Todo sobre Gregory Nicholls hablaba de un individuo rapaz y no confiable. Su avaricia y glotonería no tenían fin, evidencia de ello era su abdomen abultado y su cuello flácido. Hacía que pareciera que estaba gorgoteando sus palabras.
Un insaciable gourmand de muchos vicios.
Aunque desagradable, su habilidad con los números y su capacidad para mantener en marcha un negocio de usura habían sido probados y eran verdaderos.
Los nombres con los que interactuaba eran fieros, insidiosos y vengativos. Le habrían despellejado la grasa del músculo al más leve indicio de que les estaba haciendo algo mal en sus negocios ya de por sí... cuestionables.
Gregory dio la bienvenida al trío en su oficina, donde costosos objetos de colección colgaban en las paredes y se asentaban sobre estantes dorados, con una capa exterior cubierta por un metal delgado y ornamentado. El dorado se parecía al oro, pero presentaba ligeras diferencias.
