********POV Abel*******
Lo había logrado.
Cuando la imagen de mi mejor amigo apareció en mi mente sentí lo que debía hacer y cómo hacerlo, además ese sentimiento llegó junto a las palabras y el entrenamiento de mi madre.
Baje mi postura, separé mis pies, uno por delante y el otro por detrás, relaje mis hombros y agudicé mi mente, entonces "flui" siguiendo mis sentidos. Gracias a los Goblins había ganado cierta experiencia en peleas grupales o con varios enemigos y al igual que todo lo demás tampoco era un experto, pero puedo decir que al menos aprendí lo básico con experiencia real. Fue por eso que no me enfrasqué en mirar solo lo que tenía adelante, sopesé el peligro y como resolverlo, así di la prioridad a resolver lo que tenía detrás y logré tener a todos los lobos en un mismo lugar.
El cuerpo del Ciervo me había ayudado, pero ahora molestaba, por eso mientras los lobos se acercaban yo retrocedí, subiendo y cayendo del otro lado. Las garras de los lobos me siguieron y cortaron limpiamente la piel del ciervo con solo caminar por encima, mostrando una vez más lo peligrosas que eran. Mi prioridad era sobrevivir, pero no pude evitar enojarme al ver como se malograba lo que nos costó conseguir.
- ¡Grrrrr!
- ¡Grrrr!
Los lobos no habían parado de gruñir y pensé que se lanzarían a por mí de inmediato, pero seguían acercándose lentamente, haciéndome retroceder. No entendía porque, pero no era algo para ponerme ansioso, ya que en el momento que decidieran hacerlo estaría listo, de hecho, agradecía que se tomaran su tiempo, ya que la electricidad que corría por mi cuerpo aun necesitaba tiempo.
- ¡Woof!
Entonces una vez más los tres lobos se abalanzaron. Hábilmente corrieron a mi izquierda y a mi derecha mientras el que quedo por el frente trataba de morderme de inmediato, entonces los otros dos también se unieron. Sus garras me cortaban, pero en su sincronización de atacar y retroceder no podía hacer mucho, por eso solo me concentré en evitar por todos los medios que logren tomarme con sus dientes, ya que si lograban tomar mi piel o mi ropa entonces podrían tirar y hacerme caer para ponerle fin a la situación.
Mis factores estaban más enfocados a ayudarme con la velocidad de regeneración, por eso los varios cortes eran curados una y otra vez, claro que no descuidé la mejora de fuerza y velocidad necesarias para lograr moverme y evitar sus dientes, pero.... como decirlo... Esto era extremadamente difícil de hacer.
Mis padres me hablaron sobre los Potenciadores en los descansos del entrenamiento, en ese momento me explicaron un poco de como los de mayor nivel podían consumir y mejorar funciones específicas del cuerpo en vez de mejorar todo al mismo nivel y aunque lastimosamente no me dijeron mucho más no era algo para lamentar, después de todo eso era algo que había logrado hacer desde el inicio, pero siendo la primera vez que lo hacía mientras me concentraba en más de un objetivo a la vez... esto me causaba dolor de cabeza.
Movía mis brazos con fuerza mientras cambiaba mi postura de una firme a una fluida con tal de esquivar y repeler a los lobos mientras mejoraba mi cuerpo y trataba de repetir aquella acción del castillo, aunque no tuve resultados satisfactorios con este último.
- ¡Woof!
Los lobos a mi costado atacaron al mismo tiempo, dieron saltos largos completamente distinto a su manera de encarar hasta el momento, por lo que no tuve más opción que retroceder todo lo que podía mientras me curvaba esquivando sus dientes y garras.
- ¡...!
Casi caigo al suelo, cosa que me aterró al pensar, pero choqué algo duro con la nuca que me ayudo a evitar caerme y recuperar mi postura rápidamente. Sí, lo agradecía, pero este árbol que me ayudó a no caer me decía que era el límite, me decía que no podía esquivar más, y para dejármelo completamente claro los gruñidos y los dientes de los lobos estaban de camino a mí.
- ...Maldición...
No pude evitar maldecir y mis ojos se estrecharon viendo los filosos colmillos, pero no tenía una solución, la sensación que logré en el castillo y la primera vez que sentía los Factores y el Mana... hacerlo mientras esquivaba y me concentraba en más cosas... ese nivel estaba lejos de mi alcance.
- ¡Grrrr!
Solo pude tratar de defenderme y aunque pude esquivar los primeros, los dientes de uno de los lobos por fin me tomaron. Mi piel se cortó como si fuera mantequilla y sentí como penetraban hasta tocar los huesos de mi brazo para luego tirar con fuerza y romper mi postura.
- ¡...!
Caí al suelo boca abajo, y el lobo me arrastró, apenas pude levantar la vista y vi como los siguientes dientes se acercaban y podía jurar que eran estos dientes los que en verdad significarían el fin, ya que contrario a los anteriores estos buscaban mi garganta.
