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Chapter 18 - Mi Propio Camino (II)

Abel despertó. Lo primero que se reflejó en sus ojos fueron unos picos de hielo en el techo sobre él, luego vio como su respiración era visible por las baja temperaturas. Pestañeo un par de veces y una gota de agua cayó sobre su nariz.

- ¡Wow, esta fría!

Fue esto lo que le hizo recobrar la conciencia y levantarse, se secó la cara ya que parecía no ser la primera gota que le caía y luego observó al rededor... se supone que debería estar en un lugar con muchos arboles y vegetación, sin embargo solo estaba rodeado por rocas, hielo y agua, además ligeras palabras o más bien gruñidos se lograban escuchar, no era difícil saber de donde provenían ya que solo había un camino largo y ancho, que era donde él estaba despertando. De un vistazo parecía que de alguna forma había terminado en una gruta o caverna natural, debido a lo accidentaba que estaba parecía, pero si se detenía a echar un vistazo más detallado esta parecía haberse construido, ya que entre todas las rocas y hielo podían verse algunos soportes de madera, dándole a Abel la impresión que incluso podría haber sido una mina. 

Las voces se escuchaban cada ves más fuerte, Abel no sabía si pertenecían a personas amigables o si quiera si pertenecían a personas, ya que lo único que escucho fueron gruñidos y balbuceos sin sentido, por eso se levantó y ágilmente, pero en silencio, se ocultó entre los muchos quiebres en el camino. 

- ...

Esperó paciente y en unos segundos los responsables de los sonidos se mostraron y Abel agradeció haberse escondido, ya que no sabía que era lo que estaba frente a él, además las armas y vestimenta que portaban tenían manchas de sangre y dudaba seriamente que sea de algún animal. 

Las criaturas que seguían caminando se acercaban al lugar donde se encontraba Abel, aunque parecía que no se habían dado cuenta de su presencia y solo parecían estar patrullando. Eran tres y su tamaño era el mismo o incluso unos pocos centímetros más que Abel, su piel era verde y estaban cubiertos por armaduras de cuero, aunque las hombreras y antebrazos que portaban eran de metal y les quedaban grandes ya que parecía estar destinado a usarse por adultos. Uno portaba una lanza malgastada y otro una espada corta astillada que parecía estar a punto de romperse, el último se encontraba unos pasos por detrás de ellos y portaba un arco con mejor mantenimiento que las armas anteriores. 

Cada segundo que pasaba hacía que estas criaturas se acercaran más y Abel considero seriamente empezar una carrera en la dirección opuesta aprovechando que aún no lo descubrieron, ¿pero y si al final solo eran sus prejuicios?, sí, lo dudaba, pero las manchas de sangre al final si podrían ser de un animal y las hombreras y equipamiento que parecían robados tenían ese aspecto por condiciones que él desconocía... aunque lo decisivo fue el sentimiento que apretaba su pecho, ¿Dónde esta Kayn?, la duda le impidió moverse y sus piernas temblaron de la impotencia.

Las criaturas estaban a unos pocos pasos, pero*Estruendo* la cueva tembló y algunos picos de hielo cayeron al suelo, causando un alboroto esparciendo ruido por todo el lugar.

- ¿Groraa?

Parece que este suceso no era común y las criaturas a unos pasos de Abel corrieron por donde vinieron con mucha prisa, dejándolo derribarse y calmar sus ansias. Abel apoyó su espalda y tranquilizó su mente, dejando salir un suspiro, las palabras que le siguieron rebotaron en las paredes 

- Esta fría. 

Abel se quedó unos minutos sentado sin moverse, aprovechando y organizando todo lo que había en su cabeza. Recordó como habían sido raptados por dos sombras y como habían luchado, sus dientes y manos se apretaron y su cuerpo se calentó cuando recordó como habían lastimado a Kayn. Él quería levantarse y correr en busca de ellos o de la verdad, después de todo quería saber si al final su amigo estaba o no... vivo, pero se detuvo, ya que sus recuerdos se acabaron pero una sensación cálida lo envolvió. Entonces lo supo, no tenía idea de como había llegado aquí, no tenía idea de que les había pasado a esas sombras con forma humanoide, pero de lo que estaba seguro era que su amigo estaba con vida y eso lo hizo suspirar de alivio, relajando su cuerpo y mirando hacia el techo cubierto de hielo, al final una lagrima rodó por su mejilla antes de caer y congelarse en el suelo. 

