Había pasado un día desde la conclusión de la primera parte del examen de ingreso a la ARET; siendo muy de temprano, ciertos autos de la misma marca y diseño comenzaban a tener el mismo destino: El Fuencarral-El Pardo. Aquel gran terreno donde daría comienzo a la segunda etapa del examen de ingreso.
Llegando cerca de las 7:50 am, los autos se estacionaron dentro del restringido lugar. Poco a poco, se pudieron ver a varios jóvenes salir de cada auto. En total eran unos 57 postulantes quienes habían pasado la entrevista y tenían la oportunidad de tomar el examen especial.
- Tres … cuatro … cinco … Hay alrededor de 60 postulantes … ¿Qué pasó con los otros? - murmuró Liam al ver a los demás jóvenes.
Mientras que todos los presentes eran dirigidos hacia el lugar de reunión, una voz familiar atrajo la atención de aquel muchacho.
- ¿Liam? … ¿Eres tú?
El joven volteó de inmediato con cierta sorpresa, pues, al ver la figura de quien lo había llamado, pudo reconocer a un viejo conocido.
- ¿Daniel? ¿Qué haces aquí?
El joven albino con quien había compartido duros, pero grandes momentos habló con igual sorpresa.
- ¡De verdad eres tú! … Estoy aquí para dar el examen para reformados.
El muchacho con el parche se quedó algo pensativo, pero luego recordó la vez que Daniel le había comentado sobre dar un examen en cierto famoso instituto.
Liam suspiró.
- Debí imaginármelo … bueno, no importa … es un gusto verte otra vez, parece que nuestra despedida fue breve. - comentó el muchacho algo resignado.
- Sí, ahora que recuerdo, habías dicho que ibas a dar un examen de ingreso a una academia … es una sorpresa que los dos apuntáramos a lo mismo.
- Sí … una casualidad …
Repentinamente ambos jóvenes quienes eran vistos de reojo por los demás postulantes que en su mayoría tenían la misma edad que aquel par, escucharon una voz que provenía frente a ellos.
Aunque el lugar era descampado, contando solo con una tarima como estrado, unos cuantos asientos, y algunos instructores y oficiales, se mostró la presencia de aquella mujer quien los había recibido desde un principio.
- Es la duquesa …
- Sí … realmente es más hermosa en persona …
- Dicen que está comprometida …
- ¿De verdad? ¿Con quién?
Las murmuraciones de los jóvenes postulantes fueron silenciadas cuando aquel teniente general, André Paredes, alzó la voz sin la necesidad de utilizar algún megáfono o algo por el estilo.
- A partir de ahora, como sabrán, se dará las explicaciones de lo que consistirá la segunda etapa del examen de ingreso. Todos los presentes tomen total atención a lo que la duquesa dirá. Posteriormente, no habrá asesoría alguna.
Habiendo dicho lo anterior, ingresando a la tarima, una joven pelirroja tomó su lugar como la anfitriona y responsable de aquel evento.
- Buenos días tengan todos. Me es grato ver la cantidad de postulantes en esta última prueba. Sin embargo, antes de que empiece … quisiera dejar que todos los 58 postulantes pudieran tener la oportunidad de escuchar las indicaciones.
Todos los presentes quedaron confundidos de aquella afirmación, ¿acaso ya no estaban todos reunidos?
Repentinamente, se pudo escuchar el sonido de un auto que se había estacionado cerca de donde estaban todos. A los pocos segundos, se escucharon los pasos apresurados y la agitación de un joven quien se acercaba.
- ¿Quién será? - preguntó Daniel.
- …
Pronto se dejó ver la silueta de un joven quien tenía cabello negro y ojos verdes. Aquel aspecto era conocido para aquel par de muchachos.
- Parece que esto … se pondrá interesante. - comentó Liam con cierta sonrisa sarcástica en su rostro al ver quien se acercaba tardemente.
- Ha ha … Si que es una sorpresa, ¿no es así? - agregó Daniel quien tenía una sonrisa junto a una mirada desconfiada al ver claramente quien había llegado.
