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Chapter 2 - Capítulo 2

Al decir aquello, sabía que no habría vuelta atrás. Había soltado a mi pequeña hermana con pesar, sentí como un pedazo de mí se desprendió de una manera agonizante, como si hubiera vendido mi alma y la suya a los infiernos.

Los semi humanos de Dasarha escoltaron a Moira como un objeto valioso a vista de todos los presentes. Ella se mantuvo firme con la mirada en alto, sin titubear tan siquiera un poco, al igual que un líder, un líder con honor.

— ¿Qué has hecho? —Grito mi padre, sujetándome tan fuertemente de mis antebrazos.

Sentí su dolor, vi su ira en su mirar y la decepción en su voz. Escuche los abucheos de los demás diciéndome traidor, tratante, e inclusive despiadado.

— ¡Ustedes qué saben!, ¡no saben nada! —Exprese— Moira y yo hemos salvado la vida de sus hombres, mujeres, niños, y a sus jóvenes más dotadas de ese ser.

— ¡Has vendido a tu hermana! —Grito la anciana de Terra, la cual parecía matarme con su mirar— ¡Ella ha sido sacrificada por ti! Y tú dices que ¿te sacrificaste junto a ella?

—¡Mírate! Sigues aquí con nosotros.

— ¡Es verdad! —Vocifero un hombre corpulento de Chiara— Además has traicionado a tu tribu, por revelar lo irrevelable. Has a tu gente, deshonrado a tu padre, y perdido tu lugar como líder ante nosotros.

Es verdad que entregue a mi hermana a manos de un monstruo para salvarlos, que he arrebatado a mi gente lo único que nos hacía especiales al haberle revelado el secreto de los Destiny a Dasarha, a modo de que he terminado siendo la deshonra de mi padre.

— ¿Qué yo no me sacrifique? —Desahogue— ¿Creen que no me duele? Vendí a mi única hermana, he lastimado el corazón de mi padre, e inclusive mi puesto como líder está a nada de serme revocado sin aún obtenerlo. Perdí su confianza, pero aun así, ¡siguen sin saber nada!

Me zafé del agarre de mi padre, de ahí me dirigí al centro y a la vista de toda tribu para ser escuchado. Apunte a la joven de veinticinco años perteneciente de Borghild que había sido arrebatada.

—Ella hubiera sido violada por Dasarha incontables veces para engendrar a su hijo —Mi voz empezó a quebrarse— Y luego hubiera sido asesinada brutalmente por el simple hecho de ser incapaz de darle uno. Su infertilidad hubiera sido la causa de su muerte.

—Tú como te atreves. —Alzo la voz, el líder de los Borghild.

—Aún no acabo, así que guarda silencio. —Apunte a la joven de Chiara— Ella hubiera sido violada por Dasarha y engendrado a su primer hijo, y fallecido en el parto junto al ser que nació de ella.

Miré las reacciones de cada persona, el silencio inundo todo alrededor, solo podía oír mi voz entre cortada, dolía cada palabra salida de mi boca, podía sentir ese dolor en mis entrañas. Ya por terminar miré a la pequeña de Dahak, al ver su rostro tan vivido era un alivio.

—Tú, —Solté con agonía— tú hubieras sufrido más que las anteriores.

Lo vi a través de los ojos de Dasarha, él me lo mostró sin tener alguna idea de lo que hubiera hecho. Puesto que él hubiera permitido que esta niña fuera abusada continuas veces por sus semi humanos hasta que tuviera la edad suficiente para ser tomada por él, sus ojos celestes ya no parecían tener vida, su piel caucásica estaba llena de golpes, cicatrices y heridas nuevas con el pasar de cada día de su estadía en ese infierno, y su cabello tan largo y suave habría sido arrancado con rudeza dejándole unas cuantas mechas que ni siquiera podrían esconder lo duro y aborrecible que fue con ella.

En un descuido ella intentaría huir y por ende terminar con su vida a los diecisiete años. Recordar un evento tan atroz me era tan sufrible, ver como esta niña era acorralada por ese monstruo y observar sin estar presente cómo es que decide lanzarse desde lo más alto de una morada, prefiriendo ser destrozada por el filo de las rocas de abajo a permanecer a su lado como una elaboradora de sus crías. No podía contar eso, ella no necesitaba saber que hubiera sido de ella.

—¡Blasfemias!

Es verdad no había mostrado prueba alguna de lo que decía, hasta yo mismo podría dudar por un segundo de mi cordura, lo cruel es que las tenía. Tenía lo necesario para mostrar que no mentía.

—No sería capaz de engañarlos. —Mencione— Borghild, Chiara, Dahak y Tláloc. Sé cosas, las divinidades me han permitido ver por segundos esos hechos a través de la mirada de Dasarha. ¡Tienen que confiar en mí!

