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Chapter 37 - El que Despertó

Caminando algo apresurado por los pasadizos elegantes y bien cuidados de una mansión antigua, iban dos personas quienes conversaban y bromeaban entre ellas como si fueran viejos conocidos.

Llegando hasta una de las habitaciones, frente a una puerta, uno de ellos la abrió sin tocar antes.

¡Oye, Aren! ¿En dónde te habías metido? Pronto comenzaremos con el asado; esta vez le toca a Aarón cocinar. Espero que no se le queme todo como la vez pasada.

¡Oye! Para que lo sepas, tuve un profesor de cocina el año pasado, así que relájate. - comentó la otra persona.

Mientras que estos hablaban, dentro de la habitación había un hombre de cabellos largos y un atuendo formal. Camisa y pantalón, zapatos de vestir y una chaqueta manga cero; por otro lado, su cabello estaba amarrado permitiéndole tener mayor control.

Pasado unos segundos, otras dos personas llegaron a aquella habitación que parecía una pequeña sala de estar bien amoblada, con artículos antiguos, un librero, muebles, sofás entre otras cosas.

D-Discúlpenos, maestro … les dijimos que esperaran, pero cuando nos distrajimos, desaparecieron. - comentó una voz familiar.

Oigan, ¿acaso no podemos ver a nuestro amigo? Además, ya se hace tarde para el almuerzo, ¿no creen? - contestó el varón que tenía un aspecto jovial de cabello oscuro y un saco largo color blanco.

- Primero aprendan modales. - murmuró la otra voz familiar en respuesta.

- ¡¿Qué dijiste?! ¡Podemos arreglar esto afuera, ¿eh?!

- ¡Ya ladraste!

Por otro lado, los dos varones restantes que habían venido comenzaron a conversar.

- Disculpa las molestias.

- No, no se preocupe. Además, no nos hemos visto en más de diez años. Creo que esta reunión será buena para el maestro.

Aquellos hombres sonrieron.

Los dos varones quienes se miraban desafiantemente parecían ser algo serios y se preparaban según sus dichos; sin embargo, una voz los detuvo.

Me da gusto verlos nuevamente, Aarón, Gales. - comentó el hombre de ropas formales quien solo se quedaba viendo por la ventana de la sala que estaba ubicado en el segundo piso.

Estas amables palabras hicieron que todos se calmaran y pusieran sus miradas en aquel solitario hombre.

- Pero la próxima ves avísenme si van venir … les causan problemas a Russel y Jhosep.

Los dos hombres quienes vinieron primero se sintieron algo avergonzados. Uno de ellos habló en compensación.

- Entiendo … si quieres lo botamos a Aarón. - comentó el hombre llamado Gales.

- ¡Oye! Bótate a ti mismo.

Los dos siervos comenzaron a reír al ver como los amigos de su maestro peleaban entre ellos.

Por otro lado, ¿Dónde están Atenea y Hestia? No las he visto desde hace una semana. - preguntó Aren monótonamente.

Esta pregunta hizo que tanto Russel como Jhosep se incomodaran dejándolos en silencio.

… ¿Se lo dices tú o se lo digo yo? - murmuró Russel.

Eso no importa, de igual forma se va a molestar. - contestó Jhosep.

Habiéndose decidido, el sirviente de cabellos blancos habló.

B-Bueno, maestro … ellas dos están … - comentaba Jhosep como si fuera tartamudo.

Todo el resto miraba fijamente a aquel joven incluyendo a Aren quien se había dado un cuarto de vuelta para escuchar la respuesta.

- S-Se fueron a retar al … señor. 

Todos los presentes quedaron algo sorprendidos, pero Aren fue el único que se fastidió un poco.

¿Otra vez? - habló Aarón.

Ha ha … ¿esas chicas realmente piensan que pueden contra ella o solo la quieren fastidiar? - comentó Gales.

Los dos sirvientes no dijeron nada.

¿Qué vez es esta? - preguntó Aren.

… La tercera vez … - respondió Jhosep.

¡¿Qué … la tercera vez?! ¡¿Acaso los paladines permiten esto?! - comentó Gales.

… en este mes. - agregó Jhosep apenado.

Todos los presentes quedaron nuevamente en silencio y miraron a Aren.

