La noche llegó y ambas familias se encontraban reunidos en el comedor, no hablaban de algo en particular solo disfrutan el tiempo juntos, aunque casi finalizando de comer, ambos niños preguntaron por la bestia que vieron hoy, Roland respondió alegremente como siempre y, siendo entusiasta, incluso presumió como juntos habían peleado con criaturas mucho más aterradoras.
- ¿U-Un Dragón?
- ¡Por supuesto!... claro que no logramos hacerle un rasguño, pero vivir para contarlo es un logro más grande que cualquier otro.
Aunque como siempre, su don para matar la ilusión de los niños brillaba a máximo esplendor, y una vez que corrigió su pelea por una huida, aunque el nombre de dragón les atrajo, tanto Kayn como Abel dejaron de prestar atención.
- "¡Me gustaría ver muchas más criaturas!" - Por ahí podía escucharse a Kayn rogándole a su madre para que lo lleve a ver todo tipo de seres en este mundo, pero obviamente su petición fue denegada, aún así no volvió a prestarle atención a Roland.
Abel, por otro lado, le preguntaba a su padre sobre como logró imbuir su espada en su elemento, después de todo ellos no eran magos y no podían expulsar sus Factores al exterior. Sus padres aún no le habían hablado de los niveles de los Potenciadores, temiendo que pueda repetirse el incidente pasado, pero ambos pensaron que no estaría mal decirle algunos conceptos que tarde o temprano aprendería.
- Eso es gracias a la Expansión de mente.
- ¿Expansión de que?
- Jajaja, de mente. Tienes razón que es algo confuso de comprender, pero no por ser Potenciadores debemos de utilizar nuestros factores únicamente para aumentar nuestras capacidades físicas. Como potenciadores también podemos consumir Factores de Mejora para ampliar nuestra mente y conciencia, aunque lleva algo de practica lograrlo.
- ¿Eh...? No entiendo...
- No te apresures, pronto lo comprenderás...
El ambiente era como siempre, cálido, pero las palabras finales de su madre se desdibujaron, cortando el ambiente por un instante. Entonces fue Roland, quien aún sonreía, el que habló en voz alta y aunque se esforzó por que parezca natural, ambos niños notaron el leve tartamudeo.
- ¡Muy bien, mañana será un largo día, dejemos las pláticas y vamos a dormir!
Los adultos esperaban que hubiera resistencia de ambos, pero sabiendo que algo iba mal, ambos decidieron seguir la fingida escusa.
- Esta bien, pero mañana temprano me explicaran con más detalle - Dijo Abel aprovechando la oportunidad para conseguir más información.
- ¡Bueno, pero mañana iremos a cazar al bosque! - Dijo Kayn tratando de conseguir su petición frustrada.
Ambos niños subieron las escaleras y entraron al cuarto de Abel, pero más que dormir, se pegaron a la ventana mientras se cubrían con las sabanas. Pensaron que verían algo ya que sus padres parecían nerviosos, pero para su sorpresa no pudieron ver nada más que la oscuridad de la noche.
Mientras tanto, aún en el comedor.
- ¡Bien...! ¿Ahora deberíamos de ir a recibir a nuestros invitados?
Dijo Roland mientras sonreía, pero lejos de ser amigable lo que se ocultaba detrás de esa sonrisa era una frialdad cortante.
Tanto Dessa como Dars habían recogido sus armas y estando preparados todos voltearon a ver a Melam y asintieron al mismo tiempo, entonces salieron de la casa con tranquilidad. Todo parecía estar en orden, no había ni una sola hoja que estuviera fuera de lugar pero... todo estaba callado a pesar de la hora, el silencio era tanto que era inquietante y Roland a la cabeza fue el que lanzó sus palabras al viento - "¿Podrías parar con esta farsa?" - como se esperaba no tuvo una respuesta, después de todo solo le habló al vacío, pero... el espacio tembló y como si levantaran el telón de una obra, una vista totalmente distinta apareció.
No hubo gritos, no hubo llantos, no hubo ni una palabra, solo se escuchaba el sonido de las casa arder y de entre todas esas casas, diez sombras saltaron para detenerse frente a ellos.
- Como era de esperarse, ha pasado un tiempo, Uno.
- Mi nombre es Roland y será mejor que te largues.
Kayn y Abel no comprendían lo que sucedía, después de todo no sabían nada del pasado, pero a pero a pesar de esto, ambos sabían que era peligroso.
************POV Dessa************
No recuerdo a mis padres y aunque eso no es culpa del Emperador, tampoco es que sea ajeno por completo.
