Chereads / Los hombres de la reina / Chapter 3 - Capítulo 2

Chapter 3 - Capítulo 2

—¿Cómo que desapareció? —pregunté nerviosa y el también pareció inquietarse.

—El príncipe decidió abdicar al trono y luego se fue sin decir nada, lo buscamos por todos lados, pero había desaparecido —contestó con calma el secretario y la preocupación me invadió. ¿Dónde estás querido hermano?—Eso significa... —me quedé en silencio al ser consciente de la realidad.—Que usted gobernará el reino del sur —completo el y de repente, una creciente sensación de angustia me invadió.Tuve la oportunidad de visitar la tumba de mi padre antes de la coronación y me sentía totalmente perdida. No estaba preparada para convertirme en reina, no estaba lista para tomar el puesto de mi hermano. De repente me convertí en la princesa heredera y todo esto estaba siendo demasiado para mí. ¿Por qué te fuiste Joey? ¿Por qué me dejaste esta carga? ¿Por qué huiste como un cobarde?—Princesa, no debe sentirse agobiada. Pronto todo tomará su curso de nuevo y las cosas se alinearan como deben ser —las palabras de Alicia siempre lograban calmarme, todo en ella era paz y siempre me generaba mucha tranquilidad.—Gracias por tus palabras Alicia, pero nada puede cambiar este hecho. Hoy tomaré un puesto para el que no estoy lista, para el que jamás me preparé y tendré que enfrentar este nuevo destino con crudeza. No estoy preparada para llevar el reino a la ruina —dije entre lágrimas. Esto se estaba volviendo demasiado para mí, solo soy una niña, ¿acaso nadie lo entiende?Me sequé las lágrimas con un pañuelo blanco y dejé que Alicia terminará de vestirme. El vestido rojo que me estaba colocando resaltaba e iba en contra de mi imagen natural. Yo siempre vestía de rosa, celeste y violeta. Colores cálidos que denotaban mi imagen de princesa, una dulce y delicada princesa. Hoy todo eso se ha ido a la basura, ya que los colores que predominan mi vestuario son: rojo, dorado, negro y plateado. Claramente pasé de ser una dulce y delicada princesa, a una reina fuerte y poderosa. Pero por algún motivo, no me siento ni fuerte ni poderosa.Tanto los ministros como lo nobles, no se sentían para nada contentos de está situación. No querían que yo tomara el cargo, pero no tenían opción. Es cierto que las mujeres jamás gobernaron el reino y yo sería la primera, pero también es cierto que no hay leyes que lo impidan. Las mujeres son libres de gobernar siempre que les toque hacerlo y siempre hubo un heredero masculino sobre ellas, por ende jamás se sentaron en el poder. Claramente seré la primera en hacerlo y eso no los deja contentos para nada, conozco a todos esos estirados y en cierta forma los entiendo.Mi hermano es un hombre joven y apuesto, el cual tomaría a las hijas de esos nobles como esposas y les daría un evidente poder a ellos. No estaban contentos con la idea de que el ya no sea el rey y que ahora ya no podrán casar a sus hijas. Siempre ha sido así, siempre se han comportado de esa forma. Desde que mi padre tuvo a mi hermano lo celebraron, porque sabían que ya tenían un futuro para sus hijas. Ahora posiblemente tenga que aguantar a algunos de ellos, los que tienen hijos solteros, molestando para que tome a alguno de ellos como mi rey.—Una reverencia para su majestad, la reina Anne Marie del reino del sur.Todos los presentes se inclinaron y arrodillaron, dependiendo sus rangos era lo que hacían y yo finalmente portaba la corona de gobernante del reino. Mi padre murió dejando la corona y mi hermano decidió escapar de ella, ahora me toca hacerme cargo de tomarla, aun sabiendo que nunca había pensado en tomarla. Jamás fui ambiciosa, jamás quise tener la corona y por eso nunca me preparé para ella, ahora debo pagar el precio.—Larga vida a la reina —dijeron todos al unísono.—Su majestad, debe tomar un rey. Los herederos son necesarios, solo así se mantendrá la dinastía y estaremos seguros de tener un nuevo gobernante en el futuro —escuché decir a uno de los ministros. Sabía que me querrían casar, pero no pensé que sería el mismo día de mi coronación.