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Chapter 5 - : Sombras Reveladas en el alta mar

Mientras removían cuidadosamente los escombros, mantenían sus sentidos alerta, conscientes de que Malakor, incluso debilitado, podría seguir siendo un peligro. Su búsqueda se centró en áreas donde era más probable que alguien hubiera sobrevivido, como espacios que podrían haber formado bolsas de aire o secciones menos afectadas por el derrumbe. Finalmente, después de una búsqueda minuciosa y tensa, encontraron a Malakor.

Estaba gravemente herido y atrapado bajo una viga pesada, apenas consciente. Alex y Lyria se apresuraron a asegurar la zona, vigilando posibles amenazas mientras preparaban a Malakor para un interrogatorio rápido, sabiendo que el tiempo y la seguridad eran cruciales. La risa siniestra de Malakor resonaba entre los escombros mientras se burlaba de Alex y Lyria. A pesar de su estado debilitado, su actitud desafiante dejaba claro que no iba a facilitar las cosas.

Alex, decidido a obtener respuestas, se acercó a Malakor. "Habla", exigía Alex, "o tu risa será lo último que escuches".

Malakor, con una sonrisa maliciosa, Sin embargo, antes de poder compartir detalles cruciales, un repentino acto de magia lo asfixia, acabando con su vida. El repentino y violento final de Malakor deja a Alex y Lyria perplejos. Antes de que puedan reaccionar, un misterioso hombre encapuchado, envuelto en sombras, aparece y desaparece en un parpadeo. La información crucial que Malakor estaba a punto de revelar se pierde en la oscuridad.

Lyria, con arco en mano, busca cualquier rastro del intruso, pero solo encuentra silencio. La sombra se desvanece, dejando a los dos héroes con más preguntas que respuestas. En ese momento, la urgencia de su misión se intensifica, y ahora, con la muerte de Malakor, enfrentan la difícil tarea de continuar sin la guía del ex bandido. Lyria y Alex, desconcertados por la repentina intervención del misterioso encapuchado, se enfrentan a la pérdida de la información crucial. Deciden revisar los documentos y pertenencias de Malakor en busca de pistas que les permitan entender quién o qué estaba detrás de la muerte de su informante. Mientras tanto, la sombra de la oscura figura los insta a apresurarse, recordándoles que el tiempo apremia y que enfrentarán desafíos aún mayores. Con la incertidumbre del futuro, se preparan para un nuevo capítulo de su travesía.

Lyria encuentra un documento crucial entre los escombros, revelando información sobre el reino élfico de Aeloria. Este escrito detalla un plan para asediar el reino, señalando la presencia de un informante infiltrado. Con la nueva información sobre el inminente asedio a Aeloria y la presencia de un infiltrado, Alex toma la decisión estratégica de cambiar su rumbo. Abandonando temporalmente la idea de dirigirse a la capital del reino, se embarca en una peligrosa travesía hacia el reino élfico de Aeloria. Su objetivo: detener el asedio y descubrir la identidad del infiltrado que amenaza con sumir a Aeloria en la oscuridad. Alex y Lyria deciden emprender un viaje hacia Aeloria para advertir sobre el inminente asedio y descubrir la identidad del infiltrado. Lyria, con el peso de la preocupación por su hogar, siente la urgencia de llegar rápidamente a Aeloria.

Lyria, con su mirada fija en el horizonte, revela que ha pasado mucho tiempo desde que dejó Aeloria, siendo raptada de su hogar cuando era solo una niña. El peso de la incertidumbre sobre su reino y su reencuentro inevitable la atormenta, pero la compañía de Alex y su promesa de apoyo la reconfortan. Unidos por la determinación de proteger a Aeloria, avanzan juntos hacia el reino élfico, enfrentándose a lo desconocido con valentía y esperanza. Alex, notando la angustia en los ojos de Lyria, coloca con suavidad una mano en su hombro. Con palabras tranquilizadoras, le asegura que no está sola en esta lucha y que enfrentarán juntos cualquier amenaza que aceche su amado reino.

