Con un corazón latiendo a mil por hora, Demon salió corriendo sin mirar atrás, temeroso de terminar como la merienda de aquellos imponentes dragones. Sin embargo, su intento por huir fue en vano, ya que la astuta dragona percibió su presencia y lo detuvo con un simple gesto de su mirada. Con un suspiro de resignación, Demon fue transportado hacia ella, sintiendo cómo su cuerpo temblaba de miedo mientras rogaba por su vida.
"Por favor, ¡no me coman! ¡No tengo buen sabor y no me he bañado en un mes!"
imploró Demon, tratando desesperadamente de apaciguar a las bestias majestuosas frente a él. Pero para su sorpresa, la dragona notó algo familiar en su interior, algo que le recordaba a alguien muy especial. Con curiosidad, le preguntó.
"¿Quién eres tú?"
Inquirió la dragona, mientras Demon, nervioso pero con un tono bromista, respondió:
"¡Espérense un segundo! ¿Puedo entenderte? ¡Entonces tú también puedes entenderme? ¡Rayos, qué genial! ¡Puedo hablar con dragones!"
Los hijos de la dragona, entre risas, comentaron sobre la rareza de Demon, sugiriendo incluso la posibilidad de utilizarlo como juguete. Ante esto, Demon, con un tono nervioso le dice:
"¡No, por favor! ¡Soy muy importante para mi familia!"
La dragona, intrigada, le preguntó si tenía uno, a lo que Demon, improvisando en el momento, respondió:
¡Por supuesto que tengo uno! ¡Y es Demon Tatsu!"
La dragona, divertida por la elección del nombre, comentó:
"Demon?, qué peculiar nombre. En mis milenios de vida, nunca había oído que humanos usarán el nombre de esas criaturas horrendas"
Con un gesto de asombro, Demon se detuvo, procesando la información.
"¿Mil... milenios?"
Balbuceó, incapaz de creer lo que escuchaba. Los dragones, entre bromas, se divirtieron con la confusión de Demon, mientras él, con cierta incredulidad, intentaba comprender la magnitud de la situación.
"¿Y tú qué haces por aquí, tan lejos de la capital? ¿Acaso viniste a entrenar por aquí?"
Preguntó la dragona, desviando la conversación hacia un terreno más serio. Sin embargo, Demon, aún tratando de procesar todo lo que estaba ocurriendo, respondió con honestidad:
"No, solo tuve un accidente y terminé perdido por aquí. Ni siquiera sé dónde está la capital."
La dragona, intrigada por la respuesta de Demon, le preguntó sobre el tipo de magia que utilizaba. A lo que Demon, con un tono dubitativo, respondió:
"Ehm, no sé..."
Los hijos de la dragona, entre risas, sugirieron ayudar a Demon, aunque su madre dudaba de la sabiduría de tal decisión.
La dragona, curiosa por conocer más sobre la magia de Demon, le pidió que demostrara un poco de su poder. Con un esfuerzo concentrado, Demon intentó lanzar un hechizo, aunque sus intentos resultaron en un espectáculo cómico más que en un verdadero acto de magia.
La dragona, entretenida por la actuación de Demon, decidió intervenir y ayudarlo a comprender y controlar su magia. Así, Demon comenzó a explorar su potencial mágico, demostrando ser un aprendiz talentoso y prometedor. Mientras tanto, la dragona, con un atisbo de reconocimiento en su mirada, reflexionaba sobre la extraña conexión que sentía con él.
La dragona comenzó a hablar sobre el entrenamiento que emprenderían para alcanzar su máximo potencial. Ya que en seis meses daría inicio al torneo, una magna competencia que se celebraba una vez cada dos años. Este evento legendario congregaba a los magos más sobresalientes de todas las capitales del reino, convocados por la oportunidad de demostrar su destreza y poder. El ganador no solo sería reconocido como el mago supremo, sino que tendría el privilegio de desafiar a un portador del espíritu guardián que gobernaba sobre aquel territorio.
Con el torneo a solo seis meses de distancia, Demon se emocionó ante la perspectiva de enfrentarse a los magos más poderosos del reino. Se le erizaron los pelos de la emoción y la sangre le hervía con ansias de demostrar sus habilidades en este nuevo mundo. Decidió abordar el entrenamiento especial de la dragona con una determinación renovada. Declaró la dragona:
"Si logras soportar estos seis meses, demostrarás ser digno de mi poder"
Demon, sorprendido por la mención de "su poder", preguntó con asombro:
"¿Tu poder? ¿Te refieres a que podré usar tus poderes?"
"Sí, he estado esperando una aura como la tuya durante miles de años"
Explicó la dragona con solemnidad:
"Solo una vez la tuve, y no pude hacer nada para ayudar. Esta vez, quiero hacer las cosas de una mejor manera."
Inspirado por el desafío, Demon expresó su deseo de convertirse en el más fuerte y ser admirado por sus hazañas. Sin embargo, su actitud arrogante provocó una reacción negativa en la dragona.
"No, con ese pensamiento tan mediocre, no te entrenaré", "Al parecer, me equivoqué contigo."
Avergonzado por su actitud, Demon se disculpó rápidamente y prometió cambiar su enfoque.
Continuó la dragona con seriedad.
"El poder que te daré al finalizar será para que ayudes a los demás", "Guiarás a los más débiles y serás su luz en la oscuridad. Y otra cosa, no me llames 'dragona', llámame 'Dracarys'."
Demon asintió con comprensión y determinación.
"Entiendo, discúlpame, Dracarys. Seré digno de tu poder, ayudaré a los que no pueden defenderse y seré un héroe para ellos."
Después de esta conversación reveladora, Demon se comprometió a abordar su entrenamiento con humildad y determinación. Con cada día que pasaba, su vínculo con Dracarys se fortalecía, y sus habilidades mágicas comenzaban a crecer de manera impresionante. Mientras tanto, el torneo se acercaba cada vez más, y con él, la oportunidad de demostrar su valía ante los magos más poderosos del reino.
¡CONTINUARÁ...!