Una competición, una lucha, una apuesta. Lo que ambos lados decidieron para resolver los problemas delirantes del joven pulcro fue nada menos que los resultados, el grupo con mejores resultados en su iniciación ganaría la apuesta y la recompensa sería el derecho de quedarse como mercenario, mientras como es obvio, el perdedor dejaría de ser un Mercenario. Abel no tenía planeado, no, no podía permitirse dejar de ser Mercenario ya que su vida dependía de ello, por eso una resolución firme de no solo darlo todo, sino más que eso, apareció en su mente mientras escuchaba a sus compañeros aceptar la apuesta con confianza.
Marco y Paul se sorprendieron y enojaron al enterarse que el chico pulcro también estaba en su iniciación, mientras que Abel solo confirmó lo que creía.
Aún faltaban un par de horas para que llegase la hora acordada en la cual el grupo de Abel se encontrarían, pero luego de este problema Leo decidió pasar la reunión para la tarde mientras se iba a tomar una cerveza "Invitada" por Abel, Marco y Paul usando como escusa la situación, diciendo que ahora estaba estresado. Ninguno pudo decir nada y menos Abel, solo pudieron ver como poco a poco el dinero de su encargo se iba gastando y pensar "¿No es muy temprano para una cerveza?"
Después de esto cada uno tomó su propio camino y con el lugar volviendo a su ambiente normal antes de que todos lo notaran, Abel no tenía mucho que hacer, por lo que subió a su cuarto momentáneo y se sentó en la cama.
Abel nunca descuidaba su entrenamiento, de hecho, desde el día que aprendió la Respiración básica siempre había tratado de usarla en todo momento, y era en momentos como los que ha vivido que se tomaba una pausa para dejar de hacerlo en automático y pasaba a hacerlo de una forma más profunda y exacta, el entrenamiento físico era tema aparte, pero ya tenía planeado usar las salas de entrenamiento cuando este conflicto acabe. Por el momento solo cruzó sus piernas y tomó una postura de loto, entonces se concentró y lentamente empezó a respirar.
Todas las respiraciones empezaban de la que él había aprendido y aunque estaba lejos de encontrar los límites de esta, Abel sentía que era esta misma la que lo limitaba, por eso, aprovechando el tiempo, comenzó a repasar su cuerpo una vez más, analizó los cambios y los movimientos en su entrenamiento matutino, así de como influía la respiración en estos.
- ¡Niño, ya es hora! ¿Qué crees que haces llegando tarde?
Lastimosamente las horas pasaron volando y siendo más de la hora acordada Leo lo había venido a buscar. Abel abrió los ojos lentamente, alejando su conciencia de su interior y observó poco a poco la habitación con la que estaba poco familiarizado, entonces suspiró.
- ...
No se veía especialmente triste, pero su rostro estaba conflictuado. El tiempo pasó antes de que se dé cuenta y por más que pasaron unas siete horas, él no había logrado averiguar nada. Su cuerpo se sentía aún mejor que antes de empezar, pero eso era un bienestar físico muy distinto de lo que había buscado. Alejando sus últimos apegos a su entrenamiento, se levantó y al encontrar a un Leo irritado al otro lado de la puerta, sabía que una cerveza más correría a su cuenta.
***********POV Leo************
La iniciación costa de varias partes y aunque las practicas son muy importantes, las verdaderamente importantes son las reuniones como esta, donde señalamos los errores y deficiencias de los que somos responsables y es la adaptabilidad y esfuerzo que dedican a mejorar y cubrir estos y más errores lo que en verdad es el fin de la iniciación, por eso muchas veces los Mercenarios encargados son bastantes duros y fríos, no por maldad, sino por preocupación, queriendo que los jóvenes o los novatos puedan vivir sus vidas hasta ancianos. Yo no soy una excepción, de hecho, me considero uno de los más fríos debido a algunos recuerdos de mi pasado, los cuales no quiero recordar.
- ...
Estábamos sentados en una mesa del Gremio, había comida en la mesa ya que Abel no había almorzado, sinceramente no sé qué pudo haber estado haciendo que incluso tuve que ir a llamarlo personalmente, pero... como decirlo, en estas pocas horas que nos separamos podía sentir un aire distinto en él, lo confuso era que no se trataba de fuerza e incluso alguien experimentado como yo no podía asegurar que era.
- ¿Ocurre algo?
Abel, con su cara tan seria como solía ser costumbre, notó mi mirada y preguntó, no podía seguir mirándolo sin sentido así que solo pude voltear y enfocarme en la situación, dándole la importancia debida.
