Una joven de dieciocho entró energética, abriendo de una:
—¡Nugi, juguemos♪
…¿Es un apodo amigable?
Su pelo anaranjado era corto y liso, con dos mechones que sobresalían por delante; los ojos, color esmeralda; orejas semblantes a las de un elfo; labios carnosos; una cola larga con una hoja en la punta y un pañuelo atado por la mitad verdes.
Vestía una sudadera corta de cremallera con capucha y orejas de gato rojas, un tejano canelo corto, unos calcetines con estampados de gato y zapatillas doradas.
Portaba un colgante plano amarillo de mármol con un punto tallado en el centro.
—¡Ramia! ¿¡Cómo has entrado!?
—Por la puerta principal, estaba abierta~♪ —contestó acercándose como si fuera su casa.
—¡Ah! Olvidé cerrarla…
—Ten más cuidado, es peligroso~
—Sí, lo siento… ¿Hoy estabas libre? ¡Quiero decir: toca el timbre; la única peligrosa eres tú! —aclaró molesta señalándola agitada.
—Algo por el estilo~♪ ¿No está A? —preguntó con una risa mal auguriosa.
…¿No está abreviando demasiado un nombre?
—Hoy estaba ocupada.
Se acercó a abrazarla, pero Nugu la alejó con ambas manos como si fuera costumbre; la chica se rindió satisfecha. Cerró los ojos agarrando el colgante y apareció una silla como la mía en la que se sentó:
—¿Es el alma de Chiouri?
…¿Chi era un apodo?…
Sentí a Ramia incómoda por mi presencia, como si hubiese esperado a otra persona.
—Sí, vino a informarse.
—Ya veo. —Suspiró aliviada—. Aunque seguro decidirá ir al mío~♪
—¡No, Chi me lo ha confiado! ¡No dejaré que se lo quede otro!
Seguían hablando como si fuera una mascota.
Saqué la lista para recordar e intuir qué diosa era:
Maid café, seguro llevaría un traje de maid.
Sin sonido, imaginaba un mimo con el típico traje de rayas blancas y negras.
Baños termales, ¿un hombre en taparrabos?
Vago, podía ser el suyo, estar aquí significaba que vagueaba.
Reyes demonios, tenía que ser un hombre, era imposible fallar.
Parques de atracciones, también lo podía ser por su apariencia.
Ramia me vio con la lista y me lo arrebató; en cierta medida me desagradó.
—¡Déjame ver; interesante! ¿¡Por qué el mío está tachado!? —Le mostró sorprendida.
—Normal que esté enfadada, yo también lo estaría —contestó molesta apartando la vista.
…Después de quitarme así la lista, seguro que ha hecho cosas peores.
—Pero… —Se encontraba inaudita.
—¿Qué le hizo? —pregunté por curiosidad; Nugu me respondió:
—Chi nunca transfirió un alma, les tiene cariño y se esfuerza para que sean felices; pero ella se llevó a la fuerza a unos humanos al suyo, y no por el método de resurrección.
—Pero no estaban satisfechos, no es bueno forzar a alguien a vivir en donde no es feliz; y la jefa me lo permitió… —replicó hinchando los mofletes.
—¡Sea cual sea la excusa, estaba en contra!
—Pienso que Ramia tiene razón, como el cliente que soy —intervine; le gustó que le diera la razón y me devolvió la lista—. Pero Nugu también la tiene. —En ese instante, intentó arrebatármelo de nuevo; lo predije y la esquivé.
Le sonreí burlón cuando fracasó, quedando atónita.
—¡Me la has jugado, eh! —respondió con una mirada desafiadora.
—Entonces, ¿qué diosa eres?
—Es la de los juegos, ahí todo se decide mediante ellos.
—¿¡Tenía esa opción y la tachó!? Oh, Ramia, diosa mía, lo siento por menospreciarte y dudar de ti.
—Muajaja, eso es: póstrate ante mí~♪ —Carcajeó con aires de grandeza.
—¿Perdiste alguna vez?
—¿Te refieres a esa palabra que se utiliza cuando no se gana?~♪
—Eso es porque no has jugado contra mí —bromeé para evaluar su habilidad.
—¿Me estás retando? ♪ —De sus ojos salieron un hilo brillante desafiador.
—Juguemos a cara o cruz, veamos si la suerte está contigo.
—¡Interesante, acepto el duelo♪
—Nugu será la jueza, hacer trampas contará como derrota.
—¡Eh! E-Entendido. —Aceptó su puesto nerviosa.
—No tengo problema con eso♪ —Agarró el colgante, cerró los ojos y apareció una moneda que atrapó en el aire.
—Déjamela, no me puedo fiar de un dios que puede hacer trampas contra alguien que ni siquiera puede sentirlas.
—No es bonito que llames tramposo a alguien sin pruebas♪ —Lanzó la moneda y la atrapé.
Comprobé que los lados fueran distintos: uno era un gato y el otro un alma.
—Decidamos antes de lanzar, las chicas bellas primero, escogeré la contraparte —halagué para bajar su guardia y tener más oportunidad de ganar.
