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Chapter 32 - La Decisión del Albino

Las penetrantes miradas solo dejaban como única opción a aquel joven de cabellos blancos y ojos escarlatas. Por tanto, el muchacho comenzó a hablar.

Mi vida no ha sido algo tan pesado como el de Renato … a diferencia, tuve una tranquila infancia, mis abuelos y padres siguen vivos, tengo hermanos mayores y menores … pero había algo que no cuadraba en todo esto. 

- ¿? … Oye … encima de que tienes a una familia numerosa, ¿de qué te quejas? - comentó Glen.

No es eso … sino que es acerca de mi padre y el nacimiento de mis hermanos.

Todos comenzaron a prestar un poco más de interés a lo que decía el joven albino.

 

En la ciudad de Roma, hubo un héroe o así era como los ciudadanos veían a un joven adulto que había logrado ciertas hazañas en el deporte y, posteriormente, en temas políticos.

A la vista de muchos, aquel hombre era intachable, de buen carácter, solidario, empático, carismático y más calificativos que solo hacían que aumentara su popularidad y, realmente, aquel varón no era solo de apariencias, sino que actuaba bajo sus principios y valores.

Sin embargo, como ya se ha dicho, nadie es perfecto. La debilidad de aquel hombre era una muy común para su género: las mujeres.

Aquel hombre, a sus 27 años de edad, se enamoró y casó con una joven mujer dos años menor que él. Fruto de su amor nació una hermosa bebe quien llamaron Alexa. Durante los dos primeros años, la vida de aquella familia fue bendecida; sin embargo, debido a que el esposo tenía deberes con su ciudad, muchas veces no volvía a casa.

Al poco tiempo, se escucharon rumores de una mujer de unos 22 años embarazada, supuestamente era por aquel varón, pues esta mujer era su secretaria y quien pasaba más tiempo con él.

La esposa al enterarse de eso cayó en gran tristeza y decepción; la discusión entre la pareja fue tratada discretamente para no manchar la reputación de aquel hombre. Finalmente llegaron al divorcio y el entonces esposo se casó con aquella joven mujer que embarazó teniendo una hija a quien llamaron Violeta.

Pero, como si el error se cometiera una y otra vez, aquel hombre tuvo hijos con otras mujeres. En un reportaje que le hicieron, le preguntaron la razón de esto a lo que él respondió: Mi amor no es solo para una mujer.

Inesperadamente, la segunda esposa no pidió el divorcio ni se separó de él, sino que calladamente parecía soportar el dolor y sufrimiento, pues ella reconocía más que nadie quien era el tipo con que se metió.

El número de hijos fueron alrededor de seis niñas y dos varones. Cuando el hombre notó esto, se preocupó por el hecho de que hayan nacido más mujeres que varones, pues vino a él un nefasto pensamiento.

Cuando mis hijas se vayan de la casa encontrando pareja, ¿les pasará lo mismo que a sus madres? ¿Ellas pagarán lo que yo les hice a sus madres?

Finalmente, aquel varón intentó reunirse con todas sus mujeres con quienes había tenido hijos y, como si estuviera arrepentido, pidió ser una familia unida. Sin embargo, tendría que alimentar a seis mujeres y ocho niños pensaba él, pero el verdadero problema era que las mujeres parecían no llevarse bien entre ellas, sobre todo la que fue la primera esposa ya que veía con gran desagrado a las demás y aún más a la segunda mujer.

No obstante, esos momentos eran tiempos difíciles para Italia económicamente; por tanto, las mujeres quienes no tenían ingresos suficientes para ellas ni para sus hijos aceptaron disgustadas.

Pasaron unos cuantos años y, aunque al principio fue algo difícil acostumbrarse a aquel estilo de vida, las mujeres pudieron notar como sus hijos comenzaban a relacionarse formando un sentimiento de hermandad entre ellos y ciertamente eran hermanos de sangre, al menos por su lado paterno.

Las mujeres quienes no hablaban entre ellas se conmovieron al ver tal escena y, por sus hijos, trataron de llevarse bien entre ellas.

Pasado los tiempos difíciles, las mujeres vieron crecer a sus hijos y afortunadamente, quien era el esposo, no había tenido algún otro hijo o escandalo similar a este, pues las mujeres decidieron turnarse para satisfacer sus necesidades, de manera que el varón no se viera tentado por otras mujeres.

