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Chapter 5 - Capítulo 5: El paladín del relámpago

Aiden proseguía su camino, pero se quedó paralizado al ver a alguien, frente a él se encontraba una mujer que debería tener cerca de treinta y cinco años, la mujer llevaba su pelo blanquecino recogido en una coleta y llevaba un mono verde con detalles rosas que tras ella dejaba ver que el mono tenía una cola a modo de vestido,se trataba de Jade, una bruja muy poderosa y que además fue la madre adoptiva de Maya, la esposa de Aiden.

Aiden no podía moverse por la impresión, creía que debía estar alucinando, después de todo, él mismo vió como la persona frente a él había muerto.

–Cuanto tiempo sin vernos –Dijo Jade con tono alegre –¿Y bien? ¿Dónde está mi pequeña? Quiero abrazarla. –Al oír su pregunta Aiden solo guardó silencio y bajó su mirada arrepentido –Me lo imaginaba, fui capaz de sentir cuando murió. –Jade se acercó a Aiden y lo envolvió en un cálido abrazo, pero Aiden no correspondió ya que pensaba que todo era una alucinación por el cansancio –Yo no te culpo, sé que la amabas, yo se que Maya no murió arrepentida, ella te salvó ¿Verdad? Murió protegiendo a su amado, no ensucies su memoria llorando por ella, ella hubiese querido que tú siguieras adelante. –Aiden no respondió, simplemente se quedó en silencio para evitar delirar de más –Abrázame, después de todo tu y yo ya somos familia –Aiden obedeció no muy seguro de si de verdad era solo una alucinación –Es curioso cómo las personas pueden salvarnos de la soledad, pero también son ellas las que nos pueden hacer sentir solos, hace mucho temieron a mi poder, sin embargo, gracias a ese miedo he adquirido un poder mayor, la soledad me dió el poder y ahora te lo dará a ti.

Antes de que Aiden pudiese reaccionar Jade incrustó en él un sello mágico con el cual empezó a extraer una esfera oscura del interior de Aiden.

–Te perseguirán como lo hicieron conmigo, esta aura maldita será tuya, aunque para ello debo obligarte a tenerla. –Jade tenía una expresión sádica y aterradora mientras seguía extrayendo la esfera oscura del pecho de Aiden. –Bienvenido a tu zona de tinieblas, donde tus males, tristezas, miedos y malos sentimientos habitan. –Comentó Jade mientras la esfera oscura cubrió por completo a Aiden encerrándolo en la zona de tinieblas. –Si sobrevives obtendrás el poder de la soledad, y si mueres me demostrarás que no eres digno de llamarte deiak. –Explicó Jade. –Es raro que el deiak sienta amor, las hespérides debieron advertir al guía que jamás debía enamorarse, no importará cuantos amigos hagas en tu camino, nada ni nadie debe podrá llenar ese vacío. El Aura de la soledad te pertenece

Muy lejos en el universo, a años luz del lugar, una criatura observaba una ciudad a lo lejos 

–Es curioso lo que uno puede encontrar en este mundo. –Comenta la criatura mientras acariciaba levemente un anillo rosado metálico que desprendía un brillo similar al de las estrellas que llevaba en su dedo anular.

La criatura tenía forma humanoide, pero su piel era totalmente gris, llevaba una capucha que hacía imposible ver su cara, desde sus antebrazos hasta sus manos parecía que su piel se había endurecido en gran medida, ya que parecían muy rígidos, acabando sus dedos en afiladas garras y en su cuello llevaba un collar hecho de cráneos que parecían de sus víctimas pasadas. –Supongo que ha llegado la hora, supongo que deberé buscar un paladín y asegurarme de que fué el.

Mientras esto ocurría, Raiden se encontraba haciendo un picnic en un pequeño campo en medio de la ciudad. Junto a él estaban dos chicas llamadas Lucía y Adela y un chico de dieciséis años muy parecido a Raiden pero con ojos azules llamado Ethan

–Muy bien, como todos habéis hecho un gran trabajo en el entrenamiento nombro a todos parte del equipo Calibur. –Dijo la extravagante espada parlante, todos rieron emocionados, menos Raiden, que mostró una expresión que demostraba su hartazgo. Con un brillo travieso en su voz, la espada se dirige a las chicas. –¡Adela y Lucía, como parte de la bienvenida, un beso para celebrar este momento especial!

