no llegaban de inmediato. "Espera," se decía. "La cura es lenta, como el crecimiento de un árbol milenario."
Los días se convirtieron en semanas. Alejandro notó pequeños cambios. Su mente se volvía más clara, su fatiga disminuía. "Quizás esto es el poder mental," reflexionó. "No una explosión de conocimiento, sino una resistencia constante."
En la clase de filosofía, el profesor García habló sobre Sócrates y su método de mayéutica. "El arte de hacer preguntas," dijo el profesor. "Quizás la cura está en cuestionar, en explorar sin prisa."
Los clones mentales también notaron el cambio. "¿Qué haces diferente?" preguntó el clon de física cuántica.
"Respiro," respondió Alejandro. "Y espero."
Y así, la búsqueda del poder mental continuó. La cura era lenta, pero Alejandro sabía que no se trataba solo de conocimiento. Era sobre la resistencia, la paciencia y la conexión con algo más profundo que las palabras.