Con fuerte exhalaciones, aquel joven varón llegó al lugar donde se daría el último examen.
- Joven Renato, me da gusto que no se perdiera la explicación de esta prueba. Creo que tuvo algunos inconvenientes para llegar, pero no se preocupe y tome asiento, por favor. - comentó Sofía.
- S-Sí … gracias …
El joven se sentó en una de las ultimas filas por inercia.
- Pareces exhausto, toma … te presto mi pañuelo para que te seques el sudor.
- Oh gracias, muy amable.
Al estarse secando el sudor de su frente, Renato se dio cuenta de algo; aquella voz era una que él conocía.
Lentamente, el joven volteó su cabeza a quien le había prestado aquel trapo.
- Hola. - dijo Daniel quien estaba sentado a la izquierda de Liam.
El joven quedó en silencio.
- ¿Qué? ¿No saludarás a unos viejos amigos? - preguntó Liam sarcásticamente.
Renato siguió estando callado y solo le regresó el pañuelo; luego volteó hacia el frente para escuchar lo que diría la anfitriona.
- Bueno, ahora que estamos todos, como había comentado, de los 69 postulantes iniciales, hemos podido confirmar la cantidad de 58 individuos que portan señales de ser potenciales reformados … Por tanto, este examen será una muestra para los ojos de los instructores y profesores de la ARET para ver si realmente están calificados de ser estudiantes de la clase "R".
Todos los jóvenes quedaban atentos a las palabras de la joven duquesa.
- A cada uno de ustedes se les ha asignado un código desde matrícula para el examen, la prueba consistirá en que sepan al menos el número del código de tres postulantes. Para esto, estarán en las entrañas de esta zona donde contarán con dos días para poder lograrlo.
Uno de los jóvenes levantó la mano.
- Disculpe … de qué formas o métodos podemos utilizar para lograr el objetivo.
La duquesa sonrió.
- No se aceptará que nadie haga algún daño mortal entre los participantes, si es que es lo que preguntas. Para esto tenemos a 21 instructores que los supervisarán e intervendrán de ser necesario.
Otro joven levantó la mano.
- ¿No cree que será muy difícil hacer confesar a alguien de decir su código sin dañarlo?
- Entiendo su punto; por ello, no será necesario tener que llegar a esos extremos, ya que cada uno tiene, en uno de sus bolsillos de su ropa, una ficha con su código. Sean precavidos.
Todos los postulantes comenzaron repentinamente a rebuscar entre su ropa y ciertamente encontraron objetos extraños que no tenían antes.
El pensamiento era unánime.
«¡¿Cuándo nos pusieron esto?!»
- Tan solo es necesario saber el número, está prohibido que se apropien de la ficha de otro postulante. Después de todo, solo queremos que descubran dos códigos de otros postulantes, no que se maten por un simple pedazo de plástico … Para está prueba, está permitido cualquier uso de las habilidades o capacidades que tengan y como un incentivo a que puedan utilizarlos, aquellos que fallen recibirán una penalidad de obtener una deuda con la ARET en 2.5 millones de dólares.
Todos los presentes quedaron pasmados al escuchar esto.
- ¡¿Qué significa esto?! ¡¿Por qué tendríamos que deberles ese dinero solo por no lograr aprobar?! - exclamó un postulante.
Algunos más comenzaron a quejarse, pero otros quedaron en silencio con total tranquilidad.
- Creo que deberían leer todo lo que firman. - contestó Sofía con una sonrisa.
- ¿Q-Qué quiere decir?
- En el proceso de matrícula, en el vigésimo primer párrafo de la declaración jurada, ustedes aceptaron estos términos. Vuelvo a repetir, ustedes deberían leer todo el contenido del contrato.
Los postulantes parecían no creer lo que decía, pero uno de ellos silenció al resto.
- Bien … ¿hay algo más que debamos saber? - dijo un joven que tenía unos 17 años con cabello negro y una mirada sombría.
- Sí … además tendrán algunos otros 'pequeños' obstáculos que deberán afrontar a cierta hora del día … un consejo, busquen refugio a partir de las seis.