Sin embargo, desde el punto de vista de uno de los hijos, algo extraño sucedía. Un día vio como su hermano mayor, el otro varón, salía en las noches con una de sus hermanas. Esto se volvió algo recurrente y al preguntar sobre esto, aquel hermano mayor advirtió que no se lo dijera a nadie y que no se metiera en el asunto.

Un día el joven fue a preguntar a aquella hermana, pero avergonzada no respondió y tan solo le dio una mirada agresiva. Esto afectó de gran manera al muchacho, pues aquella hermana era alguien muy preciada para él. Pasaron algunos meses, cuando en una noche, el hermano menor, único quien tenía cabellos blancos y un semblante algo afeminado por haber crecido en un entorno lleno de mujeres, salió detrás de la pareja de hermanos.

Discretamente los siguió por las calles, las avenidas y las plazas no notando nada extraño, pues este par estaban solo conversando durante todo el trayecto. Sin embargo, antes de suspirar con alivio, el joven vio como ambos se retiraron del lugar, dirigiéndose a un hotel.

El joven albino quien ya tenía la suficiente edad para reconocer el bien del mal fue perturbado en sus pensamientos. Aquel joven los siguió a aquel establecimiento donde entraban algunas parejas cada cierto tiempo.

Al ingresar, trató de escabullirse y pasar de largo por la recepción sin que nadie lo notara. Pero el joven no había tenido en cuenta las cámaras de vigilancia.

El muchacho trató de seguirle los pasos a aquella pareja y, mientras más se adentraba, podía escuchar extraños sonidos; gemidos y ciertas palabras que no había escuchado antes. Habiendo caminado por un tiempo, el varón notó un sonido familiar, era el gemido de una mujer quien reconocía su voz.

Al tratar de saber qué habitación era, el joven notó que la puerta estaba mal cerrada y, al ver discretamente lo que sucedía, pudo notar una perturbadora escena.

Sus dos hermanos estaban teniendo relaciones como si se tratara de bestias apareándose; sin embargo, lo duro no fue eso, sino que lo que escucho decir de ambos fue lo que le dolió en su corazón.

El hermano mayor mencionaba como su hermana era solo su juguete y, a la vez, la mujer lo afirmaba mientras gemía intensamente. Luego, el varón habló acerca de cómo su hermano menor estaba atraído por ella y que eso hacía que se excitara más. Además, mencionaba de cierto favoritismo que tenía su padre sobre aquel menor. La mujer trataba de no responder a esas provocaciones; sin embargo, el varón hablaba más y más.

Hasta que llegó el punto en que la mujer perdió razones y también comenzó a afirmar que le excitaba saber que era querida por su hermano menor mientras que era tomada por el mayor.

De alguna forma, esto rompió el corazón del joven. Y como si fuera escuchado, la aparición de ciertos hombres detrás del muchacho que veía todo mientras lloraba hizo que este se atemorizara abriendo la puerta.

La pareja que se encontraba dentro quedó sorprendida de que alguien hubiera entrado. Al ver quien era, pues aquellos hombres quien tomaron al muchacho le recriminaban el que haya entrado sin permiso hicieron que la pareja pudiera saber de quien se trataba, se sorprendieron de ver a su hermano menor.

Aunque la hermana al verlo quedó impactada y avergonzada, el hermano mayor sonrió burlonamente con una expresión de orgullo y soberbia al verlo mientras abrazada a su hermana como si fuera de su propiedad. A los segundos algunos 'clientes' comenzaban a escuchar lo que sucedía y salieron de sus habitaciones.

Al niño lo lanzaron a las calles amenazándole que no entrara. A esa hora, la lluvia comenzó a caer y el niño no regresó a su casa esa noche.

Siendo de mañana del siguiente día, aquella pareja ya había regresado a su hogar. No obstante, quedaron extrañados de la presencia de su padre en el hogar quien parecía algo angustiado y enojado.

Aquel varón preguntó dónde habían estado, lo cual el hermano mayor respondió vacilantemente y la hermana quedó en silencio. Pero, como si no fuera de importancia, el padre cambió su pregunta ¿Dónde está Daniel?

Esta pregunta lo hizo con gran preocupación y seriedad; el hermano mayor pareció algo frustrado al ver como su padre le daba mayor importancia a uno de ellos que a los dos frente a él.

"No lo sé … no soy su guardaespalda" fue lo que respondió el hermano mayor. Sin embargo, el padre mencionó que las cámaras de seguridad de la casa vieron como Daniel había seguido a ambos hermanos la noche pasada.

