28 de Agosto de 2021
Día 36
Cuando el profesor calculó unas tres semanas para este viaje no pude evitar ser escéptico al respecto, aun tratándose de una metrópolis de gran tamaño sonaba como una cantidad de tiempo ridícula.
Que equivocado estaba.
La paliza que nos dio el esquelético nos solo nos retrasó, sino que le creo una especie de paranoia al profesor, quien ahora es el triple de cauto a comparación de antes. No sería un problema si la comida no disminuyera cada día, por ahora parece que será suficiente gracias a las raciones de emergencia que empaco asi como lo que hemos encontrado en el camino… pero a este ritmo terminaremos muy justos al final del viaje.
Con el polideportivo frente a nosotros la primera parte de nuestra travesía esta por acabarse… asi como mis posibilidades de encontrar a Rubén y Santiago, después de todo, esta era mi mejor apuesta, si no están aquí… no sé qué más puedo hacer…
—Tenemos que encontrar la manera de entrar —las enormes e imponentes puertas metálicas del lugar nos cortan el paso.
—No creo que lo podamos hacer a la fuerza —le respondo.
—En realidad si es una opción… pero sería un desperdicio dejar inutilizado un refugio con un potencial como este.
Ciertamente Rubén tenía razón, el lugar tiene su atractivo en una situación asi, las ventanas son altas e inaccesibles para cualquier tipo de intruso y el que solo cuente con dos entradas es una ventaja.
—Podríamos rodear el lugar buscando la salida de emergencia… aunque lo más rápido seria escalar hasta las ventanas —musita arrugando la frente—, también podríamos intentar forzar la cerradura sin comprometer la integridad de…
—Profesor Nicolás, está abierto… —lo interrumpo al empujar la puerta y ver como cede sin oponer resistencia.
—Oh, excelente descubrimiento.
No adentramos al interior con precaución. La habilidad de sigilo me permite imitar los cautelosos pasos del profesor, ideales ante la incertidumbre de si adentro nos esperan una horda de cristalizados… o un grupo de sobrevivientes sin buenas intenciones.
Para nuestra suerte o desgracia, el lugar esta desierto… la razón salta a primera vista.
—El arquitecto que haya diseñado la estructura de este sitio se ha ganado mi respeto… —me dice asombrado mientras admira el interior.
—No entiendo cómo sigue en pie…
La fachada del edificio hacia parecer que estaba en perfecto estado, no obstante, al darle un vistazo al interior, uno solo puede pensar que solo la suerte lo mantiene en pie. Un terremoto bastante violento debió causar que el suelo de la parte de atrás se levantara unos cuatros metros de altura lo cual termino partiendo el lugar en dos con una perfección increíble. Debió haber sido algo precipitado y agitado ya que esa mitad del polideportivo quedo reducida a escombros, lo cual hace más impresionante el hecho de que el resto de la estructura este en tan buenas condiciones.
—No creo que ellos vayan a venir a este lugar… está en ruinas…
—Descartar esa idea sería incorrecto, después de todo, nosotros no nos dimos cuenta de su estado real hasta que entramos —responde dándome una palmada en el hombro—, además, cuando te enseñe las bases para usar la piedra como protección ¿No mencionaste que uno de ellos sugirió usar las láminas metálicas de los casilleros con ese propósito? De ser asi puede que vengan independientemente de que tenga o no utilidad como refugio.
—Supongo… —respondo poco convencido—, aunque también podrían haber pasado ya por aquí… en ese caso dudo que vuelvan…
—No podemos ir por la vida dando por hecho el peor escenario —me regaña—, así que hay que proceder con el plan original.
Sin muchos ánimos me dispongo a escribir una nota con un mensaje similar a la previa. La dejo en un lugar medianamente discreto y acompaño al profesor en una búsqueda no muy fructífera de cualquier cosa que pudiera ser de utilidad.
Iniciando nuestro regreso al refugio encontramos una conveniente tienda de ropa con un segundo piso que usaban de bodega, gracias a ello conseguimos un, ya urgente, cambio de ropa, asi como también donde pasar la noche.
—Durante estos días has practicado el enfocar y externar tu cristalización en partes específicas de tu cuerpo —comienza a dar una lección tras acabar con el único cristalizado que rondaba en el interior—, no obstante, centrarte solo en ello es insuficiente.
—Lo sé, lo sé, contra arañazos y mordidas es útil pero contra golpes contundentes no —respondo rápido para saltarnos la introducción—, ya pasamos por esta explicación, la solución es crear una estructura interna que contribuya a absorber mejor los impactos.
