Unos segundos después y durante el conflicto, los pensamientos de Allan viajaron a un lugar extremo, cargado de culpa, miedo y decepción. Sumido en sus pensamientos, perdió el control de muchas funciones corporales, su ansiedad se elevó hasta un ataque de pánico, erosionando su claridad.
La pelea ante él hacía que el mundo pareciera estar presionando su pecho, haciendo la respiración imposible.
Esa incapacidad condujo a pensamientos en espiral.
Afortunadamente, el peor resultado no había sucedido.
Kieran y su séquito se mantuvieron relativamente bien sin sufrir lesiones extensas, intensivas o dañinas para su carrera.
—Va a estar bien. Va a estar bien. Es mi culpa... pero va a estar bien. Esto es solo un contratiempo menor.
Allan se repetía esto en un estado de angustia. Se culpaba a sí mismo por su falta de confirmación. Debería haber investigado la entrevista en detalle, asegurándose de que el contenido y los invitados fueran de su agrado y sin conflictos.