Pero, aunque preguntara nuevamente, ciertamente aquel par no sabían de su paradero desde anoche en el hotel. Pasaron las horas y las demás hermanas junto con sus madres se preocupaban más; sobre todo quien era la cuarta mujer, pues aquel niño era su hijo.

La hermana quien fue atrapado por su hermano menor en aquel acto parecía arrepentida y grandemente preocupada por el paradero de Daniel; aquella mujer, cerca de unos 17 años, la segunda hija, estaba en la puerta barriendo por orden de su padre que no permitió que hablara con nadie mientras que éste trataba de encontrar el paradero de su menor hijo varón.

Cerca de una media hora, la joven muchacha quien barrían vio la silueta de un hombre que se acercaba a la casa, aquella silueta mostró que era su hermano menor quien venía caminando todo mojado con sus zapatos lleno de barro.

La hermana se llenó de alivió, y fue corriendo hacia él para abrazarlo y preguntar dónde había estado. Sin embargo, el niño quien siempre había sido gentil y dulce rechazó con un manotazo el abrazo de su querida hermana.

La sorpresa llenó el corazón de la joven y unas palabras hicieron que tuviera miedo.

"No me toques. Me das asco."

Aquellas palabras hicieron que la muchacha se congelara mientras que el niño seguía su camino hacia la entrada. Las cámaras identificaron su llegada, pero antes de que el resto fuera a recibirlo, el hermano mayor quien se preocupaba de su hermana y no del pequeño, fue, en contra de las órdenes de su padre, a ver a su hermana.

Pero lo que él vio fue como Daniel ingresaba. Como si no estuviera arrepentido ni tuviera remordimiento alguno, el varón se acercó a él y trató de amenazarlo que no dijera nada, pero, aquel niño, solo respondió.

"Púdrete."

Esto nunca fue escuchado de su boca hasta aquel momento, pero en vez de sorprenderse, el varón lo golpeó con un puñetazo en el rostro con gran enojo.

Y, antes de que pudiera hacer algo más, el padre junto con sus esposas e hijas estaban en la escena donde vieron lo que hizo el hermano mayor. Para esto, el padre con gran enojo le dio un puñetazo en el rostro de su hijo mayor, pero no se detuvo, sino que comenzó a golpearlo más.

Las niñas comenzaron a asustarse mientras que las mujeres pedían que se detenga, pero, aunque la madre del varón trataba de detener a su esposo. Éste seguía sin desánimo asestándole golpes a su hijo.

Solo una voz quien lo detuvo fue la de su hijo menor.

"Detente … acaso crees que, golpeándolo, podrás borrar tu error." Dijo Daniel indiferentemente. Estas palabras retumbaron en todo el ser del padre.

"Hijo … ¿Qué …? " antes de poder de terminar su dicho, el hijo menor contestó. "Si quieres saber lo que sucedió ayer, pregúntales a ellos. Yo no diré nada."

Aquel momento, el niño se fue a su habitación quedándose solo mientras que el resto de la familia trataron de arreglar este asunto.

Al día siguiente, el niño entró al cuarto de oficina de su padre junto con una mochila y una reliquia familiar, un cuchillo irregular de color negro.

La declaración del niño que tenía en ese momento 14 años fueron definitivas "Me voy. Ya no hay razón para quedarme aquí."

El padre quedó impactado por tales palabras, pero, inesperadamente no lo detuvo, sino que trató de darle algunos víveres y dinero para donde sea que su hijo fuera.

"Ya no requiero nada de aquí … tengo todo lo que necesito." Comentó al hacer referencia en la ropa que vestía, su mochila y aquella cuchilla que sostenía en su mano izquierda.

En ese momento, el niño se retiró sin avisar a su madre; y lo último que escuchó decir a su padre fue "Lo siento."

El niño quedó congelado por un tiempo al escuchar esto y su respuesta fue "Sí … yo también espero perdonarte algún día."

El niño se fue de la casa siendo muy temprano y siendo únicamente visto por su arrepentida hermana mayor.

Todos los presentes se quedaron estupefactos al escuchar dicha historia. Aunque uno de ellos rompió el hielo.

Entonces … ¿Cómo fue que aprendiste español? - preguntó Glen mientras comía su snack.

… Tutoriales de YouTube.

Ya veo … - dijo Glen.

Sí que sabes arruinar el ambiente, eh. - comentó Renato.

- Para, me sonrojas.