—No obstante, para lograr tal cosa se necesita de un material con propiedades mecánicas muy específicas y la piedra como la conocemos no es la más apta para ello…
—Pero esta… "piedra" que creamos es muy diferente, solo la llamamos asi porque es la manera más fácil de describirla —lo interrumpo cuando empiezo a conectar algunas cosas que desde hace tiempo no me hacían sentido—. En realidad la piedra ni siquiera es un compuesto químico especifico como el agua, ni siquiera tiene una definición detallada, esto… va más allá ¿No?
—¡En efecto! —exclama con entusiasmo—, ¡Diste justo en el clavo! ¡No debemos limitarnos a catalogar la cristalización como "piedra"! Este nuevo material, posiblemente un compuesto de silicio y/o carbono… o quizá podría tratarse de un alótropo de estos, puede que un compuesto de varios minerales que…
—Se está desviando de nuevo —le aviso una vez que veo su característica expresión de cuando se empieza a perder en sus mente.
—Cierto, una disculpa —sacude su cabeza para volver a la realidad—. Este nuevo material es sumamente versátil, por un lado es gracias a las propiedades mecánicas que tiene per se, pero aún más dado que solo está limitado por nuestra capacidad de visualización y entendimiento.
—¿Cómo?
—El grafito es un mineral muy poco duro, está casi hasta abajo en la escala Mohs, por otro lado, el diamante es todo lo contrario y si hablamos del grafeno, este tiene propiedades muy diferentes a los dos primeros —escucho su explicación al pendiente de que no convierta esto en una clase de geología—. ¿Qué tienen en común estos tres materiales tan dispares?
—Son…
—¡Son carbono puro! —exclama inspirado sin poder esperar para continuar hablando—, es carbono estructurado atómicamente de maneras distintas, ¡Son alótropos!
—¿Y exactamente cómo podríamos reordenar esto a nivel molecular…?
—En realidad no sé hasta qué punto se podría controlar la cristalización —dice mientras se serena poco a poco—, alcanzar la dureza del diamante o la elasticidad del caucho podría no ser posible… pero te sorprenderían los resultados que he alcanzado hasta ahora.
—De nuevo, ¿Cómo?
—Con esto —el profesor desanuda de su mochila un casco de futbol que tomo del polideportivo—. Usa tu sentido sísmico para estudiar su composición e intenta imitar lo mejor posible la estructura de la espuma.
En cuanto le pongo las manos encima le doy un "vistazo" preliminar a su interior. Solo eso me basta para estar seguro que no será fácil.
—Es un tanto complejo aun usando sentido sísmico.
—Y más aún cuando intentes replicarlo, necesitaras dedicarle tiempo y esfuerzo —es claro que será un dolor de cabeza.
—Bueno, supongo que me pondré a…
—No aun, queda otra cosa que enseñarte —levanto una ceja ante sus palabras, no me había comentado nada sobre otra "lección"—. Pregunta uno ¿Qué pasa si creas algo y lo sueltas?
—Se empieza a desintegrar al cabo de unos segundos —respondo al instante.
—Perfecto, diez puntos —me califica arbitrariamente como suele hacer—, pregunta dos ¿Por qué sucede?
—Porque… dejamos de concentrarnos en el objeto —respondo tras dudar un momento ya que dada su expresión parece tratarse de una trampa.
—Incorrecto, eso es lo que lo detona, mas no la explicación del porqué, tienes un segundo intento a menos que quieras cero puntos.
—Entonces… ¿Es porque dejamos de suministrarle energía…?
—Bien, pero solo siete puntos, responder a manera de pregunta es adivinar.
—Entonces con los cristales es posible evitar que se deshaga —afirmo con seguridad pese a que no tengo idea, pero conociendo al profesor es a donde quiere llegar y como es usual los cristales casi siempre son la respuesta.
—¡Perfecto! —exclama tronando los dedos— si redireccionas la energía de un cristal hacia algo que estes creando evitaras que se desintegre.
El profesor aprieta el cristal con su mano derecha y con la izquierda empieza a moldear un pequeño cubo. Al terminarlo lo lanza hacia mí, este se mantiene completamente sólido, estable y sin signos de convertirse en polvo.
◆Nueva habilidad Aprendida◆
◆Petrocristalización Perpetua – Tus creaciones de piedra se tornan permanentes si se usa un cristal como fuente auxiliar de energía◆
—Obtuve la habilidad —le digo mientras leo la descripción de esta.
—Perfecto, usa lo que queda del día en recrear la espuma usando este método, asi practicaras ambas cosas a la vez —mientras me da indicaciones crea unas cuantas tablillas en su mano con texturas extrañas—, apóyate en estas, te pueden dar una idea de cómo puedes modificar la estructura interna, algunas son más sencillas para que empieces poco a poco.
