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Chapter 5 - Capítulo 5

Han pasado ya algún tiempo, los suficientes para entender cómo es que Dasarha ejerce su fuerza en su gente. Desde mi última discusión y deber con él, he dejado de verle y curarle.

Cuando me enteré de la existencia de sus tres hijos, cuyas madres eran distintas, me di a la razón de que me era imposible convivir bajo el mismo techo y en las mismas circunstancias; un "Destiny" jamás se le permitiría darse la misma posición que viles concubinas y críos inferiores.

Tras haber esperado semanas, una noticia acerca de mi estado en lazo; pude proponer ciertos términos en los que acordábamos no volver a vernos dentro de cinco años; los suficientes para que nuestro hijo pueda aprender y defenderse en contra de sus hermanos. Él me brindaría un hogar exclusivo para nuestro bebé y para mí, vigilancia por parte de Merlán y sus hombres, y si él lo deseaba, visitas conyugales. Lo último podría ser innecesario, pues estaba lleno de mujeres dispuestas a concederle más bastardos.

—Ya tiene ocho meses, ¿no cree que sea hora de avisar a Dasarha? —Preguntó Merlán con entusiasmo—, él sería dichoso de pasar el último mes a su lado esperando la llegada de su hijo.

—Si no se molestó en venir durante este tiempo, —fruncí el ceño y pregunté— ¿qué te hace pensar que quiere recibir a este niño?

—Señora, yo he estado reportándole todo al amo. —Tomo de la mesa una caja de madera y mostró— Él me pidió que le entregara esto.

—No quiero recibir regalos. —Tire del objeto hacia el suelo— Su hijo merece su presencia, no baratijas que compensen su falta de paternidad.

—Tan solo miré. —Este recoge del objeto que salió de la caja junto a una nota— El señor Dasarha fue incapaz de darle este obsequio a alguno de sus primogénitos. —Miro con seriedad dándome la nota y objeto en manos— Solo léalo.

Tomé del brazalete de acero con hermosas piedras incrustadas, después de observarlo minuciosamente detecté el grabado en su interior, "Aza". Me tomó un tiempo querer leer la nota que venía con él, creer que Dasarha se tomó el tiempo de escribirme, algo parecía irreal, ni siquiera conozco su letra; las posibilidades de que esto sea una broma de mal gusto son muy altas, pero fue Merlán quien la ha traído desde allí.

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«Espero y estés bien, posiblemente sigas molesta conmigo, lo suficiente para no dejar que esté ahí.

Quiero decirte que tu asiento a mi lado sigue como se lo prometí a tu hermano y que nuestro hijo cuyo aspecto no veré dentro de cinco años será bienvenido, no importa si es débil como tú o grotesco como su padre, será el siguiente en la línea.

El objeto que ahora tienes en tus manos es lo que lo asegura en su posición, como mi gente me lo otorgó a mí, lo entregó a él. Dale el nombre de "Aza" y aquel que se atreva a menospreciarlo sin saber quién es, morirá al escuchar su nombre decir».

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— Idiota. — Deje salir de mi pecho— Merlán dime, ¿cuál es el significado de esta baratija?

— Tal vez usted no lo entienda, señora, pero el pueblo se esforzó demasiado por encontrar cada una de esas piedras preciosas y buscar al mejor herrero para darle aquella ofrenda a Dasarha. —Musito con enfado en su mirar—Si fuera usted, yo lo usaría para mostrar el favoritismo que le tiene el señor Dasarha al joven amo que viene en camino.

— Bien, trae papel y tinta, responderé a la carta de Dasarha.

— ¿Hará que venga a recibir a su hijo?

—No, ya ha recibido a tres, no permitiré que reciba al mío.

— Pero, señora Moira.

— Trae lo que te pido. —Ordenó sin titubear.

Tras escribir aquella carta, esperé a que no hubiera alguna respuesta de su parte. En aquella había declarado que Aza sería el mejor de sus hijos y que le mostraría en su llegada y a su corta edad la grandeza de ser hijo de un monstruo y un "Destiny" a su gente; sus bastardos le temerían y en sus manos mataría a las concubinas que se burlaron de su madre mientras estaba inconsciente.

—Hasta entonces...

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No pasó mucho para dar a luz a mi bebé, su cabello era totalmente oscuro como el de su padre, y su piel perlada como la mía. Unos meses más tarde dio la impresión de tener los ojos de su padre, pero erróneamente eran del mismo color que los míos; dorados y brillantes.

