—Entonces, ¿quieres que nos vayamos con... eso? —preguntó Aiden mientras miraba el estado de ambos caballos.
No parecían ni siquiera saludables.
—¿No te gustan? Incluso hice un esfuerzo por ti —dijo Mia encogiéndose de hombros. No podía entender qué estaba mal, siempre andaba en caballo.
Al darse cuenta de que ella hablaba en serio, Aiden no tuvo más remedio que aceptar que iba a viajar con ella usando esos dos caballos. Después de todo, ella era su guía, Aiden la necesitaba en ese momento.
—¡Claro! ¡Se ve genial! —exclamó Aiden mientras forzaba una sonrisa en su rostro.
La verdad era que Aiden nunca había montado un caballo, ya que en la Tierra los coches los habían reemplazado hace mucho tiempo. Esa era la razón principal por la que Aiden actuaba así.
—Hmm, en realidad, ¿puedo decirte algo?
—Claro, ¿qué es? —preguntó Mia mientras saltaba sobre el lomo del caballo sin perder tiempo.
—Bueno... la verdad es que nunca he montado un caballo —dijo Aiden.