*Estruendo* Un nuevo temblor cubrió todo el lugar y Abel se levantó, poco podría hacer si el lugar se derrumba pero al menos estaría listo para correr o reaccionar. Por suerte el temblor acabó sin ningún derrumbe y pudo verse a un Abel decidido por abandonar este lugar. Miró a ambas direcciones y, aunque no estaba seguro, decidió ir al contrario de donde corrieron esas criaturas. 

Abel fue cauteloso, no escucho más gruñidos y de vez en cuando hubo algunos temblores, pero el avanzó despacio, cubriéndose en cada lugar posible y observando el entorno antes de continuar. Tal vez no sepa si lo que pensaba era un malentendido y las criaturas fueran amables, pero prefirió quedarse con la duda y evitar todo contacto, así siguió su camino hasta llegar a un espació mucho más amplio. 

Un domo o cúpula se abrió al final del camino que siguió, en él observó todo tipo de basura u objetos apilados, además algunas julas pequeñas donde no tendría problemas para entrar, por suerte estaban vacías, aunque a Abel le pico la curiosidad al saber que tipo de animales estaban encerrados ahí, ya que podía ver algunos rastros de sangre en el suelo. Apartando esos pensamientos de su mente, Abel se acercó y buscó algo útil entre todo lo apilado, después de todo, aunque no tenía frio, solo contaba con su pantalón y botas que tenían un ligero olor y color a quemado, ya que su abrigo estaba todo destrozado. Abel se cuestionó porque no tenía frio pero al no ser relevante simplemente lo apartó. 

Se demoró un poco y al final pudo encontrar una especie de poncho que no estaba manchado con sangre como lo demás, aunque si que estaba algo sucio, además tomó una daga de entre las muchas armas que habían, no solo porque estaba en mejores condiciones que el resto, sino porque la mayoría eran poco más pequeñas que él y le hicieron dudar ya que nunca había blandido una arma de verdad. Por eso decidió llevar una daga, ya que de alguna forma le hacia recordar a un cuchillo de cocina. 

Al otro lado de este espació continuaba el camino, entonces Abel prosiguió luego de preparase. La geografía del terreno era la misma en este pasadizo, Abel no esperaba que cambiase, de echo agradecía que así sea ya que aún habrían lugares donde pueda esconderse para avanzar con precaución. 

- Precaución...

Por un momento pensó en su amigo, el hubiera sido capaz de correr por este lugar por pura curiosidad de saber que habrá al final, aunque al ver a esas criaturas quizás se hubiera calmado un poco... Abel sonrió al pensar en eso y no dejó que la tristeza se hiciera presente, entonces prosiguió. 

Le tomó un tiempo debido a su cautela, pero luego de avanzar y avanzar, por fin encontró un cambio en el camino ya que este se bifurcaba y ahora debía elegir cual camino seguir. La respuesta no debió de ser un problema, ya que de ambos caminos escuchaba lo mismo, murmullos, gruñidos y uno que otro grito, la opción segura sería retroceder por donde vino, pero de igual forma hace unos minutos comenzo a escuchar gruñidos y sonidos metálicos. Al final, luego de pensarlo un poco, decidió ir por el camino de la izquierda ya que los sonidos se escuchaban más despacio, tal vez por la distancia o por que no eran tan intensos, pero al final no importaba ya que sintió que el resultado sería el mismo. 

Abel continuó por el camino que eligió, siendo más cauteloso que antes, pero tomando cierta prisa ya que los sonido a su espalda incrementaban. Entonces el camino se dividió en dos y tenía que volver a elegir, yendo por la izquierda una vez más. Los sonidos se habían incrementado considerablemente y ahora podía escuchar gritos grupales, así como el choque de metales, además los temblores se hicieron más frecuentes. Abel había reducido su ritmo debido a esto, pero entonces ocurrió lo que hace un tiempo había estado esperando, moviéndose hacia el próximo quiebre o hueco donde pueda ocultarse terminó frente a frente con una de las criaturas. 

Esta criatura era de su porte, en su brazo derecho portaba un arco y lo presionaba contra el izquierdo, del cual un liquido morado viscoso brotaba y caía dejando un rastro detrás de él. 

