Milennia camina furiosa. «Por culpa de este tipo, envejeceré diez años en unos días», sumergida en insultos mentales hacia Darius.
Se aleja varios metros y termina a espaldas de un joven. Al verlo, exclama con alegría:
—¡Philip!
Él gira la cabeza hacia atrás y la observa en silencio por un momento. Luego, se vuelve hacia los dos caballeros con los que está ultimando algunos detalles y con un movimiento de sus ojos, los hombres se retiran ante su orden.
—Señorita —dice al girar hacia ella, pero algo inusual se refleja en su rostro—. ¿Cómo se encuentra? —pregunta con una sonrisa extraña.
—Bien, ¿y tú? —responde con incomodidad, sintiendo que está frente al joven de expresión dura, que la trataba con distancia al inicio.
Pero solo es un momento.
La mirada profunda de Philip recorre el rostro de la mujer. Se acerca unos pasos y acaricia el cabello de la santa.
—¿Está segura? —pregunta con voz firme, mientras retira una hoja anclada en la trenza desalineada—. ¿No hay ningún inconveniente?
—No, no, ¿qué problema habría? —afirma con nerviosismo, tratando de evitar los ojos incisivos del joven—. No te preocupes.
De repente, algo cruza por la cabeza del muchacho y su expresión cambia. El leve reflejo púrpura de sus ojos toma un brillo abrumador y una ligera mueca se desprende de sus labios.
—Ya veo. —Acaricia su frente y tras un breve silencio, continúa—. ¿Me permitiría acompañarla hacia el brazo del río que está a unos metros?
La mujer se sorprende ante el cambio.
El joven, al ver su expresión de extrañeza, le muestra la hoja que había retirado y le sonríe.
—Debería refrescarse, señorita. Aún tenemos un viaje largo.
La mujer entiende el trasfondo de la sugerencia. «¡Oh no! ¡Mierda, Philip! ¿Qué carajos te estás imaginando?», se siente avergonzada. «Pero, ¿cómo se te cruza eso por la cabeza? ¡Eres un niño, maldición!»
—Tienes razón, pero creo que estás malinterpretando algo.
Sin embargo, no puede continuar con su explicación, son interrumpidos por un grito.
Maurice y los dos caballeros que lo acompañan llegan.
Las órdenes son claras, todos deben ir frente a Darius en ese preciso instante.
El emperador y los dos hombres de su máxima confianza deben activar los tótems.
El momento que está esperando ansiosa llega.
La mujer agarra del brazo a Philip, abandonando la idea de que en la imaginación del adolescente se ha convertido en la protagonista de una novela smut. Caminando a su lado, no puede negar que el joven es el prototipo de hombre ideal, por lo menos el de ella, «mujer tonta, él es inocente y bueno, no piensa en esas cosas».
La pequeña ensoñación en la que está se borra al acercarse a Darius. «Argh, después lo tenemos a este», pone los ojos en blanco al recordar su pequeño accidente.
El adolescente se aleja de la mujer, mientras Maurice se acerca a ella junto con los cuatro caballeros y les explica lo que va a suceder.
—En la primera etapa, ustedes deben permanecer de espaldas. Luego, cuando el portal se abra, todos subirán a los caballos y comenzaremos el recorrido a través de él.
Acomoda un mechón de su cabello, que se ha deslizado por el veloz viaje e interfiere con su vista a través de sus lentes, y continúa:
—Es importante tener en cuenta que están atravesando el portal por primera vez, por lo que pueden sentir algún malestar.
»Después de atravesarlo, los ojos de algunos de ustedes se llenarán de un extraño brillo, como si hubieran estado llorando durante horas. Sus narices, que sorberán y moquearán, estarán rojas e hinchadas. Sus manos temblarán incontrolablemente y sus cuerpos estarán llenos de agitación. Por esa misma razón se les pidió que vinieran con sus caballos de uso cotidiano, para que puedan ser amarrados a ellos ante cualquier inconveniente. Podría ser que algunos puedan sentir como si estuvieran flotando en un mundo de alucinaciones, donde nada parecerá real. Respirarán con dificultad, como si sus pulmones estuvieran llenos de humo. En el peor de los casos, la somnolencia los vencerá y se desplomarán en el suelo, inconscientes. Sin embargo, no hay nada de que preocuparse, ya que el viaje es seguro y nosotros estaremos ahí para ustedes.
Maurice finaliza la explicación con una sonrisa e inexplicable tranquilidad.
La mujer queda boquiabierta, tratando de procesar toda la información.
Otra vez, la historia se autorrellena por sí misma.
«"El camino se despliega ante ellos como una cinta plateada que se extiende hasta el horizonte. El tiempo se desvanece como el humo, dejando solo la sensación de flotar en un mar de luz. Los colores son como pinceladas de un artista surrealista, creando un mundo de ensueño donde todo es posible. Es un viaje donde los sueños se hacen realidad y la realidad se desvanece". Nota mental, no narrar nunca más en vida de esta manera».
Mientras la mujer se lamenta en su interior, se posiciona de espaldas junto a los cuatro caballeros.
Los tres hombres comienzan con el ritual.
En este mundo místico, la obsidiana es una piedra cargada de poderes mágicos.
Thabita diseñó unos anillos contenedores de este material, con tallado de un león que representa a Obsidian. Este accesorio era capaz de almacenar objetos y alimentos en su interior, lo que los convertía en objetos muy valiosos para los personajes de altos cargos en el Imperio.
¿Cómo se crearon? ¿Cómo metían las cosas ahí dentro?
Sabrá la imaginación de la autora y sus borradores.
El emperador desliza la mano derecha sobre el anular de su mano izquierda. Con los ojos cerrados, se concentra en el objeto que precisa.
Una luz titilante surge del anillo y en cuestión de segundos, una caja de madera de algarrobo se vuelve corpórea.
Al destaparla, se encuentra una boca de león abierta; en el centro de ella, un objeto punzante. Al tomarlo, los tres hombres realizan un pequeño corte en sus índices derechos. Las gotas caen e ingresan a la boca de la escultura de obsidiana. Darius en voz baja relata un breve conjuro. Al finalizar, detalla hacia qué otro portal quiere ir.
El viento canta una melodía delicada. Los árboles, altos y frondosos, se balancean en respuesta. El suelo, tapizado de musgo y hojas caídas, emite un agradable aroma.
Es el momento en que la naturaleza y la magia se unifican.
Tres tótems de obsidiana, de dos metros de alto, con forma de león antropomorfo, surgen de las entrañas de la tierra.
Se encuentran a una distancia que forman un semicírculo.
La figura del león está tallada y su cuerpo está cubierto de patrones geométricos. Los ojos, hechos de cristal de cuarzo, brillan con una intensidad que parecen seguirte a donde quiera que vayas.
El tótem del centro se llena de una energía abrazadora; en su centro se vislumbra el camino.
La apertura del portal mágico es un éxito.
El emperador toma a Milennia y la carga sobre Pim Pon, sin darle oportunidad a que lo rechace.
Al frente, Darius lidera el camino. Los cuatro caballeros amarrados a sus caballos van al centro; Philip y Maurice cierran el portal, quedando atrás de la formación.
La primera misión en Valle Escondido, comienza.
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