El joven suspiró.

- Iré por ellas … no deseo más quejas de los paladines. - dijo Aren.

M-Maestro … nosotros iremos por ellas, no tiene por qué preocuparse. - comentó Russel.

Sin detenerse, Aren habló.

¿Tienen la habilidad suficiente para traerlas? Ciertamente debo ir yo para ofrecer disculpas a causa de ellas.

Yendo el resto del grupo detrás de Aren, salieron de aquella mansión dejando ver un hermoso panorama lleno de vegetación y caminos rupestres; parecía como si el terreno fuera una combinación de la tecnología y la naturaleza en perfecta armonía.

Fuera de la mansión se podía ver el humo de los carbones encendidos y a ciertas personas conversando.

Estaban reunidos en las preparaciones del asado tres personas que al poco rato se dieron cuenta de la llegada de aquel grupo.

- Al fin llegaron … ¿Qué tanto les tomó tiempo? - dijo un hombre anciano, pero con gran musculatura.

- Discúlpanos las molestias, Aren … pensamos darte una sorpresa, pero ya me imagino lo que ese par habrá hecho. - comentó otro hombre mayor con menor musculatura, pero mirada amable.

Solo un hombre de cabello blanco atado con cola de caballo quedó en silencio.

- Es bueno verlos con buena salud, Isaac, Ramón, Mikaela. - saludó el varón a aquel pequeño grupo siendo el último aquel hombre silencioso.

- Sí, es bueno verte. - respondió Mikaela.

Antes de que Aren se retirara a busca a aquel par de mujeres, compartió un momento con los demás y, durante sus conversaciones, se interesó por algo que dijo Gales.

- ¡¿Qué … quieres ser veterinario?! - exclamó Russel.

- Claro, por qué no … ya estoy cansado de tantas batallas en las que he estado … creo que ahora tomaré un descanso.

¡¿Tú … quien es un cazador ahora quiere cuidar a los animales?! - exclamó Aarón.

Oigan … no es que los cace por diversión … además, teniendo ya una familia, debo sentar cabeza. No quiero que ellos se vean perjudicados por mis aventuras.

- Oh, verdad … supuestamente el año pasado te casaste … ¿Por qué no nos invitaste a tu boda? - preguntó Mikaela.

Saben bien que vivo lejos … Además, no sería bueno que muchos sepan mi situación … creo que a nadie de nosotros le sería bueno que supieran alguna debilidad, ¿no es así?

Todos quedaron en silencio entendiendo a lo que se refería.

Y bien … ¿Cómo se llamará tu centro de mascotas? - comentó Aarón con cierto interés.

Es una veterinaria … sirve para ayudar y sanar animales. - comentó Gales algo fastidiado.

Vamos, hombre; no te molestes …

Aquel grupo siguió hablando amenamente entre ellos hasta que de la nada apareció un hombre vestido de ropas oscuras. La apariencia de aquel varón era deslumbrante y parecía estar en sus 30 años.

Todos en el grupo reconocieron de donde venía y a donde iba. Aquel varón saludó a todos y luego se acercó con un saludo solemne y honroso a Aren.

Me retiraré por el momento … disfruten su estancia. - comentó Aren.

Antes de irse, aquel grupo habló.

- Te esperamos … no te tardes mucho.

El joven sonrió levemente al escuchar aquellas palabras. La imagen que quedó impregnada en sus ojos fue la de aquellos siete varones que parecían ser grandes amigos, como hermanos.

 

- Aren, despierta. - una voz de una mujer interrumpió en la mente oscurecida del joven.

- Aren, despierta. - nuevamente se volvió a escuchar la voz.

De repente, el varón abrió sus ojos y al ver a sus alrededores notó que estaba en un bus con algunas personas, y, a su costado, estaba una joven mujer de cabellos rubios ondulados; quien parecía estar llamando.

Sin embargo, Aren reconoció que la voz que había escuchado era diferente a la voz de la mujer de a su lado.

«¿Un … sueño?» pensó Aren mientras se despertaba.

Será mejor que despiertes … en diez minutos llegamos a la estación. - comentó Emily.

Aquel bus ya había llegado a la capital y, con esto, su objetivo estaba más cerca de ser cumplido.