—Está bien, pero… ¿De qué sirve gastar un cristal para evitar que las cosas se hagan polvo? No le encuentro mucha utilidad…
—Nunca subestimes el conocimiento —me reprende—, es mejor contar con la mayor cantidad de herramientas posibles, aun si algunas parecen no valer la pena al principio.
—Pero desperdiciar cristales…
—Tenemos de sobra —me interrumpe mientras me extiende una bolsa llena de ellos—, además, en este caso esto si tiene una utilidad especifica, mañana lo veras.
—Está bien… —suspiro con resignación, lo conozco lo suficiente para saber que no me dirá más.
Me dispongo a practicar esta nueva habilidad mientras el profesor toma una siesta, algo que estos días se ha vuelto menos inusual, parece no estar durmiendo bien en las noches.
Con un par de horas en ello puedo afirmar que la cristalización perpetua es más sencilla de lo que pensé, temía que se me dificultara tanto como la purificación ya que a día de hoy sigo sin poder dominar la parte "invertir" la energía.
Imitar las tablillas que hizo el profesor es una tarea complicada, pero no se compara a la espuma del casco, esa parece como una tarea imposible. Para hacer algo tan preciso tengo que concentrarme en crear cada capa con mucha concentración, me recuerda mucho a las impresoras 3d… pero es muy pesado mentalmente intentar hacer lo que solo se logra con una computadora.
—Si dominas esto te volverás más rápido y versátil al usar la cristalización —dice el profesor Nicolás tras despertar—, como debiste haber notado, no todos estos diseños son para absorber impactos, algunos son para ahorrar tiempo y energía sin comprometer la resistencia del producto final como lo hace una…
—¿Impresora 3D?
—En efecto.
—Pero no veo como esto podría hacerme ahorrar tiempo —digo exhausto y con solo unos cuantos resultados "decentes"
—Es como la memoria muscular, una vez que te acostumbres a esos patrones complejos lograras hacerlos en segundos, mientras que los más sencillos los harás casi en automático —me responde dándome ánimos—. En cualquier caso deberías dejarlo por hoy, ya es noche.
Después de una cena sencilla me da algunos consejos y ponemos a prueba mis creaciones, dicho con otras palabras, el profesor destruye sin pena lo que tanto tiempo y esfuerzo me tomo. Supongo que era necesario, pero auch.
30 de Agosto de 2021
Día 38
La cantidad de diésel que hemos logrado reunir ha sido… medio decente, sumado a lo mucho que avanzamos en este par de días sin ningún contratiempo puedo decir que estamos en una buena racha… o al menos… estábamos.
—No hagas… ningún ruido… ni te muevas… de manera súbita —me susurra el profesor con una voz tensa.
—Lo sé… si algo sale mal estaremos en problemas…
Ambos intentamos mantener la calma mientras nuestros ojos están clavados en el aullador que hay al final de la calle. Retroceder sería la mejor idea, pero a nuestras espaldas se encuentra otro aullador que, osada y estúpidamente, decidimos pasar de largo en vez de rodear, sin tomar en cuenta lo larga y estrecha de la calle que teníamos delante.
—Insisto en que nuestra mejor opción es intentar atacarlos al mismo tiempo, si no tienen tiempo de aullar no son una amenaza.
—Si fallamos en coordinarnos a la perfección estaremos rodeados en cuestión de minutos —replica con susurros—, aunque ciertamente no tenemos muchas alternativas…
El profesor Nicolás se comporta más extraño que de costumbre… más bien, con una extrañeza "diferente", lo noto menos enfocado y un tanto inseguro de sí mismo, algo raro en él, pero con lo extenuante que ha sido esta travesía no lo culpo.
No perdemos más tiempo y nos ponemos de acuerdo para cada quien atacar a uno de ellos. De manera sigilosa nos acercamos hasta acortar la distancia a solo un par de metros, es lo más que podemos hacer sin ser detectados. Una vez listos el profesor levanta su mano sosteniendo una roca…
El ventanal rompiéndose al otro lado de la calle es la distracción para esas cosas asi como la señal para nosotros.
La apertura es de solo un par de segundos, en cuanto se giran hacia el origen del ruido me abalanzo contra el aullador con mi brazo petrificado apuntando directo a su cráneo.
Un solo golpe lo hace caer el suelo.
Un segundo deja al descubierto su núcleo
Un tercero me asegura que nunca volverá a levantarse.
Un chillido infernal tan familiar como terrorífico hace que mi corazón se detenga un segundo, es tan penetrante y agudo que siento mis tímpanos al borde de reventar. Dirijo mi mirada con pánico hacia atrás divisando al otro aullador sin ningún rasguño y al profesor de rodillas apretando sus oídos mientras grita de dolor.
Corro a toda velocidad para callar al cristalizado lo antes posible. El ruido es más insoportable con cada paso que doy pero no lo suficiente para incapacitarme como al profesor… el aullador debió haberlo herido.
