La tranquilidad que imperaba en la sala del trono se vio abruptamente interrumpida cuando un guardia, con el rostro marcado por la urgencia y el temor, irrumpió en ella. Sin detenerse a recobrar el aliento, el guardia relató los horrores que habían asolado un cercano pueblo humano, noticias que sembraron la preocupación y la prisa entre los presentes.
El rey, tras escuchar el informe, no tardó en tomar una decisión. Con voz firme, ordenó a Aria y Alex, junto a un destacamento de guardias, dirigirse inmediatamente al lugar de la tragedia para ofrecer toda la ayuda posible. A pesar del peso de la misión, Aria y Alex aceptaron el mandato sin vacilación, conscientes de la gravedad de la situación.
Al llegar, el escenario que les recibió fue desolador. El pueblo, una vez lleno de vida y alegría, yacía ahora en ruinas, sus calles manchadas con la sangre de sus habitantes. Los edificios, destrozados y quemados, eran mudos testigos de la violencia desatada. Entre los escombros, encontraron a los sobrevivientes, quienes, en un estado de shock y desesperación, relataron el ataque de una criatura de pesadilla, cuya descripción hizo eco en los temores más profundos de Aria y Alex.
Conscientes de que no había tiempo que perder, organizaron rápidamente el traslado de los sobrevivientes hacia la capital, ofreciéndoles no solo un refugio seguro sino también la promesa de sanación para sus heridas físicas y emocionales. El viaje de regreso estuvo marcado por un silencio sombrío, interrumpido solo por los sollozos de aquellos que habían perdido todo.
En el camino de regreso a la capital, mientras el crepúsculo teñía el cielo de tonos morados y anaranjados, Aria y Alex caminaban lado a lado, cada uno sumido en sus pensamientos hasta que Aria rompió el silencio.
Aria: ¿Quién crees que pueda haber hecho algo así? Los supervivientes… lo que describieron, suena aterrador.
Alex: Tengo mis sospechas… Podría ser Thalrion. Pero es solo una teoría en este momento.
Aria: ¿Thalrion? ¿Quién es él?
Alex: Era el mago de la corte de Aeloria. Traicionó a su propio pueblo por poder y por su odio hacia los humanos, a quienes consideraba una raza inferior. Si realmente ha sido él, esto marca un nuevo nivel de amenaza.
Aria: Nunca había oído hablar de él hasta ahora. ¿Crees que podremos enfrentarnos a alguien así?
Alex: Será difícil, sin duda. Pero no imposible. Tenemos que estar preparados para cualquier cosa. Thalrion era poderoso incluso antes de… si realmente se ha transformado en algo más, necesitaremos toda la ayuda que podamos conseguir.
La conversación se desvaneció mientras se acercaban a las puertas de la capital. A pesar de las incertidumbres y los desafíos que se avecinaban, Aria y Alex se aferraban a la luz de la esperanza, preparados para enfrentar juntos lo que viniera, fortalecidos por su determinación renovada.
A su llegada, la capital se movilizó para brindar asistencia a los afectados, mostrando una solidaridad que iluminaba un poco la oscuridad del momento. Sin embargo, para Aria y Alex, el encuentro con la brutalidad desmedida de Thalrion, aunque a través de los relatos de los supervivientes, fue una llamada de atención sobre la magnitud de la amenaza que enfrentaban.
El rey, al recibir el informe completo, no pudo ocultar su preocupación. La presencia de un nuevo y poderoso enemigo, capaz de sembrar tal destrucción, planteaba un desafío formidable. En la tranquilidad de su sala del trono, con el peso de su corona sintiéndose más pesado que nunca, reflexionaba sobre los próximos pasos a seguir. La batalla contra las fuerzas oscuras estaba lejos de terminar, y la necesidad de proteger a su pueblo y a sus héroes, Aria y Alex, nunca había sido tan crítica.