En ese momento, la conexión entre ambos se fortalece, compartiendo no solo la carga de la misión, sino también un vínculo más profundo que se forja en la adversidad. Con la determinación en sus corazones, emprenden el viaje hacia Aeloria, decididos a descubrir al traidor y proteger su hogar.

Un amable habitante del pueblo pesquero les brinda generosos recursos y monedas para su travesía. Ruben, un experimentado pescador, se ofrece a llevarlos a Aeloria en su barco. Sin embargo, advierte que los humanos no son tan bienvenidos en Aeloria debido a incidentes pasados de rapto de elfos. A pesar de ello, se compromete a llevarlos lo más cerca posible, aunque su capacidad de ayuda será limitada.

A bordo del barco, navegan hacia el archipiélago, conscientes de la creciente amenaza sobre el reino élfico. Lyria, con la mirada perdida en el horizonte, siente la mezcla de emociones al regresar a su hogar después de tanto tiempo. Mientras la brisa marina agita sus cabellos,Listos para enfrentar la amenaza que se cierne sobre el reino elfico.

Al abordar el barco que los llevaría a Aeloria, Lyria sintió una mezcla abrumadora de emociones. El estrépito de las olas evocó un oscuro capítulo de su pasado: el día en que fue raptada de su hogar en Aeloria durante una tormentosa noche. El rugir del mar la transportó de vuelta a aquel traumático momento, donde las olas golpeaban contra la embarcación que la alejaba de su tierra natal.

Lyria, nerviosa ante la ferocidad de la tormenta, se aferra al mástil mientras las olas sacuden la embarcación. Alex, con su experiencia en situaciones adversas, intenta calmarla, recordándole que el capitán y su tripulación conocen bien estas aguas. A pesar de sus esfuerzos por consolarla, la tormenta desata su furia, y el navío se balancea peligrosamente. En la oscuridad de la noche, solo los destellos de los relámpagos revelan la intensidad de la lucha contra la tormenta.

A medida que la tormenta desciende sobre el océano, la oscuridad se ve interrumpida por destellos de relámpagos que revelan una presencia colosal. Surgiendo de las profundidades, un Leviatán, una criatura monstruosa de proporciones titánicas, se eleva majestuosamente entre las olas. Su piel escamosa refleja la luz de los relámpagos, y sus ojos resplandecen con una intensidad casi sobrenatural.

El capitán, con experiencia en encuentros con estas criaturas marinas, ordena a la tripulación que se prepare para enfrentar al Leviatán. Las manos hábiles de los marineros se mueven con rapidez para reforzar las velas y ajustar el rumbo del barco, buscando evitar el impacto directo con la imponente bestia.

Lyria, aún aferrándose al mástil, observa con asombro y temor al Leviatán. Alex, instintivamente, se prepara para lo que podría ser un enfrentamiento complicado con la criatura marina. Mientras las olas siguen azotando la embarcación y la tormenta rugiendo a su alrededor, la presencia del Leviatán añade un nuevo y formidable giro a su ya peligroso viaje hacia Aeloria.

Las aguas turbulentas que lo rodean danzan bajo su magnífica figura, mientras su gigantesca aleta dorsal corta el aire de la tormenta. La tripulación, que estaba ocupada lidiando con la tempestad, se queda momentáneamente en silencio, atónita ante la presencia imponente de este ser marino legendario. El Leviatán, un señor de los océanos, parece indiferente a la tormenta que enfurece a su alrededor, como si estuviera conectado de alguna manera con las fuerzas de la naturaleza.

La tormenta y el Leviatán convergen en una danza caótica, creando un escenario impresionante y aterrador para Alex, Lyria y la tripulación del navío. Conscientes de su propia limitación ante la imponente presencia del Leviatán, Alex y Lyria se ven obligados a tomar decisiones rápidas y astutas. Mientras la tormenta enfurece y el navío se ve sacudido, deciden buscar refugio en islas cercanas o penínsulas resguardadas que puedan ofrecer algún respiro temporal de las turbulentas aguas.

