Dentro de un apartamento establecido en una de las zonas más privilegiadas de la capital, se encontraba una joven mujer dentro de un cuarto oscuro que, aunque no estuviera atada ni amordazada, parecía ser una rehén o al menos daba el aspecto de una prisionera quien esperaba intranquilamente su sentencia.
De repente la puerta que sellaba la habitación fue abierta, las luces fueron prendidas y varias siluetas habían ingresado a la habitación.
- ¿Y-Y bien? … ¿Ya me puedo … ir? - comentó la joven atemorizada.
Uno de las personas que había ingresado habló.
- … Después de haberlo discutido, creemos que todavía escondes información relevante. Además, no sabemos que nos hará tu organización si es que descubren donde estamos. - habló Lorenz.
- V-Vamos … eso ya está en el pasado; y-yo los convenceré que dejen de perseguirlos de alguna forma, créanme por favor. - tartamudeaba la joven.
- Sí, no creo que eso se pueda. - comentó Lorenz.
- Vayamos directo al grano, te mantendremos como nuestra fuente de información y, a la vez, en nuestra garantía contra tu organización … en caso que nos veamos perseguidos por tu gente, te utilizaremos para negociar … al menos, servirás para algo. - afirmó Eric.
- Entonces, ¿Qué tal si ponemos en orden todo lo que sabemos hasta ahora? - comentó Lorenz dando la palabra a un joven de cabello gris quien tenía cicatrices en una de sus mejías.
El muchacho suspiró.
- Bien, como sabemos, la organización detrás de las desapariciones y secuestros en Luesia es conocida como Le Front, desconocemos su origen, ni cuando empezaron a operar; sin embargo, lo que encontramos en la Deep web, indica que son una empresa distribuidora farmacéutica, entre sus productos más famosos son los de drogas que supuestamente alargan la vida … de uno a cinco años … No obstante, bajo esa fachada, está escondida una organización criminal con bases en la capital, en Zaragoza, Aragón y cinco regiones más en toda España, según los mapas del Pbook. Ahora, la razón detrás de los secuestros es … - explicaba Alexander dando paso a aquella mujer.
La prisionera no respondió y se mantenía con la cabeza agachada.
- Como pistas tenemos al Pbook y el mapa encontrado por Lois Valdelomar, pero lo que se descubrió esa noche a las afueras de Luesia, en aquel orfanato, todos los secuestrados estaban muertos. ¿Por qué secuestrarían solo para matarlos? - declaró Victoria.
Esa era la premisa que nadie entendía, ni siquiera Alexander. Y, como la rehén parecía saber algo, pero no decía nada, todos optaron por una opción.
Victoria suspiró.
- Supongo que es mi turno. - dijo la joven alcaldesa.
La prisionera se desconcertó de estas palabras.
- Por favor, no se exija … tan solo hágalo por unos veinte segundos, ¿entendido? - dijo Lorenz a Victoria con gran seriedad y preocupación.
- Sí, lo sé. - respondió la alcaldesa con una leve sonrisa.
«¿? … ¿De qué están hablando?» pensó Lirio.
Sin demora, Victoria se acercó a aquella joven quien no se movía ni un centímetro de aquella silla, pues sabía bien lo que le sucedería si lo hacía; mientras que se realizaba el preparativo, Eric se colocó detrás de Lirio solo como una medida de seguridad.
La joven rehén cada vez se comenzaba a preocupar más.
- Entonces, ¿comenzamos? - dijo Eric y, en ese instante, tomó a Lirio de los brazos con gran fuerza que la dejaba inmóvil.
Este acto, no fue lo que la sorprendió más, sino fue el hecho de que Victoria, frente a ella, alzó su brazo derecho y la colocó en la frente de la joven.
- ¡¿Q-Qué están haciend-…?! - sin poder terminar sus palabras, la conciencia de Lirio se desvaneció.
Todos estaban expectantes de ver lo que sucedía y, a los cinco segundos, de la boca de la alcaldesa, salió un poco de sangre como si fuera un hilo.
Lorenz cada vez se preocupaba más hasta que pasaron 20 segundos, pero parecía que Victoria no iba a retirar su mano; de inmediato, tomó a su jefa y la quitó de en medio.
La joven mujer tosió un poco de sangre y, aunque no hubiera hecho algún tipo de ejercicio intensivo, su cuerpo estaba comenzando a sudar y su respiración estaba agitada.
Al lado de ello, Alexander veía aquel incomprensible estado de Victoria.
«Esta es la primera vez que veo algo así … ¿tanto daño le causo menos de un minuto? Aunque, ciertamente, su habilidad es bastante valiosa.» pensó el joven.