Al pasar un año, el pequeño Aza empezó a mostrar indicios de tener el don de la putrefacción, era algo inevitable. Lloraba y lloraba sin cesar, pero con algo de ayuda de mi don, alivió su dolor y retomó el color con el que nació.

Cuando Aza cumplió los tres años, Merlán y yo nos dimos cuenta de que el niño poseía ambos dones, decidimos mantenerlo en secreto para que, llegando en su momento, lo mostrara a su padre y a los demás que estuvieran presentes.

A los cuatro años empezaría con su entrenamiento y aprendizaje, no era un niño muy conversador, pero podía hablar cuando quisiera y le fuera necesario. Merlán se encargó de enseñarle cómo es que su padre maneja la putrefacción y yo me encargaría de cómo él podría usar la sanación. Luego de que él supiera manejarse a sí mismo, Merlán nos informó acerca de la situación en la que nos encontrábamos, agregando también aquellos sucesos actuales bajo el dominio de Dasarha.

— Bien, Aza. Tienes un total de tres hermanos. —Hablo Merlán serio frente al pequeño—, el mayor tiene ocho años, su nombre es Darha; tiene una gran fuerza y su apariencia es más parecida a la de tu padre, su piel es rocosa debido a que ha usado con frecuencia la putrefacción, no obstante, es fácil de identificar, pues sus ojos son rojizos como los de su madre.

— Escuche de los hombres de mi padre que es su favorito, al igual que su concubina.

— Es verdad, la concubina busca arrebatarte tu lugar para dárselo a su hijo Darha. —Dijo— Robelia se ha ganado el favor del pueblo mostrando su fuerza, lo primero que hay que hacer es mostrar que tú vales más de lo que ellos se hicieron ver.

—Ella será a la primera concubina que mataré por ti, madre.

—Que así sea, Aza.

— Después sigue Arha, ha cumplido siete años y es adorado por tu padre, además tiene sus ojos. —Hace una pausa, para luego decir— Tiene costras por todo su cuerpo, aunque a él no le cambio el color de la piel drasticamente, pero si tiene el aspecto más sano, su don es solo la putrefacción, por suerte no heredo el don que envenena de su madre. Fuera de eso, es alguien más accesible.

—Merlán, ¿qué es lo que adora mi padre de su hijo accesible?

— Increíblemente, puede ponerse a la par con Darha y curiosamente es debido a su inteligencia. Por eso tu padre lo adora...

— Ya veo, un cerebro.

— El último es Harad, es un año mayor que tú, nació con la piel gris al igual que tus otrso hermanos, y actualmente es el que más sufre por el don de tu padre. Su cabello es platinado y sus ojos son lilas. Es imposible no notar dicha belleza en alguien que fácilmente se puede confundir con una niña.

— Mi padre debe de odiar a ese niño defectuoso.

— Y no estás equivocado. — Sonríe— Intento matarlo hace meses.

— Si él me lo pidiese, lo mataría sin pestañear.

—Todo a su tiempo Aza, —Tome de su mano y coloque el brazalete— El favor de tu padre es lo primordial.

—El favor de mi padre es lo de menos, madre. Recuperar nuestro lugar es lo importante.

Se levantó y abrazó de mí, aquel niño con una determinación en su mirar. Lo que Merlán y yo estábamos haciendo en él era algo imperdonable y tal vez injustificado. Bien podría dejar que Aza disfrutara de su infancia y hacer que viva junto a su padre tras la sombra de sus hermanos, pero si resultase ser abusado y odiado por ellos, no podría perdonármelo jamás. Si puedo hacer algo por él, es esto. A tan solo un mes de regresar a ese territorio lleno de semi-humanos en el que ahora se ve incluido Aza, me le es imposible de visualizarlo, el que entremos y estemos allí me resulta frustrante. Mi hijo se ha estirado bastante, como para aparentar que tiene seis años en lugar de sus casi cinco.

— Señora. —Hablo Merlán agitado desde la entrada— Hay malas noticias.

— Suéltalo. —Dije con suma preocupación— ¿Pasó acaso algo a mi familia?

—No, esto solo perjudica su llegada. —Este observo a Aza con pesar— Han nombrado a Darha como el siguiente en la línea de sucesión.