El punto de vista de Kit
Los monitores pitaban. Las enfermeras entraban y salían, saludándome como cada mañana. Yo tenía las mañanas y Levi las tardes. Ninguno de los dos quería dejar a Rosie sola mucho tiempo. Se curaba rápido, pero aun así, los hombres de Will le habían hecho mucho daño.
Golpearla hasta casi matarla.
Sus hematomas amarilleaban, las laceraciones se hacían más superficiales. Las enfermeras colgaban nuevas bolsas de suero y nutrientes para mantenerla con vida. Pero Rosie seguía sin despertarse desde que Sera y yo la encontramos. Según su médico, creen que estuvo así toda la noche.
Horas sin poder moverse.
Solo.
Dios, me revolvía el estómago.
Habían pasado tres semanas y a Sera y a mí casi se nos acababa el tiempo. Todas las mañanas me levantaba antes que ella e iba a ver a Rosie. Sera sabía dónde estaba, pero nunca quería acompañarme.