A bordo del navío, Alex y Lyria se encuentran enfrentando una inminente tormenta marina. El viento aúlla mientras las olas comienzan a agitarse, sacudiendo la pequeña embarcación. La tripulación, experimentada en lidiar con las condiciones adversas del mar, se apresura a asegurar las velas y preparar el navío para la tormenta que se avecina. Los relámpagos iluminan el cielo, revelando las aguas turbulentas que amenazan con engullir la nave. La lluvia cae en ráfagas, empapando a los tripulantes mientras trabajan con determinación.

Mientras la tormenta arrecia y el Leviatán sujeta la embarcación con fuerza, su imponente figura se vuelve aún más aterradora con los destellos de los relámpagos. Lyria, temiendo tanto al mar como a la bestia marina, se aferra a la barandilla del barco, su mirada reflejando la mezcla de pavor y asombro ante la majestuosidad y peligro que representan.

La tripulación, incluido Rubén, muestra signos de temor en sus rostros mientras intentan mantener el equilibrio en el navío que es agitado por las olas y dominado por el Leviatán. En medio del caos, Alex, siempre astuto, busca una oportunidad para liberar al navío. Concentrándose en la única parte vulnerable visible, ataca el ojo del Leviatán. Su audaz movimiento enfurece a la bestia marina, que reacciona lanzando la embarcación contra una isla cercana.

La tripulación, incluido Rubén, muestra signos de temor en sus rostros mientras intentan mantener el equilibrio en el navío que es agitado por las olas y dominado por el Leviatán. En medio del caos, Alex, siempre astuto, busca una oportunidad para liberar al navío. Concentrándose en la única parte vulnerable visible, ataca el ojo del Leviatán. Su audaz movimiento enfurece a la bestia marina, que reacciona lanzando la embarcación contra una isla cercana.

El impacto resultante lanza a Alex fuera de la embarcación, dejándolo inconsciente en el mar embravecido. Lyria, superando su miedo, se enfrenta a la difícil tarea de salvar a Alex. Con determinación, se sumerge en las aguas agitadas, alcanza a Alex y, con un esfuerzo sobrehumano, lo arrastra hasta la isla más cercana.

Cada brazada está impregnada de miedo y cariño, ya que Lyria lucha contra las corrientes y la fatiga para llevar a salvo a Alex a la costa. El sonido de las olas y la tormenta se mezcla con su respiración agitada mientras finalmente llegan a tierra firme. Lyria, agotada pero triunfante, observa a Alex con preocupación mientras la tormenta y el Leviatán siguen rugiendo en el horizonte, marcando el inicio de una nueva etapa en su travesía.

En la lejanía, el Leviatán se sumerge en el mar, alejándose con la misma majestuosidad que apareció. Mientras tanto, en la isla, Lyria, con temor y preocupación marcando su rostro, comienza a aplicar los primeros auxilios a Alex. Sus manos tiemblan ligeramente mientras verifica su pulso y respiración, consciente de la fragilidad de la vida ante la furia del mar y la presencia de la colosal bestia.

Rubén y los demás tripulantes, a salvo en la costa, observan con ansiedad. Alex, inconsciente, yace vulnerable en la arena, mientras Lyria, con destreza y cuidado, realiza las maniobras necesarias para ayudarlo. La tormenta, aunque aún ruge en la distancia, parece distante en comparación con la urgencia de salvar a su compañero.

Lyria, enfocada en su tarea, siente un alivio abrumador cuando Alex, a través de sus esfuerzos y cuidado, empieza a mostrar signos de mejoría. La felicidad ilumina su rostro, y lágrimas de alivio y gratitud ruedan por sus mejillas. Alex, recuperando la conciencia, se encuentra con la expresión emocionada de Lyria.