Las chicas, sorprendidas por la solicitud inesperada pero dispuestas a jugar, se acercan tímidamente la una a la otra. De pronto la imagen se desvanece gradualmente a los ojos de Calibur y se enfoca en la espada, que está claramente fascinado en sus propios pensamientos. Se le ve murmurando y babeando, con la mirada fija en la nada, con una sonrisa cómplice en su rostro. El resto del grupo, observaba confundido a la espada, que parece estar sumida en una fantasía propia. Raiden, frunciendo el ceño, se acerca a Calibur. –Parece que alguien aquí está divagando un poco.

Lejos del lugar, una figura de aspecto llamativo, con ojos amarillos y pelo plateado irrumpió en la ciudad, atrayendo las miradas curiosas de los transeúntes por su apariencia inusual. Llevaba ropas que no parecían de este mundo y extraños ornamentos con líneas brillantes. Mientras tanto, en un rincón apartado, el ente, con su piel gris y su capucha sombría, comenzó a sembrar el caos en las calles sin necesidad de moverse en lo más mínimo.

El individuo extravagante se acercó valientemente al ente. –¡Detente! No te permitiré seguir causando estragos aquí.– Dijo mientras que los ornamentos de sus muñecas empezaban a brillar con más fuerza

El ente, con una mueca de desdén oculta bajo su capucha, lanzó un ataque rápido y contundente sin necesidad de moverse. En un abrir y cerrar de ojos, derrotó al extravagante individuo con sorprendente facilidad. Sin mediar palabra, el ente se mantuvo en su lugar, observando la escena antes de dar media vuelta y alejarse, dejando al individuo derrotado en el suelo.

El extravagante individuo se levantó con dificultad, mostrando un semblante desconcertado y dolorido por la paliza recibida. Observó al ente alejarse, gruñendo frustrado 

–Si alguien más se atreve a hacerse el héroe no dudaré en matarlo, si hay algo que odio son los que intentan hacerse el héroe¡Yo he matado a mucha gente, tanta que aún puedo oír sus gritos de súplicas antes de que les aplastase el cráneo…!– Gritó el ente

–Joder… Relajate un poco. –Dijo Raiden que acababa de llegar

–¡Estás enfermo! –Gritó Calibur

–Calibur… Entonces no me cabe duda de que tu eres el paladín que busco. Comprendo que tenías tus razones para acabar con mis compañeros y las respeto, pero yo ahora tengo mis motivos para vengarlos. –De pronto, a enorme velocidad, el ente se puso frente a Raiden y lo mandó a volar sin necesidad de tocarlo

–Compañero, ya sé quien es, se ha desbloqueado de las memorias del adalid, su nombre es Malfas y tiene como habilidad la última de las cuatro fuerzas fundamentales del universo, la fuerza electromagnética. –Raide agarró con fuerza el mango de Calibur y de ellos empezó a emanar una potente luz dorada, al disiparse la luz Raiden se había cubierto con una armadura dorada y Calibur se había convertido en Excalibur, su filo se había cubierto con energía y su mango se había vuelto más dorado. Raiden se lanzó con todas sus fuerzas para enfrentarse a Malfas.

–No eres muy listo ¿Verdad? Mi respeto solo se lo ha ganado una persona y ha sido por su inteligencia. –Contó Malfas para luego hacer que Raiden se golpeara contra el suelo sin necesidad de moverse repetidamente. –Solo eres uno más del montón, no eres nadie, solo eres una basura que quiere hacerse el héroe ¡Odio eso! ¡Lo odio!. Con esa armadura solo harás que me sea más fácil usar el magnetismo contra tí. –En ese momento Raiden hizo desaparecer la armadura y Calibur había vuelto a la normalidad. Entonces el ente soltó una frase que tenía grabada a fuego en la mente. –Cuando eres débil tienes que ser más inteligente, el más fuerte no es el que sobrevive, si no el más apto. Derrotarte ahora no sería satisfactorio, regresaré en una semana, espero que entonces puedas darme una pelea que pueda dejarme satisfecho. 

