En los albores del mundo que conocemos, cuatro entidades ancestrales erigían su dominio sobre la tierra, imperturbables guardianes del equilibrio del mundo superior. Los mortales los veneraban como las Leyendas Vivientes, los Espíritus Guardianes cuya mera presencia infundía reverencia y temor. Estas deidades custodiaban los destinos de los reinos mortales, susurrando sabiduría en los vientos y forjando la senda del destino con sus manos inmortales.
Estas criaturas eran: "Luminthar, Espíritu de la Luz y la Oscuridad", "Terraviento, Espíritu de la Tierra y el Cielo", "Dracarys, Espíritu de Fuego y Hielo" y "Oráculo, Espíritu de la Sabiduría y el Conocimiento"
Estos espíritus compartían un propósito común: encontrar un portador digno de su poder, magos capaces de enfrentarlos y de canalizar su inmensa energía. A lo largo de las eras, los guardianes observaban desde los lugares más profundos del mundo, aguardando con paciencia el surgimiento de aquellos cuyos espíritus resonaran con los suyos. En los reinos mortales, algunos nacían con el potencial de convertirse en los elegidos de los legendarios guardianes, dotados de habilidades y destrezas excepcionales que los destacaban entre sus pares. Sin embargo, solo aquellos de corazón puro y voluntad inquebrantable serían considerados dignos de llevar el peso de la responsabilidad que conllevaba ser el portador de un Espíritu Guardián Legendario.
ESTOS PORTADORES ERAN:
ARIANTH CELESTIUS, PORTADOR DEL ESPÍRITU GUARDIÁN DE LA LUZ Y OSCURIDAD
En las vastas tierras de Arkadia, donde los secretos ancestrales se ocultan entre las sombras del tiempo, surgió un joven cuyo destino resonaba con los susurros de la grandeza.
Arianth Celestius, maestro de la magia de oscuridad, nació con una llama ardiente en su alma y una sed insaciable de poder. Impulsado por las leyendas que hablaban de los Espíritus Legendarios, cuya mera existencia agitaba las profundidades de su ser, Arianth emprendió un viaje épico en busca de un ser cuya magnificencia igualaba la grandeza de los dioses.
Atravesando valles sombríos y montañas imponentes, desafiando los peligros que acechaban en cada esquina, Arianth avanzó con determinación hacia su destino. Finalmente, llegó a la cima de una antigua fortaleza, donde el aire vibraba con la promesa de un encuentro legendario.
Solo los más valientes y poderosos podían aspirar a alcanzar este sagrado lugar, y solo uno podría llegar al final: Arianth, el elegido.
En un enfrentamiento que desafió los límites de la realidad, Arianth se encontró cara a cara con Luminthar, el Espíritu de Luz y Oscuridad, cuyo resplandor divino y sombrío eclipsaba todo a su alrededor. Con cada hechizo lanzado y cada palabra de poder pronunciada, Arianth demostró su valía y determinación, terminando gravemente herido pero con una sonrisa en el rostro, por la sensación de haber desatado todo su poder ante un ser legendario.
Forjando un vínculo fuerte, Arianth y Luminthar, el Espíritu de Luz y Oscuridad, se convirtieron en uno, destinados a enfrentar juntos los desafíos que aguardaban en el vasto mundo.
DARIUS ELUCIDUS, PORTADOR DEL ESPÍRITU GUARDÍAN DE LA TIERRA Y EL CIELO
En las amplias llanuras de la antigua tierra de Rynoria, donde la nobleza y la magia se entrelazaban en un delicado equilibrio, surgió un joven cuyo destino estaba marcado por el poder de la tierra misma. Darius Elucidus destacaba entre sus pares desde una edad temprana, con un poder insondable que atrajo la atención de los sabios y monjes de su reino.
Según las antiguas profecías, entre los habitantes de Rynoria surgiría un mago dotado de una magia única, capaz de dominar los elementos de la tierra con una destreza sin igual. Este mago sería el elegido para enfrentarse al Espíritu Guardián de la Tierra y el Cielo, y ser reconocido como el portador digno de su poder: Terraviento.
Darius, humilde y reservado por naturaleza, mantuvo su poder oculto ante sus maestros, renuente a llamar la atención sobre sí mismo. Sin embargo, cuando los sabios le revelaron su destino, Darius aceptó su llamado con determinación y valentía. Armado con la profecía en su mente y el coraje en su corazón, se embarcó en una búsqueda épica para encontrar al Espíritu Guardián que lo esperaba.
Su viaje lo llevó a través de los terrenos más peligrosos y desafiantes de Rynoria, enfrentándose a criaturas de pesadilla y magos malévolos que buscaban detenerlo en su camino. Finalmente, llegó al Cráter de los Muertos, un lugar de peligroso renombre donde la tierra misma parecía retorcerse de dolor y furia.
Allí, en el preciso momento en que se encontró cara a cara con Terraviento, el combate estalló con una ferocidad indescriptible. El suelo temblaba y los cielos rugían mientras Darius y el Espíritu Guardián se enfrentaban en una batalla que desafiaba los límites de lo imaginable.
A pesar de las fuerzas que se alzaban en su contra, Darius luchó con una valentía y una destreza impresionantes, demostrando su valía ante el poderoso guardián de la tierra y el cielo. Y cuando finalmente se arrodilló ante Terraviento, exhausto pero triunfante, la tierra misma pareció suspirar con alivio, reconociendo en él a su digno protector y portador del poder de la magia de la tierra.
¡CONTINUARÁ...!