Mientras Aldrich se alejaba, decidido a cumplir su deber de informar al rey, Aria, aún recuperando el aliento, fijó su mirada en Alex. A pesar de la evidente fatiga que marcaba su rostro, sus ojos ardían con una determinación inquebrantable. "Antes de que partamos, Alex, quisiera una práctica más contigo," dijo con firmeza, su voz revelando el intenso deseo de superarse. La impresionante batalla de empate entre Aldrich y Alex había encendido en ella una chispa de ambición, una necesidad de probarse a sí misma.
A medida que comenzaban su enfrentamiento, el fuego que rodeaba a Aria se intensificaba, cada movimiento suyo impulsado por llamas que potenciaban sus ataques. Alex, enfrentándose a esta feroz adversaria, podía sentir el calor de las llamas al luchar contra ella, un calor que le recordaba los vientos controlados por su mentor, Eldor. La batalla entre ellos fue feroz y reveladora, culminando en una victoria sorprendente para Aria. Su habilidad para manipular el fuego, superando el cansancio físico, dejó a Alex maravillado y lleno de preguntas.
Mientras se dirigían a descansar y tomar algo en un bar local, Alex, impulsado por la curiosidad, preguntó sobre el origen del impresionante dominio del fuego de Aria. "Es un poder que he desarrollado durante mis prácticas en la torre mágica, al este de la capital. Allí, entre magos, aprendí a materializar mi elemento, potenciando mis habilidades," explicó Aria, sus palabras revelando un mundo de posibilidades mágicas y entrenamiento intensivo.
En otro lugar, dentro de los confines del castillo, Aldrich se encontraba ante el rey, compartiendo sus observaciones sobre el progreso de Aria. "Mejora día con día, pero aún me preocupa si será suficientemente fuerte para enfrentarse al rey demonio. Aún no ha hecho su presencia, y temo de que Aria solo un tapiz para mantener la esperanza del pueblo como heroína no sea lo suficientemente fuerte llegado el momento de enfrentar al rey demonio," expresó con una mezcla de respeto y perocupación.
La conversación tomó un giro cuando el rey León planteó una pregunta inesperada, especulando sobre la posibilidad de que el verdadero héroe hubiera sobrevivido y si Alex podría ser esa persona. Aldrich, reflexivo, admitió su incertidumbre. "Es difícil decirlo. La batalla que tuve con él mostró su potencial, pero también sus limitaciones. No pudo materializar completamente su aura, y aunque logramos un empate, siento que podría haberlo superado si hubiera utilizado todo mi poder," confesó, revelando sus dudas sobre la verdadera naturaleza de Alex y su papel en la lucha que se avecinaba.
Mientras la noche envolvía al reino, las palabras de Aldrich dejaban en el aire preguntas sin respuesta, tejiendo aún más el misterio sobre el destino de los verdaderos héroes y el papel que cada uno jugaría en la batalla contra las sombras que amenazaban su mundo.