— ¿Cómo podemos confiar en ti?

—Los ojos sagrados me mostraron por segundos lo necesario para ayudarlos, si tan solo me permitieran explicarme...

—Explícate hijo. —Hablo aquel con tristeza en su mirar y dijo a los demás sin dudar— Escuchémoslo y después decidamos su destino.

Los líderes de cada distrito y tribu se reunieron en la mesa en donde supuestamente celebraríamos esta alianza, lo que menos me imaginaba era que sería utilizada para escucharme y discutir que harían con mi cabeza.

Cuando todos los ancianos e hijos sucesores tomaron su lugar, opte por comenzar.

—Un mito. —Extendí mi mano con la palma hacia arriba sin algo que pudiera sostener— Todos conocemos la historia del orbe, no hay niño, joven, adulto o anciano que no la conozca.

El mito del orbe era uno de los más populares en nuestras infancias, crecimos escuchándolo por un viejo sabio. Todos los distritos coincidíamos en la versión del anciano. Un anciano que no envejece y vive por deidades.

Se dice que dos deidades bajaron disfrazadas de personas comunes, y que estas poseían en su cuello orbes majestuosos capaces de salvar o acabar con lo deseable o indeseable. Es una historia curiosa porque frases sin sentido aparecen en ella como si el significado de cada palabra tuviera un resultado predicho.

El anciano hablaba de los orbes con recelo, este decía que cuando las personas los buscaban y los obtenían estos reaccionaban castigando a aquellos de manera en que la mayoría morían. De pequeño me preguntaba ¿Por qué? ¿Cómo un orbe podría cometer tal acto ruin? Pero el anciano refuto extrañamente en aquella ocasión, un niño no comprendería en ese entonces...

—Hiwa recuerda que "transmitir es recibir". Tal vez no se trataba de "Encontrar y ordenar" sino más bien de "esperarse y fusionarse".

El secreto tras la respuesta del anciano en ese entonces era vago para un niño. Asumí que había falsedad en su respuesta de manera que terminé olvidándome de ella. En cambio, ahora con lo sucedido y con la aparición del objeto lo comprendí.

Si la persona encontraba el orbe para dañar, el orbe recibiría la intención, pero este lo juzgaría de modo que si no le parecía lo castigaría. "Transmitir es recibir", nunca antes hubo alguien con una intención que le atrajera al orbe, es por ello que todos eran castigados con la muerte.

"No es encontrar y ordenar, sino esperarse y fusionarse". El anciano enfatizó las frases por separado, a pesar de ello creo firmemente en que ambas van unidas. Si no pueden ser buscadas entonces la persona y el orbe se encontrarán de casualidad, si no es ordenar entonces se trata de compartir una intención mutua vinculándose la persona y el objeto entre sí, pues la intención lo atraerá y te poseerá. Es así como funciona.

El entretenimiento de las deidades era la muerte de los inocentes, pero lo que no cuenta el sabio anciano es la desaparición de estas y su abandono al espectáculo, solo se enfocó en el mito de sus "orbes con vida"; Lo poco que menciono con claridad fue que dichos artefactos eran caprichosos, que buscaban fusionarse con almas que pudieran brindarles una incógnita en sus finales y que estas se aferraban a nuevos portadores como si quisieran mostrar a sus primeros portadores algo interesante en la vida de un ser con habilidades.

Los artefactos que podían crear sufrimiento, como armonía, estaban listos para crear un orden o un desorden; si ambos orbes se alejaban existía la posibilidad de una forzosa forma de encontrarse y dar un cierre al acto final. Concluyendo que el desenlace que buscamos en esta ocasión es darle un final al ser malvado.

—Déjate de estupideces. —Regaño uno de los líderes presentes— Son solo mitos infantiles sin proveniencia del anciano.

En el momento en el que el incrédulo termino de decir aquello, de mi palma hice surgir un humo fino del color de las nubes del cielo nocturno. El asombro de los presentes al mirar lo inexistente era el resultado de creer, al despejarse por completo el humo se pudo presenciar el orbe de las deidades, su color único era majestuoso, si se pudiera describir, usaría la palabra irreal para su descripción.

El poseer algo así era demasiado, tanto que deseaba no entregarlo. Mire a los sucesores a líderes de su distrito y tribu. Y como encargado de entregarlo a quién era debido, se pudo sentir en las personas la avaricia por obtenerlo.

—Por favor, contengan el impulso humano. —Dije con molestia evidente— Las deidades nos están entregando una oportunidad, no hagan que se arrepientan.

—Pero muchacho —Menciono vacilante el anciano junto a mí—, el orbe no puede elegir a la persona, el mito debe estar equivocado.

