- Nadie en la escuela se llegó a dar cuenta?, un maestro tal vez?. - Pregunto algo desesperado.
- Mariana, como alguna vez la viste. Siempre iba muy bien cubierta para tapar todo, aunque una vez yo misma le dije a uno de los maestros y le mostré los golpes a pesar de que Mariana podía volver a enojarse conmigo, pero este no hizo nada y creo que su silencio fue comprado después, porque siempre convencía a los demás maestros, de que Mariana tenía problemas mentales o algo así. - Me dice Gwen, dejándome ver que aún le molesta la situación.
- Ahora entiendo porque era tan tímida y poco sociable, porque siempre huía cuando alguien intentaba acercársele, incluido yo. Porque siempre usaba ropa tan abrigada así fuera verano e hiciera un calor de los mil demonios. - Comento en voz baja, pero Gwen puede escucharme.
- Ahora entiendes porque estoy completamente segura de que ella no se pudo haber ido con nadie el día en que murió como lo afirma esa mentirosa. Esa es otra cosa que nunca comprendí y sigo sin comprender... porque Virginia Hazzard odiaba tanto a Mariana y lo sigue haciendo hasta el día de hoy?...
- Virginia le hacía la vida imposible a Mariana y la odia por mi culpa. - Le digo completamente serio y abrumado por todo lo que sé ahora de la vida de Mariana.
- Cómo qué por tú culpa?, tú qué tienes que ver ahí?. - Me pregunta Gwen muy sorprendida e interesada por mi comentario.
- Porque estoy completamente seguro de que ella se dio cuenta de que yo estaba tratando de acercarme a Mariana porque yo estaba enamorado de ella a pesar de que realmente nunca llegué a conocerla, ni me pude realmente acercar a ella... - Le respondo con una media sonrisa amarga en mi rostro.
- Tú estabas enamorado de Mariana?. - Me pregunta totalmente sorprendida, abriendo sus ojos como platos y colocando sus manos en la boca.
- Como un idiota...
- Pues déjame decirte que tienes muy buen gusto, porque a pesar de que verdaderamente no tuviste mucho contacto con ella, ella era hermosa y se hacía querer de inmediato por su dulzura, delicadeza y amabilidad, a pesar de que la gente no fuera con ella de la misma forma. Así que no te culpo y ahora entiendo por qué Virginia Hazzard hacia lo que hacía. - Mientras ella habla, yo solo la miro en completo silencio.
- Sabes... no sé si esto te sirva de consuelo, pero tú le gustabas mucho a ella. Creo que también estaba enamorada de ti, lo sé por la forma como se ponía cada vez que te veía. Ella sonreía muy poco y cuando ella te veía, no podía evitar hacerlo y se quedaba mirándote como una boba sin que te dieras cuenta porque ella pensaba que tú eras alguien inalcanzable para alguien como ella. - Yo solo observo a Gwen aún en silencio sin poder creer lo que ella me está diciendo porque yo nunca me di cuenta de eso.
- En efecto... no sé si lo que me dices sea un consuelo para mí... De todas maneras, gracias Gwen por decirme todo esto. Es muy importante para mí saberlo, ya que habían muchas preguntas que ahora tienen una respuesta pero que aun así, no me hacen sentir mejor. Al contrario, ahora tengo que cargar con la culpa de que no pude hacer nada para ayudarla y protegerla...
- Christofer, no lo hagas, no te culpes por cosas que no podías haber sabido. Mejor quédate, con que le diste una ilusión y que fuiste su primer y único amor, así haya sido algo lejano.
- Igual, eso no me hace sentir mejor Gwen, pero gracias... - Le digo al levantarme de la mesa.
- Casi no comiste pero sé la razón, lo siento por dañarte el almuerzo. - Me dice Gwen algo apenada.
- Pues si vamos a eso, tú tampoco comiste mucho. - Le digo al sacar mi billetera para pagar la cuenta.