—Pues con tu permiso, elijo la del gato♪ —Dirigió una sonrisa a Nugu y ésta sintió un escalofrío.
—Bueno…, antes de nada, el perdedor obedecerá al ganador. ¿Qué te parece?
Dudó de mi petición, pero aceptó confiada:
—Acepto, pero sólo una♪
—Perfecto. —Cogí la moneda, me agaché y la dejé caer sin que voltease al gato. Ésta giró sola forzando su triunfo; Nugu y yo nos quedamos mirándola en silencio.
Haciéndose la sueca, miró a un lado silbando como si no supiera nada:
—¡He ganado, hoy es mi día de suerte♪ —Actuó su falsa victoria.
—Jueza, tu veredicto:
—Eh… Hum… El alma de Chi es el ganador.
—¿Es raro que un alma no tenga nombre?
—Sólo los dioses portamos uno, pues el tiempo que pasa un alma junto a nosotros es efímero♪ —explicó para cambiar de tema.
—Ya veo. No olvides nuestro trato~. Entonces, ¿es la primera vez que pierdes? —le recordé malicioso.
—¡Pero has hecho trampas, no sabes jugar, hay que lanzar la moneda al aire! ¡Al aire! ¡Es lógico! —recalcó desesperada.
—Probaba si caía sin problema. ¿O en algún momento dije que empecemos? Mi victoria estaba decidida antes de iniciar. Es imposible que siempre ganases en un juego de azar.
Avergonzada, cayó de culo al suelo:
—"Estaba decidida antes de iniciar". ¡Agh! Me recuerdas a esos tramposos hermanos…
—Veamos qué te haré~ —dije para atemorizarla; pasó a tener escalofríos con ojos llorosos y cubrió su pecho.
—Nugu, ayúdame —suplicó alzando el brazo hacia ella; Nugu, decepcionada, fingió no saber nada.
—Calma, no te haré nada, ni siquiera sé qué pedir. —La tranquilicé acariciando su cabeza al igual que Nugu.
…Tampoco podrías cumplir lo que deseo, no espero nada de ti…
Se quedó extrañada sin comprender mi acción; se calmó y se levantó.
—¿Queréis que prepare té? —invitó Nugu.
—¿Sentís hambre y sed?
—No, pero podemos saborear lo que digerimos sin que afecte mucho a nuestro cuerpo. Es como un hobby.
—Rechazaré la oferta, el objetivo de mi visita era porque tenemos una reunión con la jefa; tú también vienes, alma de Chiouri♪ —ordenó señalándome.
—¿U-Una reunión? H-Hacía tiempo que no tenía una.
—¿Por qué yo? No soy un dios, no me debería incumbir.
—Bueno, bueno♪ No tienes prisa para elegir♪ ¿Verdad? —recordó sonriente.
No estaba equivocada, aprovecharía para ver qué hacían los proclamados dioses.
Antes de marcharnos, la silla y la moneda de Ramia se esfumaron en partículas blanquecinas que regresaron a ella.
Los tres salimos de casa y subimos por el camino que recorrí con Chiouri.
—¿Vas a llevarlo contigo? —pregunté a Nugu refiriéndome al peluche.
—Claro que sí, ¿cómo usaría si no mis poderes?
…¿Tan poderoso es?
Ramia disfrutaba conteniendo una risa; Nugu se percató y se mosqueó:
—¡N-No llevo un peluche porque sea una niña!
…¿Y los que tenías apilados?
Cambié de tema ante las miradas que intercambiaban frente a mí:
—Si sois amigas de Chiouri, ¿el resto también lo son?
—No realmente, no se lleva bien con Ramia; pero A, Gena…, Mugon y yo somos sus amigas —mencionó pensante.
—¡Eh, yo la considero mi amiga aunque no sea mutuo♪
—Entonces no era casualidad que me eligieran estos. —Cinco de los ocho eran sus amigos.
—Aunque Yuta es sorprendente, y mi amigo; Gran Demonio e Iko son difíciles de tratar, pero no son malos. —Nugu esbozó una sonrisa angelical.
…Aunque digas sus nombres, no sé a quiénes te refieres… Menos Gran Demonio que tiene pinta de ser quien creo que es.
—¿Por qué este universo no está cerrado como el de Chiouri?
—E-Este también lo está, es una barrera invisible —solventó Nugu con una extraña actuación.
—Cuando Chiouri me dio este aspecto, parecía sorprendida. ¿Tengo monos en la cara?
—¿¿M-Monos??
—La primera vez que le das forma a un alma, suele adquirir la apariencia de la persona que más apreciabas o recuerdas♪
…Puede ser entendible que se asustara al ver a un ser querido después de tanto tiempo… Pero estoy seguro de que me quería estrangular…
—Puede que fuera su amante♪
—¡R-Ramia! —intervino mosqueada a su comentario.
—Perdón♪…
No querían hablar mucho, por lo que no indagué. Llegamos hasta la neblina; Ramia cerró los ojos y sujetó el colgante.