—Las imágenes que había tenido en su mente desaparecieron, los gritos aullando y silbando, sus alaridos resonando en sus oídos. —Gahrye jadeó por el dolor de la herida en su rodilla, pero parpadeó cuando la sensación de toda esa resistencia que le había mantenido moviéndose tan lentamente simplemente se desvaneció. De repente, pudo pensar. Pudo ver.
—Pudo correr. —Las voces amenazaban. Le llamaban. Tomarían su vida. Tomarían la de Kalle… Pero él se impulsó sobre sus pies y corrió, esforzándose, empujándose al límite de su fuerza y velocidad.
—Ella no puede ser tuya sin nosotros. —"Nunca serás su dueño excepto a través de nosotros…"
…Gahrye se estremeció y Kalle le acarició el rostro.
—¿Qué es? —Lo que era, era el terror que había sentido desde aquel momento en que iba a perderla, un terror que era mucho más agudo ahora que la conocía, ahora que la había tenido.
—Pero no podía cargarla con eso. —No cuando él pensaba que sabía la verdadera respuesta que necesitaban.