Por su parte, Aiden estaba recordando, recordaba sus momentos felices, el feliz momento en el que renovó sus votos con Maya, y justo cuando iba a besarla de nuevo todo se apagó, todo estaba negro, su ropa cambió a la que usa actualmente y de fondo podía oirse algo, una risa sadica y aterradora que Aiden tenía gravada en la cabeza, la risa del ente más poderoso, la risa del que le arrebató todo, la risa de Efialtes, el cual empezó a torturar de maneras terribles a Aiden. Pero nada de eso era real, Aiden seguía en la zona de tinieblas sufriendo por todo lo que estaba pasando.

Por su parte Raiden y sus amigos estaban ayudando al chico extravagante y le hicieron algunas preguntas

–Me llamo Olanrewaju, pero podéis llamarme Olan y vengo de otro mundo, hace poco se han abierto distintos agujeros de gusano, uno de ellos llegó a mi mundo, al atravesarlo me llevó aquí, pero creo que fué desviado, ya que venía con una compañera. –Explicó el chico extravagante

–Eso explicaría de donde han aparecido esos entes últimamente. –Comentó Adela

–Y ¿Qué podéis hacer contra ese monstruo? –Preguntó Lucía preocupada

–Ese ente admiraba a mi creador, pero en estos momentos mis memorias están bloqueadas, así que no puedo dar más información. –Explicó Calibur –Lo que sí sabemos es que busca vengarse de Raiden y pudo haberlo matado, pero busca algo más.

–Dudo mucho que alguien pueda crear una estrategia contra una habilidad como esa. –Comentó Adela

–Si no puedes crear una estrategia contra él no podrás crearla contra nuestro objetivo. –Dijo Calibur.

–¡Listo! –Exclamó Raiden y para luego salir corriendo.

–Insisten en decir que somos un equipo, pero nos siguen guardando secretos. –Dijo Adela frustrada

–Solo sabemos que Raiden y Calibur tienen un trato que no se puede romper, nada más. –Prosiguió Lucia

Raiden había corrido hacia un edificio importante para encontrarse con Verónica, ya que podía conseguirle lo necesario para su plan

–¿Aiden? Ni siquiera se ha pasado por aquí, ya tenemos a gente buscando, pero es como si se hubiese esfumado. Estoy preocupada por él. –Respondió Verónica 

–No te preocupes por él, siempre se hace el duro, pero en realidad es muy blando ¿Crees que puedas ayudarme con otro favor? –Respondió Raiden –¿Recuerdas esa pastilla de cuando eramos pequeños? 

–Ya me imagino que es lo que quieres, yo me ocupo.

Tras eso Raiden se fue corriendo, mientras pasaba por la zona menos lujosa de la ciudad se encontró con alguien que ya había conocido, se trataba de Elea, la extraña encapuchada.

–Debería empezar a preocuparme de que me sigas. –Dijo Elea sin siquiera mirarle

–Escucha no queremos hacerte nada. –Dijo Raiden intentando calmarla

–Habla por ti compañero, yo me la quiero… –Dijo Calibur, pero fue interrumpido por la extraña chica 

–¡Habla de una vez! –Exclamó Elea con hartazgo –¿A qué has venido?

–Se trata de un Ente ¿Podrías ayudarnos? –Pidió Raiden

–No, esta no es mi lucha. –Respondió Elea, Raiden estaba a punto de suplicar pero Elea respondió antes. –Él te está buscando a tí ¿Verdad? Tienes una misión muy importante, si no puedes con esto no podrás cumplirla.

–¿Cómo lo sabes? Bueno, no importa, te veré después. –Raiden estaba a punto de irse pero se detuvo al escuchar la voz de Elea

–Espera un segundo ¿Cuál fue tu deseo? –Al oír su pregunta Raiden sonrió

–Deseo tener la fuerza para proteger a mis amigos.

Elea se sorprendió por un momento. pero recuperó su expresión seria muy rápidamente.

–Ya veo, entonces no te preocupes, siempre podrás sacar nuevas fuerzas cuando quieras protegerlos. –Explicó Elea. Raiden sonrió y luego se fué.

Mientras tanto, Aiden seguía sumido en sus alucinaciones, ahora acababa de llegar a su casa, donde Iris y Darren le tiraban de los brazos con ilusión

–¿Dónde habías estado? Aria y Maya te han estado esperando. –Dijo Iris muy contenta

–Te tienen una sorpresa y dicen que te va a gustar. –Comentó Darren, el hermano pequeño de Iris. Ambos tiraron de Aiden llevándolo hasta la habitación de Maya. Ahí se encontraban, Maya y Aria sentadas felices, todo era perfecto. De pronto todo se desvaneció, todo era negro y frente a él se encontraba la princesa Kaira, la cual lloraba desconsoladamente frente a las tumbas de Aria y Maya

–Me lo juraste Aiden, me juraste que nada malo les pasaría.