- Así que era cierto, ¿eh? … Ya veo por que se mantenían con el perfil bajo … si supieran sus altos mandos, ya estaría muerta. - comentó Eric quien soltó a Lirio.
- Por eso mismo, pido discreción por el asunto. - dijo Lorenz con una mirada seria casi amenazante fijada en Eric.
Sin desviar la mirada, Eric asintió y volvió a hablar.
- Entonces … ¿Qué fue lo que viste?
- Espera un minuto, ella tiene que procesar todo lo que ha visto. - comentó Lorenz.
- … Para fabricar mano de obra. - comentó Lirio.
Todos los presentes quedaron en silencio ante las palabras de quien menos esperaban que hablara.
- ¿Mano de obra? … ¿Con muertos? - cuestionó Alexander.
- Sí … son callados, trabajan hasta desplomarse, no se requiere pagar salarios, ni seguros o prestaciones, no hay sindicato y, si esto funciona, pueden venderse y usarse a miles o millares … tanto como quiera el comprador. - confesaba la joven rehén quien parecía convaleciente.
- ¿De que estás hablando? - preguntó Eric.
Antes de poder responder a cualquier pregunta, una pequeña risa se escuchó en medio de ellos que provenía de la joven alcaldesa.
- ¿Victoria? - preguntó Lorenz consternado.
La risa cesó.
- … Esto … realmente es de … locos …
- ¡Dejen todo este suspenso y hablen! - exclamó Eric.
- No-Muertos.
La respuesta de aquella joven dejó nuevamente en silencio a todos.
- Ya saben … muertos vivientes, zombies, como quieran llamarlos … ese es el objetivo de Le Front … producir en masa lotes de esas cosas, para venderlos como mano de obra barata …
- Victoria, ¿Cómo eso es posible? ¿Muertos que caminan? Eso solo pasan en las películas … ¿de verdad eso viste? - preguntó Lorenz.
- Sí … yo también quisiera que fuese una mala broma, pero … vi unos reportes … experimentos, están tratando de poder crear prototipos hasta lograr sus estándares.
Los tres varones quedaron incrédulos ante tales noticias.
«¿Será esta la razón por la que Vicent no quería decirme nada más sobre este trabajo?» pensó Alexander.
- Pero, ¿Quiénes comprarían a cadáveres para que trabajen? - preguntó Lorenz.
- … Mineras, compañías agrícolas o de manufactura, cualquier trabajo que demande grandes riesgos … ¿acaso no se te ocurren esas ideas, Einstein? - comentó Lirio sarcásticamente.
El silencio volvía a aparecer, pero fue interrumpido por una afirmación.
- De alguna forma, hay que avisar a los gobernantes de detener esto de inmediato … no debemos dejar que sigan esos experimentos. - dijo Victoria.
- De ser cierto esto, ¿Cómo creerán lo que les digamos? Ni siquiera nosotros lo creemos por completo. - dijo Eric.
- Debe haber alguna forma … ¡Cierto! Los hallazgos en aquel orfanato pueden ser evidencia, además los otros dos puntos indicados en el mapa que nos dejó la srta. Valdelomar y el Pbook son evidencias contundentes. - afirmó Lorenz.
Mientras que aquel grupo discutían qué plan de acción debían de hacer, una voz los interrumpió.
- Chicos … creo que han malinterpretado algo. - dijo Lirio.
La expresión de Victoria se acongojó.
- ¿De qué hablas ahora? - preguntó Eric.
- Como veo, han dejado de lado un dato importante.
Todos atendieron a las palabras de aquella joven.
- Ciertamente están en la fase de experimentación, pero ya hay al menos un prototipo en fase de producción.
Esta confesión desesperó a aquel grupo, sobre todo a Victoria quien parecía abatida por aquella noticia que al parecer ella sabía, pero no quería aceptar.
Siendo el siguiente día, cerca de las 8 am, en un restaurante, estaba sentado una pareja quien desayunaba.
- Entonces, ¿Qué es lo que está pasando? - preguntó una mujer de cabellos rubios y mirada afilada.
- Oh, vamos, ¿no deseas tener un buen desayuno y luego hablar? - respondió un joven de cabellos rubios con una tonalidad más encendida y un rostro con ojeras.
- Déjate la inútil charla, ¿Qué era esa cosa que encontramos en ese cañón? ¿Tiene algo que ver con tus investigaciones? - preguntó la mujer.
El joven suspiró.