- ¡Gryu!

La criatura se sorprendió al verlo, pero lejos de estar feliz lanzó el arco en su mano y desenfundó una daga en su cintura, dejando ver la herida en su brazo. Abel arrugó la frente al ver la seriedad de esa herida, pero al mismo tiempo sus nervios saltaron a la clara intensión asesina que era dirigida hacia él. Su cuerpo tembló presa de un escalofrío, sí, la criatura frente a él se notaba pálida y débil, estaba muy lejos de la fuerza de aquellas sombras que los raptaron, pero a diferencia de ellas, esta pequeña criatura "acorralada" desprendía un aura que dejaba claro que si ha de morir entonces será llevándolo consigo, como prueba, antes de que Abel pueda reaccionar, la criatura se lanzó hacia él con la daga en su mano. 

-¡...!

Abel pudo reaccionar, aunque sus movimientos fueron algo torpes ya que sentía estar rodeado de una sustancia viscosa y pegajosa que volvían su cuerpo rígido. La criatura no se detuvo y recogió su brazo para volver atacar a Abel, él no podía reaccionar, incluso consumiendo sus factores y observando la situación pasar lentamente su cuerpo fue imposible de moverse adecuadamente y no se imaginaba deteniendo su ataque y menos contraatacando, entonces rodó. Abel se lanzó al suelo como pudo y rodó lejos de la criatura, aunque esta no lo dejaría ir tan fácil, entonces, cuando Abel levantaba su cuerpo una daga se clavó en su hombro.

- ¡Ahhhhhhhhhhhhhh!

Con la poca fuerza que pudo utilizar empujó a la criatura y él también retrocedió, con la daga aún clavada en su hombro. Abel vio la herida, estaba lejos de ser igual que la de la criatura, quien prácticamente tenía su brazo colgando, pero por primera vez desde que renació había visto su sangre y toda su mente y cuerpo se enfriaron.

Abel cayó en cuenta que la criatura frente a él lo quería matar, sí, no era la primera vez que lo experimentaba pero... ahora estaba solo. Pudo escuchar como la criatura gruñía y gritaba mientras se lanzaba a él una vez más, pero él no apartó los ojos de la daga en su hombro. 

Nunca lo había negado, de echo varias veces lo había pensando de forma consciente y era que en este tipo de situaciones siempre dependió de su amigo para dar el primer paso, ¿Entonces ahora que esta solo, que debe hacer? ¿Aceptar su muerte? No, debe pelear al igual que en pasado, sí, su amigo no esta para ayudarlo, sus padres no llegaran a salvarlo y sin duda lo último que hará en esta vida es hacer sufrir a sus seres queridos - "Kayn llorará y mis padres deben estar preocupado... ¿Verdad?" - entonces, de vez en cuando debe ser él quien dé el primer paso, un pequeño paso de gran valentía. Abel no recordaba ya que estuvo presa de la ira, pero aunque no lo recuerde su cuerpo lo hacía y el movimiento se sintió natural. 

Los ojos de Abel brillaron, aunque si alguien lo viera no sabría si decir que era por los factores o por locura, entonces su cuerpo comenzó a consumir más Factores y volteó a ver a la criatura que se abalanzaba sobre él, dio un paso hace adelante y tomó una postura, aquella que había practicado tantas veces, entonces esquivó el brazo estirado de la criatura y cuando sus dientes puntiagudos y su aroma pestilente estuvieron sobre Abel, un golpe ascendente se estrelló en su abdomen y lo elevó hacia el techo, donde los picos de hielo se encargaron de terminar con la poca vida que le quedaba. 

- Fuuuu

Abel exhalo el aire en sus pulmones y volvió a respirar con normalidad, su cuerpo aún temblaba, pero quitando la daga en su hombro y viendo como esta herida se curaba mientras un liquido morado salía, la determinación en sus ojos se solidificó. 

- Padre... Madre... Kayn... Volveré...

Tiró la daga al suelo y sus ojos reflejaron la figura de la criatura, entonces caminó sin cubrirse hacía los incesantes sonidos. A lo lejos Abel observó a un pequeño grupo de estas criaturas y antes de avanzar hacia ellos terminó de proclamar su objetivo.

- Creando mi propio camino.