Pude volverme una Potenciadora a los de nueve, al parecer tenia talento y mis padres, que tenían altos cargos en el Impero, me ofrecieron para ser educada como una Sombra. Destaqué mucho desde el inicio, ya que a pesar de no tener mucho tiempo de volverme una Potenciadora, entrené desde muy joven el esgrima y otras áreas, entonces mientras otros aprendían lo básico yo solo lo pulía y ascendía más, no porque quisiera sino porque mi vida dependía de ello.
El tutor que fue asignado a mi grupo era conocido por ser un maniático de la sangre y cuando alguno de nosotros no podía seguir el ritmo simplemente se deshacía de él. No contento con ello, los combates de practica que realizamos antes de enfrentarnos a otros grupos solo terminaban con la muerte del perdedor... por eso manché mis manos de sangre desde una temprana edad.
Fui criada como un robot y con el paso de los años me había vuelto un perro de caza que muerde y ladra cuando se le ordena, si soy sincera ya no podía sentir nada, aunque aún vomitaba cuando luego de hacer mi trabajo, la sangre que cubría mi cuerpo se enfriaba. No me quejaba y lo que más aborrecía era el no poder decir que lo odiaba.
El tiempo pasó y no se si por suerte o talento, pero en reiteradas ocasiones fui la única sobreviviente de las misiones que nos encargaban como Sombras Menores, pero gracias a eso termine llegando al grupo de Roland, mi primer y mejor amigo. Era un niño al menos dos años menor que yo, pero, aunque no me importaba, fue ese niño el que me hizo volver a la realidad, el que me hizo despertar de la pesadilla en la que vivía.
Roland era un niño alegre, sus ojos nunca perdieron el brillo, pero sus palabras - "Ustedes tienen prohibido matar, ya que yo lo haré por ustedes"- fueron el golpe que necesitaba, no sé si por el contenido de la oración o si porque lo decía mientras estaba de pie sobre el cadáver de mi antiguo tutor, con una sonrisa y su característico brillo en los ojos, pero poco importaba, yo solo le estaba agradecida.
El tiempo pasó y cuando cumplí diecinueve habíamos sido ascendidos a Sombras numeradas, rompiendo el récord de edad por nueve años. En ese tiempo ya conocía a Melam y a Dars, ya que todos terminamos bajo su mando, y yo... no solo podía sentir, sino que estaba orgulloso de mi Mejor amigo y la promesa que hizo aquel día, ya que nunca más tuve que derramar sangre, pero de lo que más me enorgullecía fue que nunca se dejó doblegar y siguiéndolo pudimos escapar de aquella pesadilla. Éramos diez los que tratamos de huir en esa oportunidad y ahora, en la actualidad, me mordía el labio al ver que enviaron a diez sombras por nosotros.
Siempre supe que este día llegaría y me preparé para ello, aunque deseaba que esta paz hubiera durado más tiempo, pero ahora que el pasado nos encontró me aseguraré de proteger el futuro de mi hijo, aunque tenga que romper la promesa que le hice, aunque tenga que matar a estos bastardos.
**********POV Normal**********
- ¿Largarnos? Losiento, pero no podemos. Después de todo se nos ordenó llevarlos.
Esas palabras eran peligrosas, pero trajo paz a los corazones de los padres, ya que parecía que ocultaron bien el echo de la existencia de sus hijos, aunque esto era solo falsa esperanza que se acabaría pronto.
- Entiendo... ¡Dars, Dessa!
Las palabras habían terminado y en menos de un parpadeo Dars, rodeado por un aura roja, y Dessa, rodeada por un aura marrón, aparecieron delante de la sombra, aunque su espada y puño estaban siendo bloqueados por cuatro sombras.
- Tres, Cinco. Que bueno verlos.
- ¡Cállate!
Dessa y Dars aumentaron la potencia detrás de sus ataques, pero aunque lograron empujar las armas de las sombras que los bloqueaban, no avanzaron, más bien retrocedieron y de inmediato una lluvia de piedras, tan filosas como una espada, pasaron a su lado y cayeron sobre las diez sombras. El impacto mandó escombros a volar y levantó nubes de tierra mientras Dessa y Dars se situaban delante de Roland y Melam. La nube se calmó y apoyada por la luz de las casas en llamas hizo visible un muro de tierra y rocas.
- Cuatro... Tan salvaje como siempre.
El muro descendió y dejó a la vista a las intactas diez sombras.
- Porque no nos presentamos, si soy sincero me parece injusto el echo de conocerlos y ustedes no a nosotros.
