Varios buses llegaban a la estación, siendo ya casi de noche, uno de los últimos buses había llegado a la capital. El logo de la empresa de viaje Lincox SAC había sido ocultado por justas razón como si tratasen de censurarse ellos mismos.
Aunque a las afueras de la estación esperaban algunos reporteros observando si los damnificados de la caída del tren cerca de la estación Rivas, todo fue tratado discretamente.
En realidad, de la cantidad de sobrevivientes, solo había unos veinte que vinieron en ambos buses, el resto estaban internados en hospitales o habían sido recogidos por sus familiares; entre los que llegaron a Madrid, estaba un grupo de cinco jóvenes quienes salieron sin la necesidad de cargar sus maletas, pues el servicio, a causa de los problemas, les daba alojamiento en un hotel cinco estrellas durante una semana más en la capital.
Increíblemente, parecía que mucho de ellos ya no deseaban tener alguna relación con aquella empresa; por tanto, se fueron según su decisión.
- Bueno, supongo que este es el final … fue un gusto conocerlos, gente. - comentó Daniel.
- Sí, espero que nos podamos volver a ver en un futuro … esta experiencia fue de locos, tal vez lo veamos como un chiste para la próxima. - comentó Glen.
- En realidad, creo que dejaré los viajes durante un tiempo … ahora tengo un trauma con los trenes. - agregó Daniel.
- Vamos, hombre; no digas eso.
- Bueno, dejando de lado lo mal que se puso la cosa, creo que lo demás fue entretenido. - comentó Renato.
- ¿Entretenido? - se preguntaron Glen y Daniel.
- Sí … en realidad fue una pesadilla … sobre todo con ese mons-…
- Déjalo ahí … no quiero escuchar nada sobre eso … - comentó Glen.
Los jóvenes suspiraron.
- Bueno, les deseo lo mejor a todos. Adiós. - había comentado Liam fríamente como si buscara irse de inmediato.
Todos los jóvenes vieron que en realidad esa actitud era por un grupo de gente que se veía a lo lejos quienes alzaban su voz llamando al muchacho. De aquel grupo, se destacaba un hombre mayor, una mujer y un hombre cerca de sus 30 que parecían bastante emotivos. Todos estaban vestidos formalmente.
- Oh, veo que te esperan. Bueno, no alarguemos esto. - comentó Glen.
Dándose las ultimas palabras, Liam se retiró primero y viendo a lo lejos observaron como aquel grupo de hombres que eran retenidos por los oficiales de ingresar se abalanzaron sobre el pequeño cuando fue a su encuentro.
- ¿Quién lo diría? Detrás de toda esa actitud malhumorada, realmente hay personas que lo quieren. - comentó Renato al ver aquella escena - Bueno, yo también me voy … cuídense.
Aquel joven se retiró también.
- Bueno, siendo así, nos vemos. Creo que nos volveremos a encontrar en el futuro, aunque es una pena que no hayamos podido compartir contactos … si hay oportunidad, mantengamos en contacto … ¡Ah, cierto! ¡Cuida bien a tu mujer, Aren! - comentó Glen mientras se iba caminando.
Al final solo quedaron solo dos varones. En realidad, eran tres personas, solo que uno de ellos se mantenía apartada en los asientos de la estación.
- Bueno, espero que te vaya bien, Aren. Fuimos los primeros en conocernos y los últimos en despedirnos … fue un gusto. - dijo Daniel.
- Igualmente. - comentó Aren.
El varón de cabellos blancos se retiró. Mientras tanto, Aren los veía a todos irse cada uno por su lado y, en su rostro sereno, parecía mostrar una expresión de nostalgia; sin embargo, ahora tenía un nuevo problema que atender.
- ¿Nos vamos? - escuchó el joven la voz de una mujer quien parecía haber aparecido detrás de él.
El joven volteó la mirada observando a una mujer de cabellos rubios y ojos azules que vestía un ligero vestido; el ver detenidamente, pudo notar como la mujer temblaba un poco por el frío de la noche.
