El punto de vista de Kit
Los grilletes cayeron de mis muñecas al suelo y me froté las líneas rojas que me había dejado el acónito. Sin ellas, el lobo rugió al instante bajo mi piel. Mis hombros se tensaron, preparándome para la lucha que me esperaba.
El mes pasado pasé noches enteras pensando en Sera, echándola de menos. Deseando poder abrazarla. Reunirla con Annika. Proteger a mis hijas.
Abe pateaba sus raciones, diciéndome que yo necesitaba mis fuerzas más que él. Y tenía razón. Utilicé esas raciones para alimentarme mientras me agarraba a las barras de hierro sobre mi cabeza y me levantaba.
Tenía que mantenerme lo más alerta posible, aunque me muriera de hambre.
Mirar a Sera y verla encadenada a esa puta roca me cabreó. Puede que no fuera tan fuerte como lo hubiera sido antes de que me metieran en esa celda, pero era lo suficientemente fuerte como para ganar esto. Ver a Sera abrazar a su hija de nuevo me dio la fuerza que necesitaba para acabar con esto.