- Está bien, escucha … después del 2050, tras la abdicación de la dinastía anterior, hubo algunos extranjeros que vinieron a ser testigos oficiales de la actual casa real … sin embargo, esos tipos se establecieron con residencia permanente en la nación.
- Sí, lo sé … pero ¿Qué tienen que ver ellos? - cuestionó la mujer.
- Se dice que algunos de esos importantes invitados eran científicos que buscaban la forma de como prolongar la vida … algunas fuentes que encontré mencionan que establecieron bases de experimentación en lugares remotos dentro de España y, al parecer, crearon cosas que desafiaron las leyes naturales …
- ¿Entonces dices que ese monstro es una de sus creaciones?
- Posiblemente.
La mujer suspiró.
- Ya no sé si creerte o pensar que realmente estás loco, Marcus.
- Vamos, acaso tú no estás interesada también … aunque la decisión final es tuya.
Después de unos segundos de silencio, la mujer volvió a preguntar.
- ¿Qué hay de lo otro que encontraste? ¿Ese primogénito o como se llame?
- Primigenio.
- Sí … eso.
- Tengo pocas fuentes de confianza sobre ellos … la mayoría parecen ser de tipos que inventaban cosas de registros originales … lo que te puedo decir es que la presencia de uno de ellos en este lugar puede traer esperanza o desesperación a este país.
La mujer quedó en silencio mientras tomaba su taza de té.
- Dejando de lado, he sido llamado como invitado honorario para el examen de ingreso de este año de la ARET. Así que, por ahora, dejaré mis investigaciones, ya que parece que este año será algo interesante de ver a los de nuevo ingreso. - comentó Marcus.
- Ya veo … lo ultimo que quisiera saber, ¿Qué hay de los que te atacaron en el accidente?
- Oh sobre ellos, bueno ciertamente pertenecen a una organización criminal … por alguna razón, parecen ser los responsables de la caída del tren y esperaban que todos murieran en ese lugar … así que como les era un obstáculo por los planes de rescate, decidieron asesinarme … por el momento, espero no toparme con ellos … - comentó Marcus sonriendo.
«Sonríe al recordar ese hecho … de verdad que es alguien extravagante …» pensaba la mujer.
De repente, la pareja escuchó las noticias, a través de la televisión del restaurante, sobre como los oficiales de la capital habían mandado a un grupo de extracción de los cadáveres fallecidos en el accidente del tren.
El sonido de las hélices de helicópteros rodeando la zona de aquel trágico accidente, y los camiones y buses de bomberos llenaban el terreno.
- Señor, nos acercamos al área. Permiso para descender. - habló uno de los pilotos a través de su intercomunicador.
- Concedido.
Habiendo descendido tres helicópteros, los tres grupos de oficiales que parecían ser del ejercito por sus uniformes comenzaron sus operaciones.
-Wow … esto sí que es un desastre, hombre. - comentó uno del grupo.
- ¿Cuántos sobrevivieron? - preguntó otro oficial mientras veía el panorama.
- No lo sé, cerca de unos 40, creo. - respondió otro.
Mientras que los hombres seguían hablando e inspeccionando el área, llegaron a la zona donde estaban puesto los cadáveres.
- ¿Esto es en serio? Es peor de lo que imaginé.
- ¡Bien, a trabajar … en especial tú, Carlos! - ordenó quien parecía ser el oficial encargado de este primer grupo.
Los demás se rieron.
Mientras que traían los sacos para poner los cuerpos dentro, uno de los oficiales pudo notar una extraña presencia. La aparición de una densa niebla que venía desde el norte.
- ¿Qué es eso?
Pasó cerca de media hora y la segunda flota de helicópteros se acercaba a la zona del incidente.
- ¿No tenemos respuesta de ellos todavía? - preguntó un oficial al piloto de uno de los helicópteros.
- No, señor … nada aún.
- ¿Qué está pasando? Ni siquiera los bomberos responden.
Pasado uno cuantos segundos, una transmisión pudo ser escuchada por el piloto.
- ¡Señor, hemos recibido algo!
- ¡¿Son ellos?!
La transmisión se escuchó.
¡M-Me escuchan … alguien se ha … acercado a nuestro grupo! … ¡No es … humano! … … ¡Adolfo, Sergio, no se acerquen a esa cosa! … ¡Teniente … no sé cómo explicarlo … e-esa cosa viene por nosotros! … ¡NO … ALÉJATE! ¡NO-…!
Entre sonidos de disparos y gritos, la transmisión finalizó.
Todos los que escucharon aquel mensaje quedaron impactados y preocupados.
- Teniente … esto no parece algo que podemos manejar. Debemos pedir refuerzos … al ejército.
El teniente quedó en silencio.