—Es verdad. —Habló la anciana quien intento tomar del orbe— Es mejor que se quede con los Dahak.

—No. —Alce la voz lo suficiente para detener los comentarios— "Si caen los dos orbes al mundo, quien los obtenga dará fin al ser inmundo". Lo explica el mito claramente, así que todos coincidimos que lo primordial es acabar con Dasarha.

—Es verdad, pero no se podrá continuar sin el otro orbe.

—El otro ya ha encontrado su portador. —Conteste directo— Si queremos que esto funcione, tenemos que aceptar a quien el orbe elija.

—Coincido con el joven. —Contesto, el anciano de Borghild— Pongan a los sucesores de su tribu por delante, así el orbe podrá fusionarse con él alma que el escoja.

Enseguida coloque en el centro de la mesa el pequeño orbe y por consiguiente me aleje como era debido. Al observar que los próximos líderes se posicionaban para el veredicto; Los rostros de los ancianos me miraron con temor, a lo que yo solo me conserve neutral.

— ¿Por qué no vas? —Pregunto mi padre confuso.

—Sé que no soy yo. —Sonreí— Debido a que el otro orbe elegirá a uno de nosotros.

— ¿Nosotros? —Susurro— ¿Eso puede suceder?

—Por supuesto —Afirme— Solo queda presenciar este momento padre.

En cuanto todos se posicionaron alrededor del orbe, este reluce una brillante luz amarilla a su alrededor. Los jóvenes líderes temerosos por la luz que emana deciden dar paso atrás, no obstante, dicha acción hace que el orbe elija al instante, esta rueda en dirección hacia uno de los menores del distrito de las sombras; el menor con nerviosismo extiende sus dos manos juntas hacia el borde de la mesa esperando la caída del objeto en ellas, pero el acto del lazo se interrumpe por una mano adulta quien expresa su molestia por el vínculo del orbe y el chico de Borghild.

—Suelta el orbe. —Ordene al líder de Chiara.

— ¡Oh vamos! —Sugirió— Sabemos todos que Borghild tiene como próximo líder a este niño débil, ¿no creen que es mejor mi hijo?

—No se trata de lo que tú desees. —Habló la joven de Terra— El orbe eligió a Borghild, así que entrega el objeto al chico.

—Haz caso, —Me acerque y le tome del brazo que sostenía el orbe— Si le das esa pequeña esfera a tu hijo, la esfera lo rechazará y lo lastimará, o en el peor de los casos lo matará.

— ¡Tú qué sabes! —Grito a lo que luego ordeno— Ven acá Liam.

El pequeño de Chiara con una sonrisa desbordante en su rostro se acercó de inmediato a su padre, extendió sus pequeñas manos para obtener el orbe y cuando este toco su piel su cuerpo empezó a arder en llamas; Gritos desgargantes se apoderaron del lugar; el intento de su padre en salvar a su pequeño era casi imposible, por más que intentase apagar el fuego de su hijo de todas las formas que se le ocurriesen este seguía permaneciendo en él.

Una escena terrible, pero un castigo predicho. Algunos palidecieron ante tal reacción del orbe, y otros ya habíamos aceptado que el mito cumplía con sus palabras; toda acción tiene una reacción. El tiempo pasó tan lento, que en cuanto cayó el cuerpo calcinado, el orbe rodó y busco a su portador.

Al chocar con los pies del menor de Borghild, este dudo en tomarlo por culpa de lo ya presenciado, así que me acerque a él y con mi mano izquierda levante el orbe y con la derecha tome de su pequeño hombro.

—Tómalo. —Sonreí— Él te escogió a ti, así que no te hará daño.

— ¿Puedo tomarlo? —titubeó.

—Adelante.

El pequeño extendió sus manos y en cuanto el orbe cayó en ellas se tornó al color de su iris. Este con una sonrisa tierna llevo ambas manos con el orbe a su pecho, esperando a que este se fusionara con su alma. Un resplandor emergió por instantes y después desapareció sin ocasionar ningún dolor en el joven líder.

— ¿Cómo te sientes? —Pregunte con algo de preocupación.

— ¿Quién es Aza? —Palideció el pequeño.

—No lo sé. —Respondí— ¿Por qué?

—Él nos odia.

— ¿Qué es lo que está sucediendo? —Pregunto mi padre con terror— ¿Sabías de esto?

—No. —Conteste con temor— Algo está mal. No es lo que yo vi en su mirar.

— ¿Qué viste? —Hablo el líder de Borghild— Si hablas ahora podemos hacer que suceda lo que predijiste.

—Vi la muerte de Dasarha a través de Ara.

— ¿Ara?

—Ella aún no nace.