Lerrin
Minutos más tarde, rodeado de lobos en un silencio atónito, Lerrin había vuelto a su forma humana, jadeante, de pie sobre el cadáver ya frío de Craye. Y de repente todo se había vuelto claro.
Había solo una manera de terminar esto. Y debería haberla usado desde el principio. Su padre debería haberla usado. Era justo y verdadero. Era cómo los Anima evitaban la guerra.
Y probablemente sería su fin.
Lerrin alzó la vista en busca de Suhle. La encontró, todavía de pie frente a las aves, sus ojos enormemente abiertos por la sorpresa cada vez que miraba a Craye o a los cuerpos de Asta. Pero ella no se apartaba de ellos.
Cuando Lerrin la vio mirándolo, ella asintió y se puso una mano en el corazón.
—Gracias —le transmitió.