Nadie pareció hacer caso a esta instrucción por lo antes dicho.
- Bueno, ahora todos serán llevados a diferentes lugares de inicio.
- ¡No! ¡Yo no iré a ningún lado! - exclamó uno de los participantes.
- ¡Yo igual! - exclamó otro.
De repente, el grupo de oficiales bloqueó la salida.
- No importa lo que digan ahora, de igual forma los llevaremos al lugar. - respondió la duquesa con la misma sonrisa solo que ahora parecía ser algo intimidante.
De la nada, todos los oficiales e instructores, al igual que la duquesa, se colocaron una mascara de gas. Esto dejó totalmente desconcertado a los jóvenes.
De repente, un gas comenzó a llenar todo el ambiente.
- ¡¿Q-Qué es esto?!
- ¡¿Por qué nos hacen esto?!
- ¡Déjenme salir!
Los jóvenes comenzaban a gritar por ayuda, pero solo pudieron escuchar unas ultimas palabras de aquella joven mujer pelirroja.
- Para la próxima, no se olviden leer las letras pequeñas. - comentó con la misma expresión de antes.
Todos los 58 postulantes cayeron inconscientes en el suelo.
- El examen empieza ahora. - agregó la duquesa.
La luz de los rayos del sol iluminaba parcialmente la cama de una habitación donde se encontraba una joven mujer castaña sentada encima mientras mantenía su mirada agachada.
La pensativa expresión en el rostro de la joven parecía ser algo preocupante; sin embargo, al momento, otra joven mujer ingresó a la habitación.
- Entonces … ¿planeas irte hoy mismo? - preguntó la mujer sin malas intenciones, más bien era de preocupación.
- Sí …
La joven de cabellos rubios suspiró tras escuchar dicha respuesta.
- Alicia … ya deja de pensar sobre lo que dijo ese tipo … él solo buscaba saber sobre tu amigo; eso no quiere decir que quiera hacerle daño. - trató Lois de confortar a su amiga.
- … Sí … puede ser …
- Vamos … no podrás hacer mucho en ese estado … además, si lo que ese tipo es cierto, tienes la oportunidad de empezar una nueva vida … no tendrás muchos obstáculos está vez en tu viaje.
Como si las palabras de la mujer pudieran aliviar un poco las preocupaciones de aquella joven, Alicia comenzó a reponerse.
- Sí, tienes razón. Creo que ya ha sido suficiente de estar deprimida … Tengo que lograr mi objetivo.
Lois sonrió y comenzaron a tener una charla amena entre ambas jóvenes, mientras tanto, fuera de la habitación, había un hombre de edad con traje negro quien suspiró con una leve sonrisa. Era como si hubiera escuchado todo lo que se decía dentro.
- ¿No crees que es de mal gusto espiar a las mujeres? - preguntó otro varón de cabellos blancos y vestido con un montsuki, ropa japonesa tradicional, quien apareció en el pasadizo.
- Vamos, Hayato … ¿Acaso no estás interesado sobre esa chica también?
El varón de cabello canoso suspiró.
- Bueno, ya es hora de que regresemos a terminar nuestros asuntos en Luesia, ¿no es así?
- … Sobre eso …
Al escuchar las palabras de Hayato, Thomas quedó algo interesado por lo que había de decir.
- Parece que la residencia de la alcaldesa Victoria sufrió un atentado hace un par de semanas. Las noticias dicen que hubo una explosión que dejó a varios heridos.
- ¡¿Qué?!
Las noticias de aquel incidente habían llegado ya a los oídos de aquel guardián.
Eran cerca de las 11 am, cuando un aviso llegó a la habitación donde estaba la joven heredera del marquesado Gutiérrez. Dos visitantes habían llegado con gran preocupación a las puertas de la residencia Beltrán.
Esperando aquel par en la sala y estando en silencio, las puertas se abrieron dejando ingresar a Emily junto con un par de sirvientes.
Las dos mujeres quienes vieron a aquella joven de inmediato fueron hacia ella y la abrazaron como si de hermanas se tratase.
- ¡Señorita! ¡¿De verdad es usted?!
