*********POV Abel********
Corrí a toda mi velocidad, sentí que corría más rápido que cuando huía del castillo, pero los pasos a mi espalda me hacían dar cuenta que no era suficiente para escapar de estos ágiles lobos.
La dirección en la que corrí fue la contraria a Marco y Paul, tuve que esquivar al lobo que estaba detrás de mí y gracias al terreno pude hacerlo sin mucho problema. Mi intención y mi idea era clara, no solo les daría tiempo para huir mientras escapaba, ya que sentía que más temprano que tarde los lobos me acorralarían, por eso aproveché la dirección en la que corría y cuando vi al Ciervo en el suelo me apresuré a tomar la daga que había dejado olvidada.
- ¡Grow!
La hoja de la daga estaba incrustada por completo y no pude sacarla de inmediato, no porque me faltara la fuerza, sino que ese leve retraso que me tomaría era la oportunidad perfecta para que los lobos me mordieran y destrozaran. Por eso, cuando sentí que me tomaría un momento, dejé la daga y me refugie al costado del Ciervo, aprovechando mi pequeño y su gran tamaño, mientras uno de los Lobos saltaba y sus dientes y garras rasgaban el aire donde estuve.
- ...
El lobo no se detuvo, solo cayó al suelo y siguió a toda velocidad hasta perderse y ocultarse en los alrededores. No era la situación para hacerlo, pero no pude evitar admirar la facilidad con la que se movían y el talento para perderse en este terreno no tan denso.
*Pasos**Gruñidos*
En mi lugar, como si fuera una cría recién nacida refugiándose al costado de su madre, podía escuchar claramente los sonidos que hacían y sentir la intención asesina que tenían, lamentablemente no podía decir su lugar exacto ya que se movían constantemente.
Mi atención no se desvió, seguía atento al movimiento de los lobos y listo para actuar en cuanto los viera, pero aun así no pude evitar pensarlo, ellos eran distintos. Los Goblins con los que lidie estaban armados y eran igual o más letales que estos lobos, pero en ese momento solo debía preocuparme de dos direcciones, además que la mayoría eran lentos y torpes en sus movimientos, yo no soy un experto, pero eso podía asegurarlo, sin embargo, ahora... la cantidad era mucha menos a ese momento, pero veloces y con un dominio sobre sus capacidades propias que me asustaba, y no me veía capaz de enfrentarlos de frente sin terminar malherido.
Fue en este momento que, cuando dejé esos pensamientos de lado y trataba de encontrar una solución, los ruidos de los lobos cesaron.
- ¿Eh?
Fue tan repentido que a pesar de haber escuchado sus últimos pasos y gruñidos no sabía dónde podían estar, podría pensar que se fueron, pero las miradas que sentía me lo negaban. Me levanté lentamente, girando mi cabeza cubriendo todos los ángulos, pero no pude verlos y no se lanzaron, al parecer ellos también buscaban una oportunidad.
Tomé la daga de inmediato y con la fuerza extra de los Factores entonces la saque fácilmente, hubo un leve sonido como si raspara un hueso, pero no me importó. Lastimosamente los lobos no pensaron lo mismo y tomándolo como una señal el sonido de su presencia apareció.
- Grrrrr...
Se sentían más cauteloso, además, contrario a su interminable corrida ahora salieron de sus escondites mientras caminaban lentamente. Lo había descartado por lo que sentía, pero sin duda alguna ahora podía decir que escapar era imposible. A mi espalda estaba el Ciervo y de esa dirección apareció un lobo mientras que los otros dos aparecieron frente a mí, me pareció irónico ya que la forma en que se mostraron fue la misma que nosotros usamos contra el ciervo y no pude evitar respirar de forma burlona, sintiendo que me habían copiado.
- Enserio... ¿entonces que debo hacer?