El silencio se hace en el momento en que atravieso el pecho del cristalizado con una fuerza que incluso a mí me sorprende. Segundos después el profesor logra ponerse de pie con una expresión aturdida.
—¿Está bien? —pregunto preocupado al verlo tan afectado—, ¿Dónde lo hirió?
—Estoy bien… solo me causo… jaqueca… —me responde con dificultad.
—¿Qué? ¿Entonces por qué…?
—Tenemos que irnos de aquí rápido… —me interrumpe—, tenemos que correr…
—¡No! ¡Espere! —lo tomo del hombro cuando esta apunto de correr en una dirección casi al azar—, es inútil, vendrán de todas direcciones.
—¡Por eso debemos correr! —insiste obstinadamente.
—¡Escuche lo que está diciendo! —replico un tanto desesperado—, si solo corremos, no importa en qué dirección, nos encontraremos con una horda de manera inevitable.
—Entonces hay que… —gruñe apretando sus sienes sin poder terminar su oración.
—¡Vayamos por las azoteas! —digo de inmediato al recordar la idea que Rubén tuvo en el pasado—, vayamos al edificio más alto.
—No… —se niega a lo que estoy por refutar enfadado—¸ tu idea es buena, pero vayamos a un edificio que no les se saque tanta altura a los contiguos, eso lo complicara… además debe conectarse con varios para poder alejarnos lo suficiente…
—Cierto, cierto… —digo buscando los alrededores— ¡Aquel!
Corremos hasta el edificio que señale y de un solo golpe en conjunto rompemos la cerradura de la entrada.
—¡A las escaleras! —me ordena mientras el sonido de una ingente cantidad cristalizados se escucha a la distancia.
En el segundo piso no encontramos salida a la azotea, pero el profesor no tarda en romper una ventana con todo y marco para luego empezar a crear una escalera bastante solida con una velocidad impresionante.
—No creo que puedan subir hasta acá —digo mientras alcanzo la azotea y veo como la calle se está atiborrando.
—Apréndete esto: No subestimes a los cristalizados —me corrige con firmeza—. Sera mejor continuar antes de que lleguen esqueléticos o sabuesos.
Saltamos de azotea en azotea, incluso cruzando callejones creando puentes de piedra que daban un vértigo de muerte, pero que nos permitieron alejarnos hasta llegar el punto en que nos era imposible avanzar, rodeados de casas por las cuales era difícil y peligroso continuar por los techos.
—No nos queda mucha luz del día… —digo mordiéndome el labio sin ideas de que hacer ahora.
—Y aun no podemos bajar… ese chillido duro mucho, aún hay bastantes de ellos en las calles.
—Pero aquí estamos seguros… ¿No? Podríamos quedarnos aquí arriba hasta que se disperse la horda.
—Podría tomar días... nuestra única opción es pasar a través de ellos.
—Eso es una locura… —contesto de manera incrédula ante su idea.
—No hablo de ser imprudentes —me aclara—, al igual que antes necesitamos una distracción… y atacarlos con fuego puede ser nuestra mejor opción.
—¿Fuego? —lo cuestiono con escepticismo— son monstruos de piedra, no creo que sea lo más efectivo.
—No los dañara, pero si los hará huir —fija su vista en las calles como si buscara algo en especifico—. Confía en mí, es nuestra única salida.
—Entonces usemos el diésel, será una pena perderlo pero…
—No, no servirá, no es suficientemente inflamable, necesitamos solventes como alcohol, acetona o de preferencia gasolina, pero no creo que podamos alcanzar los autos en las calles.
—Las casas de enfrente tienen cocheras, en alguna debe haber mínimo un carro con gasolina.
—En ese caso empecemos por ahí.
Con solo un poco de dificultad saltamos hacia el techo de la casa más cercana y buscamos la manera de bajar de manera discreta. No encontramos nada más que un par de cristalizados en el interior y una cochera vacía, pero por suerte, en la siguiente damos con una camioneta que parece tener el tanque casi lleno.
—Encárgate de la gasolina, yo conseguiré el aceite —me indica mientras me pasa la manguera.
—¿El aceite? ¿Del carro? —pregunto mientras moldeo un bidón de piedra usando un cristal, un uso muy útil de la cristalización perpetua y la principal razón por la que me enseño esta habilidad.
—Una buena bomba molotov lleva aceite de carro para que la gasolina se adhiera a las superficies de manera efectiva.
—Es un poco inquietante que se sepa un dato como ese —digo en broma aun sin acostumbrarme a que sea una enciclopedia andante.
—Hice muchas cosas en mi juventud —su respuesta me hace alzar una ceja con genuina sorpresa y curiosidad—, pero eso no importa, hay que apresurar esto antes de que oscurezca.