En los confines del cielo, donde la luz se desvanece en la oscuridad del espacio eterno, un ángel caído llamado Azariel juró venganza contra el reino celestial que una vez llamó hogar. Expulsado por sus transgresiones, Azariel se encontró en las sombras del olvido, su esencia divina manchada por la traición.
Con cada día que pasaba, su ira crecía, alimentada por el dolor de la pérdida y el amargo sabor de la traición. Azariel, cuyo nombre una vez resonó con honor y gloria, ahora era un susurro entre los mortales, un presagio de destrucción.
Juró derrocar al mismísimo Creador, aquel que había sentenciado su caída. Reuniendo a otros como él, ángeles descontentos y seres de poder inmenso, Azariel planeó su asalto al cielo. La guerra que se avecinaba no era solo por venganza; era una lucha por la libertad, por el derecho a cuestionar, por la voluntad de elegir un destino propio.
La batalla final se libró en las puertas del paraíso, donde las fuerzas de Azariel se enfrentaron a las legiones celestiales. El cielo se iluminó con el fuego de la guerra, y aunque muchos cayeron, la determinación de Azariel nunca flaqueó.
°La historia de Azariel es una de pasión y rebelión, de un deseo ardiente de cambiar el orden establecido. A través de sus ojos, vemos la complejidad del bien y del mal, y nos preguntamos si la caída de un ángel es realmente el final de su gracia o el comienzo de una nueva leyenda°.