Muy lejos del sufrimiento de Aiden, en la ciudad de Raiden, Malfas observaba el cielo nocturno mientras recordaba su última interacción con la única persona que admiró

El adalid acababa de salir de la peligrosa cueva, pero algo andaba mal, había perdido los ojos

–Así que al final me los quitaste… A mi y a los demás…

Los cuatro entes con las habilidades de las fuerzas del universo corrieron hacia el adalid preocupados al verle.

–¿Le has matado? –Preguntó Vepar

–No, solo pude encerrarlo, a pesar de estar en su etapa de embrión sus poderes sobrepasan todo lo conocido. –Explicó el adalid –He logrado quitarle la omnisciencia, solo existirá en ese lugar, a pesar de todo logró quitarme los ojos.

–Pero puedes hacerte otros con tu habilidad ¿Verdad? –Preguntó Malfas

–No lo haré. –Respondió el adalid. –Esos ojos… Su poder es tan codiciado que lo mejor es que me quede así…

–¿Pero qué dices? debes ser tú quien lidere este mundo. –Replicó Malfas

–Ya he visto todo lo que quería con esos ojos. –Respondió el adalid. –He terminado con la segunda era, la era del caos, es la hora de la tercera era, será la era de la creación

–Ven, dime a donde quieres ir, yo te llevaré. –Dijo Malfas

–Me pediste que repartiese los regalos, y ahora estoy por acabar con tu plan de contingencia. Lo siento mucho Adar, pero tu plan tuvo un error de cálculo, si tan solo pudieses ver en lo que se convirtió el mundo al que le regresaste la vida…

Poco a poco los días pasaban, y Raiden no dejaba de correr de un lado para otro sin casi hablar con nadie, salvo los necesarios para su plan.

–Mañana se acaba el plazo que le dió el ente y aún no nos ha contado su plan. –Dijo Adela

–Bueno, ha estado corriendo de un lado a otro, lo único que nos dijo fue que estuviéramos para apoyarlo ese día. –Respondió Lucia

–Solo espero que todo salga bien. Solo nos queda confiar en él. –Comentó Adela.

Lejos de estos eventos, en un bosque cercano a la ciudad, Raiden acababa de explicarle su plan a Calibur.

–Ya veo, así que ese es tu plan. Diría que te la estás jugando, pero es necesario que confiemos el uno del otro. –Comentó Calibur ante un plan tan extravagante. –Te apoyaré en tu plan, compañero.

Al día siguiente en medio de la ciudad todo estaba calmado, hasta que de repente, una gran, explosión arrasó con gran parte del centro. Al disiparse la gran nube de humo se pudo ver que todo era obra de Malfas.

–Se ha pasado el plazo, espero que esta vez uses la cabeza y me demuestres que te hizo tan especial como para derrotar a mis compañeros. –Raiden llegó un poco después de la explosión –Qué me dices ¿Crees poder vencerme? ¿Crees que has encontrado la manera de contrarrestar mi habilidad? Hoy vas a demostrar si eres capaz de cumplir con tu misión.

–¿Estás listo, putito? –Respondió Raiden desconcertando a Malfas y luego tomándose una pastilla verde y redonda.

–Intentaré siempre pelear a tu nivel para que esto no termine tan rápido. –Dijo Malfas –Dime ¿Cómo debo llamarte?

–Mi nombre es Radien. –Respondió con una sonrisa.

Ambos se lanzaron contra el otro, Raiden después de tomarse la pastilla parecía ser más rápido y fuerte, pudiendo tener cierta ventaja en el intercambio de golpes mientras insultaba a Malfas. Mientras tanto, a la distancia, todos los amigos de Raiden observaban el combate

–Mientras no utilice a Calibur no creo que pueda usar el electromagnetismo sobre él, ha sido muy inteligente al usar el super dopaje. –Comentó Verónica, la mayoría la miraron algo extrañados y procedió a contar la historia.

