—En el momento en que Kieran cruzó el portal de piedra, sus ojos se abrieron y su mente se expandió y se asombró por lo que vio.
Dos colinas masivas cubiertas de vida verdeante enmarcaban aguas cristalinas con un resplandor místico de un azul claro, extendiéndose tan lejos como Kieran podía ver.
Al mirar hacia abajo, Kieran sintió como si el agua no fuera exclusivamente agua. Era difícil describirlo, pero tenía la sensación de que esas aguas eran responsables del refugio seguro tras esa misteriosa puerta de piedra.
—Comparado con la oscuridad del otro lado, puedo entender por qué Illiueta afirmó que los Wykins estaban contentos. Han creado algo verdaderamente maravilloso. Aunque, eso no disminuye el hecho de que estén confinados a un área de la que nunca se mueven —se dijo Kieran a sí mismo, tomando un pequeño guijarro.
Lanzó el guijarro hacia las aguas a unos metros y observó cómo primero flotaba antes de pasar a través del agua como gelatina licuada.
