—La Llama se demoró —observando a Kieran con interés apagado. Aún así, un deseo más profundo brotaba de sus vacías cuencas.
—Un anhelo melancólico emanaba de su mirada mientras percibía indicios de un poder afín latente bajo la superficie de Kieran, contenido por un cerrojo ineludible —odiaba esa restricción, pues le parecía muy similar a la suya, solo que mucho más débil en comparación. —La fuerza necesaria para contener a un Dios —incluso sus fragmentos Caídos y Rotos— era inimaginable.
—En silencio, la Llama continuó observando las acciones actuales de Kieran. —Su voz era atípicamente silenciosa, pero sus pensamientos y ambiciones corrían con una alacridad ardiente. Avaricia y aspiración se unían mientras la Llama observaba a Kieran cortar su palma y esperar el inicio del torrente de sangre.