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La orden fue una sorpresa, pero fue un duro recordatorio de su situación desesperada. Un paso en falso y estaría cayendo más allá del Puente Harapiento y hacia el negro y aparentemente infinito abismo debajo.
Una rápida mirada inspiró un terror absoluto.
La mente de Kieran lo gritaba, dándole una idea de por qué se le llamaba la Noche Gritante. Los sentimientos de terror y desesperanza que evocaba se convertían en gritos ineludibles que resonaban sin cesar hasta desgastar la mente.
—Ignóralo…
Kieran respiró y evaluó la situación antes de considerar qué podía hacer. Las Escalas Avanzadas de Equilibrio se agitaban y los engranajes en su mente trabajaban incansablemente para producir otro curso viable de acción.