No era una pregunta, solo expresaba mi impotencia y nerviosismo, pero unas palabras cruzaron mi mente, "¿Qué más podría ser?" esas palabras llegaron con una imagen, la imagen de un niño despreocupado que sin darme cuenta me hizo murmurar.
- Sí... solo queda pelear.
************POV Leo**************
Todos tienen circunstancias o un pasado que prefieren no contar, no por vergüenza, simplemente porque es doloroso y revivir esas memorias no valen la pena. Ese es el caso de la mayoría de mis compañeros y la mía, ya que no todos nacimos o soñamos con volvernos Mercenarios.
Por lo general este motivo es desconocido a menos que lo compartas después de unos tragos o por una gran confianza fomentada por el ambiente y los años que comparten, pero como dije, eso es en la mayoría.
Últimamente tenemos muchos interesados en unirse, en su mayoría jóvenes, aceptamos a la mayoría ya que cumplen los requisitos, pero algunos abandonan en la iniciación al darse cuenta de que este trabajo puede ser más crudo y difícil de digerir de lo que esperaban, pero esta vez sabía que por lo menos uno de los muchos novatos no solo pasaría la iniciación fácilmente, sino que con el tiempo se volvería una persona que dejaría huella en el mundo.
Debo confesar que al inicio me mostré muy incrédulo, sí, me sorprendió cuando al Maestro del Gremio mencionó que el niño era un Potenciador de Nivel cuatro, pero después de pensarlo y calmarme no podía terminar de creerlo, aunque eso explicaría todo el problema previo sinceramente eso era imposible.
Grande fue mi sorpresa cuando a lo lejos vi como el niño no solo usaba sus Factores de Mejora de forma libre, sino que después de todo sí había pasado por la Conversión de elemento y sin terminar ahí, las pequeñas chispas que destellaban alrededor de sus piernas me mostraron que había llegado un paso más allá. No estaba presente, pero creí escuchar al Maestro del Gremio diciendo "Te lo dije", aunque de estarlo tampoco me hubiera dicho esas palabras.
Sentí por un segundo que entendía la decisión del Rey, aunque de inmediato negué ese sentimiento y para alejar aún más ese pensamiento me dispuse a acercarme a ellos, después de todo lo habían hecho bien, pero en ese momento tuve que detenerme ya que la petición se acababa de complicar.
No paso ni cinco minutos antes de volverme a llevar otra gran sorpresa. Era su primera caza y todos entenderían a lo que me refiero luego de escuchar su gritó de victoria, que la decisión que tomó no fue fácil y más teniendo en cuenta su corta edad, donde debería ser obstinado y egoísta con lo suyo, por lo que ver como guio a sus compañeros y escaparon dejando al Ciervo expresó el gran talento de liderazgo y adaptabilidad que poseía. Ver esto me hizo entrar en conflicto, atrayendo a mi mente el pensamiento que quise alejar, sí, entendía y estaba en contra de la decisión del Rey, pero no pude evitar pensar que tuvo suerte, ya que de haber encarcelado a este niño todo habría acabado para él y para el Reino. Nadie puede, no, nadie debe encadenar a un monstruo, ya que cuando se libere te comerá.
Marco y Paul eran rápidos para su edad, de hecho, el talento que poseían demostraba porque los llamaban genios, aunque era una pena que en esta situación sus rostros estén curvados y expresen como se sienten, lastres e impotentes, al arrastrar con ellos al pequeño niño, pero, aunque Abel sea o no consciente de esto, se detuvo. Por un momento casi no soy capaz de contenerme y grito "¿Qué demonios haces?" ya que los Lobos de Nieve son expertos cazadores y primero debilitan al grupo antes de exterminarlos, es decir, primero irían por los más débiles, pero esta decisión no parecía algo que tomaría alguien con sus capacidades y fue la escena que siguió de inmediato la que fue la responsable de sellar mis labios.