- No, es cortesía de la casa. - Me dice al ver lo que intento hacer y como veo que está decidida, lo dejo así y guardo nuevamente mi cartera en mi bolsillo.
- Gracias, por todo... - Le digo y ella asiente la cabeza sin decir nada más.
- Sabes Gwen... el día que ella murió, le iba a decir que la amaba y le iba a pedir que fuera mi novia...
Antes de girarme para irme, puedo ver que las lágrimas comienzan a salir de sus ojos y de inmediato me voy del lugar sin decir nada más.
En cuanto me subo a mi auto, la frustración, la rabia y la impotencia, se hacen presentes, haciendo que finalmente grite dentro de mi auto con todas las fuerzas que tengo y a la vez golpeando el volante con lo que me queda, sin poder evitar llorar por la ira y el desconsuelo que siento.
Después de que pasa algún tiempo y logro tranquilizarme, observo el horizonte y me doy cuenta de que es algo tarde porque ya está comenzando a anochecer. De inmediato pienso que no quiero ir a mi casa, ya que no quiero ver a nadie ni decir nada, ni mucho menos dar alguna explicación de lo que sucede y mientras mi mente divaga un poco, me doy cuenta de que solo hay un lugar en el que podría estar y con quien quiero estar en este momento. Así que enciendo el auto y conduzco hacia allá lo más rápido que puedo y al llegar, parqueo en la zona de visitas, luego avanzo hacia la entrada, me hago anunciar y la espera se me hace eterna, pero me alegro cuando me dejan pasar. Subo al elevador, llego al piso, toco el timbre y en cuanto me abren y veo sus hermosos ojos, sin pensar en nada más, me abalanzo para abrazarla con todas mis fuerzas.
- Qué sucede Christofer?. - Me pregunta Stefania algo preocupada mientras la tengo abrazada.
Yo solo me quedo en silencio mientras me aferro más a ella y sin poder evitar que salgan de mis ojos nuevamente, algunas lágrimas.
- Ya, ya... todo va a estar bien. - Me dice al darme unas pequeñas palmaditas en la espalda para tranquilizarme como si fuera un niño pequeño.
No sé cuantos minutos llevamos estando así, pero me ayuda a calmarme poco a poco.
- Ven, te voy a preparar un té. - Me dice Stefania cuando suavizo mi agarre y ella puede soltarse un poco para guiarme hasta uno de los sofás de la sala.
- Dastan... - Escucho que llama a su perro, el cual de inmediato se sube al sofá y se echa en mis piernas una vez que ya estoy sentado, por lo que automáticamente comienzo a acariciarlo una y otra vez, hasta que comienzo a recuperar un poco mi cordura. Me quedo quieto y en completo silencio mientras escucho ruidos que provienen de la cocina al mismo tiempo que acaricio a Dastan.
- Esto te va a ayudar a que te tranquilices un poco. - Me dice Stefania al llegar a mi lado con una taza en la mano, la cual supongo que está llena de té.
- Gracias... - Le contesto en un susurro y al recibirle la taza con el té.
- Quieres decirme qué te ocurre?. - Me pregunta de nuevo Stefania preocupada.
Sin pronunciar alguna palabra, me giro para observarla y cuando abro mi boca para hablarle o decirle algo, las palabras no me salen.
- No te preocupes, cuando puedas, quieras o te sientas mejor me lo puedes decir, siempre y cuando tú te sientas preparado y seguro de hacerlo. - Me dice de una manera muy amable y comprensible mientras me sonríe con dulzura y yo se lo agradezco con el alma.
- Tómatelo antes de que se enfríe. - Luego me dice al dirigirse hacia el té.
Después de unos minutos más, su celular comienza a sonar para romper el silencio que había hasta hace unos momentos en el lugar y entre nosotros, un silencio que para nada era incomodo.
- Discúlpame... - Me dice al levantarse del sofá para caminar a un lugar más alejado de mi para contestar su llamada.