—Es muy pronto para casarme, me acabaron de coronar y hay prioridades más importantes que mi vida amorosa, incluso más importantes que los herederos. El reino está pasando por una gran crisis económica y todavía tenemos que solucionar eso, no es el momento para una boda —dije con total seriedad, esperaba que me hicieran caso y lo dejaran por la paz.—La reina tomará un esposo pronto, no deben alterarse. Ella acabó de tomar el trono, todavía es joven y tiene una larga vida asegurada —las palabras del secretario calmaron las aguas, la verdad es que todos confían en él. Ha estado con mi padre desde que tengo memoria y claramente siempre fue más que su mano derecha en todos los aspectos, no hay nadie que sepa más de gobernar que él.—Esperemos que eso pase pronto —dijo uno de ellos, pero no pude saber exactamente quién.2 años despuésEl reino ha mejorado mucho en los últimos dos años y yo me he esforzado para aprender a gobernarlo, no ha sido tarea sencilla. Con mucho esfuerzo logré mejorar como gobernante y pudimos sacar el reino de los serios problemas económicos que enfrentaba. La verdad es que todo ha ido relativamente bien, pero aún sigo sin saber nada de mi hermano. Llevo dos años enteros buscándolo, pero sigue completamente desaparecido y eso me causa demasiados nervios, todos los días pienso en que quizá esté muerto, pero no quiero pensar así. Es muy probable que este disfrutando su vida y escondiéndose de mí, como siempre lo hizo.—¿Qué ocurre ahora Señor Anton? —pregunté a mi secretario personal y el me observó con su mirada incomoda.—No sé cómo decirle majestad, pero los nobles están hablando —dijo el con evidente incomodidad.—Los nobles siempre hablan, no veo el problema en eso —murmuré cansada, la verdad es que había tenido un día demasiado ajetreado y no tenía tiempo para lidiar con los nobles.—Ahora es peor —contestó el y yo dejé todos los papeles de lado para mirarlo.—¿Cuál es el problema ahora?—Es momento de que se case majestad, todos los nobles hablan de eso. Usted uso como excusa los problemas económicos del reino, pero ya están solucionados y no ven razón para que siga evitando el matrimonio —comenzó a explicarme la situación y yo lo pensé. Era evidente que esto pasaría, ya habían pasado dos años y de por si era raro que aguantaran tanto tiempo.—Yo... —intenté hablar, pero fui interrumpida por el.—Ya he pensado una solución majestad —dijo con total alegría y yo decidí escucharlo— La ley habla de que los gobernantes deben formar su harem y quienes los hacen por lo general no son forzados a casarse —explicó detalladamente y yo abrí los ojos de par en par.—¿Esto es una broma? —pregunté en shock.—No alteza, si instaura un harem ya no la presionaran. Puede tener varios esposos que le sirvan como apoyo político y no se verá obligada a otorgarle el título de rey a nadie, eso evitará darle poder a otros hombres —contestó el con una sonrisa, claramente se sentía orgulloso de haber pensado en eso.—La ley dictamina que solo los gobernantes masculinos instauran un harem —contraataque yo y el negó con la cabeza, luego sacó un pergamino y lo puso sobre la mesa.—La ley dice que el gobernante debe instaurar un harem, pero jamás especifica si ese gobernante es hombre o mujer. Dado que las mujeres jamás fueron gobernantes, no fueron tenidas en cuenta para esto. Lo que quiero decir, es que la ley no prohíbe a las mujeres gobernantes tener un harem, ya que no son nombradas en ningún momento —dijo con mucha cautela y yo me lo pensé unos minutos. La verdad es que si sería de gran apoyo político, podría incluso traer hombres de otros reinos y crear fuertes alianzas, resulta una idea tentadora.—¿Cree que los ministros estarán de acuerdo? —pregunté pensativa.—Usted es la reina, es quien tiene la última palabra. Usted claramente no puede ir en contra de la ley, pero la ley nunca especifica nada y tranquilamente podría estar dentro de ella. Nada que digan los ministros podrán justificar la negación. Esta es la mejor solución majestad, instaure un harem y traiga hombres que ya vengan con un cierto poder, de esta forma incluso podrá tener un heredero sin casarse oficialmente —sus palabras sonaban convincentes y la verdad es que tenía mucha razón.///—¿Un harem? ¿La reina va a tener un harem? —preguntó uno de losministros y yo tuve que contener la risa ante su rostro distorsionado.