- ¡¿Es cierto todo lo que nos contaron?!
Algunas preguntas entre lagrimas se hacían a aquella joven, pero con gran calidez la joven dio unas palabras.
- Me alegro mucho de verlas … Riza, Noria …
La joven mujer comenzó a llorar de alegría. Un sorpresivo encuentro con sus dos antiguas sirvientas que habían viajado por sus estudios a las que ella las consideraba como sus amigas se dio en aquella hora.
Nuevamente, los rayos de luz iluminaban el rostro de un joven quien parecía haber estado dormido por unas cuantas horas. Poco a poco comenzó a despertar y se levantó del pasto.
Al ver sus alrededores, el joven recordó lo que había sucedido antes.
- Gas somnífero … bueno, al menos parece que estoy solo. - dijo Liam quien al ver a su costado, estaba una botella de agua de 1 litro.
Al recogerlo, miró si había algo más, pero no encontró nada.
- Bueno, no moriré deshidratado, ahora … ¿Qué debería hacer?
Un extenso campo con ciertos arboles era el panorama que tenía el muchacho frente a él.
Caminando como si se tratara de un paseo, un joven de cabellos blancos y ojos escarlata parecía estar meditando.
«¿En qué parte estoy? … Siendo 58 participantes, ¿a qué distancia estaremos separados? … Por otro lado, ¿Dónde estarán esos dos?»
El joven seguía caminando sin rumbo. Pasado unos minutos, al tomar un sorbo de agua, pudo escuchar el sonido como de piedrecillas cayéndose.
«¡¿Qué fue eso?!»
Solo una pequeña ardilla que había pasado fue la razón de aquel sonido.
«Hahh … Parezco un tonto … Creo que lo mejor será encontrar a Liam y Renato … tal vez podamos hacer equipo … además, ¿Por qué la duquesa dijo que busquemos refugio antes de las seis?»
Estando oculto entre los arbustos, un joven parecía darle la espalda a un primer encuentro entre dos postulantes.
- Mientras no mueras, no tendré ningún problema, ¿no es así? - dijo un joven de unos 16 años que parecía ser de aspecto agresivo.
- … No será tan fácil como crees … yo no le estaré debiendo más de 2 millones a nadie. - respondió otro joven quien parecía algo temeroso.
- Ha ha … lo dice alguien a quien le tiembla las piernas. No me hagas perder el tiempo y dame tu ficha.
- ¿E-Eres un estúpido? Primero muerto.
- Como quieras … sabes, hay formas de disfrazar un asesinato como un accidente y yo sé algunas maneras de hacerlo sin que nadie se dé cuenta.
El temeroso joven comenzaba a sudar mientras retrocedía lentamente con planes de escapar.
«¿Debería ayudarlo?» se preguntaba Renato mientras permanecía escondido.
Sin embargo, antes de poder actuar, el joven percibió algo, una sensación.
Había un pequeño roedor, una ardilla que lo miraba constantemente. Pasado unos cuantos segundos, la ardilla salió corriendo de su presencia.
«¿Qué fue eso?»
La pregunta sería respondida de inmediato.
- ¡M-Mi ficha! ¡Pequeña rata! ¡¿Dónde estás?! - se escuchó como la voz de aquel temeroso joven exclamaba.
Al fijarse de reojo, Renato pudo ver algo increíble.
Aquella pequeña ardilla había robado la ficha de aquel joven y se la había entregado al otro quien ahora la sostenía con gran soberbia.
- 4711, ¿eh? - comentó aquel joven de aspecto violento al leer la ficha.
- ¡D-Devuélvemelo!
Aquel joven que tenía a una ardilla en su hombro solo sonrió de mala forma al escuchar esto e inmediatamente lanzó a lo lejos aquella ficha a los arbustos donde estaba escondido Renato.
Aquel joven se fue corriendo después de esto, mientras que el otro rápidamente comenzó a buscar su ficha.
La ficha se encontraba enraizada en un arbusto a un par de centímetros del hombro derecho de Renato quien podía ver el código también.
Los pasos se escucharon venir hacia él.