Mientras la veo hablar por su celular a algunos metros de mí, no puedo evitar volver a sumergirme en mis pensamientos y pensar de nuevo en Mariana y en todo el infierno que tuvo que vivir prácticamente sola, sin que nadie la defendiera y aunque Gwen me dijo que no me sintiera culpable, no puedo dejar de hacerlo porque yo debí haberme dado cuenta que su forma de actuar no era del todo normal, por lo que debí de haber investigado y haberla ayudado a salir de ese maldito infierno en el que vivía.
Además, también está la mentira que Virginia me quiso hacer creer durante años y aunque nunca la creí o intente no creerla, si deje que sembrara una duda en mi por momentos y eso no me lo puedo perdonar tampoco, y con todo lo que sé ahora, en este preciso momento tengo más que claro que odio completamente a Virginia y que nunca podré perdonarle su infamia.
De repente, comienzo a sentir un poco de frio en mis piernas, así que mi mente vuelve a la realidad nuevamente para darme cuenta de que Dastan ya no está echado sobre ellas, por lo que rápidamente lo busco y luego me doy cuenta de que esta en la cocina con Stefania porque le está dando de comer mientras hace otras cosas.
- Quieres cenar Christofer?. - Me pregunta al salir de la cocina junto a Dastan, quien vuelve a acercarse con un juguete en el hocico.
- No, gracias... - Le contesto sin ningún ánimo.
- mmm... pues que lástima porque no es por nada, pero los canelones rellenos de camarones me quedaron deliciosos. - Me dice al hacer un pequeño gesto como si fuera una niña pequeña, el cual me parece gracioso y no puedo evitar sonreírme.
- Acaso, tú sabes cocinar?. - No puedo evitar preguntarle algo interesado.
- Y bastante bien, pero como no quieres cenar, pues aún no podrás saberlo. - Me responde mientras se cruza de brazos.
- Después de la manera en que invadí tú casa y aún lo sigo haciendo, pues sería de mi parte una total grosería si te dejo con la comida hecha. - Le digo sin poder evitar sentir ternura por todas sus consideraciones y porque intenta hacerme sentir mejor sin saber nada.
- Perfecto, ya mismo sirvo la comida. - Me contesta muy feliz y luego sale hacia la cocina nuevamente y yo me siento un poco mejor al verla contenta por algo tan insignificante.
Mientras comemos en silencio, no puedo dejar de pensar que la comida está realmente deliciosa y que estoy gratamente sorprendido con sus dotes culinarias. Hace mucho tiempo que no había comido unos canelones tan deliciosos como estos.
- Quieres más? . - Me pregunta Stefania sacándome de mis pensamientos.
- No, muchas gracias, ya con los tres platos que me acabo de comer, son más que suficientes y de verdad que me dejas muy sorprendido. Cocinas muy bien. - Le digo al tirarme hacia atrás para apoyar mi espalda en el espaldar de la silla totalmente satisfecho.
- Te dije que soy bastante buena y me alegra que te haya gustado, se veía que tenías hambre y con lo que acabo de ver, supongo que llevabas muchas horas sin comer algo. - Me dice algo preocupada, luego ella comienza a levantar los platos por lo que yo de inmediato, también comienzo a ayudarle.
Después de terminar de lavar los platos y arreglar la cocina, tomamos asiento en los sofás de la sala.
- Bueno... y qué quieres hacer?. - Me pregunta tomándome por sorpresa.
- La verdad, no sé. - Le respondo.
- Bueno… pues yo voy a ver mi drama chino, si quieres puedes acompañarme. - Me dice al encender la televisión.
- No sabía que te gustan ese tipo de programas. - Le comento.
- Si y mucho.
- Ponla entonces. - Es lo único que le digo al acomodarme en el sofá.
La verdad, es que la trama del drama está bastante interesante, pero también hay momentos en lo que me desconecto porque no puedo dejar de pensar en Mariana cuando en la serie puedo ver la soledad y el sufrimiento de la protagonista, lo que hace que me deprima un poco más. Hasta que en un determinado momento, mi cansancio mental me pasa factura y me quedo completamente dormido.