Tras escuchar el relato de los horrores sucedidos en el pueblo y las sospechas sobre Thalrion, el rey sintió la urgencia de tomar medidas más drásticas. La amenaza que representaba un traidor transformado en un ser demoníaco era demasiado grande para ser ignorada. Con un semblante grave, marcado por las arrugas de preocupación y el peso de la corona, el rey convocó a Aria y Alex a su presencia.
Rey: "La situación es más grave de lo que imaginábamos. No podemos permitir que la oscuridad se extienda sin control. Alex, he decidido que debes fortalecerte, aprender a materializar tu aura como lo hacen Aria y Aldrich. Para ello, te enviaré a la Torre de los Magos."
Alex: "¿La Torre de los Magos, mi señor?"
Rey: "Sí. Allí, el jefe de la torre, un mago de gran poder y sabiduría llamado Elrendar, te guiará en tu entrenamiento. Es imperativo que aumentes tu poder para enfrentar a Thalrion y cualquier otra amenaza que se presente. Además, aprovecharé la visita para discutir con Elrendar sobre futuras construcciones y la posibilidad de reforzar nuestra alianza."
Con la decisión tomada, el rey organizó inmediatamente el viaje hacia la Torre de los Magos, situada en una región apartada, donde el cielo siempre parecía teñido por los colores del amanecer y el atardecer, un lugar donde el velo entre el mundo mágico y el mortal era delgado.
La comitiva real, con Aria y Alex al frente, se adentró en las tierras que rodeaban la torre, llegando primero a una antigua fortaleza que servía como la entrada al dominio de los magos. La fortaleza, con sus altos muros y torres que se alzaban desafiantes contra el cielo, era el primer guardián de los secretos y la sabiduría encerrados en la torre. Cruzar sus puertas era un recordatorio de que estaban dejando atrás el mundo conocido y entrando en un reino donde la magia regía sobre la materia y el tiempo.
Guardia: "Majestad, hemos llegado a la fortaleza. El camino hacia la Torre de los Magos está por delante."
Rey: "Muy bien, prepárense. Este es solo el primer paso hacia un futuro más seguro para nuestro reino."
Más allá de la fortaleza, se extendía un puente mágico, una construcción etérea que parecía estar tejida de luz y sombra. Al cruzarlo, la realidad parecía distorsionarse, los colores brillaban con una intensidad sobrenatural, y el aire vibraba con el poder encantado que fluía a través de sus arcos. El puente no solo conectaba dos puntos en el espacio, sino que también servía como una barrera, separando el reino de la magia del mundo exterior.
Alex: "Es impresionante… nunca había visto nada igual."
Aria: "Sí, me impresiono mucho la primera vez que vine."
Al final del puente, se alzaba la Torre de los Magos, una estructura imponente que tocaba el cielo, su silueta cortando el horizonte. La torre era un faro de poder mágico, su presencia una constante recordación del profundo conocimiento y la antigua sabiduría que aguardaban en su interior.
Fueron recibidos por Elrendar, el jefe de la torre, y su hija Liriel. Elrendar, con sus túnicas que cambiaban de color como el cielo al amanecer y al atardecer, personificaba el misterio y la majestuosidad de la magia. Su hija, Liriel, a pesar de su juventud, irradiaba una sabiduría que desafiaba su edad, y su inocente sugerencia sobre la creación de un instituto de magia para todas las razas resonó con profundidad en el corazón de todos.
Elrendar: "Bienvenidos a la Torre de los Magos. Este puente que han cruzado es más que una simple estructura; es un umbral entre mundos, un recordatorio de que están entrando en un dominio donde lo imposible se vuelve posible.