Chereads / Momento equivocado / Chapter 4 - Capítulo 4

Chapter 4 - Capítulo 4

Como si no pudiera estar, lo estoy, como si no pudiera olvidar, creo que así ha sido. El tiempo aquí es como un breve sueño, tan perfecto, pero a su vez imperfecto; Sé que tengo que despertar, pero aún no lo siento necesario, no hay motivo en mis memorias, pero algo en mi persona me dice lo contrario.

Una herida antes de caer en este estado, un accidente mientras intentaba algo y una persona esperando a mi lado es lo más distante que puedo rememorar. El intento de abrir los párpados siempre falla y el intento de tratar moverme igual fracasa, como si un muerto se me subiera encima en el afán de no quererme viva.

Considero que he faltado días y unas cuantas horas, y que si por mi familia fuera ya estaría bajo tierra. Por un momento llegué a pensar que tomarían la misma decisión en este territorio en el que resulto ajena y desfavorecida por Dasarha, más extrañamente encuentro una calidez en el exterior. No existe frialdad ni soledad, solo una mano que sostiene a la mía en una hora exacta todos los días. Quiero pensar que el individuo que espera por mí no atormentara mi alma ni castigara sin misericordia por no haber cumplido con el deber que se me impuso por Hiwa.

—Ya han sido cinco años en ese estado amo, ¿no cree que es momento de dejarla en paz?

«¿Cinco años?, eso no puede ser cierto».

Un temor inundó mi corazón al escuchar la voz de Merlán decir aquello. Nunca sentí el tiempo transcurrir de esa forma; lo que para ellos eran años, para mí eran tan solo días y unas cuantas horas.

—Aunque su cuerpo está frío y tenso, ella sigue creciendo como si no hubiera daño alguno, además sigue compartiéndome de su energía pura cada que tomo de su mano.

—Pero amo, parece estar muerta. Desde aquel incidente no ha despertado. Sus latidos cada día son más débiles y su cuerpo es más sensible al tacto de cualquiera que la toque.

—Crees que no lo sé. —Mostró cierta molestia en su voz— Sin falta vengo cada día para revisar su condición, he tomado de su mano incontables veces para tratar mi enfermedad y observé constantemente como su aspecto cambio acorde a su edad. Ante mis ojos, ella intenta vivir y no morir.

De repente, unos pasos sigilosos se escucharon fuera de la habitación. Un silencio profundo entre Dasarha y Merlán se presentó deliberadamente para poder recibir el aviso de aquella persona que se encontraba en el pasillo.

—Señor, sus hijos Darha, Arha y Harad tienen indicios de haber obtenido su don y probablemente sufran de su mismo dolor. —Hizo una pequeña pausa a lo que luego continuó— Al pequeño Darha le han salido más costras, mientras que a Harad y Arha les ha empezado a cambiar el color de su piel.

—Tráelos aquí ahora mismo.

—Pero amo. —Interrumpió Merlán con preocupación en su mirar— No estará pensando en curar a sus hijos con la energía de la señora Moira.

—Exactamente. La función de mi esposa es sanar a mis hijos y a mí, hasta que su energía se agote y así fallezca.

La dura verdad y la falsa esperanza golpeo y desvaneció como todo sentimiento retenido y obtenido. Dasarha seguía siendo el mismo monstruo y yo una rehén a su disposición, sin recuerdos, sin familia y sin lugar para sentimientos absurdos y pensamientos fantasiosos. Esperaba mucho aun sabiendo que recibiría poco.

Diminutos pasos se escucharon en la recámara, manos pequeñas tomaron de mi mano y en mi quedo compartirles la energía oscura que recorría todo mi ser en ese instante. Sollozos de un bebé y quejidos de dos pequeños resonaron por toda la habitación; Sonidos que agradaban a mí dolido corazón.

La rabia que sentía y la frustración se volvieron mis amigas para poder levantarme de esta oscura situación. Abrí los ojos con lágrimas de impotencia y miré a Dasarha, quien se encontraba resguardando a sus hijos después de haber emitido en ellos una energía oscura.

—Mi deber era sanarte a ti, no a tus hijos. —Hable con dificultad, a lo que enseguida mire y ordene a Merlán— Saca a esos niños de mi vista ¡ahora!

—Tú... —Expreso Dasarha con incertidumbre.

—Dasarha, hablemos solo entre nosotros.

En cuanto Merlán saco a los hijos de Dasarha, hubo un ambiente distinto, habían pasado años y todo había cambiado. La apariencia de Dasarha era menos fea, sus costras eran pocas y el tono de su piel era menos oscura a la ya vista.

Miré mis brazos y me di cuenta de que estaba en los huesos.

—Ni siquiera intentaste alimentarme. —Mencione con tristeza y pesar.

—No había necesidad.

—¿Acaso eres ciego? ¡Mírame!, parezco un cadáver. —Vocifere— Yo sé que estuve cinco años postrada en esta cama, pero seguía viva, y estaba cumpliendo con mi deber.

—Sanarme no era tu único deber. —Contesto mientras fruncía el ceño— Tú has fallado. Intentaste suicidarte con ese artefacto para poder escaparte de este infortunado destino, y ahora despiertas y me restriegas en cara por qué te condené a morir de hambre.

—Yo no intente matarme.

—¡Entonces explícame por qué esa esfera cambio de forma y te apuñalo!

—No lo sé, no puedo recordar por qué la esfera cambio de forma, ni siquiera sé por qué estrelle ese artefacto al suelo. —Dije frustrada con la impotencia de no poder recordarlo, así como a su vez lágrimas continuas resbalaban sobre mis mejillas— No tengo ni la menor idea de lo que sucedió en ese momento, debes creerme.

—¿No sabes nada? Esperas que me trague eso.

—Merlán es testigo, él debió de contarte lo sucedido.

—Olvídalo. Nada de eso arreglará el tiempo perdido, además tu estado es deplorable.

Tome por un instante un profundo respiro y con las pocas fuerzas que me restaban sane mi estado. Mi desarrollo y crecimiento eran los de una mujer de veinte años, pero mentalmente tenía quince.

—¿Podrías dejarme sola? —Pedí con voz temblorosa.

—No hay forma de que lo haga. —Contesto tomando de un mechón de mis cabellos— Hay algo que no has hecho y no me iré de aquí hasta obtenerlo.