- Sí, pero primero vayamos por ropa.
La mujer asintió en silencio algo apenada.
Saliendo de una tienda de ropa cercana a la estación, la joven mujer parecía feliz, pues vestía ropas más abrigadores y estéticas junto a un saco largo de color marrón oscuro. Por otro lado, el joven parecía algo pensativo.
«Bien … perdí la mayoría de dinero en el tren … me gasté lo que quedaba en ropa … Ahora ¿Qué hago? … Debería buscar un trabajo, creo. Pero sobre todo … cómo me safo de esta de aquí.»
- Si piensas en abandonarme, te denunciaré por abuso. - comentó la joven mujer de repente.
Aren quedó sorprendido por no por la amenaza, sino por el hecho de que parecía que aquella mujer parecía poder saber lo que él pensaba.
«¿Acaso este es el famoso sexto sentido que tienen las mujeres? … Pues te cagaste, ya que yo tengo más de diez.» pensó Aren.
Sin embargo, otro pensamiento llegó a su mente.
«Yo … ¿Por qué estoy pensando así? Últimamente me he dado cuenta que mi personalidad ha cambiado bastante … esto es extraño.»
Los pensamientos de aquel varón fueron interrumpidos por las siguientes palabras de la joven.
- Quisiera que recordaras lo que te propuse en el bus, quisiera que me acompañes hasta la casa de unos familiares. Si nada malo pasa, te recompensaré por todo lo que has hecho. - comentó Emily con una voz determinada; sin embargo, Aren parecía notar algo.
El cuerpo de la joven estaba temblando y no era por el frío, sino que, tal como Aren había pensado, el trauma estaba apareciendo, de manera que contrarrestaba la felicidad que había sentido la mujer por estar sana.
El inminente miedo y los pensamientos ansiosos lentamente se apoderaban del cuerpo de la mujer.
No obstante, una acaricia en la cabeza y unas cálidas palabras calmaron el perturbado corazón de Emily.
- Está bien, te acompañaré hasta llegar a tu familia, pero por hoy busquemos donde descansar.
Una leve sonrisa se mostró en el rostro de la joven.
Dentro de una habitación de un hotel realmente lujoso, estaban aquel par quienes estaban cenando.
- Qué bueno que la estación aceptó tu pedido por el servicio del hotel nuevamente, ¿no es así? - comentó Emily.
- Sí.
- Una semana nos podemos quedar aquí, pero no creo que sea necesario. Por otra parte, ¿Cómo lograste que pudiera ingresar al bus que iban? Ya que yo sepa, ese bus era uno particular, creo.
- … Tengo mis métodos …
La joven sonrió un poco.
- Bueno, no preguntaré más por eso. Ahora, cambiando de tema, debo ver la forma en como comunicarme con mi tío. Necesito que ellos sepan que estoy bien … o al menos, físicamente. - cambió la atmosfera al decir estas palabras.
- Puedes llamarlos usando el teléfono que tenemos acá y decirles que te recojan. - se refería Aren al teléfono inalámbrico que tenía la habitación como un servicio gratuito.
La joven suspiró.
- No es tan sencillo … como te había contado, parece que estuve secuestrada por casi cinco meses … ¿acaso crees que llamándolos y diciéndoles que, soy su sobrina desaparecida y quiero que me den refugio, sea algo creíble.
- Pues, ¿tienes un mejor plan?
- …
La joven seguía pensando, pero parecía no encontrar una alternativa razonable o factible; mientras tanto, Aren terminaba de comer.
- Y si le dices que te encuentren en algún lugar donde haya buena seguridad y que envíen a sus sirvientes de confianza para que comprueben que lo que dices sea cierto … de esa forma no creerán que les estás engañando.
La idea no parecía ser mala, pero ahora se necesitaba fijar el sitio de encuentro, además quienes podrían reconocer a la hija del marquesado Gutiérrez.