Los Lobos de Nieve son bestias muy inteligentes y no es raro ver pequeños grupos como estos, sobrevivientes de alguna batalla, ya que pronto se unirán a otros o parirán crías, haciendo aparecer un nuevo Alfa. Pero, así como eso es verdad, también lo es que son muy rencorosos y vengativos, lo que explica su raro comportamiento hasta el momento y también la decisión de Abel, quien por su rápida decisión demostró ser consciente de lo que ocurría.
Su siguiente movimiento me volvió a sorprender, ya que como no estaba consumiendo Factores de Mejora lo había perdido de vista por un segundo cuando mostró su verdadera capacidad.
Dudé si seguirlo, después de todo los jóvenes que salvó del peligro tomaron la respuesta correcta y corrieron hacia el punto de encuentro, pero si era sincero, quería verlo, quería ver que tanto más era capaz y que haría para salir de la situación actual, entonces solo pude consumir los Factores en mi cuerpo y proceder a seguirlo en silencio.
Cuando llegué el niño había sido encerrado, los lobos estaban usando la misma técnica que él sugirió para cazar al ciervo, pero esta era su mejor versión y, mientras veía como los lobos se acercaban a él mostrando sus colmillos, me preparé para actuar, ya que Abel estaba inmóvil, dándome que este era su límite, pero nuevamente algo me impidió moverme, y esta vez no fue una imagen o un movimiento, sino unas palabras con una voz y fuerza que debió ser imposible de escuchar.
- Solo queda pelear...
Las palabras no eran especiales, pero por un momento la sensación del niño había cambiado, como si fuera una persona distinta, no una serena, calculadora e inteligente, sino una que se guía únicamente por sus instintos y la diversión.
- ¡Grrrrrrrr!
Los lobos de nieve pueden o no haberlo sentido, pero con su objetivo frente a ellos no retrocederían. Entonces los tres corrieron al mismo tiempo.
Abel tenía una daga, se veía desgastada, pero ya había probado que servía para cortar y apuñalar, sin embargo... la soltó.
Parpadeé varias veces, incrédulo. No parecía haberse dado por vencido, de echo soltaba un aura feroz que dejaba en claro su deseo de pelear por la vida, por lo que no lo entendí. Entonces, su postura bajó y sus ojos brillaron.
- ¡...!
Uno de los lobos cargó con sus piernas como objetivo, pero no lograría nada. Abel retrocedió una pierna y la uso como punto de apoyo, entonces rápidamente retrocedió y giró sobre ella, esquivandolo y encarando al lobo que veía por su espalda. Los dientes filosos se acercaban a su cuello, pero continuando con el giró, un brazo alejó los colmillos y garras y con el otro lo empujó en dirección del último. Fue un movimiento perfecto y no pude evitar elogiarlo en mi mente, además de pensar que su maestro debe ser alguien espectacular, lastimosamente Abel tenía un pequeño cuerpo y a pesar de su perfecto movimiento, las garras del lobo que alejó habían logrado arañar y cortar profundamente su brazo izquierdo.
La sangre comenzó a fluir sin espera y eso me hizo arrugar la frente, pero no pude moverme, esta escena había congelado mi cuerpo y había hecho hervir mi sangre al recordarme escenas desagradables, pero los ojos imperturbables de Abel me hicieron temblar y preguntarme, ¿Acaso no siente dolor?
No necesariamente yo, podemos usar de ejemplo a los jóvenes que deberían estar llegando al punto de encuentro. Ellos tienen siete años más que este niño y los he visto llorar y revolcarse por mucho menos, sin embargo, Abel, a quien se le podía ver incluso el hueso, no parpadeó y lo más sorprendente es que en ese corto tiempo, mientras me repetía mi pregunta, la herida había empezado a sanar a una velocidad asombrosa.
El niño ahora tenía a los tres lobos en una dirección y, al mismo tiempo que termino de sanar, una sonrisa apareció en su rostro, haciéndome murmurar.
- Rey... usted sí que tuvo suerte.