Un silencio entre Kieran y el Heredero Sagrado se produjo.
No había relación alguna entre ellos, sin embargo, Kieran pidió ayuda. No era del todo impensable, después de todo. Cada Heredero entendía que llegaría el momento en el que se verían obligados a trabajar como uno solo.
Aun así, por lo que Kieran había podido recopilar sobre la personalidad del Heredero Sagrado, ella no parecía ser una persona dispuesta a prestar ayuda desinteresada. Ya lo había dicho antes: sus necesidades individuales tenían prioridad cuando se trataba de ella o de otros.
Pero, esta no era una situación que pudieran desentrañar solos. Requería trabajo en equipo y esa comprensión se hacía cada vez más clara conforme Kieran permanecía más tiempo dentro de la Prueba.
El incidente con el Bloodwight fue el catalizador más grave de su comprensión actual. Podría llevar la carga más pesada, pero era una tarea compartida.