La sombra habló, despreocupada como si el intercambio actual no hubiera significado nada, aunque todos los presentes, tanto Kayn como Abel, sabían que de haber sido golpeado por cualquiera de esos ataques te habría regalado la muerte. Pero eso pareció no importar y con un chasquido las sombras que los cubrían desaparecieron, dejando ver su verdadera forma.
- Les presento a las nuevas Sombras Numeradas. Aunque ya tendrán más tiempo para preguntarse nombres y más detalles. Por el momento... a lo que vinimos. *Chasquido*
- ¡Roland!
Tal parece que la presentación era solo de apariencia, ya que con el nuevo chasquido las diez personas desaparecieron y empezaron su ataque. Dars, Melam y Dessa gritaron el nombre de Roland, pero el ya estaba listo incluso antes que le griten y esferas doradas flotaron hasta el cuerpo de los tres, dándoles mejoras físicas y mentales. Todos se cubrieron y fueron separados por los distintos ataques que volaron hacia ellos.
Dars esquivó la espada que venia por su cabeza, entonces desenfundó una vez más y desvió la punta de lanza que venía buscando su corazón, finalmente giro y dobló su cuerpo para esquivar la flecha que buscaba clavarse en su espalda.
- ¿Así que tres contra uno...?
- No es nada personal.
Quien le respondió fue una mujer joven, hermosa de rostro y con un cuerpo bien definido debido al riguroso entrenamiento que seguía. Ella manejaba la espada que buscó su cabeza, un estoque blanco que reflejaba la luz de la luna, y ahora retrocedía unos pasos para recuperar la postura.
- Nos presento al mayor, soy la que ocupa su antiguo lugar, la nueva Número Cinco, Susan. El nuevo Número Ocho, Suei, es el joven con la lanza a mi costado y aunque pueda no verla, la nueva Numero Nueve, Brith. Como dije anteriormente, no es nada personal, aunque permítame disculparme de antemano y sepa que agradecemos la oportunidad de enfrentar al pasado.
Susan, la Número Cinco parecía alguien muy correcta, pero Dars no se permitió bajar la guardia, no solo por experiencia, sino por el aura que desprendían.
- … Es un honor... ya lo sabrás, pero mi nombre es Dars... ese fue y seguirá siendo mi nombre, así que me disculpo por la dureza ante ustedes, la nueva generación.
Dars era alguien correcto, por eso considero correcto responder adecuadamente, dejando en claro que no se contendría.
- Eso es lo que esperábamos.
Los saludos terminaron y Susan levanto la punta de su estoque, estaba lista para volver a empezar.
Por otro lado, al mismo tiempo, Melam tenia una Barrera de Mana con varias caras que demostraban su solides. Frente a ella habían tres personas con túnicas y bastones.
- Soy tu reemplazo, El Número Cuatro, Quas. Agradecería que dieras tu mayor esfuerzo para que esta batalla no sea aburrida.
- …
- Yo debería ser suficiente, pero ellas son Terra y Venty, la Número Seis y Número Diez.
Al contrario de Susan, el hombre con túnica Azul frente a Melam estaba lleno de si mismo y su actitud sacaba venas en el rostro de Melam, mostrando lo irritada que estaba, aunque un poco de vergüenza la hizo incapaz de responder ya que le hacía recordar a su antiguo yo. Las Magas que lo acompañaban tenían túnicas marrones y verde respectivamente.
- … Tengan cuidado... hace mucho que no utilizo tanta magia... puede que los termine volando en pedazos.
Melam levantó su propio bastón, y picos de distintos elementos se crearon a su alrededor, mostrando que estaba lista para empezar.
A una distancia prudente de ella estaba Dessa. Contrario a sus compañeros ella se encontraba golpeando con todas sus fuerzas, los ojos de su oponente de abrieron y pudo bloquear a justas penas con su gran espada, una mandoble del mismo ancho que sus hombros y oscura como los ojos de su portadora. El impacto mando una onda de choque que la hizo retroceder con una cara arrugada, pero aunque Dessa podría haberla seguido y aprovechar esta oportunidad, detrás de la joven de ojos negros una ágil joven saltó a toda velocidad apuñalando con sus dagas.
Dessa esquivó dando rápido y fluido paso al costado, mientras giraba su cuerpo y contraatacaba con una patada media dirigida a sus costillas. El sonido de como cortaba el aire dejaba en claro que la ágil joven, con una armadura liviana, terminaría con mucho más que huesos rotos, pero para su suerte un escudo se interpuso en menos de un parpadeo. Aunque nuevamente los mandó a volar debido a la fuerza de Dessa.