Es algo que noté hace mucho, pero no siento dolor. Al comienzo lo noté con los golpes de juego o las caídas cuando aprendía a caminar, pero pensé que solo era mi cuerpo con un alto umbral de dolor, ya que mi padre era alguien recio y daba la sensación de que no lloraría aunque le cortaran las extremidades, pero no tomó mucho para darme cuenta de que no era así, ¿Qué umbral alto de dolor? No sentir un corte o como desgarran mi piel estaba definitivamente a otro nivel, debo estar mal, algo anda mal conmigo, pero no es algo que me importe mucho. En este momento mis prioridades pueden estar mal, pero mientras esos colmillos y feroces ojos reflejaban mi muerte, yo recordaba a mi Mejor amigo, ¿Por qué?, porque siempre me repitió que me enfrascaba mucho en los problemas y es por eso que en estas situaciones no sabía cómo actuar, claro que yo pienso que él es el equivocado al tener esa actitud relajada, pero tiene verdad... al menos en algunas situaciones, tales como la vez con los Goblins y ... la de ahora.
Mi cabeza empezaba a doler, era extremadamente difícil enfocarse en tantas cosas a la vez, trataba de hacer todo, pero al final no pude hacer nada. Solo queda pelear, ¿verdad?, eso fue lo que me hizo hablar al pensar en él y tiene razón, para estas situaciones debo ser menos como yo y más como él, ver el vaso medio lleno.
Mi cabeza dolía, y era un dolor que no podía curar con los Factores, pero ya no había necesidad de prestar atención a todo. Estaba en el suelo por lo que mi atención a bloquear y esquivar no tenía caso, los Factores enfocados a regenerar mi cuerpo no servían de mucho con los dientes aún en las heridas y por último mi atención al exterior ya no es más necesaria. Cerré mis ojos, lo último que vi fue mi reflejo en esos filosos dientes, pero no importaba, mi atención ya estaba donde debía estar.
Solo debo guiarme por mis instintos, ellos me dicen que no debe ser vistoso, no debe ser tan grande, solo debe ser en mí y mientras pensaba en la sensación y recuerdos del pasado, el olor a humedad se esparció a mi alrededor.
*********POV Normal**********
Leo había saltado para ayudar cuando los lobos tomaron a Abel, se mordió el labio por el grave error que había cometido por estar contemplando sus decisiones. Él quería culpar al niño porque debido a su nula reacción a la situación no sabía que considerar "peligroso", pero no podía, la culpa era solo suya.
Leo se mantenía en un margen de veinte metros, por lo que desde que saltó y llegó no pasaron más de dos segundos, pero cuando llegó y levantó el hacha en sus manos un sentimiento difícil lo hizo dudar y en vez de agitar el hacha y terminar con la vida de las bestias, la colocó frente a él bloqueando la mayor parte de su cuerpo y sus ojos se abrieron enormemente una vez más.
Electricidad a una enorme velocidad recorrió todo el cuerpo del chico y con un destello electrocutó todo lo que estuviera a un metro de él. Leo retrocedió mientras veía sus entumecidas manos, pensado en lo extraño que era esta electricidad guinda que chispeaba en su cuerpo, pero sacudiendo la cabeza volvió a ver al "monstruo". Los blancos lobos que habían estado en contacto y tan cerca de él ahora desprendían un humo y tenían un color chamuscado que dejaba salir un olor apetitoso, Leo dudaba que eso le hubiera pasado si estuviera en contacto con el niño, pero nuevamente se preguntó qué clase de elemento era este.
En su desconcierto el niño se levantó, con su brazo libre abrió el hocico del lobo y sacó su brazo, la vista era grotesca, pero ni siquiera pestañeo, luego volteó como pudo e hizo lo mismo con el lobo que tomaba una de sus piernas. Se quedó sentado, miró su nueva ropa destrozada y antes de que el desconcierto de Leo terminara, se levantó con las heridas casi curadas por completo.
- Grr..r...
El lobo que tenía la intención de tomar su cuello se tambaleo y se arrastró al costado de Abel, parecía estar a punto de morir y sufriendo, además fue su quejido lo que hizo volver por completo a Leo, aunque nuevamente se volvería a sorprender.
No estaba ebrio o afectado por alguna magia, así que no podía estar alucinando, aunque al momento de contarlo nadie le creyera, Leo podía jurar que el chico frente a él no era el mismo, ya que desprendía un aura completamente diferente.
Si no nos ponemos técnicos entonces podemos decir que estaba en lo correcto, ya que Abel estaba imitando a su mejor amigo, quien era divertido, gracioso y relajado, pero en este momento estaba presenciando una parte que muy pocos conocían, la frialdad que poseía.
"Nunca perdonaría a quien te hiciera daño", esas palabras estaban vividas en la mente de Abel ya que en su vida pasada fueron una especie de maldición, además de que el pensamiento de sobrevivir estaba gritando en su ser. Obviamente Leo no sabía esto y solo podía hablar sobre lo que miraba y por eso le pareció, no, lo quiso tomar como bondad a pesar del sentimiento que lo rodeaba. Finalmente, Abel tomó la daga y sin pestañear acabó con la poca vida que le quedaba a su depredador.
- ¿Leo?
- ¿eh?
El niño volteó al sentir su mirada y llamándolo lo sacó de su sorpresa. Leo era alguien con experiencia, por eso se consideraba alguien difícil de impresionar o sorprender, pero desde hoy comenzaría a pensar si debería reevaluar ese hecho.
- ¿Dónde están los otros dos?
- Ah... si, deben estar esperándonos...
- Ya veo... entonces... ¿Completamos la petición?
- Si...
Leo parpadeo un par de veces, ya que la sensación había cambiado frente a sus ojos una vez más, claro que no pudo evitar ver ese diminuto brillo de locura en los ojos del niño que le hizo pensar una vez más, "Rey... usted tuvo suerte..."