La habitación estaba oscura, lo único que podía oírse eran los murmullos de los científicos, para este ensayo sólo habían llamado a Raiden y Verónica, ambos estaban en una esquina, aterrados por lo que podrían hacerles, de pronto uno de los científicos entró en la sala, con paso lento se acercó a ambos y se puso frente a ellos.

–Tenéis que tomaros esto. –Dijo el científico, tendió su mano y les mostró a los niños unas pastillas pequeñas y perfectamente redondas de color verde.

–¿Qué es eso? ¿Por qué tenemos que ser nosotros? –Preguntó Raiden. El científico ni siquiera le dirigió la mirada.

–Este super dopaje triplicará vuestro rendimiento físico. Vosotros sois los que tienen el mejor rendimiento físico de cada sexo, así que verémos cual será el límite de la pastilla. –Respondió con un tono muy serio.

Mientras todos escuchaban la historia de Verónica Raiden y Malfas seguían intercambiando golpes donde, aparentemente, Raiden tenía la ventaja.

–¿Te di una semana para que usaras la cabeza y esto es todo lo que has podido pensar? –De pronto Malfas, cada vez más enfadado, asestó un golpe directo al pecho de Raiden que lo lanzó por los aires. Tras esto el intercambio de golpes prosiguió, pero esta vez era evidente la superioridad de Malfas –¡Sin una estrategia nunca podrás vencerme! ¡No eres más que un imbécil que quiere hacerse el héroe! ¡Eres una decepción, no puedo dejar que cargues un regalo de Adar! –Raiden seguía recibiendo golpes de enorme poder sin oportunidad de esquivarlos. Malfas no tardó mucho en lanzar un ataque tan potente que generó una gran explosión, al disiparse esta, Raiden ya no estaba, lo que hacía evidente que Raiden no había resistido ese ataque. –Que decepción, eso es lo que le pasa a la escoria que intenta hacerse el héroe

–Eh, gilipollas. –Dijo de pronto Raiden que se encontraba detrás de Malfas, adoptando una postura de combate con Calibur en su mano, ahora sus ojos verdes brillaban en color morado azulado.

–¡Ya no lo soporto más, te burlas de mi, desobedeciste mis condiciones y además te dije cual es mi habilidad y te atreves a usar una espada contra mi! ¡Eres despreciable, te odio! –Malfas se lanzó de frente contra Raiden cubriendo sus manos con su aura para potenciar sus golpes aún más.

Poco a poco más personas empezaban a llegar al campo de batalla, un enorme ejército con armas de gran calibre, todo tipo de armas en mercado y experimentales, pilotadas y automatizadas, toda la potencia de fuego posible para atacar al poderoso ente el cual estaba resistiendo todos esos ataques.

–¡No solo controlo el magnetismo. La electricidad, la interacción entre la luz y la materia, las ondas electromagnéticas, la materia atómica y molecular, controlo todo proceso biológico! ¡Yo puedo ejecutar el proyecto soledad! –Gritó Malfas mientras bloqueaba y desviaba todos los ataques que le llegaban de todas direcciones.

–Todos confían en nosotros compañero, no podemos defraudarlos. –Dijo Calibur mientras esperaba al momento adecuado junto a Raiden.

Toda la fuerza militar estaba participando en este combate tal y como Raiden había preparado, su plan estaba funcionando y pronto sería el momento de lanzarse a atacar.

–¡Desgraciados, solo quereis haceros los héroes, me habéis sacado de mis casillas, voy a mataros a todos! –Gritó Malfas el cual ya no se contenía y dejaba ver su enorme poder.

–¡Compañero, ha funcionado, ya sabes que hacer! –Exclamó Calibur, Raiden asintió y usando el poder de su anillo creó una tormenta eléctrica en un tornado con la cual se rodeó a sí mismo. Malfas, al ver esto se lanza dentro de la tormenta con intención de acabar con todo.

–¡No eres más que un maldito cobarde, no servirá de nada que te escondas de mí! –Exclamó en ente descontrolado. Todos los amigos de Raiden observaban expectantes el gran conflicto.

–¿Por qué Raiden crearía una tormenta? –Preguntó Lucia.

–En algunos casos las tormentas pueden bloquear los campos electromagnéticos, es obvio que Raiden quiere bloquear su habilidad. –Explicó Ethan

–Pero el ente debería saber eso, después de todo es su habilidad. –Comentó Adela.

–Raiden lleva molestando al ente durante todo el combate para enfadarlo y que así pierda la concentración.