- … Trabajan bien juntos.
- Ugh... agradezco las palabras, aunque debo decir que las historias de su fuerza no le hacen justicia.
Dessa se detuvo, relajó levemente su postura, aunque aún estaba lista para retomar el combate en cualquier momento. Frente a ella se levantaba un hombre con un escudo mediano, detrás de él se encontraba la joven ágil y la joven de ojos oscuros se puso al día y se paró a su costado.
- Es algo tarde pero permítame presentarnos, yo soy el nuevo Número Dos, Hanz, la chica ruda a mi costado es la nueva Número Tres, Verónica y la joven ágil detrás mío es la nueva Numero Siete, Lillia. Sé que me estoy sobrepasando pero... ¿sería tan amable de venir con nosotros-?
El proclamado Numero Dos tenía un aspecto agradable, parecía alguien pacifista y sus palabras parecían reflejar sus verdaderos sentimientos, pero Dessa lo sabía, todo lo que mostraba no podía ser más falso, ya que sus ojos eran iguales a ese bastardo del pasado al que llamó tutor. Por eso, antes de que pudiera terminar de hablar, Dessa desapareció de su sitio y su puño estaba a pocos centímetros de estrellarse contra la cara de este farsante *Estruendo*. Pero esta vez fue la joven de ojos oscuros, Verónica, quien detuvo su golpe con su gran espada, pero su reacción fue lenta y por eso fue fácilmente empujada, aunque cumplió su cometido ya que le salvó la vida al Número Dos, lástima que no pudo evitarlo por completo y con la fuerza del retroceso hizo que la parte plana de la espada golpee su cara.
Dessa retrocedió rápidamente yHanz, quien sangraba por la nariz, la miró con su verdadero rostro, uno retorcido por la ira y con una interminable sed de sangre.
- ¡Maldita desgraciada! ¡Tú! ¡Como te atreves! ¡Nos ordenaron llevarte pero ahora... definitivamente te mataré!
- Esa cara me deja más tranquila... así no tendré remordimientos al matarte. - Dijo Dessa mientras tomaba su postura.
Por último, frente a las puertas de la casa de Abel, Roland estaba de pie y, al contrarío de todos, solo había una persona frente a él.
- ¿No te presentaras?
- Al contrario de los demás mi cara no debería ser desconocida ¿Verdad?
- Cierto. Solo lo dije para que puedas presumir que al fin lograste tomar el puesto que tanto querías Dos.
- … No has cambiado... Uno.
- Te dije que mi nombre es Roland.
- Jajaja, tienes razón... Te seguiré el juego. Me presento ante ti, soy el nuevo Numero Uno. Como líder de las sombras numeradas se me ordenó explícitamente llevarte con vida, pero no me prohibieron lastimarte.
- Vaya que te subestiman...
- ¿Qué?
- Solo digo... ¿Cuántas veces me ganaste en el pasado?
- … Jajaja... tienes razón...pero sabes, no soy el mismo de antes.
- Eso deberás demostrarlo.
Roland parecía relajado, pero sus palabras dejaban una sensación que congelaban el cuerpo y como prueba de eso se podía ver el ligero temblor en el cuerpo de su oponente. Aunque también podría ser por la adrenalina, ya que las palabras parecían estar cerca de terminar.
- Trata de no morir, Roland.
- Trata de resistir, Uno.
El llamado Uno estiro su mano, no había nada ahí pero las sombras se movieron y reunieron en un solo lugar bajo su mano, entonces tomaron forma de una guadaña tan oscura como la noche y tan letal como la misma muerte.
- Elemento oscuridad... es tan repugnante cada vez que lo veo.
- ¿Repugnante, acaso no te has visto al espejo?
- "Que grosero..."- Uno se movió mientras terminaba de hablar, su guadaña descendió con fuerza cortando todo a su paso, incluyendo la barrera de Rolan, pero esta se detuvo al mismo tiempo que Roland empezaba a hablar una vez más - "Aunque supongo que tienes razón."
La guadaña parecía haber sido detenida por Uno, ya que parecía no haber nada sosteniéndola, pero poco a poco, como la magia de ilusión que ocultó la aldea en ruinas, el espacio tembló y mostró una mano, luego un antebrazo, un codo y al cabo de unos segundos todo un Ser se encontraba visible a la espalda de Roland.
- Magia Maldita... es aún mas aterradora que en mis recuerdos.