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La Llama inundó las venas de Kieran en un torrente imparable.
Con todos los Sin Voz tan cerca en proximidad, no había nada que actuara como un disuasivo contra el violento impulso de la Llama.
Los Sin Voz ya no podían contener a esta bestia desenfrenada, al igual que Kieran ya no podía mantener a raya a la Llama. Eruptó con el impulso acumulado y comprimido durante meses de encarcelamiento.
Sin obstáculos y emocionada por ser libre, se desató a través de las venas de Kieran y empapó su mente en una marea asesina. Pero dentro de esas emociones salvajes estaba el deseo de ser libre, como si la Llama continuara insatisfecha.
Esas emociones impregnaron la mente de Kieran y usurparon primero su desafío. Aunque la Llama se había liberado de la prisión mística forjada para mantenerla a raya, el desafío de Kieran no se había destrozado.