Mis ojos se dirigieron a Marco, es un joven talentoso, pero su carácter explosivo y la forma en como prejuzga a las personas en todo momento es un problema, ya que en este trabajo se necesita una mente fría y un tino para tratar con los responsables de los encargos. Claro que en este momento no pediría algo tan estúpido como que cambiara su comportamiento, además, siendo sinceros esto no es algo que aconsejar o meterme, ya que luego de los incidentes con Abel su comportamiento había mostrado mejoras y más temprano que tarde llegaría a la moderación. Por otro lado, los puntos que debería de tratar son...
- Marco.
- ¡Sí!
- Eres muy terco, no está mal intentar algo una y otra vez, pero es lo contrario si por hacerlo pierdes el enfoque de lo demás, no debes enfrascarte en una cosa y perder de vista lo que te rodea. Tomando en cuenta el encargo de ayer podrías haber rastreado al Ciervo perfectamente, incluso sin conocimiento, pero te frustraste y si Abel no te hubiera hablado sobre la pérdida de visión del camino, quizás se habrían perdido. Ten en cuenta eso para el futuro,
Marco parecía nervioso y es entendible, ya que todos o la mayoría sentimos esa vergüenza la primera vez, pero aceptó su error y asintió con orgullo. Siguiendo sin detenerme volteé mi mirada a Paul.
Paul es alguien igual o más habilidoso que Marco, su personalidad es completamente distinta a la de su amigo, pero no lo veo siendo un buen líder a pesar de tener madera para ello, aunque si lo es o no depende de él, sin embargo...
- Paul.
- ¡Lo escucho, Señor!
- Debes dejar de malcriar a Marco, tu hábito de seguirle la corriente y complacerlo en todo puede ser algo que te llevara o los llevara a la ruina, recuerda, tú eres tú y él es él. No digo que debas separarte de él, ya que siento que como grupo son muy compatibles, pero no puedes quedarte atrás por estar cubriendo sus deficiencias. Preocúpate por ti y, como los buenos amigos que son, cuando te necesite dale una mano que sea la suficientemente fuerte para no quebrase ante nada.
Paul asintió decidido y yo no tenía dudas sobre que lo cumpliría bien, no solo él, sino Marco también, no por nada son llamados genios. Finalmente voltee mi vista hacia el pequeño monstruo... y como esperaba, no podía verse ningún rastro de nerviosismo y menos de vergüenza a pesar de haber llegado tarde, pero no era de una forma indiferente, más bien era todo lo contrario, parecía tan atento que devoraría y ejecutaría de inmediato cualquier palabra que dijera... y era por eso que, a pesar de los errores que pude observar en él, no podía decirle nada. Abel era un pequeño monstruo, pero un monstruo sigue siendo uno sin importar el tamaño y es en estos casos donde uno debe dar un paso atrás y dejar que este crezca mediante sus propios pasos y tropiezos, sin embargo, como adulto uno no puede dejar que estos pasos lo lleven al mal o a la tristeza, por eso...
- Abel...
- ¿Sí?
- ... No estás solo, puede que sean un grupo de extraños, pero son compañeros y no es necesario que cargues con todo por ti mismo, sacrificarse por alguien no siempre es bueno, algunas veces pelear juntos puede descubrir finales inesperados.
Abel parecía conflictuado, pero no negó mis palabras, más bien pareció recordar algunos eventos desconocidos para mí y se limitó a asentir. No estaba seguro, pero tal vez este problema ya estaba resuelto.
- ... Entiendo...
- Bien, eso es todo por el momento. Ahora...
Poco se podía hacer desde la seguridad del Gremio en la ciudad y ya llegaría el momento para explicarlo y enseñarlo más a detalle por lo que continuando mi itinerario les hablé sobre cuestiones básicas sobre el rastreo, las actividades que se suelen realizar en el exterior como acampar en los viajes largos y finalmente aconsejé que sería bueno si iban pensando en el tipo de posición que cubrirán como Mercenarios, ya que para el siguiente encargo deberíamos enforcarnos en ese tipo de experiencia
Abel terminó de comer y procedí a repartir la recompensa por el encargo que completaron, el pago fue de diez monedas de plata, pero luego de las cervezas que me invitaron solo quedaron nueve, por lo que procedí a darles tres a cada uno antes de dejarlos libre por el resto del día, el descanso es parte importante del trabajo de un Mercenario y eso debían entenderlo.
Cuando nos despedimos Marco y Paul parecían estar en un mucho mejor estado que en la mañana, debido a la discusión y apuesta, así que solo se despidieron con una gran sonrisa y emoción, regresando a sus casas, mientras que Abel había desaparecido antes de que me diera cuenta.