- Ahora que me lo pregunto, dices ser que eres la única hija de un antiguo marqués, pero no he visto que las personas te reconozcan.
La mujer miró fijamente a Aren.
- Eso es porque durante toda mi vida he sido reservada … no tiendo a mostrar mi rostro en lugares públicos.
- Pero, supongo, que al menos algunos sirvientes de la casa de tu tío, te conocerán ¿no es así?
- Sí, tienes razón … bueno, hagámoslo. - comentó Emily decidida.
Dentro de una mansión que a las afueras tenía un amplio y bello jardín siendo iluminado por faroles y, siendo todo el terreno enrejado, ostentaba una gran puerta de piedra y, en la parte superior, un emblema.
El sonido repentino de un teléfono de diseño antiguo, pero con funciones modernas, sonaba por toda la sala. Un mayordomo de aquella mansión se acercó para contestar; sin embargo, la aparición de otro hombre de contextura algo corpulenta, pero alta impidió que el sirviente contestara.
- No te preocupes, Charles. Yo me ocupo de esto.
- Como usted desee, señor. - dijo el mayordomo.
El hombre alzó el teléfono y, al saludar, escuchó una voz familiar que lo estremeció.
En un establecimiento que parecía ser de un solo inquilino principal, estaba en una sala, un joven con un parche en sus ojos quien veía las noticias sobre los casos sucedidos en Luesia. Al parecer, la serie de secuestros había disminuido, pero aun seguían sucediendo en aquella pequeña ciudad.
- Ese lugar … parece que han quitado las imágenes de la pareja que hallaron culpables … - comentó un mayordomo quien estaba preparando té.
- Sí … aunque no siempre se pueden confiar en lo que dicen las noticias, parece que los culpables hallados eran realmente inocentes. Además, dicen que desapareció el jefe del DIS de esa ciudad … algunos dicen que fue otra víctima. - agregó otro mayordomo quien era más anciano.
De repente ingresó una sirvienta quien traía la cena, aquella mujer colocó los platos frente a la mesa del muchacho con parche.
- ¡¿Quieren cambiar eso?! El joven señor ha sobrevivido un desastre y ustedes solo colocan ese tipo de noticias.
Los dos mayordomos quedaron con sus cabezas agachadas.
- Suficiente … no se preocupen por cosas como esas. - comentó Liam.
Una sonrisa bastante intimidante se mostró detrás del muchacho, lo que hizo que éste sintiera escalofríos.
Los dos mayordomos quedaron algo intimidados y voltearon la mirada.
- Oh, parece que el pequeño señor está del todo bien para decir algo así, entonces, ¿Por qué no nos cuenta como se le ocurrió escaparse para viajar solo hasta la capital? - comentó la sirvienta con un tono bastante dominante.
Liam parecía encogerse al estar en la presencia de su sirvienta quien parecía su madre.
- ¡Ralph! - exclamó Liam.
- ¡Dígame, mi señor!
- Cámbiale de canal.
- S-Sí, como usted ordene.
Habiéndose todos calmado, el joven señor hizo una pregunta.
- ¿Averiguaron sobre el examen de ingreso de la ARET?
- Sí, señor … será dentro de una semana … parece que la ubicación de este año será diferente. Aquí le entrego las noticias más recientes.
El mayordomo conocido como Ralph le entrego a Liam unos papeles.
- ¿Fuencarral-El Pardo? … una zona bastante extensa … ¿Qué planean hacer? - murmuró Liam.
En otra habitación del hotel donde se hospedaban Aren y Emily, estaba echado un joven en una amplia y esponjosa cama mientras comía algunos snacks viendo la televisión.
- Bueno, tengo una semana de vacaciones y de ahí a buscar chamba.
Posteriormente parecía que la expresión en su rostro cambio a una seriedad inexplicable.
- ¿Sotomayor? Eso dijo Renato … ¿Quiénes son ellos? - murmuró Glen.
Después de pasar un par de minutos pensando, despejó su mente y comenzó a tararear unas palabras.
- Mi primera chamba …