Dentro de la tormenta, Malfas pudo ver frente a él a Raiden con la armadura de Excalibur puesta, lo cual lo hizo enfadar de sobremanera.

–¡Desgraciado, te dije que no usaras esa armadura! –Gritó Malfas, para luego golpear a la armadura, la cual se deshizo en pedazos ya que Raiden no se encontraba dentro, incluso usó a excalibur para crear un señuelo más realista. 

Los trozos se dispersaron alrededor de malfas, generando que no pueda moverse.

–¡Qué se supone que es esto! –Malfas no podía moverse lo más mínimo, sentía que todos los restos de la armadura tiraban de él con la misma fuerza.

–Un metal con suficiente carga eléctrica se convierte en un imán artificial, y cuando logres contrarrestar su efecto ya será demasiado tarde. –Explicó Calibur. Raiden se lanzaba de frente contra el ente con todas sus fuerzas, también estaba potenciando su ataque con los rayos que podía controlar y podía notarse cierto brillo de su aura en su golpe.

«Caí en su trampa, se aprovechó de mi odio hacia los que se hacen los héroes, por eso llamó a tanta gente.» Pensó Malfas. De pronto empezó a cambiar, su cuerpo se volvió totalmente negro y serpenteante, sus brazos no cambiaron y le salió otro par, su capucha se desprendió y se desveló su rostro, una cara totalmente tétrica con enormes colmillos en su boca, acababa de activar su forma bestial. –¡Solo eres un oportunista! ¡No puedo aceptarlo, no permitiré que cargues un regalo de Adar, aunque me cueste mi propia vida! –El anillo que Malfas había encontrado empezó a brillar con gran fuerza e intentó detener el ataque de Raiden. 

Tanto Raiden como Malfas estaban dándolo todo en este último ataque. Ambos estaban muy igualados y no parecía posible que todo se decida pronto.

–¿Conoces lo que pasa tras una exposición duradera a campos magnéticos estáticos? –Preguntó Malfas. De pronto Raiden lo sintió, su sangre empezó a decelerar y su cuerpo respondía más lento ya que sus impulsos nerviosos estaban alterados.

Raiden cayó al suelo sin fuerzas y con dificultades para respirar. Malfas se rió por su victoria y se lanzó contra Raiden. Antes de que pudiese llegar y pudiera darle el golpe de Gracia a Raiden, alguien ya estaba ahí, se trataba de Elea, y con gran facilidad, acabó con la vida del ente con solo un ataque. sostenía en su mano una esfera transparente con energía en constante movimiento en su interior, se trataba de taienomi, camino al sol.

–¿Así es como pretendes ganar tus batallas, valiéndote de la fuerza de los demás? –Preguntó la extraña chica con tono de desprecio. Todos miraron asombrados al enorme poder de Elea. –Te falta un camino muy largo si quieres cumplir tu misión. –Frente a ella cayó el anillo rosa que llevaba Malfas. –Toma, esto te hará más falta a ti que a mí.

Por su lado, Aiden seguía encerrado en la zona de tinieblas. En esta ilusión estaba a punto de dormir abrazado a Maya bajo un árbol como tanto le gustaba hacer. 

–Eres tan mono, no me canso de acurrucarte. –Dijo Maya contenta. –Se que te gustaría que todo regresara a como era antes, a cuando eramos felices, pero es importante que salgas de aquí. –Al escuchar esto Aiden se levantó nervioso. –Jade te ha encerrado en tu zona de tinieblas, para poder salir debes olvidarte de mi, olvidarte de todos nuestros momentos felices en los que tanto nos amamos, solo así podrás salir de aquí.

Aiden recuperó su conciencia en su cuerpo físico y aprovechó ese instante para usar los ojos del infinito, rápidamente empezó a reunir la energía de la zona de tinieblas en su mano para luego introducirla en su pecho.

Al desvanecerse la zona de tinieblas, su aspecto había cambiado, su pelo ahora era de color azul grisacero y llegaba hasta sus hombros, su gabardina cambió de color morado grisaceo a negro con marcas azules y en sus antebrazos llevaba placas de metal, su piel se volvió más pálida y sus ojos ahora eran de color amarillo apagado con pupila de felino. Aiden miró rápidamente su nuevo aspecto y se rió sádicamente

–Jade.. te juro… que te enviaré al infierno del que provengo…